Manolo el del Bombo, la vida desconocida y triste del hombre que llevaba la alegría a España

Manolo el del Bombo, la vida desconocida y triste del hombre que llevaba la alegría a España

«Yo, bombo... Yo, bombo...» Era lo único que Manolo acertaba a decirle a una joven policía sudafricana, que lo miraba con incredulidad y nos miraba al resto en busca de respuestas. Lo único que encontraba eran risas. Manolo no estaba dispuesto a dejar el bombo para entrar en el estadio Ellis Park, donde España debía enfrentarse a Honduras, como le exigía la responsable de seguridad. Los nervios le impedían enlazar las cuatro palabras de su rudimentario inglés. Alguien le dijo a la policía que Manolo era «nuestro Nelson Mandela», a lo que el aludido contestó: «¿Que soy el qué?». La agente se contagió de las risas y, con alguna explicación más, accedió a dejarle pasar. «Yo, bombo... Yo, bombo...», repetía mientras se adentraba en las tripas del estadio. Esas dos palabras sintetizaban, en realidad, su vida, la de un personaje que llevaba la alegría a las gradas, aunque su vida se desmoronara como la de un juguete roto.

España ganó a Honduras (2-0) en el Ellis Park de Johannesburgo y comenzó el camino hacia el título después de caer contra Suiza. La recuperación de la selección de Vicente del Bosque fue, en cambio, en paralelo a la recaída de Manolo, aquejado de una fuerte ciática. Alojado con los periodistas, pedía continuamente ibuprofeno hasta que ya no pudo más y, entre lágrimas, dijo: «Me tengo que ir a casa». El debut de España había desatado críticas y dudas, por lo que Manolo regresó apenado, pero sin la sensación de perderse algo histórico. España ganó a Portugal, en octavos, y a Paraguay, en cuartos, para alcanzar las semifinales. La selección había encontrado el juego, pero le faltaba el bombo.

"El bombo o yo"

El siguiente problema era un problema que perseguía a Manolo: el dinero. Una separación con cuatro hijos que estuvieron tiempo sin hablarle, una segunda relación de la que salió más endeudado y negocios ruinosos relacionados con la hostelería, las copas y hasta el alterne, con un local en la carretera de Sariñena, lo habían dejado seco. Su primera mujer, una «belleza», según repetía, le dijo: «El bombo o yo». Al volver, se encontró el piso vacío. Apenas conservaba su bar-museo, junto a Mestalla, que también acabó por cerrar.

Si estaba en Sudáfrica, como en todos los Mundiales anteriores desde España'82, había sido por las ayudas de la Federación en los tiempos en los que viajar con la selección era una frustración constante. En los chárter con los jugadores y los periodistas apenas lo hacían Manolo y Revilla, un prestamista con americana de prestamista, siempre la misma.

Había que ayudar a Manolo a volver a Sudáfrica, insistir a la Federación y a los patrocinadores. Para eso, Ángel Villar era fácil, un sentimental. Lo hizo en uno de los chárters que desplazaban a familiares. Cuando se subió al autocar para ir al estadio de Durban, escenario de la semifinal ante Alemania, a Manolo se le habían quitado todos los dolores. Vio marcar a Puyol en directo, como a Iniesta en la final. «Ya me puedo morir», dijo entonces. Le quedaban partidos y le quedaba tiempo, pero un tiempo que le deparó decepciones y le llevó a rayar la depresión.

Bocadillos para los niños

La Federación cambió, con la llegada de Luis Rubiales, y el cariño, también. Acudió todavía al Mundial de Rusia, que estaba comprometido, pero ya nadie le llamó para ir a Qatar. Manolo sintió que no era correspondido. Había dejado su vida por la selección, pero el fútbol no le respondía, todo lo contrario que los aficionados. Era reclamado para autógrafos y fotografías más que cualquier jugador. En el primer viaje de la selección a Albania tras la caída del régimen comunista, la tripulación sólo estaba interesada en fotografiarse con dos personas, Manolo y José María García. En Tirana, pidió a todos los bocadillos de la prensa para repartirlos entre los niños harapientos.

Manolo, en un partido de España.

Manolo, en un partido de España.Kai FörsterlingEFE

Había nacido en La Mancha, hijo de un albañil, pero creció en Huesca, vivió en Zaragoza y, finalmente, en Valencia, donde puso el bar-museo al que había que ir a por el bocadillo antes del partido. Acudió a un encuentro entre Zaragoza y Valencia, «los dos equipos de mi vida», recién operado de menisco, y la Cruz Roja le dio una vuelta al ruedo en La Romareda.

La gran aparición de Manolo se produjo en el Mundial de España, en 1982, en el que se desplazaba de una ciudad a otra en auto-stop. Fingió vomitar para bajarse, después de que un conductor alemán se le insinuara, e hizo otro de los tramos en un coche fúnebre, con el bombo apoyado sobre el ataúd. Ponía nombres a los tambores, como si tuvieran vida, como si fueran los hijos de los que se había alejado. Al primero le llamó Clarete, hecho en Calanda. Después llegó Pingüino y, finalmente, 'Escachuflau', por los desperfectos tras un accidente.

