Felipe VI asistirá a la final de la Eurocopa después de ver la semifinal con la Reina Letizia y sus dos hijas en Lloret de Mar

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 12:53

La Familia Real española vio ayer la victoria de España sobre Francia en la semifinal de la Eurocopa desde el hotel Meliá de Lloret de Mar. Aquí están alojados Don Felipe, Doña Letizia junto a la Princesa Leonor y la Infanta Sofía con motivo de los Premios Fundación Princesa de Girona. De hecho, para poder seguir el partido, se adelantó toda la agenda media hora, pues a las ocho de la tarde la Familia Real tenía un encuentro con los premiados de Ediciones anteriores. Fue tras la cena tipo cóctel cuando, a las nueve, sacaron una pantalla desde la que vieron el partido junto a los premiados que quisieron seguirlo.

Tras la victoria de España, Don Felipe reservó su agenda de este domingo para viajar hasta Berlín, donde tendrá lugar la final. El Rey ya acudió a ver a la selección hace tres semanas para ver el partido de la Roja contra Italia. Entonces, en el vestuario, el Monarca ya confirmó que si llegaban a la final acudiría a verlos.

Aquel día, el Rey protagonizó una anécdota con Lamine Yamal, protagonista de la semifinal contra Francia. Felipe VI saludó al jugador del Barcelona y luego regresó para preguntarle su edad. "Cuántos años tienes", cuestionó. "16", contestó Yamal, una respuesta que provocó que el Rey se llevara las manos a la cara de estupefacción.

Este miércoles por la mañana, el Rey se ha puesto en contacto con la selección para felicitarles. Así, Don Felipe ha hablado con el entrenador, Luis de la Fuente, y con el capitán, Álvaro Morata, a los que ha trasladado su felicitación y ha comunicado que asistirá al final.

Por su parte, la Princesa Leonor ha afirmado que tanto ella como la Infanta Sofía están "muy contentas" por la victoria de España contra Francia. Lo han dicho al preguntarle antes del inicio de un encuentro con jóvenes que participan en programas de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi) en los Jardins Santa Clotilde de Lloret de Mar (Girona).

España tendrá que esperar a que esta noche se celebre el otro partido de semifinales para conocer a su rival del domingo. Será Inglaterra o Países Bajos. En cualquiera de los dos casos, se trata de monarquías parlamentarias, por lo que Don Felipe coincidirá en el palco con el príncipe Guillermo o con el Rey Guillermo de los Países Bajos, junto a quien ya asistió a la final de la Eurocopa en 2010.

El gesto con mensaje de Lamine Yamal, un regalo de cumpleaños deseado y el asombro de sus ídolos: “Qué locura de chaval”

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 12:53

Cuando el colegiado del España-Francia pitó el final del partido, todos los focos se giraron hacia Lamine Yamal. Su gol, una genialidad, había encarrilado a España a la final de Berlín y el joven futbolista lo manejaba con una naturalidad asombrosa. Tanto que tuvo tiempo para enviar mensajes antes de que le llegara un aluvión de felicitaciones. El primero, el de siempre, marcar con los dedos un 304, el código postal de Rocafonda, el barrio de Marató en el que se ha criado y que siempre forma parte de sus celebraciones. Para el siguiente tuvo tiempo de pensarlo. "Desde el minuto 60 ya sólo pensaba en que íbamos a jugar la final", admitía después del partido.

A su cabeza volvieron las palabras del francés Rabiot, que fue un espectador de lujo de su gol después de retarle a que mostrar más de su fútbol si quería ir a la final. "Muévete en silencio. Sólo habla cuando sea el momento de decir: jaque mate", le había respondido en redes sociales. En el campo, mirando a la cámara, hizo un gesto con las manos y dijo: "Hablar, hablar". No quiso más polémica, ni siquiera desvelar el destinatario.

io. "El destino pone a cada uno en su lugar. La persona para la que era sabrá que era para él", se limitó a decir el futbolista más joven en marcar en una Eurocopa que se fue del Allianz Arena de Múnich con el trofeo de MVP bajo del brazo. "Se lo dije antes del partido, que iba a ser su día. Que yo iba a estar un poco flojo pero mi hermano iba a meter gol", decía Nico Williams en el vestuario.

