Rubiales, Vilda y una selección rota: “La Federación ha dinamitado el fútbol femenino”

Rubiales, Vilda y una selección rota: "La Federación ha dinamitado el fútbol femenino"

24 horas de llamadas y tensión en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Otra vez. El fútbol femenino vuelve a estar en el foco mediático y no precisamente por el balón. Primero fue el convenio colectivo, después la creación de la Liga Profesional, más tarde la huelga de las árbitras y ahora, cuando todo parecía volver a la calma y la pelota comenzaba a rodar, llega el último conflicto entre las jugadoras y la Federación por la continuidad de Jorge Vilda en el banquillo de la selección.

Las futbolistas, asesoradas por el sindicato FutPro, hicieron público ayer un comunicado en el que niegan haber renunciado al equipo nacional y admiten que solicitaron «no ser convocadas hasta que no se reviertan situaciones que afectan a nuestro estado emocional y personal, a nuestro rendimiento y, en consecuencia, a los resultados de la Selección y que podrían derivar en indeseables lesiones». Reclaman un «proyecto profesional» a la altura de «un grupo de jugadoras de máximo nivel con las que se pueden lograr más y mejores objetivos».

Es decir, la plantilla de la selección, apoyada ayer públicamente por la lesionada Balón de Oro Alexia Putellas, admite que «nunca hemos pedido el cese del seleccionador» pero deja entrever que quiere un cambio en el cuerpo técnico del combinado nacional. Esto es: «Expresar de forma constructiva y honesta lo que consideramos puede mejorar el rendimiento del grupo». No lo exigen, pero es el deseo de las jugadoras. Blanco y en botella.

«Vigilancia extrema»

Acusan a la Federación de querer infantilizarlas, de filtrar datos privados y ya han confesado anteriormente un «malestar generalizado» hacia el cuerpo técnico. Fuentes del entorno del vestuario explican que los problemas entre el entrenador y las jugadoras derivan de una «vigilancia extrema» durante la concentraciones, aunque ellas no lo han hecho público en todo este mes de polémicas.

Además, claman en privado contra Luis Rubiales, responsable máximo de la continuidad de un Vilda que estuvo a su lado en las elecciones a la presidencia de la Federación en 2018. A pesar de que algunas informaciones apuntaban a que el elegido de Vilda era Juan Luis Larrea, terminó votando a Rubiales. Cuatro años después, el presidente ha convertido a Vilda en director deportivo del fútbol femenino.

En la diana de las jugadoras, además de Vilda, está el presidente, que nunca ha terminado de caer con buen pie en el vestuario de la absoluta. Según fuentes cercanas a varias futbolistas, éstas consideran que su compromiso con el fútbol femenino no está siendo lo que aparentan las fotos y los anuncios de sus dirigentes. Las negociaciones por el convenio, el conflicto con la Liga Profesional, la huelga de las árbitras, la celebración de la Supercopa femenina en Las Rozas mientras la masculina viajaba a un país como Arabia Saudí, que oprime a las mujeres, no han gustado a muchas jugadoras y así lo han hecho saber. Tampoco ayuda a su imagen en el vestuario, para qué engañarse, la denuncia del ex jefe de Gabinete del presidente, de la que informó este periódico y en la que se aseguraba que se pagó una orgía con dinero de la Federación.

Para saber más

Por último, las futbolistas se muestran muy enfadadas por la filtración, «de forma parcial e interesada, de una comunicación privada, con información que afecta a nuestra salud remitida en respuesta a la petición de la Federación de conocer quiénes de nosotras queríamos no ser convocadas. Comunicación de la que no hemos recibido respuesta en forma».

Ese mail del jueves desató un viernes delirante, lleno de medias verdades y silencios incómodos esperando que Las 15 concretaran las razones de su renuncia. «Que se expliquen», reclamaban desde la Federación y el CSD en conversación con este periódico, alegando que al no argumentar su postura, creaban rumores alrededor del vestuario de la selección: «Si hay algo más, que lo denuncien».

«Van muy en serio»

Porque es ahí, en los motivos extradeportivos de su renuncia, esos que todavía se desconocen y que insinúa, sin nombrarlos, el entorno del vestuario, donde residirá el futuro de la selección y del fútbol femenino. El próximo movimiento, si lo hay, será capital en este juego de ajedrez que las jugadoras han comenzado contra la organización de Rubiales y para el que ya no hay marcha atrás. «Van muy en serio», apuntaba una fuente cercana a una futbolista antes de ser público el comunicado. De cómo gestionen los próximos días y las próximas declaraciones dependerá su futuro. Si sólo existen las cuestiones deportivas que se han expresado en la carta de ayer, podrían perder la rueda de la selección. Si hay más, los responsables de la Federación quedarán tocados.

Ainhoa Moraza, Lola Gallardo (Atlético), Mapi León, Patri Guijarro, Claudia Pina, Aitana Bonmatí, Mariona Caldentey, Sandra Paños (Barça), Laia Aleixandri, Leila Ouahabi (Manchester City), Ona Batlle, Lucía García (Manchester United), Andrea Pereira (América de México), Nerea Eizaguirre y Amaiur Sarriegi (Real Sociedad). Esos son los 15 nombres que han puesto patas arriba la absoluta. El último paso de un vestuario que «no aguantaba más», según quienes conocen ese entorno. «La Federación ha dinamitado el fútbol femenino», apuntan esas mismas fuentes.

Las jugadoras, apoyadas también por las capitanas Irene Paredes, Jenni Hermoso y Alexia Putellas, ya avisaron a principios de mes que la situación era insostenible y reclamaron un cambio en el banquillo, pero terminaron dando un paso atrás en la famosa rueda de prensa en la Ciudad del Fútbol Las Rozas. En la RFEF pensaron que el conflicto estaba resuelto y que las últimas reuniones entre Vilda y las capitanas habían apagado el incendio, pero el conflicto, uno más para Luis Rubiales, les ha vuelto a estallar en la cara.

kpd