La titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia ha abierto una investigación por el presunto delito de odio que sufrió el jugador del Real Madrid Vinicius Jr. el pasado domingo en Mestalla. La instructora ha citado a declarar como imputados a los tres jóvenes de entre 18 y 21 años que fueron detenidos el pasado martes y al propio jugador brasileño, que declarará en calidad de perjudicado.
El juzgado ha abierto el procedimiento tras recibir un atestado por un posible delito de odio elaborado por la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de la ComunidadValenciana, al que se ha acumulado la denuncia presentada por la LaLiga, personada como acusación particular.
Vinicius declarará en Madrid por videoconferencia y la juez ha pedido que se habiliten todos los medios técnicos necesarios para que el futbolista no tenga que desplazarse a la Ciudad de la Justicia de Valencia. El futbolista ya lo hizo de la misma manera en el procedimiento que sigue abierto en Palma por los insultos que recibió en el partido ante el Mallorca.
La magistrada también ha solicitado al Valencia que conserve todo el material audiovisual registrado por las cámaras de seguridad de Mestalla a partir del minuto 72, momento previo a la denuncia de Vinicius, por si en algún momento de la instrucción fuera necesario. La Policía ya examinó parte de esas imágenes y su contenido se incluye en el atestado que remitió al juzgado.
El club también deberá identificar a los vigilantes de seguridad que se encontraban trabajando en la grada de animación Mario Kempes del estadio de Mestalla el día del partido para que puedan prestar declaración como testigos.
Nadie las esperaba y fueron capaces de llevar a España no solo a su primer torneo internacional, la Eurocopa de 1997, sino hasta las semifinales. Era un contexto en el que vestían los equipajes de los chicos en talla S y se llevaron una prima de 25.000 pesetas. Entre aquellas pioneras de un fútbol olvidado estaba una joven Maider Castillo (Éibar, 1976), que completó una larga carrera y dio el salto a la dirección deportiva.
¿Qué recuerdan de aquella Eurocopa de 1997?
El recuerdo que tengo es buenísimo porque mi debut fue en aquella fase de clasificación. Lo logramos jugando una eliminatoria contra Inglaterra, que ya era una gran selección y tenía un fútbol semiprofesionalizado. Nosotras teníamos a Roser Serra, nuestra portera, jugando en el Arsenal y siempre digo que ella fue la que nos clasificó. No he visto volar a nadie como lo hizo ella en la ida contra Inglaterra, que ganamos 2-1 en casa y luego ahí empatamos a uno. En el Europeo, más de lo mismo. En nuestro grupo estaban Suecia, Francia y Rusia. Salvo las suecas, todas debutantes, pero, poco a poco, nos fue bien. Empatamos contra Francia, 1-1, ganamos 1-0 a Rusia... todo justito. Y perdimos 1-0 contra Suecia. Quedamos igualadas a puntos con Francia y por goal average pasamos a una semifinal. Imagínate. A mí me costó digerirlo, fue todo muy rápido. Nos eliminó Italia (2-1), pero fue un sueño.
¿Y cómo era el entorno, muy amateur?
Mucho. De hecho, solo estábamos ocho equipos en dos grupos de cuatro. De esa fase, pasabas a la semifinal y a la final. Si el campeonato era amateur, nuestra Liga ni te cuento. Yo compaginaba mis estudios en Vitoria y los viernes me iba a Eibar a entrenar y jugar. Eso ahora es impensable.
¿Por qué aquel logro no fue un impulso?
Es un tema de sociedad y, además, el fútbol femenino estaba olvidado. Hay muchas selecciones de aquellas que evolucionaron y la nuestra, no. Fíjate el tiempo que pasa para que te vuelvas a clasificar a otra Eurocopa, en 2013. Al final, en otros países, tanto federaciones como clubes apostaron y en España no se hizo. Es la realidad. Ahora, cuando ha habido promoción, se ha visto cómo han crecido las licencias. O cómo trabajando la condición física las diferencias se igualan.
En esa igualdad ya se impone la calidad de las jugadoras
A nivel técnico-táctico, estábamos preparadas, éramos buenas, pero en el físico había mucha diferencia. Era nuestro punto débil. En el momento en que eso se iguala, el resto aflora.
Ha pasado años en el Levante y ahora, como directora deportiva de la Real Sociedad, ¿cree que la Selección ha tirado de la Liga F o que la mayor apuesta de los clubes ha ayudado a España?
Todo suma, cada uno en su parcela. A mí, evidentemente, me parece que la implicación de los clubes ha sido muy importante. Cuando yo empecé a jugar, no había fútbol base, y eso lo han creado los clubes. Han apostado por crear más equipos femeninos, trabajarlos y prepararlos, como también hace la Federación en sus competiciones, que cada vez son más y suman mayores éxitos.
