Delirio rojiblanco contra el frío con un Griezmann estelar

Delirio rojiblanco contra el frío con un Griezmann estelar

Volvió el frío al Metropolitano. Cayó de golpe el invierno y las bufandas rojiblancas dejaban de ser cosméticas en los penitentes que transitaban desde la plaza de Grecia. Domingo de puente, pero más de 60.000 almas apoyando al Atlético frente al renovado Sevilla. Ocho victorias animan mucho, nueve, enloquecen. Y así terminó el Metropolitano, loco. El gol postrero de Griezmann calentó a la parroquia y lanzó al Atlético. [Narración y estadísticas, 4-3]

El partido empezó raro, con un equipo, el de Pimienta, más defensivo sobre el papel, pero con ganas de presionar arriba y con buen pie. Sin embargo, Griezmann y De Paul, decidieron golpear primero. El francés avisó con dos disparos, uno a la cruceta y otro bien respondido por Fernández, tras buenas combinaciones de este nuevo Atleti. Pero fue De Paul el que acertó tras un córner sacado en corto. El argentino metió un chutazo desde el pico del área para colarse por el palo más alejado del portero sevillista. Como en un juego de espejos, Lukebakio decidió responder apenas unos minutos después. El delantero sevillista, también a la salida de un córner, hizo una bicicleta para dormir a Griezmann y Julián, que le miraban de lejos, y metió un puntapié al primer palo.

Los jugadores del Sevilla celebran en el Metropolitano.JAVIER SORIANOAFP

El partido salió despedido como el balón en ambos goles. No hubo ni periodo de tanteo. Fútbol de ataque. ¿Qué le diría el Cholo de 2013 a éste? Quizás no se lo creería. Pero este Atlético funciona como un reloj con un 4-4-2 ofensivo con laterales muy largos. Especialmente cuando quiere. En Cáceres le costó querer, en casa lo busca desde el inicio. Pero este Sevilla no es el del inicio de la temporada, el que tardó cinco jornadas en ganar. Renovaron al técnico en la segunda victoria y el equipo se cuadró. Faltaba gol a este Sevilla, solo Lukebakio cumplía en esa faceta como también mostró el domingo, pero Isaac Romero quiso reivindicarse en el mejor de los escenarios. Una contra en tres pases maravillosos sirvió el balón al canterano sevillista mano a mano con Oblak. No perdonó pese al esfuerzo del esloveno, que llegó a tocar el balón.

En este caldo, De Paul es el rey. Disfruta el argentino de la fase ofensiva y de electrones que se muevan por delante a los que filtrar un pase. Giuliano es el máximo exponente en esas lides, pero Julián y Griezmann también disfrutan. Si encima le pones escuderos al campeón del mundo como Barrios y Gallagher ya le tienes como un cochino en un charco de barro. El pase que le metió a Julián para el empate del Atlético fue un escándalo. Sólo que el VAR no quiso concederlo por media bota de Giuliano.

Solo que el equipo también debía cerrarse atrás. Suerte que este año vuelve a dominar para gloria del Cholo de antes y el de hoy. «Un equipo no es campeón sino cierra la valla», llegó a decir el argentino y este año era el menos goleado de la liga en solitario pero con los tres del domingo se queda empatado con la Real.

Pudo hacerlo antes del descanso con un mano a mano de Gallagher tras una maravillosa asistencia de Griezmann más la anulada de Julián. El dribling del inglés no pudo concretarse en gol tras mediar un pequeño agarrón que Alberola Rojas no consideró punible. El Sevilla se iba contento con medio partido al descanso, pero quedaba mucho.

Show de Griezmann

Salió de los vestuarios Giuliano como un toro abandona los toriles y su pujanza casi le da el empate a los rojiblancos. Pero quien golpeó de nuevo fue el Sevilla. Un buen centro de Kike Salas al segundo palo, encontró a Juanlu solo que fusiló a Oblak. Se hubiera complicado más la cuesta sino fuera porque Griezmann quiso recortar distancias menos de cinco minutos después. Tocaba zafarrancho con Sorloth de estilete de proa.

Pero el delantero tenía uno de esos días. Tres cabezazos y medio suyos francos y sin oposición fueron para el muñeco. No hay zafarrancho sin sangre y el noruego es de hielo. Quien sí la tiene fue Lino. Incómodo con sus minutos este año, pero sus actuaciones no justificaban mucho más. El brasileño se quiso reivindicar a golpe de martillo. Y uno con la derecha desde 25 metros supuso el empate. Y entonces llegó Griezmann, cuántas veces hemos mentado su nombre y cuántas más se mentarán… El francés será eterno en el Metropolitano como lo es Luis Aragonés. De estatua, seguro.

kpd