Marc Márquezsabe muy bien cómo jugar sus cartas. En Mugello no solo se hizo con un triunfo de nuevo incontestable, tras unas primeras vueltas en las que protagonizó un toma y daca espectacular con su hermano Álex y un Pecco Bagnaia obligado a darlo todo en casa. También, supo tener un gesto con los ducatisti con el que, seguro, acabo de seducir incluso al más reacio a rendirse a sus pies, si es que quedaba alguno, clavando la bandera de Ducati ante su grada, renunciando a un 93 que, esta vez, era más especial que nunca. No en vano, había sumado el triunfo número 93 en su carrera, el 67 en la máxima categoría. Con él, suma ya 270 puntos, 40 más que Álex, otra vez segundo, y 110 más que un Bagnaia que, a la postre, se vio descabalgado de la tercera plaza por un zarpazo a finales de la penúltima vuelta de un Fabio di Giannantonio que supo esperar su momento para estrenarse en el podio en casa.
“Cuando iba cuarto, el ritmo que llevaba estaba al límite, pero, según pasaban las vueltas, tenía a Pecco ahí, sabía que tenia que arriesgar y decidí darlo todo para pasarlo. Estoy encantado de haber logrado mi primer podio en Mugello, ante esta afición”, aseveró al término de la prueba el tercer clasificado de un GP de Italia algo más lento que el curso pasado, sin duda marcado por un calor del todo asfixiante. “Honestamente, esperaba sacar más puntos que Marc, pero él se ha movido más rápido que nosotros. He dado el máximo, tratando de no cometer errores. Al principio, con la pelea entre Pecco y Marc, trataba de no irme fuera y después intenté imponer mi ritmo, pero en las últimas vueltas tuve algunos problemas con el neumático trasero, que afortunadamente pude gestionar bien”, señaló por su parte el menor de los Márquez.
“La sensación es increíble. No íbamos exactamente de rojo, pero era el día Ducati, sabía que era importante para ellos y, para mí, también. Me siento parte de su familia. Hemos gestionado la carrera, al principio con Pecco y Álex, con el deposito lleno, me costaba, pero, a partir de que iban decayendo los neumáticos, traté de darlo todo y estoy muy contento de haber conseguido los 37 puntos en este circuito”, zanjó por su parte un Marc Márquez que, como su compañero de equipo, lucía tanto en el mono como en su montura una mezcla de tonos granate y negro oscuros, «renacentistas», según señalaba la propia escudería esta semana. La emoción de las primeras vueltas, con un intercambio de golpes espectacular entre él y un Pecco espoleado al máximo por correr en casa, con Álex siempre atento para pescar en río revuelto, acabó dando paso a una carrera en la que, de nuevo, dejó claro su dominio por encima del resto de los pilotos del paddock y en la que, incluso, llegó a sacarle más de dos segundos de ventaja al único capaz de seguirle en parte el ritmo. Cómo no, otro Márquez.
En cuanto al resto de pilotos españoles, Raúl Fernández fue séptimo, Pedro Acosta, quien tuvo muchos problemas a lo largo de la carrera, octavo, Joan Mir, undécimo, Fermín Aldeguer, duodécimo, Álex Rins, decimoquinto y Maverick Viñales, finalmente, se fue al suelo tras un toque con un Franco Morbidelli que sería sancionado con una long lap por conducción irresponsable.