El Valencia, que debe jugar el sábado ante el Espanyol, y el Levante, que se enfrenta al Tenerife el domingo, pidieron este martes a LaLiga aplazar sus respectivos encuentros en señal de respeto por los fallecimientos producidos a raíz de la DANA y la situación general de la zona, una solicitud que la competición trasladó a la Federación Española (RFEF).
En un comunicado conjunto, los dos equipos de la ciudad de València han demandado a LaLiga no disputar esta próxima jornada de Liga, como tampoco hicieron el pasado fin de semana, cuando aplazaron sus partidos ante el Real Madrid en el caso del Valencia y el Málaga, en el caso del Levante, lo mismo que ocurrió en Copa del Rey.
"Tan solo ha pasado una semana desde que se produjera la catástrofe de la DANA y la situación sigue siendo muy grave", recalca el comunicado conjunto que han publicado al mismo tiempo ambos clubs.
"Ambos clubes agradecemos la comprensión y la empatía mostrada por LaLiga, la Real Federación Española de Fútbol y nuestros rivales y mantenemos nuestro firme compromiso con seguir ayudando a todos los municipios afectados de la provincia de Valencia", incide el texto. Minutos después, LaLiga dio cuenta del traslado de la petición a la RFEF.
Esta DANA, producida hace justo una semana, ha provocado al menos 211 víctimas normales en la provincia de Valencia, según informó este lunes el Centro de Emergencias de la Generalitat, y ha afectado a 69 municipios.
En la enorme tragedia que ha significado el paso de la DANA por España hay víctimas de todos los estratos sociales, de todas la edades y de todas las profesiones, también futbolistas. El Valencia CF y el Eldense confirmaron este jueves la muerte de José Castillejo, ex futbolista de la cantera 'che' y que jugó en varios equipos de la Comunidad Valenciana, víctima de la DANA que azotó especialmente el levante español la noche del martes, informa Europa Press.
"El Valencia CF lamenta profundamente el fallecimiento de José Castillejo, víctima de los desastres de la DANA. José Castillejo formó parte de la Academia del Valencia hasta etapa juvenil y ha militado en varios equipos de la Comunitat Valenciana", dijo el conjunto 'che' en un comunicado.
Igualmente, el Eldense lamentó la "terrible noticia". "El CD Eldense lamenta profundamente el fallecimiento a la edad de 28 años de José Castillejo, exjugador azulgrana en la temporada 2015/2016. Transmitimos nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos. Descanse en paz", apuntó.
Después de la tragedia provocada por la DANA, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha anunciado hoy el aplazamiento de todos los partidos de fútbol que se debían disputar en la Comunidad Valencia este fin de semana. Entre ellos, el Valencia - Real Madrid y el Villarreal - Rayo Vallecano de Primera División.
El Juez único de Competiciones profesionales y el Juez único de Competiciones no profesionales de la RFEF acordaron esta decisión después de que el territorio valencia quedara "gravemente afectado por la DANA, que ha causado víctimas mortales y numerosos daños materiales por inundación", declaró la organización a través de un comunicado.
Más allá de los encuentros de LaLiga, la RFEF también anunció el aplazamiento de los tres partidos de Segunda División que se iban a celebrar en suelo valenciano: Castellón - Racing de Ferrol, Eldense - Huesca y Levante - Málaga.
También se posponen los encuentros de las categorías femeninas de fútbol, es decir, el Valencia Féminas- RC Deportivo y el Real Madrid - Levante de la Liga F.
Además, se han aplazado diversos encuentros de Primera RFEF, Primera Federación Iberdrola, Segunda Federación, Segunda Federación femenina y Tercera Federación, tanto en competición masculina como femenina. Igualmente, la decisión afecta a diferentes partidos del fútbol sala en diversas categorías bajo la órbita de la RFEF, desde la Primera División hasta la División de Honor Juvenil. Estos encuentros se suman a los que ya se aplazaron en la primera eliminatoria de la Copa del Rey y los correspondientes al CESA sub-14 y sub-16.
