El 22 de marzo de 2022, el Barça de Xavi Hernández sembró la desolación en el Bernabéu con un 0-4, pero menos de tres meses después, el Real Madrid cerró el curso en el Stade de France con un doblete: Liga y Champions. A ese recuerdo se agarró ayer Carlo Ancelotti para alzar la moral de su vestuario tras una debacle que podría marcar su destino. “Creo que este año no va a ser muy distinto del anterior. La temporada es muy larga y no hay que bajar los brazos. Tenemos que aprender de esta derrota, como ya hicimos tras la última y creo que ahora volverá a pasar lo mismo”, valoró el técnico.
“Tenemos que levantarnos rápido. Hay que mejorar nuestros errores del tramo final y seguir compitiendo y luchando”, analizó sobre uno de esos resultados que deja secuelas en lo anímico. “El 0-4 no refleja lo que ha sucedido en el campo. Pudimos adelantarnos, pero cuando ellos lo hicieron, aumentó su confianza. Hasta el 0-1 todo estuvo muy igualado y nosotros tuvimos más oportunidades. En la primera parte, con nuestro 4-4-2, lo hemos hecho muy bien”, subrayó el italiano. Por si no bastase, Ancelotti aún tuvo que hacer frente al controvertido festejo del Barça tras el 0-4 de Raphinha: “Su asistente no ha sido un señor al celebrar ese gol delante de nuestro banquillo. Se lo he dicho a Flick, que estaba de acuerdo”.
El señalado era Marcus Sorg, que colabora con Flick desde agosto de 2021, cuando ambos se pusieron al frente de la selección alemana. Conocido como el descubridor de Joshua Kimmich, Sorg se ha convertido ahora en el principal enlace entre el primer equipo del Barça y La Masia. A las figuras de Marc Casadó, Pablo Torre y Héctor Fort, habituales en este arranque de curso, en su nómina de debutantes también se incluyen Pau Víctor, Gerard Martín, Andrés Cuenca, Sergi Domínguez y Marc Bernal. Se da la circunstancia de que el pasado miércoles, Sorg también protagonizó una agria discusión con Sven Ulreich, portero suplente del Bayern, durante el descanso del partido de Champions en Montjuïc.
Asimismo, el gol de Raphinha también provocó un tenso episodio en el tiempo añadido entre Gavi y Vinicius. El onubense, que había saltado al verde tres minutos antes en sustitución de Pedri, cometió una dura falta sobre el ‘7’ blanco, castigada con tarjeta amarilla por Sánchez Martínez. Cuando el brasileño acudió a pedirle explicaciones, Gavi tampoco dudó en recordarle el resultado que lucía en el marcador 360º del Bernabéu: “¡4-0, 4-0!”
Tras el citado enfrentamiento frente al túnel de vestuarios, Ancelotti tuvo que aceptar de buena gana su papel como principal portavoz del club. Compareció con unos minutos de retraso en la rueda de prensa, poco después de que Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales, ofreciese las primeras reacciones en Real Madrid TV. No quedó costancia, sin embargo, del sentir del vestuario, dado que ningún futbolista ofreció declaraciones.
El capitán, Lucas Vázquez, no quiso tomar el relevo de Nacho Fernández, que durante las dos últimas temporadas había asumido la responsabilidad en los malos momentos. Tampoco hubo rastro de Vinicius y Kylian Mbappé, las dos grandes figuras del vigente campeón de Liga y Champions. Una de las contadísimas muestras de temperatura llevó la firma de Antonio Rüdiger, pidiendo perdón al Bernabéu justo después del pitido final.
“No hay nada que tirar a la basura”
Este silencio, que podría interpretarse como falta de líderes claros en un momento de crisis, hubo de compensarlo Ancelotti, convencido de que hasta el 0-2 su equipo había jugado “con mucha energía y presionando alto”. “No hay nada que tirar a la basura, porque durante la primera hora hemos competido muy bien. Es un momento duro, pero se trata de una derrota distinta a la de Lille, donde no competimos y jugamos muy mal”, recalcó.
La desesperación de Vinicius, tras una oportunidad perdida.AFP
Preguntado sobre la defensa adelantada del Barça, que dejó 12 veces a sus delanteros en fuera de juego, y sobre la gris actuación de Mbappé, Carletto quiso quedarse con el lado positivo. “Hemos tenido cuatro mano a mano con el portero. Desgraciadamente, no hemos marcado. Mbappé ha tenido tres o cuatro oportunidades y le ha faltado algo de acierto”, admitió.
