El puzle de fútbol y egos del Madrid de Ancelotti

El puzle de fútbol y egos del Madrid de Ancelotti

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Sin un nueve de referencia, ha cambiado el sistema para rotar más fácil a su centro del campo. Vini y Rodrygo no terminan de fluir y suman un gol cada uno.

Ancelotti, en el entrenamiento del Madrid.Javier LizónEFE

En el minuto 40 de la primera parte del derbi, Davide Ancelotti salió del banquillo, se acercó a Valverde y señaló hacia Camavinga y Kroos. El hijo de Carlo, el hombre en la sombra de su padre para casi todo el apartado táctico del Madrid, indicó al uruguayo que el francés y el alemán debían intercambiar sus posiciones. El galo debía caer un poco hacia la izquierda y el ex del Bayern sería el nuevo ‘5’ del conjunto blanco ante el Atlético. Al cuerpo técnico no le estaba convenciendo la posición de Kroos en defensa, sin capacidad para llegar a las ayudas de Fran García, ni la posición de Camavinga en ataque, más anclado que de costumbre. Al banquillo madridista, de hecho, no le estaba gustando nada en general.

En el descanso Modric, al que había incluido en un once con 5 centrocampistas, se quedó en el vestuario y Joselu devolvió a Bellingham a la mediapunta para compartir delantera con un Rodrygo demasiado centrado, tanto que terminó el partido escorado a la izquierda, donde más disfruta, mientras Brahim completaba por la derecha el trío atacante. Y es que más allá de la derrota del derbi, ahora mismo el gran quebradero de cabeza en Valdebebas es el puzle del sistema y la gestión de los minutos y virtudes de los futbolistas. ¿Cómo debe jugar el Madrid?

Si hay una cosa que en el Bernabéu ha estado clara desde hace años es el 4-3-3, con las pequeñas incisiones de Isco para sentar a Bale en la primera etapa de Zidane. La envergadura del centro del campo formado por Casemiro, Kroos y Modric y la potencia de la BBC habían hecho muy fácil apostar por el sistema de tres delanteros. Incluso después de la salida de Cristiano, con la llegada de Vinicius o Hazard, lo más cómodo había sido mantener el esquema. También tras el adiós de Bale, con la aparición de Rodrygo y los minutos por la derecha de Asensio y Valverde. Jugadores diferentes dentro de una misma formación.

La llegada de Bellingham

Pero la llegada de Bellingham y el viaje de Benzema a Arabia, una estrella por otra pero en posiciones diferentes, lo ha cambiado todo. El Madrid ha firmado a un centrocampista de época, ha perdido al ‘9’ que acababa de ganar el Balón de Oro y en su lugar ha aterrizado Joselu. Son palabras mayores como para replantearse la formación que le ha llevado a levantar cinco Champions en la última década. O eso pensaban en la dirección deportiva y en el banquillo. «Tienen que jugar los mejores», se deslizaba por Valdebebas en verano. Y quizás a partir de ahí se entienda todo.

Desde hace tiempo, el Madrid prioriza nombres en lugar de posiciones. Y eso no tiene porqué ser una circunstancia negativa. Camavinga no es lateral izquierdo, pero cuajó una excelente mitad de temporada en la banda, siendo más interior que carrilero en ataque y potenciando sus características. Lo mismo con Valverde, capaz de jugar como extremo. Y a la hora de acceder al mercado, la mejor opción siempre será el mejor fichaje. ¿Necesitaba el Madrid, en su 4-3-3, otro centrocampista? Seguramente no. ¿Es Bellingham un buen fichaje? Absolutamente. Uno histórico.

Nombres antes que posiciones

El Madrid de los Galácticos acumuló talento y a partir de ahí lo situó en el campo. Zidane, Figo, Beckham, Raúl, Ronaldo, Owen… Ahora estamos en una situación parecida. ¿Cómo organizar el caudal de talento del Madrid? En verano, el cuerpo técnico se enfrentó a un papel con seis huecos y ocho nombres: Tchouaméni, Camavinga, Valverde, Bellingham, Rodrygo, Vinicius, Kroos y Modric. Una lista sin un nueve a pesar de las peticiones de Ancelotti. El italiano aceptó los designios de la dirección deportiva y cambió el esquema para gestionar a un vestuario lleno de centrocampistas, tanto jóvenes como veteranos.

El rombo del centro del campo genera una posición más en la que rotar, con lo importante que es eso para la gestión del vestuario, y potencia la versión más goleadora de Bellingham, pero ha cambiado de posición al inglés, que jugaba como tercer centrocampista en el Dortmund, a Vinicius y a Rodrygo. Los brasileños, que explotaron desde la banda, parten ahora más centrados y suman un gol. «Tienen libertad, no les quiero quitar su creatividad», se justificó Ancelotti. Las piezas deben encajar.

kpd