Encontrar un hueco
Tras confirmar los aplazamientos, el siguiente paso será encontrar un hueco en el apretado calendario futbolístico. El Madrid, que disputa LaLiga, la Copa del Rey, la Champions, la Copa Intercontinental, la Supercopa de España y el Mundial de Clubes, es quien más difícil tiene adecuar su calendario a una nueva cita, pero hay opciones. En caso de que quede entre los ocho primeros de la liguilla de la Champions, podría disputar el encuentro en las dos semanas de febrero reservadas para el playoff continental previo a los octavos de final.
La RFEF ha emplazado a LaLiga y a los Clubes a que formulen antes del próximo martes 5 de noviembre a las 14:00 una propuesta con nuevas fechas para la disputa de los correspondientes partidos.
LaLiga ha solicitado a la Real Federación Española de Fútbol, "a petición de los clubes", el aplazamiento de los partidos Villarreal-Rayo y Valencia-Real Madrid, de Primera División, y Castellón-Racing de Ferrol, Eldense-Huesca y Levante-Málaga, de Segunda, fijados entre el sábado y el próximo lunes.
En un comunicado, LaLiga recalcó que esta petición se realizó "ante la situación actual sufrida en España por la DANA que ha ocasionado numerosas víctimas y damnificados, con especial afección en la Comunitat Valenciana".
La RFEF, a su vez, aseguró haber "recibido" esa petición y señaló que "solicitará que se tome la misma medida en competiciones no profesionales que se disputen en el mencionado territorio" que lo ocurrido "con los encuentros de la primera eliminatoria de la Copa del Rey".
Minuto de silencio
Tanto el Villarreal-Rayo, previsto para el sábado en el estadio de la Cerámica de Villarreal, como el choque entre el Valencia y el Real Madrid, fijado para la noche de ese mismo día en Mestalla, corresponden a la duodécima jornada de Primera División.
Los tres restantes son de la decimotercera jornada de Segunda: Castellón-Racing de Ferrol de Castalia, el domingo por la tarde; Eldense-Huesca, el domingo por la noche; y Levante-Málaga, el lunes por la noche.
Asimismo, la Federación explicó que el resto de los partidos de LaLiga tendrán un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la DANA. "El fútbol español quiere expresar su consternación por la tragedia que se está viviendo y manda sus condolencias a las familias de las personas fallecidas", añadió el comunicado.
Apareció dos veces la mano de Mamardashvili para, en el último suspiro de un duelo áspero sin apenas ocasiones, salvar el punto que el Valencia había conseguido atesorar ante el Getafe. Masticó tierra el equipo de Baraja en el barro que reina en el Coliseum para llevarse una victoria que le sacó del bolsillo una mano del debutante Caufriez en el área para emborronar un partido construido desde la defensa pero paupérrimo en ataque. [Narración y estadísticas]
No hay pan duro cuando aprieta el hambre ni vergüenza a evidenciar que se está muy necesitado. El Valencia necesita ganar partidos, sumar puntos que le permitan emerger del último lugar en la tabla y cualquier idea que empuje a lograrlo es bienvenida, incluso colocar una poblada defensa con cinco jugadores cada vez que se aleja de Mestalla.
A Baraja le sirvió para sumar un punto en Leganés y volvió a ser su apuesta ante el correoso Getafe. Incluso con el riesgo de alinear como titular y por primera vez al pelirrojo central francés, el fichaje sobre la campana con el que el Valencia cierra cada temporada. De la segunda división francesa a pelearse con los azulones en el Coliseum. No desentonó hasta que, sin poder evitarlo, el balón de Nyom se estrelló en su mano en el minuto 89.
Arroparse con tres centrales debería haber permitido a Gayà y Thierry convertirse, por momentos, en carrileros. Lo intentaron tímidamente en el arranque pero duró un suspiro. El Getafe despertó y los acorraló a balón parado. A los ocho minutos, se estreó con un saque de banda al área que peinó Álvaro Pérez y cabeceó Arambarri incorporándose a placer desde el centro del campo. Primer aviso. El segundo lo dio de nuevo Álvaro volando a por un centro de Luis Milla.
La ventaja la ganaba el equipo de Bordalás en el centro del campo, aunque luego le aparecía un muro. Barrenechea y Javi Guerra apenas alcanzaban a complicar la salida de pelota, pero el equipo aguantaba y hasta generó ocasiones a la contra, como la que comandó Rioja hasta estrellarse contra David Soria. Baraja había plantado un equipo rocoso que se sostenía, pero al que le costaba crecer en un duelo discontinuo.
