Stefanos Tsitsipas, número 12 del mundo, ganó por tercera vez en su carrera el Masters 1000 de Montecarlo, al derrotar este domingo en la final a Casper Ruud por 6-1 y 6-4.
El griego de 25 años, que ya venció sobre la arcilla monegasca en 2021 y 2022, se convierte en el quinto jugador en la era Open (desde 1968) en inscribir su nombre en el palmarés del torneo en al menos tres ocasiones, tras Ilie Nastase (3), Björn Borg (3), Thomas Muster (3) y Rafael Nadal (11).
“Es increíble volver a saborear la victoria. ¡Ahí arriba hay un Dios!”, exclamó Tsitsipas, que tiene la pista Rainiero III del Principado como uno de sus lugares predilectos.
Es el undécimo título ATP de su carrera y el primero de la actual temporada. Lo consigue además tras ganar esta semana a tres jugadores del ‘Top 10’ mundial: Alexander Zverev (5º) en octavos de final, Jannik Sinner (2º) en semifinales y Ruud en la final.
El triunfo ante Sinner ya había sido el mejor de los presagios. Ante el jugador de moda en el circuito, que solo había perdido un partido esta temporada, logró un éxito convincente. No vencía a un jugador tan bien clasificado en el ranking desde que superó al ruso Daniil Medvedev, entonces también número 2, en Roland Garros en 2021.
Fin a su mala racha
Antes de esta cita en Montecarlo no jugaba además una final de un Masters 1000 sobre tierra batida desde Roma en 2022.
Desde su trofeo en Los Cabos (México) en agosto de 2023, Tsitsipas no se llevaba un torneo y ahora, gracias a este triunfo, volverá al ‘Top 10’ mundial el lunes después de ocho semanas fuera de él: subirá hasta el séptimo lugar de la clasificación y presenta oficialmente su candidatura a Roland Garros.
Llevarse un Grand Slam es precisamente su asignatura pendiente después de haber sido subcampeón en Roland Garros (2021) y en el Abierto de Australia (2023).
Ruud, exnúmero 2 del mundo, subirá por su parte al número 6 en la clasificación, su mejor posición desde septiembre de 2023. Por segunda vez falló en una final de un Masters 1000, tras caer en la de Miami en 2022.
“Amas este torneo y has jugado muy bien durante toda las semana. Te mereces volver al Top 10”, le dijo Ruud durante la ceremonia de entrega de trofeos.
Hay dos lenguajes que Lamine Yamal ha unido para catapultar al Barça: no solo es capaz de hacer diabluras con la pelota sino que también tiene un don para crear emociones. No le hables de futuro, de guardar ventajas, de bajar los brazos o de proteger un resultado que sigue dejando a mano una final de Champions. Háblale de someter y enloquecer a los rivales, de tratar de tumbarlos aunque sea para seguir subido al sueño. Con ímpetu adolescente, fue él quien desató al Barça en unas semifinales de infarto ante un Inter que desnudó sus carencias con suma facilidad obligándoles a un examen de conciencia en San Siro. [Narración y estadísticas (3-3)]
Lamine sembró el miedo el Montjuïc cuando se retiró del calentamiento. Los presagios no eran buenos, pero los espantó nada más arrancar el duelo y en las circunstancias más difíciles. El Barça se encontró con un gol en contra a los 30 segundos por una genialidad de Marcus Thuram. Un centro de Denzel Dumfries y un taconazo ante el resbalón de Íñigo Martínez para marcar el segundo gol más rápido que le han hecho al Barça en Europa. Un golpe inesperado, pero también mucho tiempo para levantarse.
No iba a ser tarea fácil porque el Inter se esforzó en guardar un botín que no tuvo que pelear. Como las legiones romanas, el equipo de Simone Inzaghi es capaz de juntarse en el área sin dejar hueco ni para el aire. Dejaron que el Barça los llevara hasta allí sin contar con que, esa noche, Lamine Yamal iba a ser imparable. Él solo se bastó para ir buscando la rendija hasta que la encontró. Ni bajo la persecución de Dimarco y Bastoni, con las ayudas de Mkhitaryan, pudieron maniatarle. Era noche de desenfreno y no tardó en verse.
Por donde nadie lo esperaba
Primero trazó un centro que sorprendió a Ferran Torres de lo medido que iba a su bota. Después fue el valenciano quien buscó ajustar al palo un rechace de Bisseck. Con el Inter empujado a vivir en su campo, antes de que el Barça lograra reaccionar llegó el segundo varapalo. Un córner forzaron los italianos y Dimarco lo puso al corazón del área pequeña para que Acerbi lo peinara y apareciera Dumfries con una increíble chilena. Dos goles en contra en 20 minutos y, pese al acoso y la posesión, ni un disparo culé entre los palos de Sommer.
