Cuesta un mundo sumar 14 en cualquier cosa. Lo que darían muchos por hacerlo en la quiniela. Pero este Atlético lleva esos partidos seguidos ganando. No lo había hecho en toda su historia. Y es Simeone, el entrenador que muchos creían había cumplido un ciclo, el que lo ha conseguido. Suya por cierto es también la marca de 13 victorias, hace más de 12 años. Le valió un solitario tanto de Julián Álvarez para conseguirlo y tambien proclamarse campeón de invierno. La última vez que lo fue terminó también al final de la temporada en lo alto del cajón. Y este Atlético lo quiere, lo busca y lo ansía. [Narración y estadísticas, 1-0]
Entre el pitido inicial y el primer momento que el balón tocó la red de Osasuna, la posesión había sido del 100% rojiblanca, 99,9% si contamos los despejes de los rojillos. La suerte del equipo que dirige Vicente Moreno es que lo que impulsó al interior de su portería fue el brazo de Griezmann y no su cabeza. Lo tenía pegado, sí, pero hizo el francés por moverlo para dirigir el esférico y el VAR le pilló.
Ese susto inicial sirvió para que el equipo visitante recordase que el fútbol se juega con el balón en los pies y no persiguiéndolo, pero esa primera estirada rojilla casi le cuesta el primer gol en una contra si Julián Álvarez hubiera sabido cómo mandar a la red un gran pase de Giuliano. Remató flojo a las manos de Sergio Herrera para desesperación del Cholo, que ya había negado con la cabeza tras el gol anulado al Principito.
Pasado el agobio inicial, el Atlético bajó un poco el ritmo y Osasuna subió algo sus líneas. Sin volverse loco el conjunto de un Vicente Moreno que, con la tablilla, quiso más llegar vivo al segundo tiempo que dominar desde el inicio. De hecho, Ante Budimir, tercer en el Pichichi de esta liga, inició el choque desde el banquillo. Simeone, por contra, ha encontrado una veta de oro y no piensa cambiar hasta que se agote. Hace pequeñas variaciones, como la salida de Molina por Llorente y la obligada de Le Normand por Giménez, pero el resto es inamovible.
El partido se igualó y el Atlético de Madrid comenzó a echar de menos a su Armada Argentina. Julián, el más activo, tuvo tres ocasiones, dos de ellas claras, pero no debe de haber vuelto igual de fino tras su paso por el parón navideño. De Paul, por su parte, estuvo más espeso, a chispazos, no con la regularidad de otros partidos y Molina, fue el que criticó la parroquia antes de la lesión: fallón e inconsciente en defensa, pero algo más incisivo en ataque. Quizás Giuliano, un hombre que no conoce la palabra relax, estuvo más cercano a su nivel habitual de gran o, a veces, exceso de actividad.
Osasuna, de hecho, fue el último rival que se llevó algo positivo del Metropolitano. Fue en el último partido en casa de la temporada pasada, con todo decidido, y le consiguió endosar cuatro tantos a la portería que defendía Oblak. No obstante, si quería intentar una machada parecida, necesitaba pólvora arriba. El equipo echaba de menos a su delantero titular, aunque Raúl García, como su homólogo ya retirado, ponía mucho trabajo a nivel de presión y defensa.
Salió Lino tras el descanso, notaba Simeone un desequilibrio ofensivo entre ambas bandas, y veía que Galán no sufría con Rubén García así que decidió buscar la mordiente que aporta el brasileño arriba. Circunstancial o casualmente, el Atlético comenzó a empujar desde el inicio de la segunda parte. Quería la 14 seguida, quería que su técnico hiciera historia, quería el título de invierno. Giuliano estrelló la primera ocasión rojiblanca en la defensa rojilla. No perdonó Julián en la suya tras una gran dejada de cabeza de Lenglet a centro de Griezmann.
Faltó ambición
El gol espoleó a Vicente Moreno en el banquillo que hizo un triple cambio para asemejar Osasuna a lo que suele ser el resto de duelos. Oroz, Moncayola y Areso, al campo, aunque el Cisne seguía esperando turno. Sacó a Torró, un mariscal en el medio y el mejor rojillo sobre el campo, raro ahí el de Massanassa. Serían los cambios o sería el cansancio tras el parón, pero el Atlético dio un paso atrás muy peligroso para sus intereses y algo menos usual esta temporada.
Pero Osasuna pagó la falta de valentía inicial de su entrenador. Quizás con la actitud de los últimos minutos y un nueve arriba podría haber sacado otro resultado, pero a toro pasado todos somos Manolete. El Atlético y Simeone hacen historia y, también, se apuntan a la liga.