El Atlético sentencia a Lopetegui

El Atlético sentencia a Lopetegui

Sevilla 0 – Atlético 2

Actualizado

Rotunda victoria de los de Simeone con goles de Llorente, tras año y medio de sequía, y Morata, el día que Koke se convierte en el jugador con más partidos como rojiblanco

El entrenador del Sevilla, Julen Lopetegui, al final del partido.Julio MuñozEFE

Entre pitos y truenos la afición del Sevilla cantaba “¡Julen, quédate!”, aunque los motivos no quedaron claros. Si era sorna, si era una acusación a los jugadores o si, aunque el lema fuera el mismo, había división de opiniones. Lo único que no admitió duda fue el triunfo del Atlético de Madrid, tan rotundo que el 0-2 quedó corto. En la tarde que vio a Koke convertirse en el jugador que más veces ha vestido de rojiblanco (554), y a Marcos Llorente reencontrarse con el gol un año y medio después, los de Simeone completaron su mejor partido del curso. Los de Lopetegui, el peor de un arranque de temporada que aún no toca fondo.

El Atlético mejoró por efecto dominó. El estreno de la pareja Savic-Giménez permitía a Witsel ocupar por primera vez su puesto natural de mediocentro, y la subida del belga liberaba a su vez a Koke y Marcos Llorente. El uno, más suelto para tramar en ataque. El otro, para asomarse arriba, allí donde explotó en el año de la coronación rojiblanca.

De su conexión, y de un fallo atrás del Sevilla, nació el primer tanto: el Atlético robó cerca del área en un saque de banda, Koke recibió en la frontal, levantó la cabeza y la cruzó por encima de la defensa. Por allí apareció Llorente, que controló con la diestra, se la colocó con zurda y definió de un derechazo raso y cruzado delante de Telles, que apenas llevaba unos segundos sobre el campo. El madrileño no veía puerta desde el 1 de mayo de 2021. 47 partidos de sequía.

No era el primer fallo en defensa del Sevilla, pero sí el primero del que el Atlético sacaba tajada. Lopetegui sorprendió con un once plagado de centrales, con un centro del campo tirando más a cemento que a fantasía, y por ahí empezó a atragantarse su equipo. No tenía manera de salir con claridad y mucho menos conectar en buenas condiciones con Isco y Óliver Torres. De esa desmanejo sacó provecho el equipo rojiblanco, presionante arriba, decidido en las transiciones, más escalonado de lo que había estado hasta ahora.

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