Nuevo problema para el Real Madrid. El conjunto blanco ha anunciado que Vinicius Júnior sufre una lesión en el bíceps femoral de la pierna izquierda. El futbolista brasileño se perderá, como mínimo, cinco partidos y la idea del cuerpo técnico de Carlo Ancelotti es que esté listo para la Copa Intercontinental, que se disputará el próximo 18 de diciembre en Doha.
“El loco calendario… A recuperar“, ha escrito el delantero en sus redes sociales. La realidad es que Vinicius ha sido el tercer jugador más utilizado por Ancelotti durante este primer tramo de la temporada, sólo superado por Rüdiger y Fede Valverde. El ex del Flamengo acumula 1.522 minutos en 18 partidos, en los que ha anotado 12 goles y ha dado ocho asistencias.
El partido más importante que se perderá Vinicius será el de este miércoles en Anfield ante el Liverpool, duelo clave para el Madrid en la liguilla de la Champions League. Los blancos son 18º en la clasificación tras dos victorias y dos derrotas, y se enfrentan a unos ‘reds’ que lideran la tabla con cuatro triunfos en cuatro encuentros.
El brasileño, que no presentaba síntomas de lesión ante el Leganés, disputó los 90 minutos en Butarque tras haber viajado con Brasil en el parón de selecciones. Buscaba el gol el delantero, al que Ancelotti dejó en el campo mientras retiraba a Mbappé, que no había sido llamado con Francia para los duelos internacionales.
No es una lesión nueva para Vinicius, que durante el curso pasado ya sufrió molestias parecidas en dos momentos de la temporada. Se perderá Anfield, los duelos ligueros ante Getafe, Athletic y Rayo y el de Champions en Bérgamo contra el Atalanta.
En su lugar, Ancelotti valora apostar por Arda Güler, Brahim o Rodrygo, si el brasileño se recupera a tiempo.
Varsovia descubrió a un nuevo Jude Bellingham. Descansado, ágil, organizador de juego, llegador... Inició la jugada del 1-0 de Valverde y asistió a Mbappé en el 2-0 para sentenciar la primera Supercopa de Europa de su carrera. El británico jugó su mejor partido en muchos meses, palabras mayores para alguien que anotó 23 goles la pasada campaña. Dio más pases que nadie en los últimos metros del campo (16), fue el que creó más ocasiones (3) y lanzó dos veces a portería, aunque no tuvo suerte para marcar. Dio igual, se llevó un merecido MVP.
Curiosamente, la gran actuación de Bellingham coincidió con la liberación que sintió por fin en el hombro izquierdo. El inglés ha jugado nueve meses con una aparatosa protección en esa zona que le impedía moverse con total normalidad. Contra el Atalanta, por fin se atrevió a jugar sin ella. Y el resultado no pudo ser mejor.
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«He trabajado muchísimo durante las vacaciones y la pretemporada. La protección era una prevención, porque al final de la temporada me sentía un poco mal y eso me ayudaba», explicó en la sala de prensa del Estadio Nacional.
Bellingham jugó con molestias en el hombro desde el 5 de noviembre, cuando sufrió una luxación en el duelo ante el Rayo Vallecano, hasta la final de la Eurocopa contra España, el pasado 14 de julio. Y siempre había llevado la protección, que le aportaba seguridad en los movimientos y en las caídas, pero le quitaba agilidad.
'No' al quirófano
Se rumoreó con la posibilidad de pasar por el quirófano, pero los servicios médicos del club y el propio futbolista lo descartaron en todo momento. El inglés sólo necesitaba descanso. Rechazó parar durante el tramo más importante de la temporada y siguió jugando a pesar de que cansancio del año (y del hombro) le limitaba. Tanto con el Madrid como con Inglaterra se le vio en una versión un tanto inferior a la mostrada en el inicio del curso, pero aún así asistió a Vinicius en la final de Champions y anotó varios goles clave para su selección en la Eurocopa.
En el resumen del final de su primera temporada en el Madrid, Bellingham acabó con 23 goles, 13 asistencias, más de 3.500 minutos y problemas físicos en el hombro y en el tobillo que le lastraron durante parte del curso.
Gimnasio y Pintus
Llegaron entonces las tres semanas de vacaciones entre el torneo y el inicio de la pretemporada con el Madrid, y Bellingham ha mezclado el descanso que necesitaba con largas horas de gimnasio para fortalecer la zona. Adiós a la protección. «Confío en el trabajo que estoy haciendo con Pintus en el gimnasio y ya me quiero centrar en el fútbol lo máximo posible», admitió tras el duelo en Varsovia.
Y el fútbol le tiene preparado un nuevo desafío para esta temporada. La llegada de Mbappé y la confianza de Ancelotti en Rodrygo hacen entrever un 4-3-3 de manera regular en el conjunto blanco. Eso quiere decir que Bellingham abandonará ese pico del rombo que le hizo pichichi madridista el año pasado y será parte del trío del centro del campo junto a Tchouaméni y Valverde. Así fue en Varsovia.