Nunca se separaba de su instrumento y se enfadaba si le obligaban a facturarlo en los aviones. Al llegar a Zenica, en Bosnia, para jugar un partido en la era de Luis Aragonés, alguien apareció a la carrera y se llevó el bombo. El conductor del autobús lo atrapó. No era la primera vez. Dada la suciedad de las habitaciones, durmió en la recepción, abrazado al bombo como se abraza a una pareja.

«¿Voy a llamar a Movistar para ponerlo en el bombo?», dijo en una última comida. Habían pasado ya los tiempos de los bolos con las selecciones de Costa Rica o Venezuela. «Tendré que venderlo», se resignó después. Ese día había muerto en vida.

La sombra profunda de Swiatek, sometida en semifinales por Gauff: 6-1 y 6-1

La sombra profunda de Swiatek, sometida en semifinales por Gauff: 6-1 y 6-1

No hay consuelo para Iga Swiatek, destruida por Coco Gauff en las semifinales del Masters de Madrid, donde defendía el título. La número dos del mundo, tetracampeona de Roland Garros y ganadora de un Abierto de Estados Unidos, la otrora indiscutible dueña de la tierra, plasmó en una hora y cuatro minutos la profunda crisis que atraviesa desde hace casi un año, desde que conquistó precisamente en París el último de sus 22 títulos.

Hacía seis años que Swiatek no ganaba tan pocos juegos en un partido. Fueron sólo dos, 1-6, 1-6, frente a la estadounidense, ante quien nunca había perdido un parcial en arcilla, donde presentaba un cara a cara favorable de cinco victorias a cero, para un global hasta el partido disputado en la Caja Mágica de 11-4.

A duras penas pudo librarse de un rosco en el segundo set, tirando de su maltrecho orgullo. Cerca de los 24 años, golpeada anímicamente por la mancha del dopaje, Swiatek ha entrado en un territorio desconocido. Ni siquiera el polvo de ladrillo le facilita la redención. Derrotada en cuartos de final de Stuttgart por Jelena Ostapenko, sale de Madrid aún con menos certezas de las que llegó. El camino hacia semifinales ya denunciaba su precario estado de forma. Madison Keys sí fue capaz de asestarla un 0-6 en el encuentro de cuartos, antes de ceder en tres parciales. Únicamente sacó un partido diáfano, ante Linda Noskova, en segunda ronda. Le tocó sufrir de nuevo frente a Alexandra Eala, en el debut, tras la derrota padecida frente a ella en cuartos de Miami.

Una rivalidad detenida

Número 1 del mundo durante 125 semanas, llamada a proseguir su rivalidad con Aryna Sabalenka, un contraste de personalidades y estilos muy nutritivo para el circuito, que ya alcanza los 12 partidos (el último de ellos el pasado año en la final de la Caja Mágica), la tenista de Varsovia, que ayer ni siquiera se dignó a pasar por la sala de prensa, como es preceptivo tras una semifinal, sino que resolvió el para ella cada vez más incómodo trance de atender a los medios con una fugaz presencia en la zona mixta («No voy a sonreír si recibo un resultado así. Todo colapsó», dijo), siente el persuasivo aliento de la nueva generación.

«Las jóvenes no tienen nada que perder», comentaba el pasado martes en un encuentro con este periódico y otros dos medios españoles. Mirra Andreeva, que acaba de ingresar en la mayoría de edad, le ha superado en dos ocasiones consecutivas este año, en cuartos de final Dubai y de Indian Wells. Eala, como quedó escrito, también lo hizo.

En noviembre del pasado año se supo que había dado positivo por trimetazidina, un medicamente prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje, en agosto, durante el torneo de Cincinnati. Acreditó que lo tomó de manera accidental y su castigo fue de tan sólo un mes. El perjuicio deportivo y económico fue escaso, pero el asunto aún parece pesar sobre una tenista irreconocible, que este jueves cometió 28 errores no forzados, 21 de ellos con la derecha, su mejor golpe.

Crédito para Gauff, impecable. «Siento que ha sido uno de esos días en los que saltas a la pista y todo sale bien», dijo la tenista de Florida, de 21 años, que nunca había pasado de octavos de final en el Masters de Madrid y sumó su tercera victoria consecutiva ante Swiatek, tras vencerla previamente a principios de temporada en la United Cup y en el cierre de 2024 en la fase de grupos de las WTA Finals.

Las cinco obras de arte de Lamine Yamal: Francia en la Euro, el Madrid en Arabia o el Inter en Champions

Las cinco obras de arte de Lamine Yamal: Francia en la Euro, el Madrid en Arabia o el Inter en Champions

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 18:13

Lamine Yamal tiene sólo 17 años. Es algo que hay que repetir una y otra vez para dejar meridianamente clara la magnitud de lo que está haciendo el crack del Barça sobre los terrenos de juego. Se estrenó con el primer equipo cuando aún era un quinceañero y, desde entonces, su progresión ha ido subiendo peldaños a una velocidad casi de vértigo. Esta misma temporada, cuando estuvo en la diana por su sequía goleadora (cabe aclarar que, ahora mismo, no destaca precisamente por su gran producción en ese sentido), el chaval de Rocafonda dejó caer que lo suyo son los partidos grandes. Y nadie puede decirle que no haya cumplido con su palabra.