De momento, el Madrid acumula dos derrotas en Liga, las mismas que durante toda la pasada campaña. Antes de visitar el sábado Mestalla, el equipo disfrutará de dos días de descanso, porque el 5 de noviembre aguarda otro compromiso de enjundia en Champions ante el Milan. El calendario de noviembre se completará con un duelo ante Osasuna en el Bernabéu y las visitas a dos destinos tan distintos como Butarque y Anfield.
MIGUEL A. HERGUEDAS
@herguedas
Madrid
Actualizado Martes,
12
septiembre
2023
-
22:55Ver 4 comentarios"Mucha gente se ha dedicado a tergiversar y la verdad...
El 9 de mayo de 1969, sólo cinco días después de sufrir un espeluznante accidente en Montjuic durante el GP de España, Jochen Rindt escribió a Colin Chapman una carta desde Ginebra: "Sus coches son tan rápidos que también seríamos competitivos con algunos kilos de más que fortalecieran las partes débiles. (...) Por favor, reflexione sobre mis sugerencias. Sólo puedo conducir un monoplaza en el que tenga cierta confianza y creo que el punto de desconfianza está bastante cerca". Aunque no existe evidencia documental sobre respuesta alguna, lo cierto es que, durante el GP de España de 1970, disputado entonces en el Jarama, Rindt se puso por vez primera al volante de la nueva creación de Chapman. Se trataba del Lotus 72, uno de los Fórmula 1 más bellos jamás construidos. El coche con el que Rindt ganaría cinco carreras antes de convertirse en el único campeón del mundo a título póstumo.
Cinco años después de la muerte de Rindt, acaecida durante los entrenamientos del GP de Italia de 1970, Chapman garabateó en su cuaderno unas notas tan concisas como aterradoras: "Un coche de carreras sólo tiene un objetivo: ganar carreras de motor. Si no lo logra, no es más que una pérdida de tiempo y dinero. No importa lo seguro que sea. Si no gana consistentemente, no es nada". La obsesión de Chapman por el éxito fue ampliamente satisfecha gracias a su Lotus 72, que durante seis años de asombrosa longevidad en la F1 conquistó 20 victorias y cinco títulos mundiales: tres de constructores (1970, 1972 y 1973) y dos de pilotos, con Rindt (1970) y Emerson Fittipaldi (1972). Sin embargo, sólo tres de los 16 hombres que lo manejaron (Rindt, Fittipaldi y Ronnie Peterson) pudieron ganar con él. Ni Graham Hill ni Jackie Ickx, por citar dos ilustres, lograron domarlo.
La criatura de Lotus fue diseñada por Maurice Philippe, con dibujos previos de Tony Rudd. A simple vista, el gran hallazgo de Philippe fue trazar un perfil que nos permite, de forma instantánea, reconocer a un F1. El Lotus 72 era la cuña aerodinámica con la que aún hoy identificamos a los monoplazas del Mundial. Pero es que, además, montaba por primera vez radiadores en sus laterales (los célebres sidepods), e incorporaba otra toma de aire sellada a la admisión del motor para aumentar la presión (y con ella, la potencia). Entre 1970 y 1975 se convirtió en el más longevo de la F1, con cinco años, cinco meses y 21 días de tumultuoso servicio.
"Simplifica y después aligera"
Durante el proceso, Philippe tuvo que lidiar a diario con el gran empeño de Chapman. Una obsesión moldeada en una frase que debería acuñarse en bronce: "Simplifica y después aligera". Antes que nadie, Sir Colin tuvo claro el concepto: si aumentas la potencia del motor, un F1 irá más rápido en las rectas; si reduces el peso, irá mejor en todas partes. Por tanto, Philippe hubo de ponerse creativo para redistribuir los pesos. Instaló los frenos en el interior del monoplaza y no en las ruedas, con lo que mejoró el centro de gravedad; eliminó las viejas suspensiones de muelles helicoidales por otras de barra de torsión que mejoraban la maniobrabilidad; introdujo por primera vez un alerón trasero con varios elementos y dio, en definitiva, un impulso sin el que hoy no se entendería el lápiz de Adrian Newey. El prototipo 72, propulsado por un motor Ford Cosworth, combinaba una baja resistencia aerodinámica (drag) con una elevada carga (downforce). Sus neumáticos Firestone, por tanto, rendían mejor que los de la competencia.
