No será un Giro de Italia de principio a fin para Tadej Pogacar, esa hazaña única que se dibujaba en el imaginario de los alardes del genio esloveno. No lo será quizá por poco, porque le salió un menudo ecuatoriano a darle réplica en la primera etapa, una Némesis inesperada, una lapa en el Muro de San Vito (1,4 km al 9,8%) y un cañón en la meta de Turín. Jonhy Narváez es la primera maglia rosa a la espera del domingo, del Santuario de Oropa donde sufrió Indurarin y donde Pantani dejó una remontada histórica para el recuerdo.
Amanece sin tregua el Giro, sin resquicio todavía para los sprinters, un primer día con guiño a Superga en el aniversario del fatal accidente del Torino, con el Coll de la Maddalena a menos de 30 kilómetros y una trampa justo antes de la meta de Turín. Se contuvo Tadej, a pesar de exprimir a sus compañeros del UAE, sólo ya el infinito Majka al final, cuando Calmejane, de los restos de la escapada del día, coronó con apenas cinco segundos de un pelotón ya poco abundante en la Maddalena.
Esperó el doble ganador del Tour a San Vito, corto y mortal, aunque por delante un grupo de valientes había intentando sorprender en el parón de la bajada, con una táctica no demasiado comprensible del UAE. Fueron fuegos artificiales, pero todavía con sordina. Porque el ataque de Pogacar hizo pupa, pero no le dejó solo ni le brindó el triunfo. Pudo seguirle Narváez, sufridor, y también Schachmann enlazó después. Los tres se plantaron en Turín y allí el del Ineos fue el más rápido, el segundo ecuatoriano tras Richard Carapaz en vestir de rosa. “Me sentí muy bien. Era una buena etapa para mí. Seguir al mejor corredor del mundo subiendo ha sido muy duro”, pronunció el protagonista, fundido en un emocionante abrazo con Geraint Thomas en la meta.
El francés Baudin entró a seis segundos, cuatro por delante de un pequeño pelotón en el que llegó el resto de favoritos, Thomas, Ganna, Daniel Felipe Martínez, Uijtdebroeks, O’Connor o Einer Rubio entre ellos. Juanpe López, primer español, se dejó un poco más, 20 segundos con el ganador.
Eso que se suele decir de que el tiempo se detiene, es algo literal en el Masters de Augusta. Ya son 88 ediciones y todos los rectores del campo de golf más exclusivo siguen teniendo una máxima: En su torneo no entra un teléfono móvil.
Ya sea Tiger Woods, el presidente de la cadena CBS o un jardinero, ningún móvil es bienvenido en Augusta National en pleno siglo XXI. Época en la que no existe un solo espectáculo deportivo de masas en el mundo que siga este modelo de austeridad tecnológica.
Para muchos esto es un sinsentido y más, si se tiene en cuenta que la empresa de telefonía AT&T, líder en Estados Unidos, es uno de los patrocinadores del torneo. Las cabinas de teléfono, esas que están en extinción en todo el mundo civilizado, se prodigan en Augusta entre azaleas y magnolios. Alrededor de una treintena se pueden encontrar repartidas en diferentes puntos estratégicos del campo de golf.
WYDHAM CLARK Y JON RAHM
En el Masters se puede pasar la tarde enganchado a una conferencia con Tegucigalpa desde el mismísimo Amen Corner y todo, con cortesía de los socios de chaqueta verde.
El ganador del US Open, Wydham Clark respeta las reglas del Masters pero no entiende muy bien la medida en los tiempos actuales: "A mí me parece muy positivo el uso del teléfono, sobre todo cuando la gente los utiliza como cámaras. De esta forma pueden captar la esencia del torneo y llevarse el recuerdo para siempre. No es lo mismo tener una imagen recogida por tu propia mano que verlo por televisión. Hoy en día estos apartados son más que un teléfono, son un recurso muy bueno para que la gente disfrute de nuestro deporte".