Aún está lejos de tener la producción anotadora que cosechó Leo Messi, si bien cabe aclarar que al argentino también le costó destacar en ese sentido. Pero, cuando empezó a sumar goles con frecuencia, era casi imparable. No en vano, el argentino es ahora mismo el máximo goleador de la historia del club. Lamine Yamal aún tiene muchos años por delante para tratar de alcanzarlo. Por lo pronto, ya ha dejado unas cuantas acciones para el recuerdo. Tanto con la camiseta azulgrana como con la de La Roja. Por así decirlo, sus cinco obras maestras.

8 MARZO 2024. Empecemos con el que los propios seguidores culés votaron como el mejor tanto de la temporada pasada: el que significó el triunfo ante el Mallorca en Montjuïc. Cuando faltaban poco más de 17 minutos para el final del tiempo reglamentario, con la oposición de un defensor y estando apenas un par de metros dentro del área, mandó el balón a la escuadra derecha de la portería para desatar el delirio de los seguidores barcelonista.

9 JULIO 2024. La segunda obra maestra de Lamine, si aplicamos un orden cronológico, podemos encontrarla en la pasada Eurocopa. En el duelo de semifinales que enfrentó a España y Francia, el joven delantero azulgrana se encargó de poner la momentánea igualada en el marcador con un disparo desde fuera del área, centrado y quizás a algo más del metro y medio del semicírculo, que acabaría colándose muy cerca del poste derecho de la portería de los bleus para abrir el camino de una remontada culminada por Dani Olmo.

12 ENERO 2025. La tercera la firmó ante el Real Madrid en la Supercopa de España, con un toque suave al balón tras llegar a al área blanca para mandarlo de forma teledirigida muy cerca de la cepa del poste derecho de la portería de Courtois e igualar el madrugador tanto inicial de Mbappé en un partido que acabaría con triunfo por 2-5 para el equipo de Flick.

11 MARZO 2025. El cuarto golpe de genio del delantero lo encontramos en un duelo de vuelta de los octavos de final de la Champions de este mismo curso marcado por el fallecimiento del doctor Carles Miñarro. Desde la frontal, con un toque sutil, hizo inútil el intento del portero rival por desviar su disparo y volvió a adelantar a su equipo en el marcador después de que Otamendi hubiera igualado el tanto inicial de Raphinha. El partido, finalmente, se saldaría con triunfo local por 3-1. Lamine llegó a asegurar que ese tanto fue incluso mejor que el que le marcó a Francia.

30 ABRIL 2025. Estaba por llegar el ayer frente al Inter. De nuevo, casi acariciando el balón y tras internarse en el área encarando a todo rival que trataba de salirle al paso, se sacó de la chistera un disparo que significó el momentáneo 1-2 en un partido de locos, con una actuación muy elogiada por Simone Inzaghi, el técnico rival. «Es uno de esos talentos que nacen cada 50 años», zanjó.

Manolo, el bombo de la España que no triunfaba

Manolo, el bombo de la España que no triunfaba

Manolo el del bombo era, en la vida civil,Manuel Cáceres Artesero. Pero saltó a la fama y, por así decirlo, se ganó la posteridad con ese apelativo tan... ¿cómo definirlo?... berlanguiano, valleinclanesco, conmovedoramente esperpéntico.

Tan español en el sentido chusco y, por otra parte, profundamente serio de un carácter cada vez más ligado a un país que sociológicamente ya no existe.

Manolo era el superviviente y, en cierto modo, el único ejemplar de un tipo elemental de hincha, que dedica su vida a una causa secundaria, transformada en principal. Una misión tangencial, convertida en nuclear porque se ve cautivo de ella, una vez que se ve reconocido en sus términos por la gente. Una afición derivada en pasión y, más tarde, en obsesión. En una adicción de la que acabó siendo víctima.

La biografía de Manolo, como la de todo ser humano, se contiene en el fondo, a grandes rasgos, entre su nacimiento y su fallecimiento. Manolo nació en San Carlos del Valle (Ciudad Real) el 15 de enero de 1949 y ha muerto, en la Comunidad Valenciana este 1 de mayo de 2025.

Entre esas dos fechas, una peripecia personal, singular, resumida para sus compatriotas en un uniforme de La Roja, una boina y un bombo con el escudo nacional y una leyenda: "Manolo, el bombo de España".

Ha habido muchos "el... de España". Pero sólo un bombo, que significaba la ruidosa sencillez de una predisposición anímica colectiva, no traducida, por pudor, por vergüenza, a algo tan primario como el aporreamiento de un tambor de ese tamaño. Un latido inocente en su puerilidad y excesivo por ensordecedor en su manifestación.

