Zagallo, la leyenda del único tetracampeón del mundo y el último superviviente de la delantera mítica de Brasil

Zagallo, la leyenda del único tetracampeón del mundo y el último superviviente de la delantera mítica de Brasil

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Hizo historia junto a Garrincha, Didí, Vavá y Pelé en los Mundiales. Ha muerto este sábado a los 92 años

Pelé y Zagallo en marzo de 1970 en Río de Janeiro.AP

La zeta de Zagallo cerraba, en la alineación de Brasil, una de las más brillantes delanteras de la historia del fútbol, de esas que se recitan de carrerilla formando un todo, más allá de las individualidades. La compuesta por Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y él mismo. La delantera del Mundial de Suecia, en 1958, y de Chile, en 1962. La del Brasil campeón e invicto en ambos casos, con, en 1962, Amarildo en lugar de Pelé, lesionado, en octavos, contra Checoslovaquia.

Zagallo, en su importancia objetiva, dentro de su innegable calidad, no era el más brillante del grupo. Pero, en su magisterio, sí, probablemente, el más influyente. Se constituyó en una de las principales voces que convencieron al seleccionador, Vicente Feola, para que alineara a Pelé, a pesar de su juventud, frente a la Unión Soviética, en el tercer partido de la competición.

Pelé (tampoco Garrincha, por otra parte) no había participado en la victoria contra Austria (3-0) ni en el empate contra Inglaterra (0-0). El equipo, que seguía necesitando borrar el “maracanazo” de 1950, no convencía y peligraba su acceso a cuartos. A partir de ese momento, también con Garrincha en la cancha, con el equipo ya forjado a fuego y bañado en oro, Brasil voló hacia el título, con un gol del propio Zagallo, el cuarto, en el 5-2 de la final, junto a los dos de Vavá y Pelé. Marcaría también, en 1962, en el 2-0 a México en octavos.

Nacido en 1931, tampoco era el de mayor edad de los delanteros (Didí había nacido en 1928) y ha acabado siendo el último y más anciano en desaparecer. Primero fue Garrincha, en 1983, con 49 años. Luego, en 2001. Didí con 72. Vavá en 2002 con 67. Y Pelé, el 29 de diciembre de 2022, con 82. La zeta, que lo ha acompañado hasta los 92 años, también remataba un largo nombre: Mario Jorge Lobo Zagallo. Con su fallecimiento se cierra el ciclo vital de un quinteto para la eternidad del fútbol, que no deja de constituir una forma inversa de inmortalidad.

El exfutbolista y extécnico brasileño Mario Zagallo.Hassan AmmarAP

Zagallo jugó en algunos de los mejores equipos brasileños (Flamengo, Botafogo) y en la Selección entre 1952 y 1964. Entrenó, entre otros equipos, a los mismos Botafogo, en cinco ocasiones y Flamengo, en tres. Y, entre 1976 y 1990, se encargó de las selecciones de Kuwait, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Como tantos otros futbolistas y técnicos, dejados atrás sus años dorados, recaló en Oriente Medio, donde, con efectos publicitarios, buscan nombres que no dudan legítimamente en aceptar ese papel a cambio de retribuciones cuantiosas.

Habilidoso, liviano (1,72), apodado “Formiguinha” (hormiguita), su gran, su mejor historia está ligada indefectiblemente a los Mundiales, en los que goza de una vitola de exclusividad. Es el único tetracampeón. Ganó cuatro títulos: dos como jugador (1958, 1962), uno como entrenador (1970) y otro como asistente técnico de Carlos Alberto Parreira (1994). Franz Beckenbauer conquistó el título como jugador (1974) y entrenador (1990). Didier Deschamps hizo lo propio en 1998 y 2018. Pero el alemán y el francés “sólo” obtuvieron dos títulos como jugadores y uno como entrenadores. Y no participaron de ninguna forma en un cuarto.

De algún modo, Zagallo es un símbolo del Brasil más reconocible y estimable en su grandeza. Uno de sus héroes y hacedores. El testigo y el ejemplo de una mentalidad única en el fútbol mundial, la que establece una relación religiosa entre un país y el balón. En ese sentido, Brasil ha perdido a uno de sus representantes. Mejor, de sus representaciones. Y, como tantas otras, imperecedera.

kpd