Sin embargo, al Valencia se le puso de cara en una jugaba ensayada por primera vez. Saque de esquina de Rioja que peina ligeramente a Alderete en su intento de despeje y le queda franca al segundo palo a Barrenechea para enviarla al fondo de la portería. El partido de rompía en el minuto 36 y ahora había que manejarlo. Que es justo lo que más le ha costado a los valencianistas esta temporada. Pudo recortar Carles Pérez para el Getafe y se topó con Mamardashvili, como se nubló Javi Guerra en una contra que manejó con lentitud.
Revolucionó su once Bordalás en el descanso y encerró a su rival con centros laterales y balones aéreos, buscando faltas e interrumpiendo el juego que salía del campo valencianista. Una de las pocas veces que lograron estirarse acabó con la desgraciada lesión de rodilla de Thierry, que salió del campo en camilla y del estadio con muletas. También se rompió Rioja.
Faltaban aún 40 minutos que se iban a hacer eternos para sostenerse en el 0-1 mientras el Getafe les condenaba a vivir en el borde del área. Aparecer el miedo, el temblor de piernas y el cansancio que no pudieron aliviar ni los cambios de Baraja.
En el minuto 60, Arambarri volvió a estrellar un cabezazo en el travesaño y el Valencia ya sólo jugaba a ser un frontón hasta que un disparo de Nyom impactó en la mano de Caufriez Penalti que esta vez Arambarri no desaprovechó. Por fin había sacado provecho a los 37 centros y los 15 remates.
Y aún pudieron llevarse más premio si el doble remate del turco Yildirim no se hubiera topado con Mamardashvili.
Nada de lo que ocurre en el Valencia es culpa de Rubén Baraja, pero tampoco se le puede eximir de su responsabilidad. Su figura de leyenda se agigantó cuando se atrevió a dar un paso al frente, coger un equipo al borde del desahucio y mantenerlo en Primera a base de energía e ilusión de canteranos. Mostró liderazgo, empatía con Mestalla y capacidad de hacer creer a un vestuario golpeado con demasiadas cicatrices y cuentas pendientes. Se abrieron las ventanas, entró aire purificador y el Valencia emergió con más coraje que fútbol, aunque con los cimientos igual de carcomidos.
El aviso de coqueteo con el descenso no cambió nada. Un refuerzo, Pepelu, y esperar que la Quinta del Pipo explotara. Lo hizo, permitió soñar hasta tres cuartos de temporada y sostener el trampantojo que es hoy el Valencia. En la base, una vez más, avanzaba la putrefacción. Y no por culpa de Baraja. La falta de inversión es la clave para que el equipo sea sólo aseado al que Baraja tenía que volver a exprimir. Por eso se olvidó del librillo el entrenador cuando la derrota ante Las Palmas le desnudó.
Le salió la vena de capitán del Valencia campeón, sin pelos en la lengua, para reclamar apoyo de la afición. "No es momento de incendios, sino de unirnos y apoyar", dijo. La interpretación de que pretendía parar las protestas contra Peter Lim soliviantó a una afición hastiada. En realidad, era un grito de auxilio porque, sin Mestalla alentando, el Valencia se derrumba y él ya no puede evitarlo. El escudo que protegía y aislaba al vestuario se resquebrajó hace semanas.
Aunque el club se esfuerza por transmitir que mantiene en él una férrea confianza, cuesta pensar que el técnico no sufre el mismo bloqueo que algunos jugadores cuando desarma su sistema para jugar con cinco defensas en Leganés, cuando alinea un once con un debutante en una final, cuando piensa en proteger a Diego López para seguir esperando algo de Canós o echa mano de Almeida de manera acelerada buscando fútbol. No da en la tecla.