Maider (drcha) junto a Ruth García, hoy directiva de la RFEF.E.M.
¿Puede ser un peso excesivo para España ser favorita en esta Euro?
No sé. Antes todas querían jugar contra España en su grupo y ahora, nadie. Esa es la realidad. Tenemos una selección totalmente preparada para disputar grandes competiciones y, a la vez, siendo muy consciente de que la línea entre ganar o perder es muy fina. Estoy convencida de que si tienen esa presión serán capaces de afrontarla.
¿Ve alguna selección tapada?
Los grandes rivales serán Inglaterra, Alemania o Francia, pero seguro que se mete algún equipo nórdico. Tampoco sé la distancia que habrá con Países Bajos o Italia. Vamos a ver. Pero un mal partido te puede hacer quedar fuera de todo.
Usted jugó en el Levante con Montse Tomé, ¿cómo era en el campo?
Siempre ha sido una persona callada, tímida, reservada, pero a la vez con personalidad y las ideas claras. Jugaba de mediocentro, por su estatura a veces de 6 o de 8, y le gustaba tocar el balón. Era participativa, una buena centrocampista.
¿Ve eso reflejado en la selección?
Era una jugadora que cuidaba el balón, que hacía jugar al equipo y es, al final, el modelo de juego que tiene España. Pero no sólo de ahora porque esté Montse en el banquillo. Al final es una metodología que se lleva tiempo trabajando con unas jugadoras increíbles. Y que está dando resultados.
Sufrió España. Sufrió mucho y por eso, seguramente por eso, la explosión de alegría en cuanto pitó la colegiada brasileña, Edina Alves, fue inolvidable. La mayoría de las jugadoras se abrazaron a la primera persona que tenían al lado (alguna incluso casi se agarra a una alemana). Vicky López y Sullastres fueron a buscar a Cata Coll, heroína antes del gol con una parada sublime en el minuto noventa y muchos. Montse Tomé saltaba junto a sus ayudantes, Alexia se llevaba las manos a la cabeza, Aitana...
Aitana sonreía. Después de superar una meningitis que la mandó al hospital y que le hizo dudar incluso si podría jugar esta Eurocopa, este miércoles fue su día. En el minuto 113, plena prórroga, hizo una de esas cosas que tardarán en olvidarse. Cuando todo el mundo esperaba un centro, ella tiró a portería. ¿Por qué? Lo explicó después.
"Lo habíamos estudiado. El entrenador de porteras me lo había dicho, que su portera a veces salía a tapar el centro y se quedaba su palo libre. Así que nada, un pase a la red", le dijo al periodista de la televisión pública, al que le costaba incluso engarzar preguntas. La euforia podía con la española.
Tres días de recuperación
"No creo en el destino, creo en el trabajo", explicó la jugadora del Barça, con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Inglaterra? "Los últimos partidos que no sirven de nada. Primero, vamos a celebrarlo, y a partir de mañana pensaremos en ella. Gracias, ¡vamos!", se despidió la centrocampista.
Tardó bastante el equipo en entrar al vestuario, donde hubo fiesta y música. De él salió Cata Coll, la otra protagonista. "Confío en mi equipo al 100%, y sabía que íbamos a ganar antes de los penaltis. Este grupo es muy fiestero", decía.
El equipo, que derrotó a Alemania después de ocho enfrentamientos, tiene ahora tres días para recuperarse y disputar con garantías la final del próximo domingo (18.00 horas) frente a Inglaterra. Si gana, España será la vigente campeona del mundo, campeona de la Liga de Naciones y campeona de la Eurocopa. No parece poca cosa.
No tiene edad para trabajar sin el consentimiento de sus padres, ni para conducir ni para votar. Lamine Yamal acaba de aprobar cuarto de la ESO y se ha convertido en estrella del fútbol con 16 años y 362 días antes de poder hacer todo lo demás, una precocidad superior a la de las grandes leyendas de la historia del fútbol mundial. Ni Maradona, ni Cruyff ni Di Stéfano, ni siquiera Pelé brillaron en un gran torneo tan pronto como el español.
Al brasileño es al que más se acerca. Con 15 años lo sacó el Santos de una fábrica de zapatos donde cobraba dos dólares la hora mientras jugaba en el Baquinho, un club de barrio de Bauru, en el interior de Sao Paulo. Lo hizo debutar un mes antes de cumplir los 16 en un amistoso ante el Corinthians, pero su primer partido oficial lo jugó el 26 de abril de 1957 con 16 años, 6 meses y tres días. Unos meses después, el 7 de julio, jugó su primer partido con Brasil: la Copa Roca y ante Argentina en Maracaná. Perdieron 2-1, pero suyo fue el gol. Su explosión llegó un año después en Suecia. El 15 de junio, ante la URSS, con 17 años, siete meses y 20 días marcó su primer gol para conducir a Brasil a la Copa de Mundo y empezar a fraguar su camino de leyenda.