Sin Kroos, el Madrid necesita que el uruguayo y el inglés asuman más responsabilidad en la salida de balón, y Bellingham se echó a los hombros la Supercopa en la segunda parte. Bajó a recibir, fue capaz de controlar de espaldas y de romper líneas con balón, filtró a los tres atacantes y llegó al área. Lo que había hecho la temporada pasada unido a una mayor presencia en la construcción. Todo en uno. Y Ancelotti, que se acercó a él al final del duelo para elogiarle, se mostró feliz por resolver con acierto, al menos en esta ocasión, uno de los grandes interrogantes de la temporada: ¿Cómo jugará el Madrid sin Kroos? «Me he acercado a él porque ha hecho una gran segunda parte», dijo el técnico italiano.
«Haré lo que quiera Ancelotti. Jugaré en cualquier sitio, no hay problema. Cuando hace falta puedo ir más arriba, y cuando se necesite, puedo ayudar en la elaboración. Siempre estaré involucrado y eso es lo importante para mí, el intentar ayudar al equipo. No me importa la posición», reflexionó el británico ante los medios, donde elogió a Mbappé, su socio en el 2-0. «Kylian es increíble. Tenemos un equipo renovado este año y esta noche pareció funcionar, pero lleva tiempo», avisó. De momento, otro título.
Son apenas diez islas, seis las de Barlovento, al norte, y cuatro las de Sotavento, al sur, situadas a 600 kilómetros del continente africano. En ellas viven 524.000 personas, la gran mayoría en su capital, Praia, nombre lógico para un país arrimado al mar. Son también unos 4.033 kilómetros cuadrados de extensión total, la mitad que la Comunidad de Madrid. Y son historia del fútbol. Cabo Verde, antes colonia portuguesa y ahora república independiente, estará en el próximo Mundial tras vencer a Suazilandia en el Estadio Nacional 'O Rei Pelé', confirmando así el liderato de su grupo de clasificación contra Camerún, Libia, Angola y Mauricio.
Un hito sin precedentes, beneficiado por la ampliación del Mundial a 48 selecciones, con el que se convierte en el país de menos superficie en disputar la Copa del Mundo, mejorando el dato de Trinidad y Tobago en 2006 (5.128), y en el segundo con un menor número de habitantes, sólo superado por Islandia, que se plantó en 2018 con 353.070.
El sueño caboverdiano, el tercer debutante del próximo Mundial junto a Uzbekistán y Jordania, es el reflejo de su historia reciente, la historia de la inmigración. El país, que fue colonia portuguesa desde el siglo XV hasta 1975, nutre ahora su selección de fútbol con futbolistas nacidos en Europa, hijos de los hombres y mujeres que salieron de Cabo Verde buscando un futuro mejor y que ahora devuelven ese esfuerzo en forma de gloria deportiva nacional.
De los 25 jugadores que han estado con el equipo en este parón de octubre, 14 nacieron en el viejo continente: seis en Países Bajos, cinco en Portugal, dos en Francia y uno en la República de Irlanda. El último caso es, quizás, el más sorprendente.
"Pensé que era 'spam"
Roberto Lopes nació en Dublín. Hijo de un cocinero caboverdiano y de una trabajadora irlandesa, jugó en las categorías inferiores de la selección de su país natal y apenas hablaba portugués cuando Rui Águas, seleccionador de Cabo Verde en 2018, le escribió por LinkedIn. «Estaba escrito en portugués y pensé que era spam, pero me escribió de nuevo en inglés y ahí comenzó una aventura increíble», detalló el central en algunas entrevistas.
Lopes, con una dilatada carrera en la Primera irlandesa, decidió abandonar el sueño natal y abrazar sus raíces caboverdianas, las mismas que tenían antiguas estrellas como Vieira. Fue uno de los muchos intentos de la Federación del país por reclutar a hijos de inmigrantes, una constante que se repite en cada vez más selecciones, como el caso de Marruecos o Albania, donde sólo siete de los 26 convocados a la última Eurocopa habían nacido en el país.
La sorpresa de Cabo Verde es mayúscula si se observa su lugar en el fútbol africano y mundial. Fue una de las peores selecciones de la fase de clasificación para la Copa de África 2025, sumando sólo cuatro puntos en el grupo que compartía con Egipto, Botsuana y Mauritania, y su mayor éxito hasta ahora había sido los cuartos de final de la Copa Africana de Naciones de 2023. Pero durante el camino al Mundial 2026 algo cambió.
La selección de Cabo Verde.EFE
La clasificación a la Copa del mundo se ha ido disputando en los mismos meses que la Copa África, pero en el tramo mundialista el equipo ha rendido mucho mejor. Perdió 4-1 contra Camerún en Yaundé en junio de 2024, pero desde entonces y hasta este parón, lo ganó todo: seis victorias en seis partidos, incluida una sobre los cameruneses, que les empujaron al liderato. Pudieron cerrar su pase hace unos días, cuando empataron contra Libia en Trípoli, pero este lunes cerraron su histórico pase.
En el banquillo, un exfutbolista con un pequeño pasado en el fútbol español. Pedro Leitão Brito, 'Bubista', disputó dos partidos con el Badajoz en 1995 y es el responsable del éxito del cuadro insular, del que es seleccionador desde 2020. Un hombre que nunca ha entrenado fuera de Cabo Verde y que ahora ha liderado a los 'Tiburones azules' hacia el gran sueño nacional: cruzar el charco y estar en el Mundial.