Manolo caía simpático. Recogía el sentimiento general de apoyo al equipo y lo convertía en un acto simple y contundente que nadie más que él se atrevía a protagonizar. Encarnaba el alma fogosa de una afición que depositaba en él lo más primitivo de su aliento. Curiosamente, él no veía los partidos, dedicado a recorrer, sudoroso, enrojecido, las gradas atizándole al instrumento, vuelto de cara al público, entregado a tratar de que los demás se entregaran a su vez a la Selección. Sostenía, y quizás tenía razón, que más de un gol del equipo se debía a su persona.

Manolo el del Bombo, en la inauguración del mundial de 1982

Manolo el del Bombo, en la inauguración del mundial de 1982Zarco / Archivo Marca

Empezó a crearse y creerse un personaje que se le escapó de las manos desde sus primeros alientos a los equipos representativos de su lugar de residencia: Huesca, Zaragoza, Valencia... Llegar a la Selección fue algo aumentativo y natural. La causa suprema a la que dedicar una existencia llamada a la inanidad social y el anonimato.

Y ya no pudo escapar de su influencia, de su poder de atracción. Ya no pudo retroceder, aunque su devoción le costaba tiempo, dinero y amarguras. Siempre se quejó de que no recibía el apoyo oficial que merecía.

Quienes viajaban al encuentro de la Selección, periodistas y aficionados, le recuerdan arrastrando penosamente el bombo por el pasillo del avión, pidiendo educadamente perdón a los pasajeros por las molestias y colocando el artefacto, con la comprensiva ayuda de las azafatas, allá al fondo, donde no estorbara.

Asistió a 10 Mundiales. Su primer viaje para animar a la Selección fue a Chipre, en 1970. Su último partido, el 23 de marzo, en Mestalla, en el partido que sellaba en pase del equipo a la Final Four de la Nations League. En el mundial de España, en 1982, iba de sede en sede en autostop. Tenía un bar en Valencia, "Tu museo deportivo", junto a Mestalla. Entre gastos por reformas, cierre por la pandemia y otros azares, lo perdió casi todo y quedó en precaria situación económica. "Tendré que vender el bombo para comer", se lamentaba.

En cierto modo, representaba a la España futbolística no triunfal. Cuando el viento cambió, perdió protagonismo y, por así decirlo, "influencia". Ya no se le "necesitaba" tanto. Y ya era un personaje "quemado" en su propia intensidad ya sin contenido. No lo pasó bien casi nunca. Y bastante mal al final de su vida. Pero probablemente, si volviera a nacer, la repetiría. Después de todo, y estas líneas son una prueba, forma parte de la historia, no sólo futbolística, de España.

Muere Manolo el del Bombo, símbolo y mito de la afición de la selección española

Muere Manolo el del Bombo, símbolo y mito de la afición de la selección española

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 12:49

Manolo 'El del Bombo, uno de los mayores aficionados, si no el que más, de la selección española de fútbol, ha fallecido este jueves 1 de mayo a los 76 años. El más icónico de los seguidores de 'La Roja' llevaba muchos años enfermo. La triste noticia ha sido confirmada a EL MUNDO por la Federación Española de Fútbol. La leyenda ha fallecido esta mañana sobre las 10:30 horas en el Hospital Universitario La Plana (Villarreal), tras varios días ingresado con problemas respiratorios.

Manuel Cáceres Artesero, ese era su nombre de diario, comenzó a animar a la selección en 1976, hace hoy ya casi 50 años. México, Estados Unidos, Corea... no se perdía un Mundial ni un partido de la selección, aunque fuera amistoso. Así, y al ritmo de su bombo, se convirtió en el símbolo de la afición de 'La Roja'.

Nació en San Carlos del Valle, Ciudad Real, y fue animador de muchos clubes como el Huesca, donde se crio, También al Real Zaragoza y al Valencia. Pero alcanzó la fama con su boina, su camiseta de la selección y su mítico bombo, que en ocasiones adornaba con mensajes de ánimo como 'deporte sí, violencia no'.

También animó al Valencia y era miembro de la peña 'Marea Roja'. Regentó un bar llamado Tu Museo Deportivo en las inmediaciones de Mestalla, que tuvo que cerrar durante la pandemia. En el bar, un museo al fútbol, disfrutó de grandes momentos y lo pasó muy mal cuando tuvo que traspasarlo.

Su primer viaje para animar a la selección fue en 1979 a un partido que España jugaba contra Chipre. A partir de ahí comenzó a asistir a cada encuentro. Su popularidad se disparó durante el Mundial de España en 1982, cuando se desplazaba en autostop para ir a los partidos de 'La Roja'.

Tal fue su irrupción en el mundillo del fútbol, que durante la Copa del Rey de 1983 fue recibido por el Rey Juan Carlos I, que le hizo entrega de una placa agradeciéndole su labor para con el deporte.

Su último partido animando a la selección fue el del pasado 23 de marzo en Valencia, contra Países Bajos. En ese encuentro recibió un precioso homenaje por parte de los hinchas de 'La Roja'. Su hija ha confirmado a este periódico que el mito de la afición española será enterrado en Huesca.