Precisamente el próximo sábado, 24 horas después de que su bro Nico, cumpla los 22 años, él celebrará sus 17. "Ya le he dicho a mi madre que no quiero regalos. El regalo es la final y el título, que era mi sueño y el de ella", confesó el jugador, que no ha parado de repetir en esta fase final que la última, la que se disputó en 2021 por el Covid, la siguió en un centro comercial con sus amigos.

Sus padres, su hermano pequeño Keyne, de dos años, y algún amigo íntimo le acompañan en Alemania. Con ellos, otros chavales aún menores de edad, ha disfrutado en los últimos meses de cosas propia de su edad, desde los bailes en redes sociales con música brasileña -"es la que me sale en TikTok y me gusta", explicó- a los conciertos de raperos como el estadounidense Eladio Carrión, del que fue un espectador privilegiado desde el backstage y pudo cantar sus canciones.

El otro, con quien guarda una conexión especial es Morad. Con el comparte origen marroquí y vida en Cataluña. A sus conciertos ha acudido acompañado de su padre y de otros familiares y anoche, tras el gol, el músico no pudo contenerse en redes sociales y le devolvió la admiración. "Qué locura de chaval. Madre mía. Yo con tu edad... ay mi madre, Lamine. En Mataró deben estar flipando. Qué máquina, qué bueno que es", no pudo contenerse el rapero. Lamine respondió sonorizando sus historia de Instagram con su música.

Tampoco se pudo contener otra artista que triunfa entre los jóvenes: Aitana. Ella también recurrió a la imagen del gol de Yamal para felicitar a la selección por su pase a la final.

España superstar

España superstar

Con una soberbia primera parte, un golazo de la nueva estrella del firmamento del fútbol, el increíble Lamine Yamal, bastó para depurar y ridiculizar a la terrible Francia del rácano, perverso e inútil Deschamps. Y eso que Unai Simón se tragó el inesperado gol francés, porque es un mal defensor en los centros laterales y de su área pequeña, amén de ponernos taquicárdicos con sus horribles salidas del balón, que son como cuchilladas en el alma del

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Una maravilla de Yamal obra la remontada ante Francia y conduce a España a la final

Una maravilla de Yamal obra la remontada ante Francia y conduce a España a la final

En una semifinal de Eurocopa, contra el equipo más poderoso del mundo en lo físico, finalista en los dos últimos Mundiales, España salió, vio cómo le metían un gol, se sacudió el polvo de los hombros, silbó, aceleró para marcar dos goles, remontar, y luego decidió que allí, en una semifinal de Eurocopa, con una hora por delante, ya no iba a pasar nada más. Como si fuera su potestad elegir los caminos de los partidos, también los de una semifinal de Eurocopa, como si dispusiera de un mando a distancia para darle al play, y luego al pause, y luego hacia delante, y luego hacia atrás, y luego al stop. España, en una semifinal de Eurocopa, gobernó la noche como le dio la gana, decidió lo que ocurría y lo que no, y agarrada al maravilloso descaro de un niño de 16 años, dueño de un gol estratosférico, le dio la vuelta al tanto francés y echó la persiana. Hasta aquí, dijo. Y hasta ahí. Luis de la Fuente y su muchachada han llevado a España a su quinta final continental, a las puertas de un título impensable hace no mucho, posible, probable, hoy. En una semifinal de Eurocopa, hizo lo que quiso, como quiso y cuando quiso. Esta es España. [Narración y estadísticas (2-1)]

Para saber más

Para saber más

Una España nacida de la desconfianza, forjada en la ignorancia, cuando no en la mofa, de una parte de la afición, que miraba con displicencia a un grupo de jugadores que permaneció callado, cabizbajo, rumiando, eso sí, algo parecido a una venganza, agarrados todos ahí dentro a la esperanza de darle la vuelta a todo y poner al país a sus pies, un país obligado hoy a reconocer el trabajo y el talento de un grupo humano que, más allá de lo que ocurra en la final, se ha ganado el respeto que hasta ahora no tuvo. Honor para España, finalista de la Eurocopa. Y honor para Lamine Yamal, el niño de 16 años, hijo de inmigrantes, que personifica esta nueva realidad española, tan diferente, tan cambiante, tan rica.

