Perder contra Francia puede ser divertido: el raro camino de España en el Mundial

Perder contra Francia puede ser divertido: el raro camino de España en el Mundial

España 26 Francia 28

Actualizado

Cae con los suplentes ante su eterna rival en un partido intrascendente. Este lunes conocerá su rival en cuartos entre Noruega y Alemania

Serdio lanza a portería, este domingo.JANEK SKARZYNSKIAFP

Raro, muy raro, rarísimo, rarisísimo, pero al fin y al cabo divertido.

En cualquier deporte España y Francia se muerden en cada encuentro. Sin ir muy atrás, y sin reavivar pesadillas, recordarán a Pau Gasol dándose golpes en el pecho en 2015 y a Xabi Alonso cabeceando en 2012. Pero en balonmano esa rivalidad se exagera. Porque los dos países están igualadísimos y porque se topan año sí y año también, la confrontación es exagerada, salta de generación en generación y nunca se enfría. Por eso fue raro, muy raro, rarísimo, rarisísimo, lo ocurrido ayer. Y por eso también fue divertido.

España y Francia se enfrentaron en un partido supuestamente decisivo, el último de la fase de grupos, con a priori todo en juego y simplemente pasaron un buen rato. Antes del descanso, Miguel Sánchez-Migallón, defensa español, reía y se abrazaba a Vincent Gerard, portero francés, por un gol que no había podido ser. ¿Dónde se ha visto? En realidad, ambas selecciones estaban clasificadas y el liderato de grupo no servía para nada así que el encuentro fue sólo un pasatiempo. Y como tal cada uno lo disfrutó a su manera. Ganó Francia, sí, pero como si hubiera ganado España.

El seleccionador español, Jordi Ribera, tipo metódico, especialmente exhaustivo con los descansos de los suyos, dedicó el encuentro a equilibrar esfuerzos, a ofrecer minutos a los menos habituales y el técnico galo, Guillaume Gille, mantuvo más o menos su rotación para que líderes como Dika Mem o Nedim Remili siguieran con la inercia. Ambos acertaron. Era fácil. El partido fue un entrenamiento de altísimo nivel, mucho ataque, poca defensa, y caras alegres por todos los lados.

Del lado español especialmente contentos terminaron tres jugadores. El lateral Imanol Garciandia, que no había sido convocado en los últimos partidos y ayer dejó tres lanzamientos durísimos: tres goles. El joven extremo Daniel Fernández que volvió a volar como hizo en el estreno ante Montenegro: siete goles. Y el pivote Abel Serdio que sólo había jugado media hora en todo el campeonato y ante Francia dobló esa cifra: cuatro goles. Fueron los más destacados.

Con ellos, de hecho, España sufrió un bache en la primera parte (6-9), un parcial en contra que estuvo a punto de terminar con la amabilidad del encuentro, pero también con ellos la selección se rehízo. En la segunda parte, desde la salida de los vestuarios, estuvo por delante y llegó a disfrutar de una oportunidad de lanzarse hacia la victoria (19-16) que no aprovechó. Luego, con el empate, los últimos 10 minutos (23-23) se encararon como un partido de verdad, se defendió más, se peleó más, aunque tampoco fue una cruda batalla. A la que Francia creó su ventaja, se acabó. Eso sí, Luka Karabatic aprovechó el último minuto para golpear a Jorge Maqueda y recordar que entre sus atributos no está la mesura.

Pese a la derrota, España estará igualmente el miércoles en cuartos de final e, igual que hubiera pasado en caso de victoria, no conocerá su rival hasta este lunes. La ganadora del duelo entre Alemania y Noruega (20.30 horas, TDP) se pondrá delante.

Fue raro, muy raro, rarísimo, rarisísimo, pero al fin y al cabo perder ante Francia fue divertido.

kpd