Xavi Hernández no había podido estabilizar al Barça en el terreno de juego, y el propio entrenador lo sabía, superado, además, emocionalmente por el puesto. La dimisión en diferido fue una explosión en busca de una salida después de meses de implosión. El error fue reconsiderarla. Por parte del entrenador y, sobre todo, por parte del presidente. Joan Laporta lloró después de la ‘paz del sushi’, donde sellaron su continuidad, y días después estall
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