El canterano Isaac resucita al Sevilla en Getafe

El canterano Isaac resucita al Sevilla en Getafe

El Sevilla se aguantó en los huesos de un canterano para sacudirse la negrura que arrastra en Liga y buscar esperanza en los cuartos de final de la Copa del Rey. Isaac Romero fue la luz en el Coliseum cuando parecía el que Getafe iba a echar una palada más de arena para enterrar a un equipo con efecto interruptor. Quiso el Sevilla el partido, lo agarró, se le fue y, con sufrimiento, acabó recuperándolo con dos remates de un veinteañero que rozó la gloria. [Narración y estadísticas]

No puede ocultar el 1-3 y la clasificación que este Sevilla sigue siendo una casita de paja que se derrumba al primer soplido. Le cuesta sacudirse los demonios y ya ni tiene que contar sus penas porque son de sobra conocidas. Por momento se hace evidente que no podrá sostenerse esta temporada con tan pocos argumentos, ni en Liga ni en la endiablada Copa. Pero luego, para sorpresa hasta de Quique, cuya terapia no ha ordenado del todo a un equipo enloquecido, resucita demostrando que no ha olvidado lo letal que es saber golpear y atrincherarse.

No lo supo hacer el Sevilla en toda la primera parte en el Coliseum y le tocó a Sergio Ramos ser la encarnación de los males que lastran a los andaluces. Apareció en el minuto 8 para alzarse en un vuelo imperial sobre la defensa del Getafe en un córner que Suso telegrafió a su cabeza. Poderoso el central en un arte que le está dando goles a los sevillistas y que ayer le sirvió para encarar el duelo en positivo.

Se había torcido en el calentamiento con la lesión de Dmitrovic y el debut obligado de Alberto Flores y el gol del capitán era un destello que, como tal, despareció demasiado pronto. Juan Iglesias lanzó un misil a la espalda de la defensa hispalense que Ramos llegó a peinar hacia atrás para asistir a Mata y, de vaselina al joven cancerbero, poner la igualada. La alegría había durado poco.

Al primer soplido, derrumbe mental. Que si otra vez a remar, que si la mala suerte, que si faltan refuerzos, que quizá la Copa estorbe… El Sevilla hecho un flan en su espiral de malos pensamientos que le lllevaban a cometer errores de infantiles en pases cómodos que hacían que Quique se llevara las manos a la cabeza. El Getafe se pudo aprovechar si Borja Mayoral hubiera cazado en el segundo palo un centro de Iglesias ante la dubitativa salida de Flores.

¿Cómo transformarse en el descanso? La pregunta se la hacían los sevillistas, cabizbajos, mientras Bordalás se relamía, pero fue Isaac Moreno, el delantero de 23 años que heredó el 20 de Fernando, quien lo tuvo claro. También Lucas Ocampos, se cargó el escudo a la espalda. Estiró al Sevilla hasta la línea de fondo con una pase lejanísimo de Nianzou, centró ante la mirada de Gastón y apareció el canterano para deshacer la igualada. Podían respirar, ahora sí, ante un Getafe que se enredó en su ansia.

Difícil iba a resultar para un equipo débil atrincherarse en el minuto 47 esperando el asedio que, seguro, prepararía Bordalás. Pero entonces volvieron a aparecer Ocampos e Isaac. Sow arrancó en su campo, se apoyó en el argentino, con la fortuna de que el pase de vuelta no lo cazó Gastón y le quedó franco para volver a ponérselo en boca de gol al veinteañero y que engordara su debut en Copa con dos goles.

55 minutos, aún un mundo por delante para quienes viven en una eterna duda. Sin embargo, esta vez el Sevilla se armó para contener a un Getafe volcado incapaz de hacer daño y que sólo ajustó un disparo Greenwood con el añadido cumplido.

kpd