Atlético 2 Almería 1
Dos goles de Griezmann acaban con el Almería, que reaccionó en los últimos minutos tras ser arrasado por los de Simeone. Polémica final por una mano de Giménez
Bien pudo haber sido una goleada acorde a este Atlético desbocado, febril. Y acabó siendo un buen susto en el Metropolitano, igual de feliz con su equipo, una fiesta permanente, quién lo hubiera dicho. La fortuna que viene y va. Le esquivó a los de Simeone un buen rato, con un gol en propia puerta, dos balones al palo, mil ocasiones que no se concretaron por milímetros… Y le acabó sonriendo casi en el descuento, cuando un claro penalti de Giménez por mano se fue al limbo por un fuera de juego que salió como un conejo de una chistera del VAR. Ahí estuvo el empate de un Almería que, durante más de una hora, ni soñar pudo con nada que no fuera evitar el escarnio. [2-1: Narración y estadísticas]
Pero el Atlético temeroso de finales de 2022 es ahora pura diversión, ni un inconveniente le sobresalta, no hay pupas que valgan. De la espléndida tarde primaveral en el Metropolitano contra el Almería salió ansioso por la siguiente cita, la que de verdad medirá la pujanza adquirida por los de Simeone en este tramo final de curso, nada menos que el domingo en el Camp Nou, ante un líder, eso sí, inalcanzable ya: aún ganando, saldría de Barcelona a 10 puntos.
La catarsis mundialista deberá ser estudiada a conciencia, cómo un grupo de jugadores puede pasar del todo a la nada, de la depresión absoluta, de la expulsión de Europa, a una racha asombrosa. Son 13 partidos sin perder, seis victorias consecutivas, el aliento sobre el segundo puesto del Real Madrid, pese a que sólo se juegue “de sábado a sábado”. El Almería, que bordea los puestos de descenso, que es el peor visitante del campeonato, pagó el frenesí atlético. A los cuatro minutos ya había encajado el primero. Durante la primera media hora sufrió un asedio. Y cuando la fortuna le sonrió para el empate, pronto le llegó otro mazazo de Griezmann. Siempre Griezmann, el paradigma de la excelencia.
Rabona de Correa
Al Atlético últimamente hasta las bajas le dan un poco igual. Savic cayó en el amistoso de Turquía y Memphis aún no está listo. Ni una duda en uno de los arranques más poderosos de la temporada. El premio del tanto tras un córner botado por Carrasco y peinado por Correa en el primer palo fue el resorte que espoleó aún más a los rojiblancos, con el dominio de Koke y De Paul en el medio y las permanentes llegadas de Carrasco, un demonio, Llorente… La tuvo Griezmann en un rechace en el área pequeña, Koke de un disparo frontal y Correa tras una genialidad, una rabona que a punto estuvo de volcar el Metropolitano.
Pero en plena euforia y sin que se concretara el segundo, pese a las numerosas ocasiones, llegó el jarro de agua fría, un empate en el que Baptistao, en su pase a ninguna parte, se alió con la suerte: golpeó en Giménez y se envenenó hasta el fondo de la red de Oblak. En vez de lamentarse, el Atlético iba a empatar en menos de 10 minutos. Otra vez Griezmann tras una estupenda combinación que ni el VAR fue capaz de anular.
La vuelta del Atlético tras el descanso fue todavía mejor. En 15 minutos bien pudo haber marcado cuatro, cinco, seis goles, pero Fernando devino en héroe para desesperación del Metropolitano y del Cholo. El portero del Almería y, de nuevo, la suerte. Y la falta de puntería. Griezmann tuvo tres clarísimas, entre ellas un remate al palo, Llorente, Correa y de nuevo Carrasco a la madera. Díez de Mera no señaló una mano dentro del área: acumulan los colchoneros 32 jornadas sin que le piten un penalti.
Velocidad, presión, movilidad, profundidad… Todo eso le llovía al Almería que era un juguete roto pero que, sin embargo, no estaba sentenciado. Y, como en Vallecas hace unos días, la lección de la falta de colmillo a punto estuvo de jugarle una mala pasada al Atlético. Los cambios de Rubí surtieron efecto, especialmente la entrada de Ramazani, se diluyó el dominio local y llegó el runrún. En uno de los balones que ahora sí pasaban por el área de Oblak, Giménez sacó el brazo sin mucho sentido -como la amarilla de Llorente que le hará perderse el partido del Camp Nou-. El VAR, ahora sí, parecía dispuesto a pitar el penalti que niega al Atlético… pero Portillo estaba en fuera de juego. Suspiros.