"La gente decía que estaba chavao. Al principio, lo pagaba todo yo, todo lo que sacaba, me lo gastaba. Pero la Selección se ha portado siempre muy bien, me dan muchas facilidades para las entradas, para poder viajar con ellos y tal. El desplazamiento de Valencia a Madrid lo pago yo y luego, en el país donde vayamos, la comida la pago yo. Y estoy muy agradecido. En vez de ganar tres, gano dos, pero vivo y hago lo que me gusta", comentó, en 2018 en su web.

La Federación ha sido una de las primeras en despedirse de Manolo. "Ha fallecido uno de nuestros seguidores más fieles, quien siempre nos acompañó en las buenas y en las malas. Sabemos que seguirás haciendo retumbar nuestros corazones. Descansa en paz, Manolo. Nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos", ha publicado en X.

Las mujeres transgénero no podrán participar en competiciones de fútbol femeninas en Inglaterra

Las mujeres transgénero no podrán participar en competiciones de fútbol femeninas en Inglaterra

Actualizado Jueves, 1 mayo 2025 - 12:04

Un fallo del Tribunal Supremo ha propiciado un cambio de política en el fútbol femenino de Inglaterra, informa Reuters. Así, las mujeres transgénero ya no podrán competir en el fútbol femenino en el país británico, según ha comunicado este jueves la Federación inglesa (FA).

El máximo tribunal británico dictaminó el 16 de abril que solo las mujeres biológicas, y no las trans, cumplen la definición de mujer según las leyes de igualdad. Esta decisión histórica fue recibida con preocupación por los aficionados trans, pero el gobierno la acogió con satisfacción por su claridad.

La política de la FA permitía a las mujeres transgénero participar en el fútbol femenino, pero esto cambiará a partir del 1 de junio. "El fallo del Tribunal Supremo del 16 de abril significa que cambiaremos nuestra política", declaró el organismo rector del fútbol en un comunicado.

"Las mujeres transgénero ya no podrán jugar en el fútbol femenino en Inglaterra, y esta política se implementará a partir del 1 de junio de 2025". La FA afirmó que la política que permite a las mujeres transgénero jugar se basa en hacer que el deporte sea accesible al mayor número de personas posible, "con el respaldo de asesoramiento legal experto" y en línea con las normas internacionales establecidas por la UEFA y la FIFA.

"Entendemos que esto será difícil para quienes simplemente desean jugar al deporte que aman con el género con el que se identifican, y nos estamos comunicando con las mujeres transgénero registradas que actualmente juegan para explicarles los cambios y cómo pueden seguir participando en el deporte", añadió.

Un Gobert gigante fulmina a los Lakers de Doncic en la primera ronda de los playoffs y LeBron se piensa su futuro

Un Gobert gigante fulmina a los Lakers de Doncic en la primera ronda de los playoffs y LeBron se piensa su futuro

El sueño de Doncic y LeBron no podrá cumplirse este año. Los Minnesota Timberwolves eliminaron este miércoles a Los Angeles Lakers llevándose por 1-4 la serie de primera ronda de los playoffs tras derrotar 96-103 a los angelinos, un auténtico varapalo para el equipo, que aspiraba a todo tras la llegada del esloveno desde Dallas..

Los Timberwolves esperan ahora rival en las semifinales del Oeste, que saldrá de la serie entre los Houston Rockets y los Golden State Warriors que dominan los californianos 2-3, informa Efe.

Hoy, Minnesota dominó con sus hombres grandes a los Lakers, muy necesitados de altura en estos 'playoff'. Rudy Gobert anotó 27 puntos y atrapó 24 rebotes. Julius Randle aportó 23 puntos.

Poco importó que la estrella de los Timberwolves, Anthony Edwards, solo anotase 15 (aunque atrapó 11 rebotes y repartió 8 asistencias), fallando 3 de cada 4 tiros. Tampoco que Minnesota estuviera especialmente desacertado desde el triple con un 7 de 47 (14,9 %).

Su dominio del rebote (65 a 48) les permitió gozar de segundas y terceras oportunidades frente a unos Lakers que veían como se les escapaba la posibilidad de anillo.

Nunca antes los Lakers habían caído en primera ronda del 'playoff' tras terminar al menos en tercera posición la temporada regular, como hicieron este año. Los Timberwolves fueron sextos.

Para los Lakers, Luka Doncic anotó 28 puntos, atrapó 7 rebotes y repartió 9 asistencias pese a jugar todo el segundo tiempo con molestias por una caída antes del descanso. Rui Hachimura aportó 23 puntos, LeBron James 22 y Austin Reaves se quedó con 12.

Los Lakers sin anillo

Era un partido a vida o muerte para los Lakers, pero en el primer tiempo cedieron el control a los Timberwolves, 1-3 arriba en la eliminatoria.

Se pusieron con un +14 los Timberwolves en ese primer cuarto, con un despliegue de poderío gracias a sus hombres grandes como Rudy Gobert, Naz Reid o Julius Randle. Hoy, los Lakers, echaron mucho de menos la envergadura de Anthony Davis.

