La segunda medalla de la vela se hace esperar, como sucedió con la primera, el oro de Diego Botín y Florian Trittel en 49er. La razón es el viento. El Mistral no aparece como era de desear y convierte las regatas olímpicas, en Marsella, en un calvario para organizadores y regatistas. "Lo peor fue la espera, intentar que no nos afectara y mantener la concentración", explicó Trittel, después de ver cómo se suspendían dos de sus últimas regatas, una cuando eran primeros, y se aplazaba un día la Medal Race. Lo mismo les sucedió a Jordi Xammar y Nora Brugman, cuando debían afrontar como segundos la Medal Race de 470 mixtos. La prueba final se aplazó un día, si el Mistral lo dispone.
Las pruebas de los regatistas españoles no han sido las únicas afectadas, ya que las suspensiones son recurrentes en todas las clases desde el inicio de las competiciones. En la mayoría se llega a la Medal Race sin que se hayan podido completar todas las regatas previas, aunque el reglamento permite la disputa de la regata final con un mínimo realizado. Es lo que sucederá, hoy, con el 470 mixto. El martes hubo de ser cancelada la tercera manga.
Clases afectadas
Entre el lunes y el martes, los kite-foils solo pudieron completar cinco de las 16 regatas programadas. En Ilca 7 y 470, solo ocho de las 10 mangas preliminares pudieron celebrarse. El lunes, la organización devolvió el dinero de las entradas a quienes las habían adquirido, mientras las protestas crecen entre los participantes. No ha sucedido únicamente esta semana. En IQFoil, la regata maratón disputada alrededor del puerto se detuvo el miércoles pasado, con los competidores, sin viento, parados entre el castillo de If y el Frioul. En los Ilca 6, la Medal Race se aplazó un día y, cuando se reanudó, las últimas regatas se hicieron con tan poco viento que algunas regatistas tuvieron problemas para llegar a la meta.
"Es un poco frustrante. Con un poco más de viento, podríamos ir rápido y fuerte. Pero bueno, son los Juegos Olímpicos de la calma y hacemos lo que podemos", dijo la kitesurfista francesa Lauriane Nolot, condescendiente con la organización. Entre los regatistas internacionales, la crítica es mayor.
El calor genera una barrera
El presidente del Comité Organizador, Tony Estanguet, visitó el martes la marina de Marsella ante los problemas surgidos. "Evidentemente no hay ningún arrepentimiento de haber elegido Marsella, al contrario, cuando vemos las imágenes y la calidad de la organización", afirmó. En opinión de David Lanier, especialista meteorológico del equipo francés, "la gran dificultad es el calor generado por la aglomeración de Marsella. Llega hasta 40 grados en tierra y eso al viento no le gusta. El calor progresa hacia el mar y bloquea el viento. Eso crea una capa, como un obstáculo para el viento", explicó.
La escasez del viento en Marsella y las contaminadas aguas del Sena, que ya han obligado a suspender varios entrenamientos en aguas abiertas, como ocurrió con el triatlón femenino, son, por ahora, los puntos negros de la organización. La triatleta belga Claire Michel, que tomó parte en la prueba, se infectó con la bacteria E. Coli después de nadar en el río que atraviesa París.