El genio visionario del fundador de Lotus descansaba en su rigurosa formación como ingeniero aeronáutico. Su pasión por los aviones, que le hizo alistarse en la Real Fuerza Aérea (RAF), marcó su vínculo con la F1 en un momento donde florecían los garajistas británicos. Los equipos privados de Jack Brahbam, Bruce McLaren o Rob Walker que osaron desafiar a Enzo Ferrari. Desde 1958, año de su aterrizaje en el Gran Circo, Chapman desafió a las convenciones con el chasis monocasco o la fibra de carbono y revirtió conceptos que se consideraban sagrados, como el de la posición delantera del motor, que retrasaría al centro del vehículo.
Sólo un adelantado a su época como él supo transformar la F1 en el gran negocio que hoy conocemos, atrayendo a los patrocinadores para que colocasen sus pegatinas a cambio de grandes sumas. Hasta entonces, los monoplazas reservaban su espacio para artículos vinculados con la propia industria del motor. Pero él amplió el foco. Renunciando a los tonos verde con los que había conducido tantas veces a la gloria a Jim Clark, por el rojo y dorado de la marca de cigarrillos Gold Leaf. Y cerrando, en 1972, su acuerdo con otra tabaquera, John Player Special, que dio pie a una las combinaciones más memorables en la historia del automovilismo. La elegancia del negro y dorado para JPS, obra de Barry Foley y Johnny Tipler, sigue fascinando hoy como icono publicitario.
Rindt, pocas horas antes de su muerte en Monza.GETTY
Chapman también había hecho sus pinitos como piloto, fogueándose incluso con Mike Hawthorn en Vanwall. Quiso disputar el GP de Francia de 1956, aunque un accidente durante la clasificación echó todo por tierra. Ya nunca llegaría a debutar en la F1, pero aquella experiencia sería muy provechosa para el futuro. A partir de entonces, siempre sabría qué teclas pulsar para convencer a quienes se iban a jugar la vida con sus coches. Y eso resultó crucial en el Lotus 72, un proyecto nacido con fórceps.
Cómo sería de crítico el asunto que el valeroso Rindt se mostraba reacio a probarlo hasta no verlo totalmente desarrollado. Su debut en el GP de España de 1970 se vio marcado por el fiasco clasificatorio de John Miles y la retirada del austriaco, víctima de una avería en el encendido. Los problemas se agudizaron tres semanas más tarde en Mónaco, cuando Rindt optó por el modelo 49C para sellar un fantástico triunfo ante Brabham, que en la última vuelta se estrelló contra las barreras de la horquilla Antony Noghes. Un mes después, durante el GP de Bélgica, tampoco hubo modo de meter al 72 en cintura. El barcelonés Alex Soler-Roig ni siquiera obtuvo billete para la carrera y Miles abandonó por una avería en el cambio. "Este maldito coche me matará algún día", confesó Rindt aquel fin de semana a Bernie Ecclestone.
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El horizonte empezaría a despejarse durante el GP de Holanda, con un 72 muy modificado y desprovisto de sus insidiosas suspensiones. En Zandvoort, Rindt marcó la pole con 43 centésimas de ventaja sobre Ickx y barrió a la competencia con un ritmo infernal durante 80 giros. Su medio minuto de ventaja en la meta sobre Jackie Stewart suponía el primer indicio del potencial de aquel coche. Rindt no pudo festejarlo por culpa del trágico accidente de su amigo Piers Courage, pero a partir de entonces tampoco encontraría oposición en Clermont-Ferrand, Silverstone y Hockenheim. Tras su épica batalla con Ickx en Alemania, Rindt incluso pudo bromear: "No tengo ningún mérito. El coche es tan bueno que incluso un mono amaestrado ganaría con él".
A su llegada al GP de Italia, lideraba holgadamente el Mundial: con sólo cuatro carreras por delante, contaba con 20 puntos de ventaja sobre Brabham y 25 sobre David Hulme. Apenas restaban 36 en juego. Aquel 5 de septiembre, Chapman montó en Monza una configuración aerodinámica extraordinariamente agresiva para su próximo campeón, quien, fiel a su costumbre, no llevaba atado el arnés de la entrepierna. Pero lo que realmente falló mientras trazaba la Parabólica fue el eje del freno delantero derecho. Miles, quizá el más insignificante piloto de Lotus y el más osado ante los micrófonos, jamás tuvo miedo de hablar sobre ello. "Cada vez que me subía al Lotus 72, algo se rompía. (...) Era una temeridad táctica. Si no hubiéramos hecho experimentos estúpidos como quitar las alas (...) y si los mecánicos no hubieran pasado la noche en vela, quizá Jochen seguiría vivo", escribió el británico para la cadena ITV.
