Un Alcaraz con el depósito en la reserva

Un Alcaraz con el depósito en la reserva

Actualizado Domingo, 4 agosto 2024 - 21:22

A lo largo de toda la competición, Carlos Alcaraz ha ido justo de energía, condicionante que ha neutralizado gracias a su calidad y al plus que siempre ofrece disputar unos Juegos Olímpicos. Después de ganar dos títulos consecutivos del Grand Slam, sólo la circunstancia excepcional de un torneo que se disputa cada cuatro años y su gran afán competitivo le han permitido navegar hasta la orilla. Ha sabido manejarlo todo y no anduvo demasiado lejos

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Un tren que nunca debes dejar pasar

Actualizado Viernes, 26 julio 2024 - 23:14

Es un privilegio estar en París en el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos, por muy incómoda y caótica que se haya vuelto la ciudad, casi en estado de sitio ante la magnitud del acontecimiento. Volver a unos Juegos, ahora como observadora, junto al equipo de Adidas, me trae a la memoria aquellos en los que competí. Siempre preferí quedarme en la Villa Olímpica. A menos que seas Lebron James y estés incómodo por las dimensiones de la cam

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Alcaraz inicia con victoria ante Cerúndolo la defensa del título en Queen's

Alcaraz inicia con victoria ante Cerúndolo la defensa del título en Queen’s

Hace un año, Carlos Alcaraz se presentó en Queen's sin demasiadas pretensiones. Se trataba de probarse sobre una superficie casi desconocida, de afinar la raqueta y llegar en la mejor disposición posible a Wimbledon. Tras un comienzo difícil frente a Arthur Rinderknech, ganó el torneo. Poco después asaltaba el All England Club y derribaba en la final a Novak Djokovic. Este martes, en su primer partido tras levantar la copa en Roland Garros, el número dos del mundo inició la defensa del título en el torneo que le servirá de prólogo para Wimbledon ante el argentino Francisco Cerúndolo, con quien había peloteado recientemente, antes de conocer que el azar les haría confjuir de inicio. Sde impuso por 6-1 y 7-5, en una hora y 18 minutos y jugará este jueves en segunda ronda ante el vencedor del partido entre Mariano Narvone y Jack Draper, que se disputa este miércoles.

El español despegó como un tiro y se llevó el primer parcial en un suspiro, pero encaró después dificultades inesperadas. No le bastó con recuperar en el noveno juego el servicio perdido en los comienzos del parcial, pues fue a continuación, con su propio saque, cuando se topó con tres bolas de set adversas, ninguna de las cuales fue capaz de convertir el jugador argentino.

Acompañado por Samuel Sánchez, como ya sucediera en el venturoso 2023, Alcaraz cuenta ya con la experiencia adquirida. La hierba consiente menos distracciones que cualquier otra superficie, y bien pudo haberle cobrado la irregularidad en el segundo set, sobre todo tras una doble falta y una dejada que murió en la cinta. Aprovechó la puerta que le abrió su rival, incapaz de sostenerse con su saque en el tramo que se reveló definitivo.

"El primer partid en cada torneo nunca es sencillo, menos aún en hierba. Tenía que responder a las expectativas. Estoy contento con lo que he hecho. He superado situaciones comprometidas tanto con el saque como con el resto. Aún estoy aprendiendo cómo moverme y desenvolverme en esta superficie", comentó a pie de pista.

Carlos Alcaraz: “Aún me estoy conociendo, aprendiendo qué necesito en cada momento”

Actualizado Lunes, 10 junio 2024 - 18:00

"He dormido un poquito, sí. Por la noche hice todo lo que no había hecho durante el torneo. Solté el pie del acelerador: comí lo que no estaba comiendo, brindé con un poco de champán... pero luego me fui temprano a dormir porque ya estaba cansado", relataba Carlos Alcaraz a mediodía, en un encuentro con los enviados especiales en París el día después de ganar su primer Roland Garros.

Desde el último punto ante Alexander Zverev hasta su vuelo de regreso a casa, el ya tres veces campeón de Grand Slam sólo tuvo un ratito de descanso: por la mañana, antes de hacerse las fotos con el trofeo en las gradas de la Philippe Chatrier, le dejaron media hora que aprovechó para mirar el móvil y contestar alguno de los centenares de mensajes de enhorabuena que había recibido. Todo lo demás fue ir de aquí para allá.

Por la noche, en una sala de su hotel en París, el Villa Marquis, estaban su equipo, sus padres, todos los que trabajan con él en la Academia Ferrero Equelite, sus tíos y primos, sus amigos de El Palmar y hasta famosos como el actor Miguel Ángel Silvestre y, como ocurre en una boda, Alcaraz estuvo charlando con unos y otros sin tiempo para nada. Pronto le pudo el cansancio. El resto siguieron hasta las tres de la madrugada.