A estas alturas de torneo, los jugadores no entrenan. Ni españoles ni franceses habían hecho nada desde el viernes, cuando obtuvieron el billete a la semifinal. De hecho, se intuía un partido calmo, con los dos midiendo muy bien sus esfuerzos y los del rival. Sin embargo, en este juego de detalles que es el fútbol, y más llegados a este punto del torneo, Francia se puso por delante poco después de que lo hubiera podido hacer España. Fabién envió alto un cabezazo que parecía fácil, pero Kolo Muani sí acertó. No habían pasado ni 10 minutos y Francia estaba por delante casi sin haberse desperezado, y además Jesús Navas con amarilla por frenar una contra con pinta de 2-0.

Como quien se levanta de la siesta

Era la segunda vez que la selección estaba por detrás en el marcador. La otra vez fue contra Georgia. Y claro, Francia no es Georgia. O sí, porque lo que ocurrió desde ese momento es muy difícil de explicar. Cuando encajó, España mantuvo la calma. De hecho, tardó bastante menos en empatar, y no necesitó ni de coraje, ni de empeño, ni de suerte, ni de una jugada maravillosa. Bastó que un crío que acaba de aprobar la ESO cogiera la pelota, levantara la cabeza y pusiese en órbita un disparo maravilloso. Lamine Yamal es un niño, un puñetero niño que juega como un mayor, que levanta la cabeza, que pasa, que centra y que, sí, también regatea, pero que, ante todo, juega al fútbol como los dichosos ángeles.

La parábola de su disparo, inalcanzable en diez vidas de Maignan, catapultó a España, un equipo en trance que, cinco minutos después, se adelantaba porque Dani Olmo hizo un quiebro delicioso a Upamecano cazando el rebote de un centro. Su tiro, que iba a portería, lo desvió Koundé por si acaso, como para asegurarse de que entraba sí o sí. Había remontado España como quien se levanta de la siesta. Aguantó a pie quieto los intentos franceses, que no fueron pocos en la primera parte. El equipo de Deschamps trató de hacer daño a España en dos facetas: los cambios de orientación y las jugadas a balón parado.

Olmo festeja el 2-1 en Múnich.

Olmo festeja el 2-1 en Múnich.AFP

Mbappé, sin máscara, fue menos Mbappé que Dembélé. El ex futbolista del Barça molestó a ratos a Cucurella, y Nico Williams tuvo que ayudar lo suyo ahí. Navas, entretanto, en el duelo que se presumía tan desigual, se mantuvo con bastante más que dignidad hasta su lesión. Al equipo, en algún momento, le costó llegar a la presión porque las piernas están como están, y eso permitía a Francia encontrar alguna vía, sin éxito.

Jugar a que no pase nada

De modo que España, la España donde De la Fuente se limitó a poner a los suplentes de los sancionados y lesionados, ni más ni menos, llegó al descanso por delante y confiada, consciente, más que nunca, de la diferencia física con su rival. Era el momento de no ir al choque. Había que jugar a otra cosa. Había que jugar, por ejemplo, a que no pasara absolutamente nada.

Eso fue lo que hizo España a la vuelta del descanso, buscando trastear con la paciencia, y el físico, del rival, y al rival, claro, cuando le toca proponer, suda tinta. No pasaba nada, ni bueno ni malo, así que Deschamps quitó del campo a Rabiot y a Kanté para meter a Griezmann y a Camavinga. Mbappé ya era delantero centro, porque también se fue Kolo Muani para dar paso a Barcola, que se instaló en la izquierda. Para desgracia de Deschamps, siguió sin pasar nada.

