UEFA Nations League
0-1 en Braga
La selección adormece a Portugal durante una hora y la remata en el tramo final con un gol de Morata en el minuto 88 (0-1).
España tenía un plan. Hipnotizar a Portugal durante una hora y, ya dormida, robarle la clasificación para la Final Four de la Liga de Naciones. Lo consiguió. El plan salió bien en su primera parte, pues España logró dormir a Portugal, a los portugueses, a los españoles y hasta a los árbitros, preso Orsato en un par de ocasiones de eso que suele ocurrir cuando te pones a pensar en qué te vas a poner mañana. Total, que esa parte sí salió bien. Faltaba, claro, la segunda, la más difícil, la de resolver en el área rival y trascender la mera posesión. Ante un equipo con una potencia de fuego como pocos, la selección volvió a evidenciar que sí, que es un buen equipo, que sí, que tiene un buen entrenador, y que sí, que siempre tiene un plan, y que, de acuerdo, a veces sale y a veces no, que a veces pierde con Suiza y a veces le gana a Portugal, y que el Mundial será una ruleta rusa, fuera en la primera fase o campeón. O no, a saber, este equipo es indescifrable. Para lo malo, para lo bueno y para lo muy bueno. España siempre tiene un plan.
La alineación de Luis Enrique fue inverosímil para todos menos para él, claro, que pone a los que cree mejores para cada partido. Y, por algún motivo que a los mortales escapa, Hugo Guillamón era el ideal anoche como central, junto a dos laterales nuevos, a un centro del campo también reformado y a una delantera donde repetían dos (Pablo Sarabia y Ferran Torres) de tres (Álvaro Morata sustituyó a Borja Iglesias). Sin cuestionar que para él, para Luis Enrique, eran los mejores, lo cierto es que sorprenden estos aspavientos permanentes en el once, sujeto, como él dice, a una idea fija.
Enfrente estaba un equipo lleno de estrellas de primerísimo nivel. Tres del City, dos del United, dos del PSG, uno del Liverpool… Todos titulares. Jugadores a los que no les hace falta casi el 70% de posesión, que fue lo que acumuló España en la primera parte, para generar fútbol, fútbol vertical y fútbol del que remata a portería. Un buen resumen de ese primer parcial sería: España, 300 pases en cada jugada, apenas pisó el área de Diogo Costa. Portugal, 3 pases en cada jugada, estuvo a punto de hacer gol varias veces. Pero es que España tenía un plan, porque España siempre tiene un plan.
Jugadas interminables
Luis Enrique, consciente de la inferioridad técnica de su equipo, optó por amasar el balón más que nunca, por protegerse con una posesión exasperante por momentos, incluso a riesgo de no asomarse por los dominios del portero rival, como así ocurrió. En esa primera hora, España solamente logró terminar una de sus interminables jugadas, y lo hizo con un remate parabólico e inocente de Ferran. El de Fernando Santos, consciente de su calidad, y consciente también de que a quien le valía el empate era a ellos, no se fue a por España. Puso a los suyos en el centro del campo, con Cristiano Ronaldo de referencia, y esperó un error. Las pocas veces que logró robar agitó a España, pero España tenía un plan, porque España siempre tiene un plan.
Fueron pasando los minutos entre los bostezos del personal, incrédulo ante la tenacidad de España para prorizar la ausencia de fallos antes que el riesgo.. Al descanso, la sensación era de que la selección podía estar jugando una semana seguida que no sería capaz no ya de hacer gol, sino siquiera de disparar a portería. Pero España tenía un plan, porque España siempre tiene un plan.
Para saber más
Nico Williams y la agresividad que necesita Luis Enrique
A la vuelta entró Sergio Busquets, pero no por Rodri, sino por Guillamón, pasando Rodri a jugar de central, pero la traca de Luis Enrique apareció a falta de media hora, cuando de un empujón se presentaron Yeremi Pino, Gavi y Pedri. Ahí quedó claro el plan. España había adormilado a Portugal durante una hora, haciéndole correr detrás de la pelota para, en esos últimos 30 minutos, ir definitivamente a por la clasificación. España tenía un plan, porque España siempre tiene un plan.
Y fue en el 68, cuando Álvaro Carvajal sacó bajo palos la última opción de Portugal (que tuvo varias que hubiesen mandado a paseo el plan), el momento en el que España se abalanzó de mala manera sobre su oponente, entregado a un crespuscular Cristiano. Fue teniendo opciones hasta que Morata abrochó la noche tras un balón cruzado de Gavi y una dejada de Nico Williams. España tenía un plan, porque España siempre tiene un plan. Salga bien o no.