En el segundo cuarto redujeron los Lakers al mínimo su desventaja, pero cada vez que se acercaban encontraban respuesta de los Timberwolves. Los Lakers fueron a remolque todo la primera parte, que terminó 49-59.

Más cuesta arriba se hizo cuando Doncic tuvo que retirarse a los vestuarios poco antes del descanso con una aparente lesión en la espalda tras caer golpeado por Donte DiVincenzo y Gobert.

Volvió a la cancha Doncic después del descanso, con dolor más que manifiesto, pero con un sentido de urgencia ante la proximidad del abismo.

Los Lakers fueron poco a poco limando la ventaja que llevaban los Timberwolves hasta que con un triple de Dorian Finney-Smith a 2:38 se pusieron 78-77, por primera vez por delante en el marcador.

El cuarto terminaría 80-81 con dos canastas de Gobert, que en ese momento ya llevaba 24 puntos y 16 rebotes, absolutamente dominante en la pintura.

Lakers y Timberwolves jugaron un último cuarto a la defensa, sin poderse despegar del otro en el marcador hasta que los angelinos perdieron por faltas a Finney-Smith. Minnesota aprovechó el momento para fulminar a los Lakers.

"No sé cuánto más quiero seguir jugando"

LeBron James ha dicho tras la derrota que se tomará un tiempo para reflexionar sobre su futuro en la NBA. El alero, de 40 años, compareció ante la prensa con tono desalentado tras la derrota de Los Angeles Lakers en su cancha por 103-96 ante los Minnesota Timberwolves, que finiquitaron la eliminatoria por un global de 4-1.

"No lo sé... No tengo una respuesta para eso", respondió James a la pregunta de cuántas temporadas más planea jugar. ,"Es algo para lo que me tengo que sentar con mi familia, mi esposa, mi grupo de apoyo, hablarlo con ellos y ver qué sucede", explicó. "Es una conversación también conmigo mismo sobre cuánto más quiero seguir jugando (...) Veremos".

'King James', máximo anotador histórico de la NBA, ha vivido un cierre decepcionante de su vigesimosegunda campaña en la liga. El alero promedió 24,4 puntos, 7,8 rebotes y 8,2 asistencias por partido, una media excepcional a estas alturas de su carrera, pero se quedó otra vez sin pelear por su quinto anillo incluso con el inesperado refuerzo de Luka Doncic en el mercado de fichajes de febrero.

LeBron tiene la opción de jugar una temporada más en Los Ángeles, con un salario de 52 millones de dólares, pero también de declararse agente libre y negociar con otras franquicias o de emprender la retirada.

El alero cumplió esta temporada su sueño de jugar junto a su hijo Bronny, que tuvo una participación testimonial en su campaña de novato, y este miércoles colocó ese hito en el primer lugar entre sus múltiples éxitos.

"Es el primero, eso es seguro", afirmó. "Poder jugar el deporte que amo y hacerlo al lado de mi hijo todo este año es uno de los más gratificantes y satisfactorios viajes en los que he estado".

Lamine Yamal encarga el Balón de Oro

Lamine Yamal encarga el Balón de Oro

El mayor problema de ir perdiendo 0-2 en el minuto 20 de una semifinal de Champions es no ser el Real Madrid. Me lo recordó mi amigo Toño, que es madridista, y me mandó un whatsapp justo en ese minuto para decirme, "tranqui, ahora llega la remontada", como si se estuviera riendo de mí, o se creyera que era su equipo el que estaba en la semifinal, que para el caso es lo mismo.

El Barça sacó un mural antes del partido recordando sus cinco Champions con sus años, cuando el aficionado culé lo que más recuerda son los huecos que cavó entre ellas. No es que el Real Madrid tenga más copas, lo que no tiene son fisuras.

El Inter llevaba tres partidos sin marcar y tardó 30 segundos en meter el primero. Fueron los 30 segundos más largos de la competición. En ellos pasaron más cosas que en partidos de la liga italiana enteros. Un contragolpe, un centro, un rechace, otro centro, un remate de tacón, y un gol, como en ese planeta de Interestellar, en el que cada hora pasan como siete años en la Tierra. El Barça caminaba por un lago en calma, y confundió con una montaña el tsunami que se le venía encima. En esa situación lo mejor que podía hacer el Inter es llevar el partido hacia un agujero negro, pero allí se encontró con un extraterrestre.

Dicen los que saben que una semifinal de Champions exige de jugadores que sepan manejar los tiempos, cabeza fría y veteranía, pero con un 0-2 lo que necesitas es un niño inconsciente, y el Barça tiene al mejor del mundo. Con razón Flick en el descanso, en vez de abrazarle como al resto de jugadores, lo frotaba como solo se frota a las vírgenes y a las lámparas maravillosas.

