En su regreso con la selección, después de dos largas rehabilitaciones, es el jugador más utilizado. Este miércoles arranca la segunda fase
Hace unos días Ricky Rubio volvía a las canchas de la NBA después de su segunda gravísima lesión de la rodilla izquierda y lo hacía con un batiburrillo de emociones: «Ganas, emoción, miedo, intriga».
«Es eso, es eso. Estás deseando jugar, pero te vienen cosas a la cabeza», reconoce Dani Dujshebaev, que ha pasado por lo mismo que el base, dos ‘crecs’, dos operaciones, dos años en blanco, pero en la otra rodilla y en menos tiempo.
Aquel Dani Dujshebaev que debutó con España con 19 años, puro talento, casi dos metros, un futuro líder de la selección junto a su hermano Alex, se ha plantado ya en los 25 años y todavía no ha podido mostrar su balonmano.
Todo empezó a principios de 2019, durante el Mundial de aquel año. En el último minuto de un partido intrascendente, ante Alemania, con la selección ya eliminada, hizo un mal movimiento y se le vino el cielo encima. No volvió a jugar hasta octubre, tardó meses en reconocerse y cuando estaba mejor, en marzo de 2021, revivió el drama. Adiós a los Juegos de Tokio, adiós a su evolución. Ahora, en su primera temporada completa en la élite, ya juega al nivel que se esperaba.
«Es raro decirlo, pero sufrí más la primera vez que me lesioné que la segunda. Entonces no sabía qué me esperaba, qué trabajo tenía por delante. Cuando me volvió a pasar fue un palo grande, pero mentalizarme fue más fácil. Ya sabía que me venían unos meses incómodos, dolorosos, pero que era lo que tocaba», admite el pequeño de los hermanos Dujshebaev desde Cracovia, donde España afronta a partir de este miércoles la fase principal del Mundial.
El jugador con más minutos
El primer partido ante Polonia (20.30 horas, Teledeporte) se supone un trámite, pero la clasificación estará en juego el viernes ante Eslovenia (15.30) y el domingo ante Francia (21.00). Como ya demostró en la primera fase -ocho goles y siete asistencias, el español con más minutos en pista-, Dani Dujshebaev será quien más aparezca en la pizarra del seleccionador Jordi Ribera. «Después de todo lo que he vivido, para mí es muy, muy importante jugar. En mi club juego más como central y aquí lo hago como lateral, el estilo es distinto, pero estoy muy contento de que el míster cuente conmigo», expone un hombre cambiado.
Quizá simplemente sea la madurez, pero después de tantas penurias es un jugador más agresivo, que busca más el choque, más contundente. Parece antinatural, pero así es. «Sin las lesiones todo hubiera sido distinto, seguro, pero no sé en qué sentido. En los dos años parado, mi balonmano no progresó, pero maduré muchísimo. Me tocó ver muchos partidos desde fuera, me sirvió para entender muchas cosas. Me hizo cambiar a nivel mental», cuenta Dujshebaev, que en todo el proceso ha tenido una suerte: su familia.
Al contrario que la mayoría de jugadores de balonmano, emigrantes solitarios, el lateral vive en Kielce, en Polonia, junto a su padre y su hermano -en el mismo bloque, uno en el piso de arriba y otro en el piso de abajo- y trabaja a su lado. Su padre, Talant, el mejor jugador español de la historia, es su actual entrenador y su hermano, Álex, es su compañero y la estrella de un equipo que ahora pasa por apuros económicos. «No sé qué pasará, si tendremos que separarnos, pero ellos han sido fundamentales en mis recuperaciones», comenta Dujshebaev y para.
Porque, como decía Ricky Rubio, el miedo siempre ronda, el miedo se queda. «No dejas de pensarlo, sobre todo fuera de la pista. A veces estoy viendo vídeos de los rivales, analizando lo que voy a tener que hacer durante el partido y me toco la rodilla. Veo un choque y pienso: ‘Cuidado’», reconoce en busca del tercer Mundial de España.