El Tribunal publicará este jueves la sentencia definitiva del caso entre la Superliga y la UEFA. El proyecto acusa a la organización de Ceferin de monopolio. “Necesitamos que nos digan que podemos crear una competición”.
Este jueves en Luxemburgo el fútbol europeo puede cambiar para siempre. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictará por fin sentencia en el caso de la Superliga contra la UEFA y de sus reflexiones nacerá una nueva forma de entender las competiciones continentales. O no. Porque también es posible que el TJUE, que ha alargado su conclusión final más de seis meses, diga, en resumen, que “está todo bien como está“. Sea como sea, este 21 de diciembre de 2023 la Superliga convertirá su sueño en realidad o en pesadilla y sabrá, por fin, si su razón de ser es viable. Es su Día D.
La Sala de vistas III de la 6ª planta de la curia europea será la encargada de descubrir la sentencia. Lo hará a partir de las 9:30 de la mañana, doce horas antes del encuentro del Real Madrid contra el Alavés en Mendizorroza, segundo plato de un día clave para la directiva del conjunto blanco y para su presidente, Florentino Pérez, alma y actor principal del proyecto creado el 18 de abril de 2021.
Porque sobre el papel es la ‘European Superleague Company S.L.’ la que denuncia a la UEFA y a la FIFA, pero en la práctica es el Madrid y los grandes clubes del continente, liderados por los blancos, el Barça y la Juventus, los que están peleando para que la Justicia diga que las dos grandes organizaciones del fútbol mundial, especialmente la UEFA, tienen una posición de monopolio en las competiciones continentales al prohibir la creación de nuevos eventos. El fallo será vinculante sin posibilidad de recurso. “Sólo necesitamos que nos digan que podemos crear una competición“, explican a EL MUNDO fuentes de la Superliga.
La reflexión previa sobre el caso la realizó el abogado general del TJUE, el griego Athanasios Rantos, que en sus conclusiones se mostró favorable a UEFA y FIFA y dijo que las normas que supeditan cualquier nueva competición a una autorización previa son compatibles con el Derecho de la Unión en materia de competencia. “Si bien la European Super League Company tiene libertad para crear su propia competición de fútbol independiente fuera del ecosistema de la UEFA y de la FIFA, no puede, además de crear esa competición, continuar participando en las competiciones de fútbol organizadas por la FIFA y la UEFA sin la autorización previa de esas federaciones”, aseguró. Libertad, sí. Sanciones, también.
Según los expertos en la materia, el TJUE suele seguir en más del 80% de los casos las conclusiones del abogado general, un argumento que tranquiliza a la UEFA. Pero durante estos meses la Superliga ha anunciado diversos cambios en su razón de ser que pueden darle algo más de posibilidades en la sentencia. Ya no se habla de una competición “semi-cerrada“, sino de una “abierta”, con 60-80 clubes participantes y que se organice según los méritos deportivos. Algo que, según fuentes cercanas a la UEFA, no debería cambiar la reflexión del Tribunal, que sólo tiene que decidir sobre el monopolio o no de su organización.
El profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III Alberto Palomar Olmeda ve “realmente muy difícil predecir los efectos de la sentencia” y cree que “lo determinante no es solo el sentido sino los matices”.
“Si le da la razón al juez español y prohíbe que el movimiento deportivo pueda tomar medidas de coerción sobre quienes, sin abandonar su organización, piensan en la conformación de una liga al margen, es evidente que los efectos van mucho más del fútbol y lo que entrará en pánico o en crisis es el conjunto del denominado sistema piramidal de organización del deporte“, señala.