Final Mundial sub-17
Colombia 0 España 1
Un gol en propia puerta de Colombia en una agónica final permite a la selección española revalidar el éxito conseguido hace cuatro años en Uruguay. Vicky López, mejor jugadora del torneo
Solo podía ser con suspense, el compañero inseparable de la selección española en el Mundial sub-17. En cuartos contra Japón, en la semifinal contra Alemania o contra Colombia, en el partido que abrió el torneo y el que lo cerró, una final en la que España volvió a imponerse por la mínima (0-1). Suspense por el gol anulado a Cristina Librán al comienzo de la segunda parte, y por todo lo que lloró el balón hasta entrar en la portería tras un rechace de la defensa a disparo fallido de Laia Martret. Pero entró y España, la reina del suspense, vuelve a ser campeona del mundo sub-17.
Un título que confirma al fútbol femenino español como una de las grandes canteras del planeta: en los últimos cinco meses también ha sido campeón del mundo sub-20, campeón de Europa sub-19 y subcampeón de Europa sub-17. Aquellas lágrimas de rabia después de caer en la tanda de penaltis del Europeo contra Alemania son hoy de euforia.
España llevó el peso de la final, pero antes tuvo que meter en vereda a Colombia. Las cafeteras salieron con brío, buscando sorprender a las de Kenio Gonzalo antes de que hubieran tomado asiento. Y casi lo consiguieron, porque al poco de empezar, en lo que parecía una falta lateral sin más historia, Gabriela Rodríguez obligó a Sofía Puente a meter la mano cerca del larguero.
La selección española calmó los ánimos con el balón. Nada menos, pero poco más. Porque ante una defensa tan poblada y bien puesta como la colombiana, avanzar un metro costaba un mundo. Fueron minutos de posesión sin peligro. De mando, pero no de dominio. Cada vez que España intentaba conectar con Vicky López (Balón de Oro del Mundial) o un paso más arriba con Carla Camacho, se golpeaba contra una muralla.
No había manera de recibir con ventaja cerca del área, ni siquiera con solo una línea que batir por delante. Y en ese aprieto, España se agarró a las únicas opciones que quedaban a mano: el disparo lejano y el balón parado. De lo primero dejó buena muestra Cristina Librán, con dos buenos latigazos desde la frontal. Uno exigió un paradón de Agudelo y el otro, aunque tocó en una defensa, salió a medio palmo de portería. De lo segundo quedó el poderío aéreo de Artero, que sobresaltó a Colombia en dos balones por alto.
Mandaba España, pero también amenazaba Colombia, que con Linda Caicedo no necesita mucho más para meter el miedo en el cuerpo. La rapidísima delantera, una de las grandes joyas del panorama mundial, apareció poco pero con fuerza. Una arrancada por banda izquierda, un disparo lejano, una escapada en velocidad. Con poco levantaba la alerta en la defensa española.
Suspende y gloria
Nada más comenzar la segunda parte, Jone Amezaga desbordó por el costado derecho y centró a ras de suelo para que Cristina Librán embocara con el interior en la frontal del área pequeña. Agudelo paró de primeras pero el balón acabó dentro después de rebotar en la jugadora del Madrid CFF. Por unos minutos España estuvo delante en el marcador, pero después de mucho interrogar al VAR la colegiada lo echó abajo después de apreciar que el toque había sido en la mano.
Tocaba seguir picando piedra, tal como había tenido que hacer la selección en la fase de grupos. También aquí como entonces la energía de Colombia fue agotándose, y con el paso de los minutos fueron aflorando espacios que antes no aparecían. Gonzalo reclamó piernas frescas y dos de esas reservistas, Paula Partido y Laia Martret, de nuevo más allá del minuto 80, fabricaron el gol que valdría un Mundial.
En una acción casi calcada a la que había originado el gol anulado de Librán, Partido se escapó por la banda derecha y puso un centro de vuelo bajo por delante de la defensa. A Olaya le faltó calzar un número más de bota para rematarlo, pero en el segundo palo sí llegó Martret, que remató como pudo. Medio tobillo, medio exterior, mordido entero. Feo, pero efectivo: el balón golpeó en Guzmán y llorando un mar de suspense, entró para hacer de nuevo a España campeona del mundo sub-17.