En vez de jugarse la eliminatoria Inter y Barça prefirieron pegarse una fiesta, y en ella el que más bailó fue Lamine Yamal. Lejos de ir crecido, suele responder que algún día le gustaría ganar el Balón de Oro, como si ese día no fuera mañana mismo. El del Barça es probablemente el mejor jugador del mundo, o por lo menos al que preferirías ver paseándose por los campos en una gira asiática antes que tragarte un Urawa Reds-Ulsan Hyunday del Mundial de Clubes. La IA empieza a darle favorito para el Balón de Oro, pero qué sabrá de fútbol la IA, que diría Florentino.

El éxtasis de Lamine desata a un Barça que peleará la final de la Champions en San Siro

Actualizado Miércoles, 30 abril 2025 - 23:11

Hay dos lenguajes que Lamine Yamal ha unido para catapultar al Barça: no solo es capaz de hacer diabluras con la pelota sino que también tiene un don para crear emociones. No le hables de futuro, de guardar ventajas, de bajar los brazos o de proteger un resultado que sigue dejando a mano una final de Champions. Háblale de someter y enloquecer a los rivales, de tratar de tumbarlos aunque sea para seguir subido al sueño. Con ímpetu adolescente, fue él quien desató al Barça en unas semifinales de infarto ante un Inter que desnudó sus carencias con suma facilidad obligándoles a un examen de conciencia en San Siro. [Narración y estadísticas (3-3)]

Lamine sembró el miedo el Montjuïc cuando se retiró del calentamiento. Los presagios no eran buenos, pero los espantó nada más arrancar el duelo y en las circunstancias más difíciles. El Barça se encontró con un gol en contra a los 30 segundos por una genialidad de Marcus Thuram. Un centro de Denzel Dumfries y un taconazo ante el resbalón de Íñigo Martínez para marcar el segundo gol más rápido que le han hecho al Barça en Europa. Un golpe inesperado, pero también mucho tiempo para levantarse.

No iba a ser tarea fácil porque el Inter se esforzó en guardar un botín que no tuvo que pelear. Como las legiones romanas, el equipo de Simone Inzaghi es capaz de juntarse en el área sin dejar hueco ni para el aire. Dejaron que el Barça los llevara hasta allí sin contar con que, esa noche, Lamine Yamal iba a ser imparable. Él solo se bastó para ir buscando la rendija hasta que la encontró. Ni bajo la persecución de Dimarco y Bastoni, con las ayudas de Mkhitaryan, pudieron maniatarle. Era noche de desenfreno y no tardó en verse.

Por donde nadie lo esperaba

Primero trazó un centro que sorprendió a Ferran Torres de lo medido que iba a su bota. Después fue el valenciano quien buscó ajustar al palo un rechace de Bisseck. Con el Inter empujado a vivir en su campo, antes de que el Barça lograra reaccionar llegó el segundo varapalo. Un córner forzaron los italianos y Dimarco lo puso al corazón del área pequeña para que Acerbi lo peinara y apareciera Dumfries con una increíble chilena. Dos goles en contra en 20 minutos y, pese al acoso y la posesión, ni un disparo culé entre los palos de Sommer.

El suizo tardó muy poco en dejar de ser espectador. Lamine Yamal se soltó la cadena y tiró del equipo cuando cumplía 100 partidos en la élite azulgrana. La banda era suya y quebraba con suma facilidad a cualquiera que saliera a su paso. Caracoleó desde la frontal, sin miedo, con descaro, colándose por donde nadie lo esperaba hasta sacar un disparo al palo largo que Sommer solo pudo seguir con la mirada. El chaval de 17 años, una vez más, acababa de prender una chispa que guió al Barça al empate.

Volvió a pasillear por el área hasta la línea de fondo para, en un palmo, soltar un zurdazo que el guardameta interista rozó para desviar al larguero. De la electricidad de Lamine se contagió todo el ataque. Probó Dani Olmo a soltar un latigazo girándose entre los centrales y Ferran y Raphinha anduvieron pendientes de los centros desde la derecha del inspirado genio de Rocafonda.

La volea de Dumfries para el provisional 0-2 del Inter.

La volea de Dumfries para el provisional 0-2 del Inter.AFP

No se podía sacudir el Inter el agobio ante el endemoniado peligro que generaba el canterano, que llevó otra vez a Sommer a salvarse del empate ante un disparo de Olmo. Lo que no pudo hacer es evitar que Pedri filtrara un balón a la cabeza de Raphinha que picó para la llegada de Ferran entre los dos centrales e igualara un partido en el que el Barça estaba logrando devorar al Inter.

Otro giro de guion lo provocaron las lesiones. Antes de la media parte, Koundé se echó al suelo. Demasiados minutos en las piernas del héroe de Copa y una nueva prueba de fuego para Flick, que tuvo que mandar al campo a Éric ante la ausencia de otro lateral diestro. La desgracia también golpeó al Inter con la lesión de Lautaro Martínez.