Baraja las mismas sensaciones de frustración que Hugo Duro al fallar ante Cillessen. No sabe qué más puede hacer, hay momentos de bloqueo y está solo. La compañía de Marchena le sirvió de refugio los primeros meses. Después recurrió a Chema Sanz y Toni Seligrat, que ya no sigue en el club. Su cuerpo técnico está tan jibarizado como la plantilla y sus recetas ya no llegan a los jugadores. Su apuesta por Rafa Mir le pasa factura y no sólo por el comportamiento que le tiene en los juzgados. El apadrinamiento previo ya generó alguna tensión que sólo podía aliviar un rendimiento deportivo que nunca llegará a producirse. Mir es un jugador perdido para el Valencia.
La situación requiere de una experiencia en el banquillo que no se percibe y la autogestión está a punto de aparecer porque, en debilidad, cualquier orden, como la dada a Mamardashvili de no subir a rematar un córner, o el cambio de Barrenechea, se cuestionan. El entrenador tiene que hacer más o la necesidad de cambio, por miedo que dé, será imperiosa. El Valencia es un club gigantesco en las buenas, pero también en las malas. Por eso es imposible no mirar a Baraja, aunque diga verdades.
El vestuario necesita a su afición, es una realidad aunque duela. Sin la grada, el equipo esté desahuciado. Lo sabe Baraja y lo dijo Gayà. Las protestas, legítimas y necesarias, si traspasan los muros de Mestalla y se convierten en pitidos y amenazas, serán un empujón más al precipicio de Segunda División.
Meriton nunca ha sabido reaccionar ante situaciones así. La visita de la presidenta Layhoon Chan a Paterna es un gesto sin contenido. Uno más. No se olvidan de que cada destitución ha sido un calvario del que ha costado recuperarse. Ya no hay Voro que lo aguante todo. Por eso, le transmiten a Baraja confianza en su trabajo. Además, el vallisoletano tiene la protección de un contrato de cinco millones que, si se rompe, lleva consigo un gasto que lastraría las cuentas. Sólo en Singapur pueden tomar esa decisión. Eso si encuentran un técnico que se ajuste a precio y estimule a una plantilla justa y desorientada. Y la pregunta será de nuevo la misma: ¿se puede salir del infierno?
El Valencia se había acostumbrado a caminar en el alambre como un funambulista experto capaz de zozobrar sin llegar nunca a caerse. Lleva cuatro temporadas alternando el riesgo con algún momento de lucidez que salva campañas de manera inesperada. Alguien creyó que así se puede sobrevivir en LaLiga, olvidándose del suicidio que supone perder toda capacidad competitiva y no tener ni la picardía necesaria para malvivir al borde del abismo. Las Palmas, en tres zarpazos, fue protagonista de la noche del hundimiento. Ante el hastío de 42.452 valencianistas que llenaron Mestalla, le bastaron tres zarpazos para tumbar el trampantojo que hoy es un Valencia muy alejado de la grandeza de su historia. [Narración y estadísticas]
No encuentra Mestalla esperanza para seguir alentando, ni siquiera en el regreso al campo de ídolos como Gayà. Él sólo no puede evitar la caía libre de un equipo que sólo ha sido capaz de sumar una victoria y se hunde en la tabla. Ya no hay una plantilla con quilates que permita pensar en la resurrecciones ni otro Baraja capaz de apartar la desilusión ni canteranos sin vergüenza.
A ansiedad de una noche aciaga se sumó un tarjetero Gil Manzano -14 amarillas y una roja- que acabó por desquiciar a los valencianistas y dejarles con uno menos por la expulsión de Pepelu. Si el equipo estaba entonces desnortado, la doble amarilla al centrocampista acabó por dejarlo a merced de arreones sin conciencia.
Despertar de un pesadilla no es fácil por más que uno se empeñe. El miedo cuesta sacudírselo aunque se abran los ojos y se respire de alivio. Valencia y Las Palmas ni siquiera estaban en esa situación cuando saltaron al césped. Ambos seguía, y seguirán, en un mal sueño. Y eso que Mestalla encontró a su equipo ambicioso en el arranque del partido, como si las dos semanas sin fútbol le hubieran permitido soltar lastre afrontar la final ante el colista con determinación y confianza.
De hecho, arrinconaron a los canarios en su área durante los primeros 20 minutos. Si hay un equipo débil en defensa es la Unión Deportiva, que aún no ha conseguido cerrar su portería y lleva 17 goles encajados, razón por la que recurrió a Diego Martínez antes de que la condena sea imposible de evitar.