Si tuviera que escoger tres recuerdos de su victoria, ¿Con cuáles se quedaría?
(Piensa) El primero, sin duda, sería la preparación antes del partido. Una hora antes de saltar a la pista estaba con todo el equipo en la sala de fisio, preparándome con los vendajes y haciendo bromas, soltando la tensión. El segundo recuerdo sería la celebración con mi gente, cuando subí al palco desde la pista. Y el tercero después, cuando ya fuimos a cenar y estaba todo el mundo celebrando la victoria.
Cuando subió al palco lloraba toda su familia, pero usted contuvo las lágrimas. ¿En algún momento lloró de alegría?
No lloro mucho, la verdad. La última vez que lloré fue por el tema de la lesión, cuando tuve que perderme torneos que me hacían mucha ilusión. Soy más de llorar de frustración que de felicidad.
¿Hasta qué punto le angustió la lesión en el antebrazo derecho durante Roland Garros?
Más que angustia era incertidumbre. En el Mutua Madrid Open sentí dolor muy pronto y eso que los partidos eran al mejor de tres sets. Cuando llegué aquí a París no sabía cómo iba a reaccionar mi brazo. De hecho me preocupaba pensar que a lo mejor no me iba a recuperar al 100% porque yo imprimo mucha velocidad, hago mucha fuerza en cada golpeo. Pero conforme iba pasando rondas me iba sintiendo mejor, sin dolor. En semifinales, ante Jannik [Sinner], ya decidí que era el momento de dejar de cohibirme. Si me tenía que romper o tenía que sentir dolor, era el momento. Por suerte todo fue muy bien.
¿Se compara con Nadal, Federer o Djokovic cuando tenían 21 años como tiene ahora usted?
No lo sé, he visto vídeos de ellos entonces, unos highlights, pero no puedo compararme. Al final, como siempre he dicho, no importa lo que haya conseguido hasta ahora si me estanco. Quiero seguir creciendo y llegar a donde han llegado Djokovic, Rafa y Federer. Los buenos, los mejores, son los que siguen mejorando y mejorando hasta que tienen 36, 37 o 38 años.
Alcaraz tras su victoria en Roland Garros.

Alcaraz tras su victoria en Roland Garros.DIMITAR DILKOFFAFP

¿Se ve jugando a los 38 años?
Sí, sí, ¿Por qué no?
El año pasado reconoció un bajón emocional después de ganar en Wimbledon, le costó el final de temporada. ¿Cómo va a gestionar este éxito?
Ahora sé que hay que saber disfrutar de estos momentos, dejarse llevar después de todo el trabajo que exige conseguir algo así. Aún me estoy conociendo, estoy aprendiendo qué necesito en cada momento, cómo hacerlo... Tengo que compaginar el sufrimiento del deporte con la libertad para sentirme un chaval normal, no un tenista. Si no despejo la mente no puedo volver a la pista al 100%.
Hasta ahora, a los 21 años, todo han sido éxitos, todo ha salido bien. ¿Hay algo malo en su vida?
Tampoco mi vida es un camino de rosas ni en el tema profesional ni en el tema personal. Siempre tienes que lidiar con cositas que van pasando. Pero yo me considero una persona muy feliz. De momento, es verdad que no tengo grandes preocupaciones fuera del tenis y eso ayuda. No sabría decir qué hay malo en mi vida.
¿Cuáles son sus planes ahora? ¿Preferiría ganar en Wimbledon o los Juegos Olímpicos?
Si todo va bien, si no hay problemas, competiré en Queen's, en Wimbledon y en los Juegos Olímpicos. En hierba, con bolas duras, puede ser un poco complicado, recuerdo que en 2022 tuve problemas en el codo, pero ése será mi calendario. Y si tengo que escoger, escogería ganar en los Juegos Olímpicos. Porque son cada cuatro años y porque es un torneo en el que no juegas por ti, juegas por tu país y eso me hace mucha ilusión.

La celebración de Alcaraz: un tatuaje con la Torre Eiffel, las lágrimas con su madre y el punto de la polémica

Actualizado Lunes, 10 junio 2024 - 09:15

Hubo un momento curioso en la celebración del primer Roland Garros de Carlos Alcaraz. Cuando Alexander Zverev lanzó la última bola a la red y su victoria ya era un hecho, el español se rebozó sobre la tierra batida, saludó al alemán, agradeció sus ánimos al público de la Philippe Chatrier y rompió a correr para festejar con su gente. Todos estaban eufóricos, emocionados, entregados. Pero durante unos segundos sólo esperaron.

Tan feliz como estaba,

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Una Copa con valor añadido

Una Copa con valor añadido

Actualizado Lunes, 10 junio 2024 - 02:49

Tiene aún más valor si cabe el triunfo de Carlos Alcaraz en Roland Garros, dado que su tenis no fluyó como acostumbra. Desde el inicio se vio que iba a ser un partido más emocional que de calidad, al menos hasta el último set. El duelo se prolongó más de lo debido, porque Carlos lo tuvo siempre encarado. Dispuso de 4-2 y 15-40 en el primer set y al final lo acabó sacando 6-3. Ya en el segundo, empieza con 40-0, gana el juego, pero pasando varias

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Alcaraz: “Corría al volver del colegio para ver este torneo en la tele y ahora ganarlo… gracias a todos por el viaje”

Actualizado Domingo, 9 junio 2024 - 20:14

Como Nadal, Carlos Alcaraz se derrumbaba en la tierra de la Philippe Chatrier tras conseguir su primera victoria en Roland Garros, el tercer grande para el murciano con apenas 21 años. Alexander Zverev había infligido una gran resistencia, pero el acelerón final del tenista del Palmar fue demasiado para el germano.

Tan pronto recuperó fuerzas para levantarse, Alcaraz saltó como un rayo hacia su box, donde sus padres, su entrenador y el resto de su equipo le abrazaban entre lágrimas tras la enorme victoria del murciano. "Te quiero", se despidió su padre tras la vuelta del tenista a pista.

Luego, vuelta a la pista para recoger su primer trofeo de Roland Garros del gran campeón Bjorn Borg, el segundo tenista que más Copas de Mosqueteros ha levantado con seis tras Rafael Nadal y sus 14 entorchados.

Y llegó el momento de recoger la copa, primero con su sonrisa tímida y un pequeño y rápido beso, hasta su sonrisa plena y un gran abrazo antes de que sonaran los acordes del himno de España. