El Madrid no debió nunca empatar en Múnich. Porque es mucho más brillante que el Bayern, pero siempre arrastra el hándicap de la falta de valentía de Ancelotti. Hasta el punto que, de no aparecer Vinicius hubiera perdido por dos goles. Que hubiera sido ignominioso.
No puede aparecer el Madrid ante un decisivo partido acobardado. El inició pudo ser una tragedia madridista. El flojo Bayern pudo meter al Madrid dos o tres goles en un suspiro.
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Según la RAE, la palabra «grito» tiene tres definiciones principales: «Voz muy esforzada y levantada», «expresión que se profiere levantando mucho la voz» y «manifestación vehemente de un sentimiento». En esta última encontramos la temporada de Thibaut Courtois, dos gritos diferentes para el principio y el final de un curso que nunca olvidará. Dos manifestaciones gigantes de sus sentimientos. El primero en Valdebebas, cuando su rodilla hizo crac; el último en Wembley, coronado de nuevo como muro de Europa y campeón de la Champions League.
10 de agosto de 2023. Durante un partido de entrenamiento, Nico Paz dispara a puerta, a la altura de la cabeza de Courtois, y el belga, con reflejos, despeja el balón pero no lo atrapa. La pelota queda suelta y tanto el portero como Rodrygo van a por ella. Llega antes el brasileño, así que el gigante de Bree se para en seco, clavando su pierna izquierda en el césped. Crac. Rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda.
Para saber más
«Nunca había escuchado un grito así en un entrenamiento», dijo Alaba semanas más tarde. El grito silenció Valdebebas. Un grito de desesperación, de desgarro emocional. El primero en acudir a ayudar a Courtois fue Rüdiger, que levantó los brazos sin saber muy bien qué hacer y sólo pudo poner las manos sobre la espalda del belga mientras éste no paraba de llorar desconsolado. Fue su Día Cero.
La colchoneta de esa sala de Valdebebas...
Anoche, 1 de junio de 2024, en Wembley, fue su Día 296. Nueve meses y 20 días después de aquel grito de dolor y tristeza, Courtois elevó la Copa de Europa al cielo de Londres y le devolvió a su destino un grito de felicidad y rabia. En la grada, su familia, su mujer Mishel Gerzig, sus hijos y su bebé Ellie, nacida el 30 de marzo de este año con el trono continental bajo el brazo. La pareja anunció el embarazo en mitad de la rehabilitación de la lesión del belga y supuso «un punto de inflexión y de motivación extra», según explican en el club.
Valdebebas fue su segunda casa, o incluso su primera, durante la rehabilitación. Y en concreto, la sala de recuperación de lesiones de larga duración. Ahí, sentado en una colchoneta gigante, con la rodilla izquierda todavía cubierta por una aparatosa rodillera articulada, realizó sus primeras paradas tras la lesión. A su lado, Davide Violati, fisio del conjunto blanco que no se separó de él durante todo el proceso, y Luis Llopis, entrenador de porteros que, con algo más de distancia, atendía a algunos ejercicios para ir descubriendo su mejoría.
El Bernabéu festeja la decimoquinta
Las primeras paradas fueron con balones oficiales, para no perder el tacto. Y luego los ejercicios variaron a pelotas de tenis, pero siempre sentado. Con el balón grande 'volaba' hacia un lado en la colchoneta, y las pequeñas simplemente las rechazaba hacia un lado. Ejercicios simples para mantener la forma y los reflejos.
Realidad virtual y "calma mental"
Cuando ya pudo estar de pie sin dolor ni instrumentos extra, Courtois probó una aplicación que mediante unas gafas y dos mandos, uno en cada mano, sirve para potenciar los reflejos y el tiempo de reacción en la portería. Como si fuera la vida real, como si no hubiera cruzado que recuperar. De ahí al césped, con ligeros ejercicios de salto y movilidad, poco a poco y con «calma mental y física», algo en lo que el Madrid insistió durante todo el proceso. No era «necesario» volver este curso e incluso el propio Courtois rechazó acudir a la Euro con Bélgica para centrarse en su recuperación. No quería presiones. El 19 de marzo se rompió el menisco de la rodilla derecha y el tiempo se volvió a detener para él, aunque menos. Ocho semanas.
El día que supo que había vuelto
Acortó plazos y contra el Cádiz, el 4 de mayo, ya fue titular, dejando en el ambiente la sensación de que podría ser titular en Wembley. El 14, ante el Alavés, realizó diez paradas. «Soy el mismo, incluso mejor», declaró esa noche, poniendo su nombre en la alineación del Madrid en la final. Ancelotti ya tenía claro que no le iba a sentar en el banquillo de Londres. Es su segunda Liga de Campeones. Perdió en Lisboa como rojiblanco y después admitió cambiarse al «lado bueno de la historia» para ponerse la capa de héroe en el Madrid. En la final de París contra el Liverpool fue el «cabrón» que evitó que los reds se llevaran el título y así le definió, como elogio y no como insulto, Klopp: «El cabrón de Courtois parecía que tenía doce manos». El belga firmó una actuación histórica. Ningún portero había realizado nueve paradas en una final.