A los diez segundos ya vio cómo Canós, solo en el punto de penalti, mandaba a la grada un balón robado por Dani Gómez que recorrió el área sin encontrar rematador. Con esa misma poca claridad se sucedieron los ataques y los saques de esquina hasta que Pepelu puso uno al primer palo, peinó Tárrega al segundo palo pegadísima al palo pero Gil Manzano vio cómo Campaña derribaba a Barrenechea para impedir que la empujara al fondo de la red. No hizo falta ni VAR para que Pepelu se colocara en el punto de penalti y batiera a Cillessen. En 14 minutos, el Valencia pareció haberse liberado de la ansiedad y podía manejar los tiempos.
Logró hacerlo unos minutos más, con otro disparo desde la frontal del capitán que salvó Cillessen, imprescindible para aguantar el marcador corto mientras Las Palmas crecía. Iba a estirar de ellos Fábio Silva, culebreando todo el partido entre Mosquera y Ro, el joven lateral zurdo debutante al que le buscaban las cosquillas. Fue acercarse al área por primera vez y empezar a generar problemas a los valencianistas, que ya solo tuvieron una oportunidad en un derechazo de Thierry que salvó de nuevo el meta neerlandés.
Desde ahí, crecieron los canarios. Probó Essugo, muy desviado, y apareció otra vez Fábio Silva para forzar a Mamardashvili a mostrarse en el partido. La segunda vez ya no pudo lucirse. Al filo del descanso se coló Januzaj por la banda izquierda para soltar un latigazo que el portero georgiano despejó tan corto que lo dejó a los pies de Álex Muñoz. A base de fe habían conseguido igualar un partido que nunca tuvieron de cara.
No es la primera vez que el Valencia se va deshaciendo con el paso de los minutos y Baraja no consigue que sus jugadores mantengan la tensión ni cuando tienen el duelo bajo control.
El regreso al campo no se pareció al inicio. Probó Thierry de nuevo, pero un derechazo de Álex Muñoz demostró que Las Palmas había aprendido la lección. Por eso no tardó en darle la vuelta al marcador. Januzaj, otra vez por el carril izquierdo, encontró a Campaña entre los centrales y el sevillano dejó la pelota atrás para que apareciera Fábio a marcar su gol.
La reacción de Baraja fue buscar a un constructor de juego, Almeida, y a un extremo como Diego López. Después quiso buscar la inyección de ánimo de Mestalla mandando a Gayà al césped cinco meses después de su lesión. Justo cuando el capitán iba a convertirse en un arma de ataque, el plan se deshizo. Una entrada de Marc Cardona al lateral provocó una tángana en la que Kirian, más listo, buscó con un empujón la segunda amarilla de Pepelu y que el Valencia se quedara con diez.
La remontada ya se antojaba imposible, pero la tuvo Hugo Duro en sus botas en el minuto 83. Cara a cara con Cillessen, eligió equivocadamente entregarle el remate a Diego López. De ese fallo nació la jugada que agrandaría la ventaja de Las Palmas. Otra vez Cardona encontró un carril despejado a la espalda de Foulquier y le entregó el remate perfecto a Moleiro en la frontal. El tímido maquillaje para un partido horrible lo puso Gayà con un centro que cabeceó Tàrrega cuando ya todo era un infierno.
Hay una luz que el valencianismo ve al final del túnel con más intensidad que hace sólo siete días. La era post Peter Lim se empieza a vislumbrar después de tres movimientos estratégicos que confirman que el empresario, ahora sí, está en disposición de atender a ofertas que puedan serle ventajosas para salir del avispero de Mestalla que él mismo se ha dedicado a agitar desde 2019.
Aunque la atención esté focalizada en tirar del equipo de Rubén Baraja para que salga de la delicada situación deportiva en la que lleva inmerso desde el inicio de la temporada, al fondo de la tabla con seis puntos y sólo una victoria, el origen de los males se sigue viendo en el abandono del máximo accionista y su marcha se sigue coreando en Mestalla a voz en grito en cada partido, con la bandera amarilla de 'Lim Go Home' que ha llegado hasta las puertas de la mismísima casa del magnate en Singapur.
