96 horas después de sufrir una de las peores derrotas de los últimos años, ese 2-5 contra el Barça en la final de la Supercopa de España, el Real Madrid volvió al Santiago Bernabéu para ser juzgado por su afición. Y Chamartín dictó sentencia. Abucheó al inicio a Tchouaméni, Lucas y a Ancelotti y terminó ovacionando a Endrick, olvidado durante las últimas semanas y héroe de una noche que amenazó con tormenta en la Castellana.
Durante el calentamiento, el público silbó con cierta intensidad a sus futbolistas y cuando la megafonía anunció la alineación, cuatro nombres se llevaron silbidos contundentes: Lucas Vázquez, Tchouaméni, Ferland Mendy y Carlo Ancelotti.
En el caso del centrocampista francés, titular ante el Celta, recibió abucheos cada vez que tocó el balón. Una situación que hacía años que no se veía en el coliseo blanco y que no cesó durante todo el primer tiempo, empujada también por los errores del propio futbolista. Tchouaméni perdió un par de balones en el centro del campo que terminaron en posesión para el Celta y en pitada global de la mayor parte del estadio.
El Bernabéu clamó así contra el encuentro del galo el pasado domingo en Arabia Saudí y le culpó, en parte, de la contundente derrota contra el Barça.
En el otro lado de la balanza, Chamartín se rindió a Raúl Asencio, nuevo ídolo de la afición, aplaudido tanto en el anuncio de la alineación como durante el partido, con cánticos individuales hacia él: “Asencio, Asencio, Asencio…”, corearon los espectadores en cada acción del central, contundente en sus duelos ante los jugadores del Celta.
Fue un partido de tensión, una montaña rusa de emociones desde los pitidos del inicio a los de los últimos 15 minutos, pasando por la alegría del 2-0 y el éxtasis de la prórroga. El Celta protestó un posible penalti no pitado de Lunin sobre Swedberg justo antes del 1-0 de Mbappé. El sueco regateó al portero y terminó en el suelo por el contacto. Munuera Montero, a pesar de las peticiones gallegas, no castigó la acción ni fue llamado a observar la pantalla del VAR.
“Soy un entrenador joven, llevo menos de un año en Primera División, tengo que formarme sobre el VAR, sobre cómo funciona, porque en Primera RFEF no había… Y no acabo de entenderlo“, aseguró, con retranca gallega, Claudio Giráldez, técnico del Celta. “El otro día hablé de los árbitros y dije que no volvería a hacerlo. Williot dice que es penalti clarísimo y yo creo a mis jugadores, pero toca acatarlo”, añadió el entrenador.
Al otro lado del campo, Mbappé celebró su gol llevándose la mano al escudo y negando con la mano, reaccionando, a su manera, a los silbidos que se habían escuchado antes hacia el equipo.
El galo volvió a ser el mejor del conjunto blanco, abrió el marcador con una cabalgada extraordinaria e inició el 2-0 con una diagonal para Brahim antes de que éste asistiera a Vinicius. El partido parecía sentenciado, pero el Madrid se durmió.
El Celta terminó empatando y provocando la prórroga y el público, parte del cual se había ido ya a la calle, no perdonó a sus futbolistas. El corrillo madridista fue un poema: aplausos y poca conversación, más tensión que otra cosa. Por suerte, Endrick apareció para salvar la noche.
El 3-2 del brasileño a pase de Arda Güler, dos de los más solicitados por la grada y menos utilizados por Ancelotti, resumió una noche inexplicable. Endrick celebró el tanto sin camiseta y con varios gritos de rabia y decantó el duelo antes del misil de Fede Valverde.
Antes de los goles del Madrid, el Celta protestó una mano de Rüdiger dentro del área, pero Munuera Montero, asistido por el VAR, señaló un ajustado fuera de juego de Bamba.
Endrick puso el broche de oro a su noche con un extraordinario gol de tacón para el 5-2 definitivo. “No sé ni qué decir. Sigo trabajando todos los días, estos dos goles son para Rüdiger, él sabe lo que hace conmigo todos los días. Nunca me da un elogio y eso para mí es bueno. Le gusto. Cuando no juego me dice que siga luchando. Ayer en el entrenamiento me dio un partido muy duro, es una gran persona y estos dos goles son para él”, explicó el delantero en Real Madrid TV.
A unos metros, Carlo Ancelotti valoraba la noche, los silbidos, el sufrimiento y los goles. “No he visto el penalti, no sé”, contestó sobre la polémica. “Los silbidos son un toque de atención de la afición al equipo y al entrenador, me parece un toque de atención aceptable por lo que pasó en el partido contra el Barça”, admitió sobre las críticas de la grada.
El italiano defendió a Tchouaméni, “un jugador de carácter absoluto”, y elogió a Endrick, que “ha mostrado su calidad”, después de reconocer que “hemos regalado dos goles”. “El partido estaba casi terminado y al final no hemos tenido tensión. Son cosas que no tienen que pasar pero por suerte al final todo ha salido bien”, finalizó.