Armand Duplantis y Jakob Ingebrigtsen. Dos nombres en la cima del atletismo mundial. Dos máximos ejemplos del deporte nórdico. Un sueco (de padre estadounidense) y un noruego. Dos récords del mundo de una tacada en el Silesian Stadium (Polonia), en el curso de la Liga de Diamante. El de salto con pértiga (6,26) y el de 3.000 metros (7:17.55).
Dos plusmarcas muy diferentes en el tiempo. La anterior de Duplantis (6,25) tenía 20 días. Se había producido en los Juegos Olímpicos de París. La precedente de los 3.000, firmada por Daniel Komen, tenía 28 años. El keniano había corrido en Rieti en 7:20.67. Ingebrigtsen la ha hecho trizas. Dejó muy lejos al etíope Berihu Aregawi, soberbio, sin embargo, con sus 7:21.20, récord nacional y tercer registro de todos los tiempos. Adelanta a Hicham El Guerrouj (7:23.09).
De Duplantis no hay mucho que hablar: sólo, entre la admiración renovada y la costumbre admitida, seguir elucubrando acerca de cuáles pueden ser sus límites reales, una cuestión casi teológica. Los demás pertiguistas, incluido Sergey Bubka, llevaron la disciplina a otras alturas. Duplantis, a otra dimensión.
Los 3.000 no son una distancia olímpica. Pero, como la milla, que tampoco lo es, goza de enorme prestigio y se programa con frecuencia. Los mejores mediofondistas no le hacen ascos. Al contrario. Con su imponente marca, referencial, orientativa, estimulante, Ingebrigtsen se aproxima un poco más a la posibilidad de romper el primado de los 1.500 y los 5.000. No se halla lejos de ambos. Pero a estos niveles, unas centésimas establecen un muro. Jakob está al pie. Ahora hay que saltarlo. Duplantis sé enfrenta a sí mismo. Ingebrigtsen, a El Guerrouj y a Joshua Cheptegei.
La reunión polaca soñaba con algún fundamento con otro récord mundial, el de 800. Pero Marco Arop (1:41.86) no se aproximó al 1:40.91 de David Rudisha. Mohamed Attaoui ha pegado un bajón desde su récord de España (1:42.04) y su cuarto puesto en los Juegos (1:42.08). En Lausana corrió en 1:45.40 y en Polonia en 1:44.96.
Unos 100 metros magníficos y reñidos contribuyeron al lustre del mitin polaco. Fred Kerley hizo 9.87. Ferdinand Omanyala, 9.88. Y Ackeem Blake, 9.89.