Pero Lim no iba a dejar al Valencia sin exprimir el rendimiento que da el lujo de ser propietario de un club histórico de LaLiga, con la vitrina cuajada de títulos y una masa social que lleva al estadio a 40.000 personas en cada partido, aun con el equipo sufriendo por la permanencia.
En los últimos siete días se han dado los pasos que esperaba para endulzar el valor del club y hacerlo más atractivo a nuevos inversiones. No significa esto que Peter Lim se lance a una venta inmediata, pero sí que le va a ganar dinero.
Para eso era imprescindible el trabajo en busca de la sostenibilidad financiera que llevan persiguiendo sus ejecutivos desde 2021. El máximo accionista empezó por hacer los deberes que estaban en su mano. Tomó las riendas del Valencia en 2014 comprando por 100 millones la deuda de la Fundación, propietaria entonces del 80% del capital social, y renegociando con Bankia, aún no convertida en Caixabank, la deuda con una quita de 60 millones de euros si mantenía el 51% de la propiedad al menos hasta 2026. Además, ha ido prestando asistencia financiera a través de Meriton por un valor que suma alrededor de otros 100 millones.
Han sido préstamos que ha capitalizado para aumentar su control del capital social al 91,55% y de los que el Valencia sólo va a tener que devolver los últimos 35 millones. De hecho, empezará a tener que hacerlo el próximo 15 de diciembre. El 70% lo afrontará en pagos hasta 2028 y el 30% lo tendrá que liquidar el 30 de julio de 2029. No parece que se vayan a agotar esos plazos.
El club ha ido ajustando su gasto y empequeñeciendo su plantilla hasta reducirla a los ingresos por televisión, de manera que incluso en el ejercicio 2023 va a dar beneficios. Y es que las ventas de futbolistas que se han realizado en los últimos dos años no se han reinvertido en jugadores sino que se han destinado a reducir una deuda que supera los 320 millones de euros. O al menos a no engordarla más.
Una deuda contenida y unos gastos operativos equilibrados es lo que Lim exigía para hacer el club más atractivo y, de paso, dejar de prestarle dinero a fondo perdido. Eso ya lo ha conseguido. Además, tiene una plantilla joven, con valores en crecimiento, barata y con contratos cortos.
Nuevo Mestalla
Otros escollos no estaban en su mano. El primero, el embrollo urbanístico del cambio de estadio. Lim compró el Valencia sabiendo que estaba comprometido a cambiar Mestalla por el campo de la Avenida de las Cortes cuyas obras estaban paradas. Sin embargo, nunca le interesó retomarlas hasta que las instituciones le forzaron.
La Generalitat decretó la nulidad por incumplimiento de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que garantizaba al Valencia un mayor, y mejor, aprovechamiento urbanístico del suelo del actual Mestalla y, con ello, un aumento de su valor. También de una parcela anexa al nuevo campo que se puede explotar comercialmente.
Pese a que el Valencia tensó sus relaciones con el Ayuntamiento e incluso llevó a la Generalitat a los juzgados, finalmente alcanzó un acuerdo para mantener esos privilegios y lograr las licencias urbanísticas a cambio de activar las obras de nuevo campo antes del 15 de enero de 2025 y tenerlas finalizadas en el verano de 2027. Ese proyecto de estadio, el enésimo desde 2005, se presentó el pasado 11 de octubre al Ayuntamiento para ser sometido a la valoración de los técnicos y a una auditoría de costes que ya ha encargado el consistorio.
Se trata de un estadio de 70.044 localidades, con cubierta de cables tensados y membrana textil y una fachada ondulada simulando las balconadas del actual Mestalla. Todo con un coste total de 241millones de euros, de los cuales 63 ya estaban invertidos en la estructura actual de hormigón y a los que habría que sumar los 35 del coste del suelo. En total, una obra por encima de los 300 millones.
El Valencia sólo contaba con la financiación de 80 millones de CVC y la venta del terciario y algún inmueble más por valor de 35 para hacer frente a esta inversión. Necesitaba financiación por eso se lanzó a los mercados internaciones y lo hizo con el desbloqueo municipal bajo el brazo.
