Sin firma ni plazo para que el Barcelona obtenga los 1.500 millones para el nuevo Camp Nou

Sin firma ni plazo para que el Barcelona obtenga los 1.500 millones para el nuevo Camp Nou

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La junta ya no se marca el 31 de marzo como fecha límite para obtener la financiación del Espai Barça. El club aseguró a los inversores que jugarán la próxima Champions pese al ‘caso Negreira’, aunque maneja un plan B de disputa de ‘bolos’ en caso de sanción

Joan Laporta, presidente del Barcelona.Araba Press

«No pende sobre nosotros una espada de Damocles que tenga que caer el 31 de marzo». Así se expresan fuentes del Barcelona ante la larga negociación que continúa manteniendo el club con los inversores para obtener los 1.500 millones de euros de financiación del Espai Barça. Si bien la entidad se había autoimpuesto como fecha límite para zanjar la operación este próximo viernes, la directiva barcelonista ya no ve tan claro que pueda llegar a tiempo ante el convencimiento de poder obtener mejores condiciones que las ofertadas hasta ahora. Los emisarios del banco estadounidense Goldman Sachs, encargado junto a JP Morgan de buscar el dinero, llevan meses viajando al menos una vez a Barcelona para avanzar en la operación. Ahora también se encuentran en la ciudad catalana.

La operación que debe permitir la remodelación del Camp Nou y la construcción de un nuevo Palau Blaugrana, según fuentes implicadas en la negociación, no está en peligro. De hecho, en el club defienden que estarían en disposición de firmarla ya. Pero las condiciones todavía no les satisfacen, por lo que están dispuestos a seguir apurando. Manteniendo, eso sí, la idea principal de que el primer equipo juegue en el estadio de Montjuïc la próxima temporada para volver al Spotify Camp Nou el 20 de noviembre de 2024. «Ahora no se nos pasa por la cabeza que no sea así», manifiestan desde la entidad azulgrana.

En el Barcelona, que lamentan de que la directiva de Josep Maria Bartomeu no iniciara el proyecto cuando la coyuntura económica era mucho más favorable -se podía haber alcanzado un acuerdo con un tipo de interés del 3%, aseguran fuentes conocedoras de la negociación-, están dispuestos a asumir ahora un tipo del 6%. No más. Algo que no ven con malos ojos los inversores. Aunque el caballo de batalla, según quienes conocen la operación, no es tanto el tipo de interés, sino en el momento en que éste pueda ser renegociado a la baja. Si bien los inversores apuestan por no tocarlo durante un largo plazo, en la directiva pretenden rebajarlo a partir de los cinco años -«sería un plazo razonable», según entienden en el club- y poder aprovechar así una situación de mercado mucho más normalizada. También, en el Barça intentan que esa reestructuración no le suponga un alto desembolso.

Las dudas del ‘Caso Negreira’

No ha ayudado al club azulgrana, ni la creciente inestabilidad de la banca, ni la sorpresa que despertó la elección de la constructora turca Limak, ni mucho menos la inquietud generada entre los inversores por el caso Negreira. Estos se dirigieron a Goldman Sachs para que el banco hiciera llegar al Barcelona una serie de preguntas respecto a los pagos hechos durante 17 años a José María Enríquez Negreira, ex vicepresidente del Comité Técnico Arbitral. Sobre todo, los prestamistas querían aclaraciones, conocer a qué tipo de sanciones podría exponerse la entidad, y valorar el riesgo de su inversión. El Barcelona, que ya ha respondido a esa solicitud de información, les transmitió que en ningún caso el primer equipo puede descender de categoría al haber prescrito la vía administrativa en España.

Los inversores preguntaron también acerca de una hipotética exclusión del Barça de las competiciones europeas por parte de la UEFA. El máximo organismo futbolístico continental anunció la pasada semana una investigación ante «la posible violación de la normativa» por parte del club azulgrana. El Barcelona trasladó a sus potenciales prestamistas su convencimiento de que no habrá sanción alguna y de que podrán disputar la Champions.

Aunque en el Barcelona también manejan un plan B ante un hipotético castigo. Pasaría por compensar la pérdida de ingresos trazando un plan de partidos amistosos en lugares dispuestos a pagar un buen precio. «Si la UEFA no nos dejara jugar con ellos, pues nos iríamos a otro sitio. Y quizá hasta ganáramos más dinero», zanjan en el Barça.

kpd