Ahora verá desde la televisión la participación de Bélgica en la Eurocopa. Sería su sexta presencia en un gran torneo con su país, pero su relación con Tedesco, el entrenador, no ayuda y la puesta a punto para la próxima temporada madridista pesa más, mucho más. Después de la polémica con el seleccionador en junio de 2023, cuando Courtois dejó la concentración por lesión y el técnico le acusó de egoísta, su feeling está roto. Pero es campeón de Europa otra vez, qué más da.
Jornada 25 de la pasada Bundesliga, el Bayern de Múnich visita a un Leverkusen renacido de la mano del exjugador bávaro y ahora entrenador, Xabi Alonso. Los muniqueses, bajo la batuta del niño prodigio Julian Nagelsman, pierden 2-1 y se dejan el liderato. La siguiente jornada Nagelsmann era sustituido por Thomas Tuchel en el banquillo, objeto de deseo de la cúpula directiva desde hace años.
El Bayern de Tuchel ganaría aquella Bundesliga en la última cita después de que el líder, el Borussia Dortmund, no pudiera pasar del empate ante el Maguncia. Pero, como le pasara a Nagelsmann, las relaciones del alemán con el vestuario no eran las mejores y esta temporada, con el equipo a muchos puntos del Leverkusen de Alonso, el Bayern anunció que Tuchel abandonaría la disciplina muniquesa en el verano de este año.
Xabi Alonso, de nuevo, en el centro de todo. De hecho, fue el 3-0 que su Bayer Leverkusen endosó al Bayern Munich el pasado 10 de febrero el que sentenció a Tuchel para la cúpula muniquesa y la que hizo, como le pasara a Nagelsmann, que los ojos de los directivos se fijaran en el donostiarra como el sustituto ideal para el banquillo del todopoderoso equipo bávaro.
Alonso, además, podría ser el principal responsable de que el Bayern rompiera la racha histórica que le ha permitido ganar 11 ligas consecutivas, el único conjunto que lo ha conseguido en Europa. De momento, su equipo lidera la clasificación a 10 puntos del Bayern tras su victoria ante el Colonia y no muestra señales de flaqueza a doce citas para el final de la competición.
Xabi Alonso celebra la victoria frente al Colonia.Rolf VennenberndAP
En el lado opuesto está el equipo muniqués quien empató en la última jornada ante el Friburgo tras una primera parte bochornosa y eso permitió a Tuchel, el explosivo entrenador alemán, cargar las tintas sobre sus jugadores. "No fue una buena primera media hora. Con razón vamos por detrás", comenzó, para luego sentenciar: "Ha habido indisciplina en las posiciones, a veces nos hemos hecho el harakiri".
El vestuario del Bayern no está en la mejor de las disposiciones con su entrenador. Kimmich, uno de los pilares del equipo y próximo a Nagelsmann, suele ser uno de los señalados por Tuchel en las sustituciones y el entrenador, en su charla de despedida cuando se anunció que no seguiría, dijo a los jugadores: "Ahora, todos podéis enviar cartas de presentación a vuestro próximo entrenador".
Pese a la victoria en la pasada Bundesliga, los resultados no han sido todo lo buenos que cabe esperar de uno de los gigantes europeos. Además de iniciar la temporada con una derrota ante el Leipzig en la Supercopa de Alemania, los bávaros fueron eliminados de la Copa germana ante un equipo de Tercera División, el Saarbrücken. Y ahora, además, llega la Champions.
Ultimátum de Champions
Aunque el equipo dominó el grupo A con puño de hierro, 16 puntos de 18 posibles, la derrota en la ida de octavos ante el Lazio el pasado 14 de febrero ha incrementado la presión sobre un entrenador que, quizás, ni siquiera termine la temporada si no consigue revertir la eliminatoria, según publican muchos medios alemanes.
Es cierto que la ida estuvo marcada por una absurda expulsión de Upamecano, que impidió que el Bayern sacara un mejor resultado de Roma, pero el nivel se alejó tanto a lo que deseaba Tuchel que, según Sky Germany, soltó esta frase a sus jugadores en el vestuario tras la derrota: "No sois tan buenos como pensaba, tendré que adaptarme a vuestro nivel".
Campeón en la Champions League de la pandemia, temporada 2019/20, desde entonces el Bayern ha caído tres veces seguidas en los cuartos de final: PSG, Villarreal y Manchester City fueron sus verdugos. Desde la 2018/19 no lo hace en octavos de final y fue el Liverpool el responsable de su eliminación.
Queda un consuelo para el Bayern y para Tuchel, ningún equipo de Xabi Alonso disputa la Champions por lo que, al menos, los de Múnich se libran de esa 'pesadilla' en la máxima competición continental. Esta noche podría ser la última de Tuchel en el banquillo si su equipo no remonta ante La Lazio del 'Zorro' Sarri. Alonso, seguro, mirará de reojo a lo que ocurra en la capital bávara.