Los contactos se establecieron hace un año con Goldman Sachs para tantear las posibilidades de financiación y se han acelerado después del verano, con la hoja de ruta urbanística aclarada desde el pasado mes de julio. El Valencia busca los casi 100 millones para hacer frente a las obras y, además, otros 120 para refinanciar su deuda de corto a largo plazo. Esto le permitiría saldar la deuda con Caixabank, principal accionista y ponerse en manos de la firma norteamericana. Quedaría por saber si en esa negociación se incluiría la quita de 60 millones con que penalizarían a Lim si vende su mayoría. De hacerlo, tendría las manos libres.
El acuerdo entre el Valencia y Goldman Sach, con el nuevo estadio como principal garantía, está muy cercano y podría anunciarse en la próxima junta de accionistas, lo que supone dar una patada al balón hacia adelante. Con las finanzas a corto plazo ordenadas y el nuevo estadio desbloqueado, el valor del club en el mercado permite a Lim vender con beneficio.
El cuaderno de venta está ya en manos de las principales consultoras europeas, según desveló el diario AS, y el precio podría rondar entre los 350 y los 400 millones de euros. Es la cifra que también conoce LaLiga. Javier Tebas se ha esforzado en los últimos tiempos en ofrecerse para ayudar al magnate a buscar un comprador.
En ese precio influirá también el tiempo, porque en el momento en que Lim se decida será importante la situación deportiva del equipo. No vale lo mismo un club salvado que en riesgo de descenso o en Segunda.
¿Es la salida de Lim la salvación del Valencia? Depende de quién sea el comprador y de los planes que tenga. Si el interés es deportivo, su inversión tendrá que ser progresiva por las normas de fairplay de LaLiga pero el margen es muy amplio. Si es inmobiliario, todo será mucho más complicado, pero este interés es imprescindible tanto por el compromiso, ahora sí con penalizaciones, de acabar el estadio como por la necesidad de rentabilizar el viejo Mestalla.
Esta vez, a diferencia de en 2014, ni siquiera existirá una figura que pretenda velar por los intereses del valencianismo, aunque entonces se olvidaran de ejercer esa labor. Ahora será Lim y sólo Lim, o sus bancos, quienes decidan.
El Nuevo Mestalla le va a costar al Valencia 241,2 millones de euros. Así lo refleja la documentación recogida en el proyecto de ejecución que la pasada semana presentó al Ayuntamiento de Valencia. Será un estadio con 70.044 localidades, totalmente cubierto y que estará acabado en julio de 2027, cumpliendo así los plazos marcados por el consistorio.
El coste presupuestado por los autores del proyecto, los arquitectos Mark Fenwich y Javier Iribarren, supera en 20 millones de euros la cifra estimada por el club en el proyecto inicial, que era de 119 millones. Ahora, sólo por los cambios hechos en la cubierta, se eleva a 139,7 millones el precio de la obra que queda por ejecutar, a los que se sumarían los 63 que el club tiene invertidos en la estructura de hormigón. Por tanto, la cifra se iría a los 202, 7 millones, a los que hay que sumar el IVA y el beneficio industrial. En total, el nuevo estadio supondrá para el Valencia un coste de 241,2 millones de euros. Si se suman los 48 millones pagados por el suelo, la cantidad se aproxima a los 300 millones de euros.
Lo más caro es la cubierta, que pasa a ser del 100% de las localidades y los arquitectos presenta ahora como alternativa una solución diferente a la incluida en el proyecto básico del pasado mes de enero. Se trata de una cubierta formada por cables tensados y vigas de acero, cubierta por una membrana textil tensada en lugar de por los paneles de aluminio engatillado. Sería como una "enorme rueda de bicicleta horizontal", describen los arquitectos, que ven esta solución "mucho más ligera y luminosa que la solución inicial".
"Su diseño, de aparente sencillez, se asemeja a un velo que se dejara caer sobre una serie de postes verticales", añaden. Si bien la idea previa de los paneles de aluminio permitían en la instalación de "sistemas de generación de energía fotovoltaica", en este caso los arquitectos puntualizan: "Esta solución cobra sentido si se entiende que en ningún momento de la vida útil se va a tener necesidad de ocupar con paneles fotovoltaicos toda o parte del área de la cubierta".
