El Barcelona presenta de forma oficial su segunda equipación para esta temporada, una camiseta de color blanco con detalles azulgranas en las mangas.
El club blaugrana publicó un vídeo en su cuenta oficial en Twitter en el que su presidente, Joan Laporta, abría una caja en la que encontraba esta camiseta blanca, el mismo color que viste su gran rival, el Real Madrid.
El Barcelona explicó en su web que esta segunda equipación rinde homenaje a Johan Cruyff.
“Tomando como referencia la camiseta que el equipo azulgrana lució como segunda equipación durante la década de los 70, el blanco es el protagonista absoluto, mientras mantiene las franjas con los colores azulgrana y las incorpora al ribete de las mangas”, detalló en un comunicado en su web.
Junto a la camiseta blanca, esta equipación tiene pantalones de color azul y medias con las franjas azul y grana.
El Barcelona se encuentra en estos momentos de gira de pretemporada en Estados Unidos.
Tras cancelar el sábado su primer amistoso de este tour ante la Juventus por una gastroenteritis vírica que afectó a gran parte del vestuario, el Barcelona se enfrentará este miércoles al Arsenal en Los Ángeles.
Posteriormente, los de Xavi Hernández jugarán contra el Madrid el sábado 29 de julio en Dallas y cerrarán su gira el martes 1 de agosto frente al Milan en Las Vegas.
Gracias a Ancelotti y a Florentino Pérez, el Madrid se ha convertido en un equipo perdedor. ¿Por qué? Porque el italiano es el colmo de la desfachatez y porque el presidente ha planificado una plantilla coja, sin defensas, sin centrocampistas y también porque no tomó la decisión de echar al entrenador transalpino cuando el Barcelona le metió cuatro.
Por lo tanto, el cincuenta y cinco por cierto de la culpa es del nefasto italiano y el cuarenta y cinco por ciento de Pérez, por no fichar a nadie, en puestos claves de la plantilla. Han creado un pequeño Frankestein, incapaz de ganar un sólo partido.
Florentino se va a quedar, porque es el presidente ideal del Madrid, pero se ha equivocado al no ayudar con una plantilla coherente, sin defensas tras las graves lesiones de Carvajal y Militao. Tampoco ha fichado un sólo centrocampista, cuando el Madrid necesitaba dos.
Lo ha fiado todo al "fenómeno" Mbappé y ha hecho trizas a la estrella, que se se perdió en el espacio sideral, con un equipo malo estratégicamente. Este partido ha traicionado los millones que se han gastado en el francés.
No obstante, el galo hizo un partido mediocre, atrapado en ese cubículo de delantero centro, que jamás será su puesto, por culpa de un Vinicius al que se le puede unir a Rodrygo como malabaristas acabados.
Jugar con esos brasileños es hacerlo con dos menos. Poco sirvió el maravilloso orgullo de los futbolistas que jugaron hasta la extenuación ya que quedó la imagen de un ejercito herido, sin gol, sin suerte y bajo una presunta conspiración de la UEFA.
Dos jugadas claves del partido, el VAR las manipuló en favor del Arsenal, rectificando al árbitro francés, convidado de piedra. No pitó penalti de Asencio y sí vió el de Rice, que sujetó a Mbappé, pero fue corregido. No es normal que se tardaran cerca de ocho minutos para decir que no había falta del bronco mediocampista británico, cuando era más que evidente. El VAR enmendó las decisiones del colegiado. Cuanto menos, sospechoso.
He dejado para el final el mezquino triunfo del Arsenal, que hizo un partido infame, replegado como un cordero, con una línea de hasta siete defensas. No parecía un equipo de la Premier. Francamente, el Arsenal será un polichinela en mano de Luis Enrique.
Sonreía Al Khelaifi en el palco del Parque de los Príncipes tras el pitido final del duelo ante el Arsenal, estaba el presidente del PSG ante la segunda oportunidad de conseguir la ansiada Champions que el Bayern le negó en aquella burbuja pandémica en Lisboa en 2020. Pensaría el dirigente en la despedida de Kylian Mbappé, un jugador que, pese a decir que su "sueño era ganar una Champions con el PSG", salió destino al equipo que lo había conseguido 15 veces.
Era el único título que les faltaba a ambos. Pero ahora son los franceses los que están en la final y no los blancos. Seis títulos en los últimos 10 años, parecía una apuesta segura la del delantero. Pero en este primer envite, quien resultó ganador fue el mandatario. La suya fue Luis Enrique, un entrenador que había conseguido el triplete con el Barça con un juego que costó implantar en el campeón francés, pero ahora lo han asimilado de una manera brillante y, sobre todo, efectiva. "Creo que nosotros merecemos estar en la final", valoró el entrenador parisino.
No necesitaron realizar su mejor juego en este segundo partido ante el Arsenal, pero su pólvora arriba consiguió lo que intentó la británica, mojada en los últimos metros. Aunque es complicado dilucidar si la falta de gol gunner fue por demérito propio o mérito ajeno. Más bien lo segundo. "Un equipo para ser grande necesita un portero como Gigi", alabó Marquinhos a su portero.
Donnarumma resultó un muro bajo palos, con paradas espectaculares en todos los momentos del encuentro: desde el agobio inicial inglés hasta las desesperadas llegadas finales para volver a meterse en el partido. "El mejor jugador de los dos partidos ha sido el portero que les ha ganado la eliminatoria", concretó Mikel Arteta, entrenador del Arsenal.