Para otros, como Jon Rahm, es justo lo contrario: "Creo que debería haber más torneos que deberían hacer lo mismo", ha afirmado el vigente campeón sobre esta restricción. "Creo que si el ambiente aquí es tan especial es precisamente por eso. No tienes distracciones, es puro amor al deporte. Ojalá hubiera más torneos así".
Rahm también reconoce que, en los últimos años, se ha flexibilizado un poco la norma con los jugadores y que Augusta hace 'la vista gorda' en días de prácticas y sobre todo en los pares tres: "Saben que los jugadores llevamos el teléfono, pero ni lo sacamos. Quizás con alguna foto o un vídeo corto, pero apenas nada y solo hoy", ha señalado el de Barrika tras el concurso de pares tres.
Un asistente se fotografía con Jon RahmHugo Costa
LA CLAVE ES SER DISCRETO
Todos coinciden que la política del campo con los participantes es mucho más laxa. No hay nada oficial, pero se consienten determinados usos siempre fuera de la rondas oficiales del torneo. La clave para el norteamericano, Billy Horchel es "ser discreto y no hace alarde de su uso".
Estas restricciones pueden ocasionar algún contratiempo para algunos jugadores que han adaptado la nueva tecnología como parte de su trabajo diario. Un ejemplo es grabarse el swing en el campo de prácticas: "Con el tiempo aprendí que no puedo esconder el teléfono en algunos sitios. Estoy acostumbrado a golpear algunas bolas y luego mirarlo", ha apuntado Colin Morikawa.
Para el ganador del Open Championship, Brian Harman el teléfono no tiene tanta importancia en la semana: "No te sirve de nada tener uno porque cualquiera con quien necesite hablar, como mi entrenador, mi manager o mi esposa, ya está en el campo y no tienen sus móviles".
"Tratamos de ser fieles a nuestra misión, a quienes somos y a lo que Bobby Jones y Clifford Roberts tenían mente cuando crearon el club", ha comentado Fred Riley, CEO del Augusta National, quien también ha recordado que, en sus planes, no está la idea de cambiar sus políticas con la telefonía.
CUALQUIERA SE EXPONE A NO VOLVER
Al Master le da absolutamente igual las redes sociales y el espectador, periodista o jugador que desafíe sus normas, se expone a no volver nunca.
Para el público o los patronos, así se denominan, tener un teléfono es materialmente imposible ya que los férreos controles de acceso se aseguran que no haya elemento tecnológico alguno. Muchos que lo saben, lo dejan en casa, otros pícaros y despistados, lo intentan, pero sus terminales quedan requisados en consigna.
Los periodistas, que pueden acceder al club con ellos, sólo pueden usarlos en el espectacular centro de prensa, que ya quisiera para sí unos Juegos Olímpicos o un Mundial de Fútbol. Al principio, no disponer de un teléfono a mano y tener que coordinar cierres, envío de material o mil gestiones varias que requiere la vida de un enviado especial, parece un disparate, pero se terminan adaptando.
Eso sí, la acreditación que permanentemente tienen que llevar, y que incluye un microchip, permite a Augusta controlar donde están en cada momento de la semana. A pesar de ello, pueden escribir reportajes desde el ordenador portátil, aunque Augusta bien podría obligarles a teclear una Olivetti, tal y como a Bobby Jones le hubiera gustado.
Premier League
1-1 en el Vitality Stadium
EL MUNDO
Madrid
Actualizado Sábado,
16
diciembre
2023
-
18:45"Se encuentra consciente y ha sido trasladado al...
La pregunta se repite en el vestuario y en cada zona mixta. Se la hacen sus compañeros, sus entrenadores y los periodistas que viajan con él a cada destino. "Toni, ¿qué vas a hacer?" El futuro de Kroos tiene en vilo a la directiva del Real Madrid, a cada trabajador del club, a la prensa y al aficionado. Ahora, quizás, más que nunca, mientras se observa "el mejor momento" del centrocampista alemán desde que es jugador del conjunto blanco. Palabras mayores que llegan desde la ciudad deportiva madridista, donde viven el día a día con él y donde a pesar de las cuatro Champions ganadas y los 10 años de carrera en Chamartín, nunca le han visto así.
