En el césped del Stadium Australia de Sídney, en pleno éxtasis del fútbol femenino español, Jorge Vilda saltaba de emoción rodeado de las jugadoras que acababan de convertir a España en campeona del mundo. Un 20 de agosto de 2023 que ya forma parte de los libros de historia del balón en nuestro país. El Mundial es de España. De las 23 heroínas que volaron a Australia y Nueva Zelanda, del cuerpo técnico y de todas aquellas que algún día decidieron dar parte de su vida por la pelota.
Pero ahora, en la sonrisa de la victoria, se recuerda también el sufrimiento de los últimos doce meses de una selección que estuvo rota. El caos, los enfados, la rebelión, las ruedas de prensa separadas, las indirectas, los mensajes, las amenazas, los acuerdos…
Hace casi un año, el 29 de agosto del pasado verano, las capitanas de la selección (Irene Paredes, Jenni Hermoso y Patri Guijarro) mostraron a la Federación su inquietud por lo que consideraban “una mala gestión” de la absoluta. Lo hicieron en una reunión privada previa a dos partidos de Clasificación para el Mundial y todavía a día de hoy aseguran que en esa charla no pidieron expresamente la dimisión de Jorge Vilda. En julio habían caído en cuartos de la Eurocopa contra Inglaterra y sentían que el tren les pasaba por delante. Aún en privado, el seleccionador tanteó los deseos de las convocadas y calculó sus siguientes pasos, siempre con el apoyo y la confianza de Luis Rubiales, que descartó por completo el despido del técnico.
Ante el aumento de la presión mediática, la Federación organizó una doble rueda de prensa para el 1 de septiembre. Dos comparecencias por separado. Primero, por un lado, Vilda. Luego, por el otro, Paredes, Guijarro y Hermoso. El seleccionador se mostró “profundamente dolido con la forma de proceder” y confirmó su continuidad, mientras que las futbolistas insistieron en “el malestar generalizado” que había en el grupo, sin extender públicamente sus argumentos. “Todas pensamos que tenemos un grupo con el que podemos lograr grandes títulos, y por eso se decide expresar el mensaje del grupo, porque al final creemos que es algo importante”, aseguró Guijarro, una de las grandes ausentes en el Mundial. “Algunos aspectos internos se pueden cambiar y por eso se habla con él (con el entrenador). A veces hay que decir las cosas aunque no sean agradables para que cambien”, declaró Paredes. Unas palabras que hoy suenan diferentes.
La renuncia
21 días después, el 22 de septiembre, la Federación anunció que 15 jugadoras habían renunciado voluntariamente a la selección a través de un correo electrónico en el que avisan, según la RFEF, que “la actual situación generada les afecta ‘de forma importante’ en su ‘estado emocional‘ y en su ‘salud’ y que, ‘mientras no se revierta’, renuncian a la selección nacional de España”.
Esas 15 jugadoras eran Andrea Pereira, Ainhoa Vicente Moraza, Aitana Bonmatí, Amaiur Sarriegi, Sandra Paños, Lola Gallardo, Laia Aleixandri, Mapi León, Leila Ouahabi, Ona Battle, Patri Guijarro, Lucía García, Mariona Caldentey, Claudia Pina y Nerea Eizagirre. La Federación fue contundente: “Únicamente regresarán en un futuro a la disciplina de la selección si asumen su error y piden perdón“.
En esa lista no estaban Alexia, lesionada, Paredes ni Hermoso, aunque sí apoyaron públicamente a sus compañeras y se ausentaron del siguiente parón internacional. El 11 de octubre, en Pamplona, sin ‘Las 15‘, sin sus capitanas y con un once con mayoría de futbolistas del Madrid, la selección ganó a Estados Unidos.
Pasó el invierno y los ánimos se calmaron, también con el agobio de la aproximación al Mundial. La Copa del Mundo no es un amistoso cualquiera y conforme se fue acercando el torneo, las reuniones se intensificaron. Jorge Vilda visitó a las jugadoras del Barcelona, campeonas de Europa de clubes y claves en su plantilla durante los últimos años, y tanteó de nuevo a las rebeldes. A su vez, la Federación, de la que también es director deportivo de la selección femenina, anunció varias mejoras en el transporte, alojamiento y conciliación familiar de las jugadoras durante las concentraciones.
Los regresos
El 6 de febrero volvía Jenni Hermoso, justo a tiempo para la Copa de las Naciones en la que España terminó segunda por detrás de Australia. “Si ahora fuera el Mundial, iría con estas 25 sin dudar”, anunciaba Vilda, empoderado por los éxitos recientes.
El 31 de marzo anunciaba su vuelta Irene Paredes, justo antes de la última convocatoria antes de la lista del Mundial. Como Hermoso, no había firmado el comunicado pero sí lo apoyó. Era la capitana antes del motín, pero no lo fue en su vuelta, quedando el brazalete en manos de Ivana Andrés. De las líderes del vestuario, sólo faltaba Alexia, cuyo regreso se daba por hecho una vez se recuperara de su lesión. El tema principal iban a ser ‘Las 15’, el núcleo joven del Barça.
El 12 de junio Vilda anunció la prelista para la Copa del Mundo. Ahí estaba Alexia y ahí estaban tres de ‘Las 15’: Aitana, Ona Batlle y Mariona Caldentey. Después de las conversaciones con el cuerpo técnico, las tres futbolistas del Barça habían decidido volver a declararse disponibles. También lo hizo Sandra Paños, portera titular del conjunto catalán, pero el entrenador prefirió a su suplente Cata Coll, hoy titular en la final.
Por tanto, de ‘Las 15’ iniciales, y sumando también a Paredes, Hermoso y Putellas (18), que apoyaron a las rebeldes, volaron a Oceanía seis de ellas. Del Barça, Mapi León, Patri Guijarro y Claudia Pina mantuvieron su postura, así como Lola Gallardo, Leila Ouahabi, Andrea Pereira y Lucía García, que habían estado en el Mundial de Francia 2019. También decidieron insistir en su rebeldía Laia Aleixandri, Amaiur Sarriegi, Nerea Eizagirre y Ainhoa Vicente.
Una de esas rebeldes, Aitana, fue coronada esta mañana como mejor jugadora de un torneo en el que Vilda ha confiado en todas, rebeldes y no rebeldes, para terminar conquistando el mundo.