Claudia Fernández (Madrid, 2006) cumplirá 19 años a finales de mes y ya es la número 3 del ranking mundial de pádel. Una estrella que lleva poco más de una temporada en la elite y que ya aspira a ganarlo absolutamente todo. Estos días está disputando en su ciudad la Hexagon Cup, el torneo por equipos con propietarios famosos que se celebra en el Madrid Arena, y atiende a EL MUNDO justo antes de jugar, todavía analizando lo que le ha cambiado la vida.
«Me ha cambiado muchísimo y en muy poco tiempo. Ha sido increíble. He vivido experiencias que jamás imaginaría», reflexiona, con un discurso más avanzado de lo que pone en su DNI y admitiendo que a nivel mental el circuito del pádel, con tantos torneos por todo el mundo, se le hizo un poco duro. «Es complicado. El año pasado tuve que llevarme a mi madre a los viajes porque pasábamos mucho tiempo solos y mentalmente se hace muy duro. Creo que eso me hizo rendir mejor, me ayudó a estar más tranquila sabiendo que tenía al lado a alguien de confianza», desarrolla.
Para saber más
La temporada pasada jugaba con la veterana Gemma Triay, con la que venció en varios torneos, y este año Fernández hará pareja con Bea González, otra de las estrellas de este deporte. Un cambio de pareja que es normal en el pádel, donde se cambia de compañero cada dos por tres. «En un año pueden cambiar hasta cuatro veces y es bastante normal. Se hace con respeto, pero es nuestro trabajo, no vas a hacer amigos. Si te llevas bien, mejor, pero vienes a trabajar y de aquí sale tu dinero», asegura.
Diferencias entre hombres y mujeres
En el mundo del pádel, como en la mayoría de deportes, las mujeres siguen reclamando una igualdad en los premios y en los patrocinios que todavía no llega del todo. En el caso del pádel, Premier ha decidido dar el mismo bote en los torneos masculinos y femeninos, pero la gran diferencia sigue estando en las marcas, que ven mayor oportunidad de visibilidad en los hombres, algo «normal» para Fernández. «Al final los chicos tienen un juego más espectacular. Es una lástima, porque nos esforzamos igual y gastamos lo mismo, pero ellos tienen un juego y nosotros otro y a la gente parece que le gusta más el nivel de los chicos. Creo que nosotras somos más técnicas, que nuestros partidos son más bonitos, por decirlo así, y el suyo más espectacular. Es muy diferente».
Más allá del gusto de los espectadores, la clave está en las marcas que patrocinan a los deportistas: «Creo que sólo hay dos torneos en los que ellos cobran más que nosotras y estamos contentas. La gran diferencia son los patrocinadores, es una diferencia brutal. A lo mejor un chico que solo juega previa o dieciseisavos puede cobrar más que yo», reconoce Fernández, que la temporada pasada ganó seis títulos, entre ellos el Major de México, junto a Gemma Triay.
Las diferencias económicas se notan todavía más en los viajes. La evolución del pádel y la expansión del circuito, con torneos en Europa, Asia y América, ha obligado a muchos deportistas que no están en el Top 10 a apretarse el cinturón. Fernández, desde el número 3 del ranking, vive ahora más desahogada con ese tema gracias a sus acuerdos con Alpine y Bullpadel, pero lo ha sufrido.
«Los torneos cubren casi todo. El hotel, el transporte del aeropuerto al hotel, la comida… Pero no cubren el avión o tren hasta el torneo, sea donde sea», razona, y reconoce que «es un sacrificio». «Yo llevo jugando desde los ocho años y hasta los 16 me han tenido que pagar todo mis padres. Si no estás muy arriba, diría que poder dedicarte al pádel es difícil. No sé si cunde tanto ser profesional. Los premios han subido, sí, pero antes se viajaba mucho por España, era más barato que viajar a Sudamérica. Yo me puedo dedicar sólo a esto, pero hay gente que no puede».