España jugó toda la segunda parte como si fuese el tiempo de descuento. No hizo mucho por atacar, pero como tampoco le hacían daño, fue dejando pasar el tiempo en un ejercicio de madurez algo inquietante. Tanta tranquilidad en una semifinal de una Eurocopa asusta. De la Fuente debió pensar que no fueron tan buenos los cambios contra Alemania, y sí, metió a Merino y Oyarzabal, pero dejó en el campo a Nico y a Lamine por si acaso. Deschamps echó mano de Giroud como quien reclama al Cid, pero allí seguía sin pasar nada. En una semifinal de Eurocopa, hasta España pitó el final del partido.

Europa, a los pies del golazo de Lamine: “No pienso, sólo intento divertirme”

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 23:15

No hay dato que no haya fulminado Lamine Yamal ni espectador que permanezca impasible al talento de este jugador que aún no tiene 17 años. Sea de la nacionalidad que sea. No tiene edad de trabajar en Alemania pero la ha conquistado. Por su botas ha pasado el gol de España aunque haya tenido que esperar a la semifinal para conseguirlo y, con él, otro récord de precocidad que permanecerá durante muchos años. "Intento no pensar, sólo disfrutar. He intentado meterla donde la he metido y ya está", aseguró el jugador, elegido MVP.

Lamine llevaba buscando ese gol todo el torneo, pero no por egolatría, sino porque no concibe otra manera de jugar. Había probado gasta 14 veces a los distintos porteros y había entregado tres a sus compañeros, lo que ya le convertía en le mejor asistente del torneo. Pero le faltaba rematar para poder vacilarle a su bro Nico, que estaba seguro de que llegaría. Y lo hizo justo en el momento en que España más lo necesitó.

Para saber más

Envió el balón al fondo de la red en el minuto 21, cuando Francia ya tenía un tanto a favor. Y no lo hizo de cualquier manera. Pisó área, no vio claro la asistencia para el gol, la que hubiera la cuarta en estos seis partidos, y eligió recortar a Rabiot. El francés fue el espectador de lujo y se tragó sus palabras. «Si quiere jugar una final necesita hacer más», le dijo. La respuesta se la dio en el césped armando un zurdazo desde 25 metros a 102 kilómetros por hora que acabó dentro de la portería de Maignan rozando la escuadra derecha. Hasta Pedri, en la grada por su lesión, no puedo evitar el gesto de asombro ante el golazo de su compañero.

El precedente del Europeo sub-17

No era la primera vez que batía a un portero francés con un cañón al borde del área. En 2023, en el Europeo sub-17 en Hungría ya lo hizo. Este tanto era vital para España y le pone en la historia de la Eurocopa. Yamal no es sólo el jugador más joven en disputar una Eurocopa, sino también el goleador más precoz con 16 años y 362 días, porque los 17 los cumplirá el próximo sábado. "Me pido ganar, ganar y ganar. El objetivo era llegar a mi cumpleaños en Alemania y lo he conseguido", confesó. El jugador del Barça ha pulverizado la marca fijada por el suizo Johan Vonlanthen en la Eurocopa de Portugal de 2004 cuando marcó con 18 años y 141 días. El tercero en este podio de precocidad es el inglés Wayne Rooney.

Antes del descanso llegó también el tanto de Dani Olmo, con la colaboración de Koundé, que volteó el marcador e hizo que Vicente Del Bosque, en el palco, mostrara su confianza. «He visto unos minutos complicados al principio y luego el equipo ha mostrado su identidad», analizó el ex seleccionador, tan asombrado como cualquier aficionado con el rendimiento de Lamine Yamal. «Esta mañana me he encontrado con su padre, encantador. Él es un chico muy joven pero con una gran madurez que demuestra en el campo. Y ha marcado un golazo que me hace ser razonablemente optimista», confesó.

Del Bosque compartió palco con ex jugadores como Fernando Llorente o Karembeu o con el director deportivo del Barça, Deco, que se frota las manos ante la perla que han encontrado en la cantera y que está asombrado a todas Europa. Lo mismo pensaron el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la ministra de Deportes, Pilar Alegría, que disfrutaron del juego de España en un palco donde también estaban Pedro Rocha, presidiendo el partido junto a Alexander Ceferin y el presidente de la Federación francesa, y un grupo de presidentes territoriales que acompañaron al equipo.

