La selección imbatible, a la que apenas le rozan en su portería, tuvo que conformarse con sólo dos goles ante una vergonzosa Georgia, que parecía empeñada únicamente en perder por poco. Bochornoso.
Pobre primera parte de la campeona de Europa. Se notaron decisivamente las bajas: casi media selección. Y pienso que con tantas competiciones seguidas y tanto compromiso, los jugadores que lo juegan todo -como Merino, Zubimendi, Pedri, Ferran o Cucurella, entre otros- están muy escasos de “zumo de balón”. Exprimidos como naranjas.
Enfrente, una selección georgiana que no quiso jugar al fútbol: sólo acurrucarse en su área como un animal herido y esperar que Mamardashvili obrara milagros, porque que los hiciera Mikautadze era casi imposible.
Además, por si fuera poco, De la Fuente cometió varios errores. Yeremy Pino no está acostumbrado a jugar por esa banda y Ferran mucho menos. El seleccionador es muy inmovilista y no se atrevió a aprovechar el soberbio estado de forma de Llorente, que habría sido un peligro por su verticalidad y llegada al gol. Y parece no entender que Llorente es mejor cuando juega como lateral.
Súmese a ello que Merino falló dos goles de los que no suele fallar y que Ferran desperdició un penalti y muchas más oportunidades por su exceso de ambición. Así, el resultado fue, en principio, raquítico.
Siempre ocurre igual: el especialista en la ejecución de penaltis es Oyarzabal. ¿Por qué le quitó la pelota Ferran? ¿Porque había provocado la falta? En esos casos, un seleccionador tiene que imponer su criterio.
Veo a la selección anhelada por culpa de un Barcelona insoportable que se comporta como si odiara al fútbol español -por aquello del nacionalismo-. Flick fue un fracaso como seleccionador alemán.
La imaginación de De la Fuente
Como el tanteo era escaso, en la segunda parte la selección española salió a avasallar. Hubo grandes ocasiones, falta de acierto y, al final, sólo de falta y con una ejecución maravillosa de Oyarzabal, pudo poner un tanteo cómodo, por si acaso llegaba una sorpresa.
Antes había aparecido Baena, pero no está para jugar al fútbol. Tampoco Borja es un ariete de calidad ni de aparición constante. Quitaron a Pedri, absolutamente agotado, y a un Zubimendi que apenas había hecho un partido discreto. También entraron Llorente y Barrios, pero demasiado tarde, sin tiempo ni margen para lucirse. Además, Llorente volvió a jugar de lateral, cuando no lo es.
Existe un empecinamiento en la cerrada mentalidad de De la Fuente. No es capaz de ejercitar la imaginación ni de abrir su mente para la selección. Pero, como los resultados le acompañan, siempre dirá que tiene razón.