"Empecé en el equipo un lunes por la mañana. Cuando llegué por primera vez a mi apartamento ya era miércoles por la tarde"
Herbie Blash
Porque Chapman siempre alardeó de la inquebrantable adhesión de su garaje, liderado entre 1970 y 1975 por Gordon Huckle, Keith Leighton y Eddie Dennis. Sin embargo, aquellos currantes no sólo se dedicaban a la F1, sino que doblaban turnos en otras cuatro categorías: F2, F3, Indycar y Sport. Herbie Blash, leyenda del paddock durante décadas, apenas aguantó tres años a las órdenes de Chunky, el apodo con el que trataban al jefe. Su pecado fue liderar un plante por la insufrible carga de trabajo. "Empecé en el equipo un lunes por la mañana. Cuando llegué por primera vez a mi apartamento ya era miércoles por la tarde", relató el mecánico en 2010.
"Quiero vivir lo máximo posible"
La otra gran afrenta para Chapman fue el informe de 37 páginas donde se investigaba su responsabilidad civil en la muerte de Rindt. Finalmente quedó exonerado por las autoridades italianas. Sólo así pudo seguir desarrollando su fabulosa creatividad. Pese a las reiteradas protestas de los rivales, que intentaban frenar en los despachos lo que no conseguían sobre el asfalto, Lotus pudo iniciar el Mundial de 1977 con el prototipo 78. El pionero del efecto suelo. Un concepto revolucionario, basado en la dinámica de fluidos y en el proceso inverso al que siguen los aviones. Mediante una diferencia en presiones se provoca un vacío que aplasta al monoplaza contra el asfalto y le permite un paso más rápido por curva.
Peterson, con el Lotus 72, en Nurburgring, en 1975.
En 1978, Mario Andretti se alzó con el título de campeón al volante del 78, en dura competencia con su compañero Ronnie Peterson. El estadounidense ha referido en numerosas ocasiones su primer encuentro con Chapman. "Colin me dijo: 'Mario, siempre quiero fabricar el coche más ligero posible'. Y yo contesté: 'Pues yo quiero vivir el máximo tiempo posible. Supongo que deberíamos hablar de ello". El sueco, por su parte, había arrancado aquel año triunfal con otra cita para el recuerdo: "No tengo la intención de ser otro héroe muerto para Lotus". Pero llegado el GP de Italia, cuando contaba con sólo 12 puntos menos que Andretti (con 27 en disputa), un fatal accidente, nada más apagarse el semáforo, segaría su vida para siempre.
La tragedia fue consustancial a la leyenda de Chapman, un atildado gentleman londinense indispensable para entender la actual F1. Puede que nunca fuese un héroe. Ni un egoísta temerario. O quizá fuese todo eso a la vez. Porque jmás pudo superar la muerte de su gran amigo Clark -fallecido en 1968 en Hockenheim en extrañas circunstancias-, y porque también guardó luto por Mike Spence, Alan Stacey y Ricardo Rodríguez. Él mismo iba a apurar sus días a la velocidad de un disparo. Cuando falleció a los 54 años, víctima de un ataque cardiaco, ya era una leyenda. Y su identificación con Lotus, tan íntima, que el equipo jamás se recuperó de su pérdida: únicamente nueve victorias en 296 carreras, seis de ellas para Ayrton Senna.
El pasado noviembre, durante su última entrevista en la CNBC, John Carl Malone reiteró lo que lleva pensando mucho tiempo. «Lo repito una vez más. El deporte es lo que hay que ver. Algunas grandes empresas tecnológicas van a intentar crear sus propios derechos deportivos (...). En un mundo normal, estas big tech ya habrían comprado a los medios tradicionales, se los habrían tragado y habrían completado una transición suave. Pero debido a las preocupaciones antimonopolio...». «Eso no va a suceder», redondeó el entrevistador, David Faber. Esas leyes antimonopolio, precisamente, son las que ahora debe enfrentar el dueño de Liberty Media, la empresa propietaria de la Fórmula 1, que ayer anunció oficialmente la compra de MotoGP. Una operación que consolida a Liberty como la referencia en el deporte del motor y como el mayor conglomerado del deporte a nivel global.