Pitos a Cucurella y lesión de Morata

Cerca, en la grada, estaban los familiares de los jugadores. Sufrió Claudia, la mujer de Cucurella con los pitos que acompañaron al lateral todo el partido. En el Allianz Arena había diez mil españoles, otros tantos franceses y el resto eran alemanes que 'castigaron' al catalán por la mano en semifinales que, para ellos, fue penalti pero no para los colegiados. Fue una penitencia que Cucurella pagó con gusto.

También estaba en la grada Alice Campello, la mujer de Morata, el protagonista de la semana por sus confesiones a El Mundo, junto a sus cuatro hijos. Papá no marcó, pero se fajó sin cesar contra la contundente defensa francesa y acabó con una desgraciada dolencia: un seguridad lo arrolló y puede sufrir daño en la rodilla.

Complicado tuvo el partido Jesús Navas, que también se convirtió en el futbolista más veterano en jugar unas semifinales de la Eurocopa. Otro dato para la historia que dejará la España de Luis de la Fuente. Su duelo con Mbappé le desgastó y el seleccionador optó por escorar a Nacho y dar entrada a Vivian. Sus padres y su novia pasearon por Múnich y, en una confesión a este diario, mostraron su convencimiento de que el central tendría minutos ante Francia. Tanto como que nos encontraríamos en Berlín.

Lamine Yamal, el Mbappé que viene

Lamine Yamal, el Mbappé que viene

En el país de los enfrentamientos, eso no ha cambiado, un grupo de futbolistas vuelve a sacar a la gente a las calles sin señalarse. Ha pasado poco tiempo desde que otros lo consiguieron, porque 12 años no es nada, pero olvidamos pronto lo bueno para revolcarnos en la ciénaga. Esta selección no se parece a aquella. No imprime estilo, no la dirige un líder moral, no es dependiente del duopolio Madrid-Barça, por mucho que en su mascarón de proa rum

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La “decepción” de Mbappé en la caída del muro francés: “Necesito descansar”

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 23:05

Francia había encajado un gol en los 500 minutos que había disputado en esta Eurocopa, ninguno durante las eliminatorias de octavos y cuartos (prórroga incluida) contra Bélgica y Portugal, y España, entre Lamine Yamal y Dani Olmo (y el pie de Jules Koundé) le marcó dos en cinco. Una remonta tan contundente como inesperada para los galos, que se había erigido como la mejor defensa del torneo. Fue su gran hundimiento.

Decía Didier Deschamps en la previa de la semifinal que Kylian Mbappé iba a tener que «adaptarse durante meses a llevar la máscara durante los partidos». Así de claro. El delantero no pudo confirmar la afirmación porque no compareció en rueda de prensa, pero 24 horas después de las palabras de su entrenador se presentó sin ella en el Allianz Arena de Múnich. Durante los tres partidos que ha disputado tras sufrir el percance en su nariz, el delantero del Real Madrid había calentado sin la protección y luego, una vez saludado al equipo rival y al trío arbitral, se la había puesto. Contra España no fue así.

22 días después del golpe recibido ante Austria, y tras temer por su continuidad en el campeonato, Mbappé jugó sin la máscara. «Me impide tener una visión normal», había admitido durante estos días. Y sus estadísticas lo corroboraban. Sólo había anotado un gol, y de penalti, y apenas había participado en el ataque de su equipo, la peor ofensiva de un semifinalista de Eurocopa en todo el siglo XXI.

Quizás por eso la rabia con la que celebró el 0-1 fue mayor. El capitán galo puso un centro perfecto a Kolo Muani para que éste adelantara a Francia. Primer gol de jugada de los galos tras dos en propia puerta y uno de penalti, y primera asistencia de Mbappé.