Con "así" se refieren a la mezcla entre su nivel futbolístico y su liderazgo dentro y fuera del terreno de juego. Durante años, Kroos, capital en la década prodigiosa del Madrid, se mantuvo en un escalón mediático inferior a los Cristiano, Benzema o Modric. Los tres con al menos un Balón de Oro en sus manos. Los tres representantes de una época inigualable. Y mientras ellos ganaban, Kroos miraba. Acumulaba excelentes actuaciones, presencias en los equipos ideales de la Champions, la UEFA y la FIFA, pero siempre detrás de sus compañeros. Sólo hay que ver las nominaciones al Balón de Oro. Estuvo en la lista en 2014, 2015, 2016 y 2017, pero desde entonces no han considerado incluirle. Ni siquiera en 2018, con la Champions del Madrid, con el Balón de Oro a Modric, la segunda posición de Cristiano y con Varane, Courtois, Bale, Benzema, Ramos, Marcelo e Isco entre los 30 mejores del mundo. Todos menos él.
En 2018, tras la salida de Cristiano, se deslizó su nombre entre las posibles salidas para reconstruir el Madrid y se le unió para casi siempre a la edad de Modric, cuatro años mayor que él. Kroos tenía 28 en 2018, entraba en la mejor etapa de un futbolista. Y lo ha demostrado. Renunció a la selección por el Madrid y por su carrera y terminó negando su propia premonición: decía que se iba a retirar a los 32 y aquí sigue, hoy, con 34.
Los datos, a su favor
Esta temporada tiene el mejor porcentaje de pase de todos los centrocampistas de LaLiga y la Champions (95,3%, el mejor de su carrera), ha regresado a Alemania para liderarla en la Eurocopa de su casa y debe decidir qué hacer la próxima temporada. El Madrid quiere que siga, y más que eso, necesita que siga. "No hay nadie como él", admiten los que trabajan con él cada día en Valdebebas.
Los datos acompañan la teoría. Además del porcentaje de pase, Kroos es el mediocentro con mejor rating (nota media contando diferentes estadísticas) de LaLiga para la plataforma 'WhoScored', por delante de Ilkay Gündogan y Fede Valverde. Es el mediocentro que más balones largos exitosos realiza por partido (8,4) y el tercero que más pases clave da por encuentro (2,1).
En el Allianz Arena, se inventó el gol de Vinicius. Literalmente. Con su brazo derecho le señaló al brasileño el destino de su desmarque y con el pie encontró el hueco para que el delantero anotara el 0-1. Tocó el balón más veces que nadie, 98, dio más pases que nadie, 79 (tres errores), ganó más duelos que nadie, siete, realizó más intercepciones que nadie, cuatro, y creó más ocasiones que nadie, tres.
Falta de herederos
Una exhibición que confirma, aunque no hacía falta, las reflexiones del club sobre él. La dirección técnica, que en los últimos años ha acumulado juventud y potencial en el centro del campo con Tchouaméni, Camavinga, Valverde y Bellingham, todavía no ha encontrado un perfil joven similar a Kroos o a Modric. "Hay una falta alarmante de ese perfil en el fútbol mundial", cuentan desde dentro. Y un breve repaso lo confirma. Las estadísticas ponen a Kroos y Gündogan como los mejores mediocentros del curso junto a Rodri. Hay algunos que apuntan alto, como Vitinha (PSG), y otros, como Barella (Inter), que llevan un par de años siendo los mejores de los 'humanos', pero nadie invita a pensar en lo sobrenatural de Kroos.
Por eso el Madrid necesita y espera el "sí" de su renovación, al menos por una temporada más, mientras sigue viendo evolucionar a sus jóvenes y rastrea el mercado en busca de joyas ocultas. El miedo al "no" existe, pero la confianza en el "sí" gana porque ven al propio Kroos consciente de lo extraordinario de su nivel y de su importancia en el equipo.