El holding estadounidense pagará 4.200 millones de euros para hacerse con Dorna Sports, la empresa española que ha organizado el Mundial de motociclismo desde 1992. «MotoGP es una competición global con una base de seguidores leales y entusiastas, carreras cautivadoras y un perfil financiero que genera gran flujo de caja. (...) El negocio tiene importantes ventajas y pretendemos hacerlo crecer a todos los niveles, tanto para aficionados, equipos, patrocinadores y accionistas», aseguró Greg Maffei, CEO de Liberty, a través de un comunicado. Por el camino, Dorna Sports habría rechazado otras ofertas, como la del grupo TKO, liderado por Ari Emanuel, célebre agente de Hollywood, y Qatar Sports Investments, empresa matriz del Paris Saint-Germain. A partir de ahora, Liberty controlará también los campeonatos de Superbikes, Moto E y el Mundial femenino.
Sin embargo, la satisfacción por el acuerdo aún queda pendiente de una premisa. La que, precisamente, inquietaba a Malone en la citada charla con la CNBC. «Se espera que la adquisición se complete a finales de 2024 y queda sujeta a las autorizaciones y aprobaciones por parte de las autoridades legales de competencia», rezaba el citado escrito. Y es que existe un precedente que debería inquietar a los implicados. En 2006, la Comisión Europea obligó a CVC Capital Partners a deshacerse de Dorna Sports cuando el fondo luxemburgués pretendía comprar los derechos comerciales de la Fórmula 1 al controvertido Bernie Ecclestone.
2,2 millones de acres
De modo que los designios de Bruselas suponen la última cortapisa para Malone, un magnate de 83 años conocido como el Cowboy del Cable. El segundo terrateniente de Estados Unidos, con ranchos en Colorado, Nuevo México o Wyoming. Nada menos que 2,2 millones de acres. Algo así como la superficie de la provincia de Almería y 22 veces más, por ejemplo, que Juan Abelló, el mayor propietario español. Su patrimonio neto, tras un exponencial incremento desde 2020, ronda hoy los 9.000 millones de euros.
El golpe de efecto de Liberty Media cristalizó en 2017 al adquirir la Fórmula 1 a cambio de 4.200 millones de euros. Desde entonces, su valor se ha disparado hasta los 18.600 millones, según el ránking de Forbes. Además del Gran Circo, su otro activo estrella son los Atlanta Braves, campeones de las Ligas Mayores de Béisbol en 2021. Por no mencionar los tradicionales intereses en la TV por cable, la aventura en las telecomunicaciones británicas a través de Virgin Media o Tripadvisor, uno de los gigantes en la industria del turismo.
La hegemonía en el deporte mundial de Liberty se entiende mejor a la luz de sus competidores. Según el listado de Forbes, el holding de Malone aún aventaja con cierto margen a Kroenke Sports & Entertainment, dueña de los Denver Nuggets, vigentes campeones de la NBA, el Arsenal de la Premier League o Los Angeles Rams, campeones de la Superbowl en 2021. Y ha aumentado su predominio frente a Fenway Sports Group, propietaria del Liverpool o los Boston Red Sox, una de las franquicias de mayor solera en la MLB.
El canon y los patrocinios
Durante estos seis años, los éxitos de Liberty en la Fórmula 1 se han fundamentado sobre tres pilares. El más importante reside en las elevadas cuotas percibidas por los países interesados en un Gran Premio. Una cantidad que ronda los 50 millones de euros en los casos de Arabia Saudí, Azerbaiyán, Bahrein o Abu Dhabi. Asimismo, el apogeo del negocio ha provocado el alza en los contratos televisivos: Sky Sports abonó más de 1.200 millones de euros por su última exclusiva de cinco años para Reino Unido y ESPN paga ya 80 millones anuales por sus derechos en EEUU. Por último, los patrocinios han recuperado el vigor de antaño. Además de la petrolera saudí Aramco, con un contrato anual de 50 millones, otras firmas como Rolex, Crypto.com, DHL o Heineken ya desembolsaron 600 millones en 2022.
Ahora queda por ver si Malone mantiene con MotoGP el enfoque con el que algunos le equipararon con Warren Buffett. Una visión de negocio que él mismo equiparó a la del Imperio Romano, fundamentada en la eliminación de cualquier rastro de liderazgo anterior. La jubilación más notoria, en este caso, debería afectar a Carmelo Ezpeleta, a los mandos de Dorna desde 1994 y confirmado ayer en su cargo de director general. Liberty ha sabido convertir un deporte de nicho en un espectáculo global, capaz de engatusar a millones de jóvenes a través de Drive to Survive, la serie de Netflix. Ahora queda por ver si puede aplicar este modelo, cada día más popular en su país, a un Mundial que en 2024 contará con 21 paradas, incluida, por vez primera, la India.