Quisieron Flick e Inzaghi bajar las revoluciones y evitar que el partido enloqueciera en la segunda parte. Se habían dañado con suma facilidad y había que recomponerse. Imposible. El Inter dio un paso al frente para sacudirse el dominio y, en un córner ante una mala salida de Szczesny, de nuevo Dumfries fue letal. La satisfacción de volver a adelantarse en el marcador apenas duró unos segundos, porque de otro saque de esquina en jugada ensayada, Raphinha soltó un obús desde la frontal que Sommer solo pudo mandar a su propia red.

El remate con el que Ferran Torres colocó el 2-2 en Montjuïc.

El remate con el que Ferran Torres colocó el 2-2 en Montjuïc.AFP

Nadie se conformó. El Barça siguió buscando tumbar al Inter, como si no hubiera un partido de vuelta, y los italianos se oxigenaron y encontraron con facilidad los metros a la espada de la defensa de Flick, con salidas taquicárdicas de Szczesny, un gol anulado por un ajustadísimo fuera de juego de Mkhitaryan y la sensación de que, llegados a los últimos minutos, una tregua era la mejor opción. Pero de eso no entiende Lamine, que aún estrelló un centro chut en el travesaño y contagió a Raphinha en el arrebato. Si quieren estar en Munich, tendrán que ordenarse y evitar que aparezca la locura en Milán. Si es que pueden.

Lamine Yamal, un veterano de 17 años que levantó a un Barça herido: "Es un talento que nace cada medio siglo"

Lamine Yamal, un veterano de 17 años que levantó a un Barça herido: “Es un talento que nace cada medio siglo”

Actualizado Miércoles, 30 abril 2025 - 22:50

Lamine Yamal lo advirtió en la previa, cuando le preguntaron si entendía que alguno pudiera decir que va demasiado crecido. "Mientras gane, no me pueden decir nada. Cuando no gane, sí", señaló un jugador que ha llegado ni más ni menos que a su partido número 100 con el Barça con solo 17 años.

Quizás, también debería valerle el empate. Sobre todo, por cómo se dio el partido y por el hecho de que, antes del arranque, pareciera que no iba a poder estar en el once.c

Ante el Inter, un rival ante el que toda una leyenda como Leo Messi se quedó con las ganas de marcar por lo menos un gol, volvió a reivindicarse sobre el césped. No solo marcando el gol que abrió el camino de la primera remontada barcelonista, después de que los italianos llegaran a mandar por 0-2 en el marcador de Montjuïc. También, como ha hecho tantas y tantas veces, espoleó a la grada de Montjuïc para que empujara al equipo azulgrana hacia algo que, en los primeros 21 minutos, parecía una quimera: marcarle por lo menos dos goles al equipo menos goleado de la Champions. Dos que, al final, tendrian que ser tres. "Es un talento que nace cada 50 años", concedió Simone Inzaghi.

"Ojalá pueda marcar yo", lanzó el martes en la sala de prensa de la ciudad deportiva Joan Gamper después de que el comentaran que el Inter quedó fuera de la voracidad goleadora de Messi. La forma en que anotó el 1-2 pareció a todas luces impropia de un futbolista con edad para estar tranquilamente en el juvenil. Se internó en el área tras quitarle el balón a Koundé, encaró a los dos futbolistas que siempre trataron de convertirse prácticamente en sus sombras sobre el terreno de juego y envió un trallazo que, tras tocar en el poste derecho de la portería de Yan Sommer, acabó estrellándose de manera irremisible en el fondo de la red apenas cuatro minutos después de que el Inter se pusiera 0-2 en el marcador.

El joven delantero azulgrana, de hecho, fue uno de los más destacados en un ataque barcelonista que buscó saltarle al cuello a su rival cual bestia herida tras verse tan lejos en el marcador. Hasta siete veces buscaron la portería rival ante un Inter que apostó descaradamente por resguardarse en la zaga, protegerse e, incluso, perder tiempo. Con esa actitud sobre el terreno, no tardó demasiado tampoco en llegar el 2-2, con Ferran como ejecutor.

De poco le sirvió a Dumfries llevarse un doblete al bolsillo con el 2-3. Raphinha, asistente de Ferran en el 2-2, puso en ese caso el 3-3. Lo peor para los azulgrana, no obstante, más allá de un resultado que lo deja todo abierto para una vuelta a todo o nada, la misma semana en la que el Real Madrid visitará Montjuïc para el segundo clásico de la Liga de esta temporada, fue la lesión de Joules Koundé. El francés, imprescindible para Flick en la banda derecha de la defensa y capaz incluso de irse a correr por Sitges al día siguente de un partido si entiende que le faltó esfuerzo, tal y como confesó el propio técnico, sufre una rotura en el isquiotibial de la pierna derecha que hace que su presencia en lo que resta de temporada esté como muy mínimo en el aire.

El Inter, mientras, muy poco después, se vio afectado también por una baja de peso: la de Lautaro Martínez. El delantero argentino sufrió también un problema muscular a finales de la primera parte que invita a pensar que, como mínimo, se pederá la vuelta de la semana que viene en San Siro. Y, también, tal vez, un final de liga en Italia en la que el conjunto neroazzurro aspira aún a arrebatarle el primer puesto a un Nápoles que, ahora mismo, encabeza la tabla.