Caos francés

A partir de ahí, el caos francés, el apagón de Mbappé y la caída del muro galo. Una concatenación de aciertos españoles y errores defensivos que hicieron encajar en cinco minutos más goles que en los 480 anteriores. Sumando los 20 que tardó España en anotar el primer tanto, sería 500 minutos de Francia recibiendo sólo un gol.

En la primera parte contra España, no detuvo ninguno de los dos, porque aunque Koundé se metió en propia puerta el disparo de Olmo, el balón ya había superado a Maignan y encaraba las redes galas. Deschamps estaba desesperado. Llamó a Tchouaméni a la banda aprovechando la pausa por una falta y le estuvo dando indicaciones con mucha intensidad durante unos segundos. Cuando volvió al césped, el centrocampista del Madrid estuvo hablando un minuto con Kanté. No sirvió de mucho porque siguieron sufriendo.

Sin reacción

De hecho, sorprendió a los periodistas franceses el paso atrás de su equipo una vez hechos los cambios. Griezmann se dedicó a bascular detrás de Mbappé en la presión y casi no tocó balón el día que cumplía un récord para su país. Se convirtió, con 36 partidos, en el que más veces ha jugado con Francia en una gran competición por delante de Lloris (35).

La entrada de Barcola fue lo único que levantó a su selección, provocando las mejores ocasiones. Pero Mbappé, y esta Francia, no estaban en su mejor nivel, con la estrella enviando alto un remate bastante cómodo. No ha sido su torneo, justo antes de presentarse ante el Bernabéu.

Francia sufrió su segunda derrota contra España en un gran torneo (Eurocopa o Mundial), después del triunfo ibérico en los cuartos de final de la Eurocopa de 2012. Los galos se llevaron la final de la Liga de Naciones de 2021, el duelo mundialista de 2006 y dos de los primeros enfrentamientos en una Eurocopa (1984 y 2000). En 1996, empate.

España, imperial, se va a Berlín y Francia de vuelta a Clairefontaine. "Necesito vacaciones", admitía Kylian Mbappé en zona mixta. "Es una decepción muy grande, es necesario reaccionar. Tenía la ambición de ser campeón de Europa, pero España merece ir a la final. Ahora necesito descansar, irme de vacaciones y recuperar para volver fresco", explicó.

¿No pasarán? Ya hemos pasao

¿No pasarán? Ya hemos pasao

Incurrió L'Équipe en la temeraria provocación de titular con el "No pasarán" y a España no le quedó más remedio que empecinarse en pasar. Para hacer historia al equipo de Luis de la Fuente solo le faltaba la rabia, la vieja furia española que parece erradicada del fútbol contemporáneo.

Hoy el talento y la táctica se presuponen pero el carácter no se enseña: se demuestra. Aflora en edades tempranas y se aloja en el corazón, no en las piernas. El g

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Del puñetazo de Batum a los pitos a Gasol y Nadal: Francia y España, "mayores enemigos"

Del puñetazo de Batum a los pitos a Gasol y Nadal: Francia y España, “mayores enemigos”

El fútbol todavía no lo ha vivido, quizás porque las mejores generaciones de sus países no han coincidido sobre el césped, pero el baloncesto sí y ha sido una tormenta. El ejemplo perfecto de lo que es la rivalidad entre España y Francia, ampliada, cómo no, a las victorias de Rafa Nadal y Miguel Indurain en Roland Garros y el Tour de Francia, las dos joyas de la corona gala, que han provocado la reacción celosa del público, insinuaciones de dopaje, abucheos y un sinfín de detalles durante años. Vecinos enfrentados. Hoy, nueva edición en Múnich.

«Quería darle una buena razón para tirarse». Nicolas Batum estaba fuera de sí. Durante los últimos segundos del España-Francia de los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el alero francés le propinó un puñetazo en el estómago a Juan Carlos Navarro y provocó la mayor tángana de esta rivalidad. El jugador galo venía caliente desde la Eurocopa de fútbol, cuando había publicado en sus redes sociales un mensaje de apoyo a la selección portuguesa durante las semifinales contra España: «Por favor, Portugal, ¡Por favor!».