En cuanto a la fachada, nada ha cambiado. Estará formada por bandas metálicas que en conjunto crean una piel curvilínea, paramétrica y tridimensional, y que hacen de telón de fondo de la imponente presencia del conjunto de pilares metálicos que sostienen la nueva cubierta ligera", recoge la documentación.
La definen como un nuevo concepto que responde " a una nueva filosofía de proyecto coherente con los valores de la nueva propiedad del club". "Sin perder un ápice de espectacularidad, y manteniendo una imagen corporativa, reconocible y elegante, es un edificio más amable con su entorno, más ligero, abierto y ventilado con una mejor relación del visitante con la ciudad que le rodea", añaden.
En cuanto a los asientos, la memoria contempla que serán 70.044 y se propone que sean abatibles, así como se mantienen en 900 las plazas de parking frente a las casi 3.500 del proyecto original de hace 15 años. De hecho, buena parte de los sótanos del estadio quedarán, por tanto, en bruto.
Este diseño y su presupuesto será auditado en breve por el consistorio para conocer el importe al que ascenderá y fijar las garantías en caso de incumplimiento.
Máquinas, en mayo de 2025
El Valencia también presentó al Ayuntamiento una cronología de las obras. Si bien está obligado a iniciarlas el 12 de enero de 2025, el inicio de los trabajos se alargará hasta mayo. El 11 de enero el club presentará el acta de replanteo a la que obliga la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE). Se trata del documento en el que se detalla que la dirección y de la obra y los constructores, en este caso la UTE, han verificado el proyecto y están conformes, por lo que no hay impedimentos para iniciar las obras.
Después de 15 años, el estadio necesita adecuarse para poder volver a trabajar en él. Eso provoca que el inicio de los trabajos de arquitectura en el interior del estadio se fijen el 21 de mayo de 2025.
El inicio del montaje de la estructura de la cubierta, empezando por los pilares exteriores, llegará el 29 de diciembre de 2026, 16 meses después de iniciarse las obras. De hecho, el hito que marcará la fase final de la obras será la colocación de la cubierta, prevista para el 23 abril de 2027 cuando la entrega del estadio se hará el 11 de julio de 2027.
La previsión es que el Valencia pueda iniciar la temporada 27/28 en su nuevo estadio.
Daniel Cuesta y su mujer Mireia, los dos valencianistas en luna de miel retenidos en Singapur, ya han recuperado sus pasaportes y están de regreso a casa. Así lo ha confirmado su familia en un comunicado después de siete días de angustia ante la incertidumbre del castigo que podrían recibir por haber mostrado una pancarta contra el máximo accionista del Valencia, Peter Lim, y haber pegado una pegatina en la valla del edificio en el que se reside.
El joven aficionado del Valencia colgó en redes sociales su 'protesta' y eso provocó que, al tratar de continuar su viaje hacia Bali, fueran retenidos y a Dani se le retirara el pasaporte y el teléfono móvil. Sin poder abandonar el país, tuvieron que prestar declaración dos veces y recibieron en todo momento la asistencia consular de la Embajada de España en Singapur. Con su familia en España se mantuvo en contacto permanente la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana.
Según han confirmado los familiares en un comunicado, Dani y Mireia regresaran a Valencia "en el primer vuelo disponible" porque "finalmente todo ha quedado en una amonestación".
Una de las primeras medidas que ha tomado la pareja tras confirmar que pueden abandonar el país ha sido borrar de las redes sociales todas las publicaciones que hicieron sobre su visita a Singapur, tanto las previas como las que publicaron ya en el país y que desataron todo el problema.
"Queremos agradecer a todas aquellas personas e instituciones (Embajada de España en Singapur y Delegación del Gobierno en Valencia) que se han preocupado realmente por ellos", aseguran. Pero añaden algo más: "lamentar el ruido generado por otras [personas] que han retrasado, por intereses personales, la resolución de esta pesadilla".
La familia pide ahora "intimidad" para que la pareja pueda "volver a la tranquilidad y recuperar la normalidad del día a día".
Dani y Mireia no continuarán la luna de miel en Bali y, además, del susto que han vivido todos estos días tendrán que hacer frente a los gastos imprevistos que les ha generado estancia en Singapur, más larga de lo previsto.