El suizo tardó muy poco en dejar de ser espectador. Lamine Yamal se soltó la cadena y tiró del equipo cuando cumplía 100 partidos en la élite azulgrana. La banda era suya y quebraba con suma facilidad a cualquiera que saliera a su paso. Caracoleó desde la frontal, sin miedo, con descaro, colándose por donde nadie lo esperaba hasta sacar un disparo al palo largo que Sommer solo pudo seguir con la mirada. El chaval de 17 años, una vez más, acababa de prender una chispa que guió al Barça al empate.
Volvió a pasillear por el área hasta la línea de fondo para, en un palmo, soltar un zurdazo que el guardameta interista rozó para desviar al larguero. De la electricidad de Lamine se contagió todo el ataque. Probó Dani Olmo a soltar un latigazo girándose entre los centrales y Ferran y Raphinha anduvieron pendientes de los centros desde la derecha del inspirado genio de Rocafonda.
La volea de Dumfries para el provisional 0-2 del Inter.AFP
No se podía sacudir el Inter el agobio ante el endemoniado peligro que generaba el canterano, que llevó otra vez a Sommer a salvarse del empate ante un disparo de Olmo. Lo que no pudo hacer es evitar que Pedri filtrara un balón a la cabeza de Raphinha que picó para la llegada de Ferran entre los dos centrales e igualara un partido en el que el Barça estaba logrando devorar al Inter.
Otro giro de guion lo provocaron las lesiones. Antes de la media parte, Koundé se echó al suelo. Demasiados minutos en las piernas del héroe de Copa y una nueva prueba de fuego para Flick, que tuvo que mandar al campo a Éric ante la ausencia de otro lateral diestro. La desgracia también golpeó al Inter con la lesión de Lautaro Martínez.
Quisieron Flick e Inzaghi bajar las revoluciones y evitar que el partido enloqueciera en la segunda parte. Se habían dañado con suma facilidad y había que recomponerse. Imposible. El Inter dio un paso al frente para sacudirse el dominio y, en un córner ante una mala salida de Szczesny, de nuevo Dumfries fue letal. La satisfacción de volver a adelantarse en el marcador apenas duró unos segundos, porque de otro saque de esquina en jugada ensayada, Raphinha soltó un obús desde la frontal que Sommer solo pudo mandar a su propia red.
El remate con el que Ferran Torres colocó el 2-2 en Montjuïc.AFP
Nadie se conformó. El Barça siguió buscando tumbar al Inter, como si no hubiera un partido de vuelta, y los italianos se oxigenaron y encontraron con facilidad los metros a la espada de la defensa de Flick, con salidas taquicárdicas de Szczesny, un gol anulado por un ajustadísimo fuera de juego de Mkhitaryan y la sensación de que, llegados a los últimos minutos, una tregua era la mejor opción. Pero de eso no entiende Lamine, que aún estrelló un centro chut en el travesaño y contagió a Raphinha en el arrebato. Si quieren estar en Munich, tendrán que ordenarse y evitar que aparezca la locura en Milán. Si es que pueden.
La Comisión Antiviolencia ha propuesto, en su reunión de este miércoles, una sanción de 30.000 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de 18 meses para dos individuos que el 15 de febrero, una vez acabado el partido entre el Villarreal y el Valencia agredieron en las inmediaciones del estadio de La Cerámica a tres aficionados locales.
Las víctimas eran personas con discapacidad y sufrieron graves lesiones. Según el Villarreal, uno de ellos pasó la noche hospitalizado con una fractura maxilofacial completa. La sanción propuesta por la Comisión Antiviolencia tendrá que ser ratificada por la Delegación del Gobierno, que tiene competencia para hacerlo en las multas de 150 a 60.000 euros.
Pero al margen de esa vía, hay abierta una causa penal por esos hechos. LaLiga confirmó el martes que ha pedido personarse como acusación. También solicitó la imposición a los dos investigados, de medidas cautelares como la prohibición de aproximación a estadios, así como prohibiciones de aproximación y de contacto con las víctimas y sus familiares directos.
"LaLiga continua firme en su propósito de erradicar con cualquier tipo de conducta de odio del ámbito del fútbol", afirmaba el martes ese organismo.
Para saber más
Historia de la agresión más abyecta del fútbol español.
Una semana después de los hechos fueron detenidas dos personas, que pasaron a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Mislata (Valencia), en funciones de guardia, y quedaron en libertad con medidas cautelares y con la obligación de presentarse ante el juzgado de forma periódica. Los dos son de nacionalidad española y están investigados por delitos de lesiones.
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana informó que el juzgado número 3 de Mislata se inhibiría en favor de los Juzgados de Vila-real con competencias para continuar con la investigación de los hechos. Como consecuencia de la agresión, una de las víctimas sufrió una fractura de mandíbula y la pérdida de una pieza dental, por lo que debió ser intervenida quirúrgicamente. Tanto el Villarreal como el Valencia anunciaron también que se personarán en la causa.