A Cruyff, del que seguro Lamine Yamal ha escuchado mil y una historias en La Masía, también le costó algo más acaparar las miradas. A los 12 años, y tras el repentino fallecimiento de su padre, entró en el Ajax, donde debutó en la élite con 17 años, seis meses y 21 días. Sin embargo, para vestir la 'orange' tuvo que esperar hasta los 19 años, en septiembre de 1966 con un 2-2 ante Hungría con un gol suyo. Ese año también ganó la Liga. Su liderazgo con Holanda se fraguó en los 70, tras recibir el Balón de Oro con 24 años.
El fútbol de Cruyff le queda lejos hasta al padre de Lamine, que apenas tiene 36 años, pero seguro que recuerda a Diego Armando Maradona y su talento puro. El argentino también fue precoz. Con 15 años, once meses y 20 días debutó con la camiseta de Argentinos Juniors, cuando ya habría brillado en su equipo infantil, que apodaban Cebollitas. Menotti le llamó para debutar con Argentina con 16 años y 119 días, pero no contó con él para el Mundial del 78, uno de los momentos más amargos de la carrera de Maradona, que se convertiría en icono del fútbol mundial a mediados de los 80, pasados los 20 años.
Con 16 años, Alfredo di Stefáno estaba ayudando a su padre con en el campo y con la ganadería. Había abandonado los estudios para contribuir a la economía familiar pero no la pelota. Aprovechaba cualquier momento para jugar allá donde fuera y su talento llegó a oídos de River Plate. A los 17 años le fichó River Plate, que no le hizo debutar hasta dos años después, luego lo cedió a Huracán para recuperarlo en 1947 y proclamarse campeón de Liga, máximo goleador con 27 goles y campeón con Argentina del Sudamericano, en el que marcó cinco goles en seis encuentros. Esa misma temporada, el 4 de diciembre de 1947, jugó por primera vez con Argentina. Tenía 21 años y 147 días. Fue en Ecuador con una goleada 7-0 a Bolivia en la que marcó.
Lamine Yamal.MIGUEL MEDINAAFP
De Zinedine Zidane hay poco que explicarle a Yamal, aunque recuerde más su faceta de entrenador del Real Madrid que de jugador. También llegó rápido al profesionalismo, pero le costó más entrar en la selección francesa. El 18 de mayo de 1989, con 16 años y 329 días, firmó su contrato con el Cannes para debutar en la Ligue 1, pero no fue hasta cinco años después, en agosto de 1994, tras el Mundial de Estados Unidos al que no fueron los bleus y tras cumplir los 22, cuando la absoluta le llamó para un amistoso contra la República Checa en Burdeos, ciudad y club para el que jugaba. El marcó los dos goles que hicieron empatar a Francia.
El 'padrino' Leo Messi
A Lamine nadie le tiene que explicar qué hacía Leo Messi a los 16 años, porque en La Masía convive con quienes le conocieron. De hecho, el argentino le 'apadrinó' sin saberlo en un calendario solidario en el que el joven jugador de 20 años del Barça sostiene a un bebé de Mataró que se había inscrito para participar en esa acción solidaria en la que se volcó el club. Con la edad de Yamal, el argentino ya asombraba, pero fue Rijkaard quien lo llevó al primer equipo el 16 de noviembre de 2003, con 16 años y 145 días, en un amistoso ante el Oporto de Mourinho. Su debut en Liga fue el derbi ante el Espanyol en Montjuic un año después. No tardó en vestirse la albiceleste. Fue en Budapest en el verano de 2005, con 18 años y 55 días. A Lamine aún le faltaban dos años para nacer.
A Cristiano y a Mbappé también se les puso el foco muy rápido. Con 16 años, el portugués daba su primera entrevista después cuatro años en la cantera del Sporting de Portugal. Su familia había cambiado Funchal, en Madeira, por la capital buscando la progresión, que llegó con el debut en Primera con el 29 de septiembre de 2002, con 17 años y 233. La Eurocopa de Portugal en 2004 le abrió las puertas de la selección un año antes e hizo su debut recién cumplida la mayoría de edad.
Kylian Mbappé no es de la misma generación, pero Yamal se va a cruzar con él muchas veces. En la primera, ya le derrotó. El francés tiene el récord de precocidad en la Ligue 1 al debutar con el Mónaco en 2015 con 16 años y 347 días, de manera que superaba a Thierry Henry. Su primer gol lo marcó con 17 años y 62 días, pero la internacionalidad absoluta no le llegó hasta 2017 con 19 años, lo que convierte en más extraordinaria la precocidad del joven español.