LaLiga Santander
Real Madrid – Espanyol (3-1)
Los blancos remontan un gol de Joselu, ganan 3-1 al Espanyol y se quedan a seis puntos de los azulgrana, que mañana visitan San Mamés.
El Real Madrid se reencontró con la victoria en Liga después de casi un mes sin conseguirla (no ganaba desde el 18 de febrero contra Osasuna) y tras remontar a un débil Espanyol, que se adelantó en el marcador pero fue inocente en defensa y en ataque durante el resto del encuentro. Tras los empates ante el Atlético y el Betis, los goles de Vinicius, Militao y Asensio dejan a los blancos a seis puntos de un Barça que este domingo debe visitar San Mamés antes del clásico del próximo día 19.
El Bernabéu, empapado todavía por el chaparrón del ‘Caso Negreira‘ y la ruptura del silencio del Madrid contra el Barça, se encontró de repente con un gol de Joselu. Un golazo. Protestaron Ancelotti y Tchouaméni una falta sobre el francés en el inicio de la jugada, pero Figueroa Vázquez dejó seguir. En la continuación, Rubén Sánchez encontró un hueco a la espalda de Camavinga, que midió mal, y le puso un balón perfecto a Joselu para que éste, de primeras y liberado de la marca de Militao, enviara la pelota a la escuadra de Courtois.
Era el minuto 8 y los blancos ya se veían por detrás en un momento que pedía apretar para incomodar al Barça en la clasificación. Consciente del punto de inflexión que puede ser este fin de semana para el campeonato, el Madrid reaccionó. Y lo hizo, como una constante a lo largo de casi toda la temporada, sobre los hombros de Vinicius Júnior.
El 0-1 apuntaló el muro defensivo del Espanyol, que plantó dos líneas enfrente del ataque madridista y dejó a Joselu como una isla arriba. Ahí le costó al conjunto de Ancelotti, sin la referencia de Benzema y con Rodrygo como falso nueve, bailando entre la mediapunta, el extremo derecho y el centro de la delantera. Cual partido de balonmano, la pelota navegaba sin profundidad de Kroos a Modric, de Valverde a Carvajal, sin éxito, hasta que aterrizaba en los pies de Vinicius y de Rodrygo, ya más asentado.
En el 22, Vinicius recibió en la zona izquierda del ataque, tiró una diagonal hacia la frontal, evitó la defensa de Óscar Gil y disparó perfecto al palo izquierdo de Pacheco. Una acción individual que solucionó las dificultades colectivas de los blancos.
A partir de ahí, el Madrid fluyó y aprovechó la debilidades defensiva del Espanyol, un equipo con talento en el centro del campo y con la pegada de Joselu, pero con muchos problemas atrás. La movilidad de Rodrygo inquietó a los centrales y el brasileño pudo marcar el 2-1 en un par de acciones que resolvió Pacheco.
El estadio, relajado por la hora, se agitó por una tarjeta amarilla a Vinicius después de un forcejeo con Cabrera a 80 metros de la portería de Courtois. Un castigo riguroso que el brasileño no entendió y que el Bernabéu protestó con rabia.
A los pocos minutos, Militao convirtió esa rabia en fútbol y anotó el 2-1 con un excelente cabezazo tras un gran centro de Tchouaméni con el exterior. Una remontada merecida para un Madrid que en el global de los primeros 45 minutos había sido mejor que su rival.
Después del descanso, con la ligera comodidad del resultado y la poca iniciativa del Espanyol, el Madrid durmió el partido, quizás pensando ya en el Liverpool. Sin ocasiones claras durante los primeros 25 minutos de la segunda parte, Ancelotti movió el árbol. Sacó del campo a Kroos, Modric y Tchouaméni y dio la vuelta a su mediocampo, que terminó el duelo con Camavinga como eje y con Valverde y Ceballos de interiores.
Rodrygo estuvo a punto de marcar de falta, pero su lanzamiento se estrelló en el larguero, y durante los últimos diez minutos hubo cierto runrún por los esfuerzos del Espanyol para empatar el partido, pero el tanto de Asensio tras una gran arrancada de Nacho sentenció el partido.