Aspira el equipo de Luis Enrique al triplete, esta vez con el ya proclamado campeón de la liga francesa a falta de cuatro jornadas. "Somos un equipo de raza", calificó. Se lo jugará en el espacio de una semana. El Reims espera en el último título doméstico, el Inter en el europeo, el más deseado. Son tres los entorchados en la máxima competición continental de los italianos. "El Inter es un equipo muy difícil, pero queremos hacer historia en el club", explicó Marquinhos.
Cuando Felix Zwayer pitaba el final del encuentro, el asturiano corría a saludar a Arteta en un abrazo cariñoso, pero breve. "Hemos sido mejores que el rival y merecíamos más, pero estamos fuera", valoró el técnico vasco. Luego, la euforia, corro de la patata con todo su cuerpo técnico mientras el estadio estallaba. Era mucha la tensión que había vivido el técnico, renovado este año hasta 2027, para lograr el sueño de los qataríes. De momento les ha llevado de nuevo a una final tras un "camino tortuoso" cinco años y cuatro entrenadores después.
La final, mejor sin el Barça
A algunos les parecerá un reto, otros, como el fichaje de este año, Joao Neves, pensaban que "con este gran equipo sería raro no llegar a la final". Aunque admitió el mediocampista luso que "siempre hay que sufrir" y que "siempre hay algo para mejorar" a la hora de lograr lo que todos ansían: la Orejona. "Perdí la primera, sé cómo es de difícil jugar una final, pero también el camino de llegar a ella", concluyó Marquinhos.
Luis Enrique, que celebró justo a las 0.00 su 55 cumpleaños, se alegró de no tener que jugar la final contra un FC Barcelona que, a su juicio, mereció pasar a ella por el juego desplegado. "Jugar la final contra el Barça hubiera sido lo peor", reveló el asturiano sobre el choque emocional que le habría supuesto. No obstante, se verá el 31 de mayo en Múnich.
Cinco minutos lastraron las esperanzas de remontada del Real Madrid ante el Arsenal. Un logro casi imposible después del 3-0 de Londres que se deshizo en los 300 segundos que tardó la sala del VAR en comprobar el penalti de Rice sobre Mbappé y en los pocos instantes que necesitó el colegiado francés François Letexier para decidir que el agarrón del inglés sobre el delantero madridista no era pena máxima. Protestó todo el Madrid, pero no sirvió.
Ese momento apagó la llama de la esperanza blanca, empujada hacia la épica por la parada deCourtois a Saka en el primer penalti, la primera jugada polémica de una noche que tuvo de todo.
Antes del pitido inicial, más de diez mil personas recibieron al autobús del Madrid rodeando la plaza de los Sagrados Corazones hasta la Castellana. Bajo la lluvia y las bengalas, la afición del conjunto blanco intentaba marcar el primer gol del partido. En la memoria, las eliminatorias de 2022 ante PSG, City y Chelsea o la del curso pasado contra el Bayern.
El ambiente durante el calentamiento fue de minuto 90. Gritos de «Sí se puede», «cómo no te voy a querer» y un tifo gigante que rezaba «la fábrica de los sueños, haz el nuestro, Real». Ya en el césped, la locura. Mbappé marcó en el 2 bajo el delirio del Bernabéu, pero fue anulado por fuera de juego.
Las acciones del VAR
Y en el 10, la primera gran polémica. El Arsenal sacó un córner y la jugada siguió con normalidad hasta que un minuto después Letexier paró el juego e hizo el gesto del VAR. Al principio nadie sabía muy bien qué se estaba comprobando ni en qué área, así que reinó la incertidumbre. Y de repente, el colegiado galo señaló el punto de penalti del Madrid. Agarrón de Asencio sobre Merino y pena máxima. Momento para la capa de Courtois.
El belga, que se movió de lado a lado antes del lanzamiento de Saka, adivinó el Panenka del inglés mientras Asencio corría hacia el delantero para gritarle. Una vez más, el portero evitaba el drama y ampliaba la esperanza.
Diez minutos más tarde llegó la revisión del penalti a Mbappé y el inicio de los nervios del Bernabéu y del cuerpo técnico, que protestó cada pérdida de tiempo de los británicos y apretó al colegiado, que terminó sacando amarilla a Raya por sus constantes pausas. La tensión subía de nivel, pero el marcador seguía 0-0 y Arteta sonreía, viendo cómo Martinelli y Saka volvían a ser superiores a Lucas y Alaba.
El partido aterrizó en el descanso con rabia local, reflejada en el enganchón que tuvo Carvajal, vestido de calle, con Saka en la entrada al túnel. El español le recriminó algo, seguramente el Panenka, y el inglés le encaró, sin llegar a más.
Tras el intermedio y viendo que el único tiro a puerta de su partido era un tímido disparo de Vinicius, Ancelotti movió el árbol. El italiano encomendó a Fran, Ceballos y Endrick la remontada exprés, pero el tanto de Saka terminó por hundir al Bernabéu a pesar del gol de Vini, el primero en la historia del Madrid al Arsenal en 337 minutos (los dos enfrentamientos de 2006 y este año).
No hubo épica. Hubo silencio. Mbappé se lesionó el tobillo y Martinelli, como Henry en el 0-1 de 2006, sentenció. Los blancos se despiden de la Champions antes de semis por primera vez desde 2020 tras una racha extraordinaria de cuatro años jugando dos semis y dos finales. Toca la Liga, la Copa y mucha reflexión.
"Somos responsables, pero el Madrid volverá siempre", aseguró Lucas Vázquez a pie de campo. "Nos ha faltado más claridad con balón, algo de paciencia a la hora de llevar el balón de lado a lado para penetrar en una defensa que estaba muy organizada". "El madridismo sabe que nos dejamos la piel siempre, puede salir bien o mal, siempre damos la cara. Queda mucha temporada", añadió.