Ese puñetazo todavía se recuerda. «Debe de ser duro perder contra el mismo equipo todo el rato», manifestó esa noche Pau Gasol. España no se calló, respondió con palabras y con juego durante toda la década.

Lille, infierno y cielo para Gasol

El conjunto español y Francia se han enfrentado sobre el parqué 11 veces desde 2009, con ocho victorias ibéricas. «España es nuestro mayor enemigo», admitió Vincent Collet, seleccionador galo, antes del duelo del último Eurobasket, donde también cayeron.

«Hay un amor-odio entre nosotros», aseguró Fournier en 2017. Dos años antes, en el Eurobasket de 2015, Pau Gasol, en un pabellón de Lille que fue un infierno para los españoles, se hizo eterno en la prórroga de las semifinales para catapultar a los de Scariolo a una final y un título extraordinarios. «Dura derrota, pero es difícil jugar cuando no puedes tocar al rival», se quejó Rudy Gobert sobre los árbitros. «El árbitro no ha dejado defender a nuestros pívots», criticó Collet.

Cuando Gasol recogió el MVP del torneo todo el público le abucheó. A su lado, Rudy Fernández sonreía pensando en ese titular ya icónico sobre él, publicado en 2014 en la revista Basket Hebdo: «El jugador más detestado de Europa».

«No han tenido nunca un detalle»

En 2015 le tocó a Gasol en Lille, pero antes, en 2009, había sido el turno de Nadal en París, en Roland Garros. «Es una pena que este público no haya tenido nunca un detalle conmigo. Ojalá un año lo tengan», dijo el balear después del apoyo incondicional de la grada francesa a Robin Soderling, el primero que le ganó en la Philippe-Chatrier. «Los franceses nos tienen envidia, al público le molesta que un español triunfe aquí», declaró un enfadado Toni Nadal tras aquel partido.

Una situación que ha tardado en reconducirse, hasta que Nadal ganó tanto y tantas veces que a París no le quedó más remedio que rendirle pleitesía y olvidarse de todos los rumores y suposiciones de dopaje que dejaron caer durante años. «Tienen una poción mágica», dijo el ex tenista Yannick Noah en 2015. «Ha dicho en alto lo que mucha gente no se atreve a decir», publicó Le Monde en un editorial posterior a esas declaraciones. Mientras, los famosos sketchs de Canal+ Francia mostraban a deportistas españoles como Nadal, Gasol o Casillas venciendo a superhéroes de Marvel. «Toman cosas», decía en la escena de ficción Thor.

Queda, por último, el primer gran sufrimiento del deporte francés con España: ver ganar cinco Tours seguidos a Indurain, que se retiró en 1996 mientras Francia deslizaba que se había dopado: «Digno en la derrota, Indurain terminó 11º el Tour, se retiró, dejó que el ciclismo se hundiera hasta el asunto Festina y se llevó consigo sus secretos nunca confesados», escribió Liberation en un artículo publicado en 2016 y titulado «Indurain se cayó y huyó».

Esta noche, en Múnich, Francia observará de nuevo su eterna lucha deportiva contra España, ahora llevada al fútbol, a una Eurocopa en la que son claros favoritos y a un equipo español al que apenas conocen.

La ‘Generación Z’ se pega a la tele por España: de la emoción a la identificación con Nico y Lamine

Actualizado Lunes, 8 julio 2024 - 23:04

La Eurocopa ha enganchado a una Generación Z que parecía desengañada con el fútbol. Las audiencias reflejan que, en todo el continente, el público joven se está pegando a la televisión durante el torneo. Las cifras globales indican que ha habido un incremento de un 10% en la cuota de pantalla de los partidos con respecto a la edición de 2020 entre los jóvenes de 18 a 24 años. En el caso de España, la emisión en abierto y, sobre todo, la irrupción de jugadores como Lamine Yamal y Nico Williams, con los que esta generación se identifica plenamente, han sido claves.

