El Madrid salvó al amarillo

El Madrid salvó al amarillo

Al Madrid le dio suerte el amarillo. Al revés, solucionó un partido en principio complicado, por la aparición, por fin, de Vinicius, que incluso jugó todo el partido. Y marcó dos goles.

Mbappé no fue la estrella del partido. Incluso le regalo el penalti a Vini para que casi lo fallara, pues está imposibilitado para tirar un penalti. Y Mbappé, que casi nunca estuvo en posición estelar, se fue con su gol habitual, gracias a la generosidad de Brahim, que no juega nunca por culpa de la orden de que juegue Mastantuono, que hoy en día es peor jugador.

Parece que la presencia constante de Mastantuono es casi una obligación de la Casa Blanca. Pero el argentino no está para jugar. Y está más verde que el trigo verde.

Por otra parte, Alonso todavía crea muchas dudas de su continuidad. En un momento clave irrumpió con Belligham y Camavinga y quitó a Arda Güler y a Ceballos, que son creadores de juego. Metió Alonso a su equipo en un lío por “bien queda”. Incluso el inglés sólo tuvo la obsesión de marcar, el equipo le importaba un pito. Lo peor es que Bellingham ya no es es necesario en el Madrid.

Xabi Alonso fue más o menos salomónico con Valverde, que jugo de lateral, pero como un semi carrilero, algo que tampoco le ayuda, porque el capitán del Madrid ni siquiera pudo ejercer de corredor de la banda derecha. Le cortaba el paso el impertinente Mastantuono, que es como un grano en el pie madridista.

Valverde, lo quiera o no, mejoró mucho con respecto a cuando jugaba de creativo. Es el mejor lateral derecho del Madrid. Ni Arnold ni mucho menos Carvajal. Hoy día Valverde lucirá como lateral. Su largas galopadas incita a que triunfe y cada día sea más imprescindible.

Mbappé le puso un gol cantado a Mastantuno, que desperdició puerilmente. Hay un inmenso error en el fútbol actual, que practican todos los que disparan a puerta. En lugar de machacar y disparar con el empeine, se empeñan con chutar con el exterior del pie. Le ha pasado en otras ocasiones. Cuando se toca con el exterior, el balón entonces siempre sale más flojo y cualquiera aparece para rechazar el disparo.

Marcelino, en principio, tuvo más miedo que vergüenza. Casi puso todo el equipo delante del portero. Cuando se se dieron cuenta los amarillos de que el Madrid ataca posicionalmente muy lentamente y , por tanto, no hace ni una sola ocasión de gol, Thomas se echó hacia adelante para que se le fuera arriba el equipo.

Y, casi se ponen por delante, pero Courtuois apareció milagrosamente. Hasta un golazo de Mikautadze puso en peligro al Madrid, porque con Bellingham y Camavinga, el Madrid jugaba sin centro creador ni defensivo: un equipo absolutamente partido.

Le va a venir bien el parón a Xabi Alonso para paliar el soberano ridículo que hizo en el Metropolitano. Ningún madridista lo olvidará jamás . Con este trago positivo con el Villarreal es como si hubiera ganado una armisticio, pero nadie esta seguro de Alonso.

kpd