Luka Doncic, que en la noche del sábado al domingo fue traspasado a Los Angeles Lakers donde compartirá vestuario con LeBron James, publicó en Instagram una carta de despedida para la ciudad de Dallas y los fans de los Mavericks.
“Querida Dallas. Hace siete años vine aquí como un adolescente para perseguir mi sueño de jugar al baloncesto al más alto nivel. Pensaba que pasaría aquí mi carrera y quería traerles un campeonato por todos los medios”, escribió el base este domingo.
“El amor y el apoyo que todos me han dado es más de lo que podría haber soñado para un joven de Eslovenia llegando a Estados Unidos por primera vez. Hicieron que el norte de Texas se sintiera como mi hogar. En los buenos y en los malos tiempos, de las lesiones a las Finales de la NBA (de 2024), su apoyo nunca cambió”, agregó.
Doncic también quiso darle las gracias a todas las organizaciones con las que trabajó en la comunidad de Dallas.
“Mientras empiezo la siguiente parte de mi viaje en el baloncesto, dejo una ciudad que siempre sentiré como mi casa lejos de casa. Dallas es un lugar especial y los fans de los Mavs son fans especiales. Gracias desde lo más profundo de mi corazón”, cerró.
Además, el balcánico compartió también en Instagram su primer mensaje ya como jugador de los Lakers y dijo estar “agradecido por esta increíble oportunidad”.
“El baloncesto lo significa todo para mí y, más allá de dónde juegue, lo haré con la misma alegría, pasión y meta: ganar campeonatos”, apuntó con un montaje fotográfico en el que aparecía ya con el dorsal 77 y la camiseta de púrpura y oro de los Lakers.
En una histórica y espectacular operación que causó un terremoto en la NBA, los Dallas Mavericks traspasaron a Luka Doncic a Los Angeles Lakers a cambio de Anthony Davis.
Además de Doncic, los Lakers recibirán a Maxi Kleber y Marfieff Morris mientras que Dallas, aparte de Davis, se quedará con Max Christie y una primera ronda del draft.
Para redondear las cuentas, los Utah Jazz recibirán a Jalen Hood-Schifino y dos segundas rondas del draft.
La España que duele, la España de Unamuno, continúa vigente. No hay más que mirar estos días al Congreso, donde la selección más representativa de los españoles se dice de todo, en lo que más que un debate parece un acto de autodestrucción. A España le dolía el pie de Rafa Nadal, cuyos problemas anticiparon su retirada, porque era como perder el punto de apoyo que sostenía a la España de la utopía, del consenso y el orgullo. El tenista ha sido la
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Un anuncio de la organización provocó carreras de los periodistas en Wimbledon de la sala de prensa en la planta baja del edificio principal hasta la sala de conferencias cuatro plantas más arriba. «Djokovic, on his way», « Djokovic está de camino». Carlos Alcaraz tenía que comparecer ante los medios de comunicación justo al acabar la semifinal ante Jannik Sinner y Novak Djokovic, pero el serbio pidió adelantarse, no quiso ni pasar por el vestuario después de su derrota por 6-3, 6-3 y 6-4. La intuición decía que tanta prisa escondía algo extraño: ¿Anunciará que se retira?
Los sprints escaleras arriba con los ordenadores encendidos en una mano fueron cómicos, pero cuando todos los periodistas estaban colocados los altavoces rectificaron. «First, Alcaraz», «Primero, Alcaraz». Sin saber nada sobre el alboroto, el español apareció en el Media Theatre y su reacción fue genuina: «¡Guau!». «Nunca había visto esto tan lleno. Gracias, supongo», bromó y empezó a responder preguntas sobre su victoria ante Taylor Fritz por 6-4, 5-7, 6-3 y 7-6(6) y su pase a la final de este domingo (17.00 horas, Movistar+). Fueron pocas porque el ganador de 24 Grand Slam estaba esperando en el pasillo para anunciar... que continúa.
ADAM VAUGHANEFE
«No quiero acabar mi carrera en Wimbledon hoy. Espero volver aquí como mínimo una vez más», proclamó Djokovic, aunque al mismo tiempo aseguró que en las próximas semanas «revisará todo» a su alrededor para tener la opción de ganar otro grande. «El físico me está matando. Quiero jugar, pero el cuerpo no me responde. Quizá tengo mucho desgaste acumulado, quizá no puedo competir con el tanque de gasolina medio vacío. Por un lado siento que es duro estar sufriendo tantas lesiones en los partidos decisivos de los Grand Slam, pero por el otro debo pensar que he estado sano muchos años. Probablemente deba tomarlo simplemente como una adversidad y seguir adelante», valoró después de un partido en el que casi se resintió de la lesión de cadera sufrida en cuartos de final ante Flavio Cobolli.
«¡Novak, Novak, Novak!», le animaba el público londinense, con quien mantiene una relación tensa pese a sus siete títulos, pero no había manera. Sinner le aplaudía al finalizar el encuentro en reconocimiento de su esfuerzo y probablemente de su carrera. Por cortesía no hubo celebración del italiano, aunque en el tercer set Djokovic le sorprendió con un break temprano y tuvo que remontar un 0-3 adverso.
La delicadeza con Sinner
«Me esperaba otra cosa, me ha sorprendido más de su partido», admitió Alcaraz en su papel de espectador y añadió: «Ganar a Novak es muy difícil y hacerlo en tres sets es más difícil todavía. La actuación de Jannik ha tenido mérito porque no ha bajado el nivel. Es increíble lo que puede hacer una pista de tenis». En su comparecencia, antes de marcharse con los muchos familiares y amigos llegados este viernes desde Murcia, se congratuló por volverse a medir a Sinner en la final de un Grand Slam, restó importancia a lo ocurrido en Roland Garros y estiró sus valoraciones sobre el triunfo ante Fritz. Quizá pensaba que al hablar de lo ocurrido en París podía multiplicar la motivación del italiano. Lo más probable es que no quisiese hurgar en su herida.
GLYN KIRKAFP
«No he vuelto a ver la final de Roland Garros, sólo algunos puntos, algunos clips, pero no todo el partido. Creo que es el mejor partido que he jugado. A veces pienso en lo que pasó, en cómo pasó, en cómo Jannik me empujó a mi límite. Estoy seguro que aquí volverá a hacerlo. Es duro estar cinco horas y media sobre la pista, pero lo haré si es necesario», aseguró después de una semifinal más complicada de lo que pareció.
Alcaraz construyó una fortaleza con su servicio y desde ahí atacó en los momentos precisos. La paciencia es su nueva virtud, lo ha demostrado en los últimos días. Fritz concedía lo mínimo, pero ese mínimo era suficiente. La mayoría de sets avanzaron con el mismo guión. Juegos y más juegos sin intercambios, continuos saques y, de repente, una genialidad propia o un despiste ajeno llevaban al español al éxito. El mejor ejemplo fue la muerte súbita que cerró el duelo: dominó y fue dominado -del 1-4 al 6-4-, pero con sus mejores trucos, levantó dos bolas de set y se lanzó a por el triunfo. Al acabar le salió un grito, un grito poderoso, un grito para lo que viene el domingo.