Si hace dos años un estudio de la European Club Associations (ECA) arrojaba que dos de cada cinco jóvenes entre 16 y 24 años no tenían interés por ver un partido de fútbol en televisión, el pasado viernes, los cuartos entre España y Alemania batieron récords. Ante la pantalla de La1, con la narración de Juan Carlos Rivero, se congregaron 11,7 millones de espectadores, con una audiencia media del 67,9%, que se disparó durante la prórroga hasta el 71,8%. Se trata de la mayor cuota de toda la década. Fue lo más visto en todas las comunidades autónomas, con especial seguimiento en Murcia (78), Castilla y León (78), Madrid (77,1) y Baleares (74).

De estos espectadores, ocho de cada 10 (82,3%) se encuadraban en la franja de edad entre los 13 y los 24 años. España ha sentado ante el televisor a quienes no tenían especial interés por el fútbol. La magnitud de estas cifras se puede comparar con un evento de gran interés para las generaciones más jóvenes, como es Eurovisión. La edición de 2024, también emitida en La1, fue vista por 4,8 millones de espectadores y una cuota media de pantalla del 41,8%, que se elevó hasta el 52,1% en las votaciones. Pero en la franja de edad entre los 13 y los 24 años fue del 66,3%, muy lejos de los datos registrados por la selección.

«Hablan su lenguaje»

Aunque no hay datos de seguimiento auditados por las empresas de medición de audiencias, la King's League es otro de los fenómenos que, a través de redes sociales, tuvo un pico de seguimiento de dos millones de espectadores, cifras superadas en la Eurocopa.

¿Por qué este giro en las preferencias de consumo audiovisual durante este campeonato? Al fútbol le faltaba atractivo para las generaciones más jóvenes, acostumbradas a mayores impactos. En un campeonato de Liga, hay pocas sorpresas y apenas un puñado de aspirantes a los títulos. Eso, en el lenguaje juvenil, se traduce en poca emoción, más allá de cuál sea el formato de la competición y si la emisión es en abierto o en cerrado.

Sin embargo, en un torneo como la Eurocopa hay emoción y aparecen otras variantes, que en España tienen nombre y apellido: Nico Williams y Lamine Yamal. «Que los más jóvenes puedan seguirles e interactuar con ellos es un factor de proximidad e identificación fundamental. Hablan su lenguaje», advierte Àlvar Peris, profesor de Comunicación Audiovisual en la Universitat de València.

«Repunte de la identificación»

Sólo hay un futbolista en España ajeno a todas las redes sociales, Rodri, pero es una rara avis en un mundo donde exhiben su trabajo -y sus patrocinadores- y en muchos casos sus vidas. En el caso de Williams y Yamal, lo hacen con una naturalidad que atrapa a su generación. La complicidad que han desarrollado, sus juegos infantiles en el campo, sus bailes en TikTok y hasta la forma que se expresan -del bro al padreo- atraen a sus iguales, que se sientan ante la tele a verles jugar con descaro, pero también con la expectativa de las reacciones que tendrán, que rápidamente se viralizan. «Sin duda podremos analizar con mayor precisión las razones de este atractivo en los próximos meses», apunta el experto.

Lamine Yamal y Nico Williams festejan el pase a semifinales.

Lamine Yamal y Nico Williams festejan el pase a semifinales.EFE

Peris menciona otro factor: «Hay un repunte de la identificación de los más jóvenes con España y la identidad española que puede reflejarse también en el seguimiento de los partidos de la selección», asegura. El «Yo soy español» hace que se pongan ante la pantalla quienes habitualmente ya no se han criado en la fan culture, porque los clubes de LaLiga llevan años olvidándose de crear afición entre los más jóvenes, convirtiendo a los aficionados sólo en clientes.

A la selección ese fenómeno aún no ha llegado y la fidelización, al menos en los grandes campeonatos, aparece de manera espontánea, aunque luego se diluya. Así viene ocurriendo históricamente. La etapa entre 2008 y 2012, con el triunfo en dos Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica, provocó una exhibición de la bandera nacional hasta ese momento sin precedentes. Los chicos de De la Fuente pueden volver a conseguirlo sumando a la generación que parecía perdida para el fútbol.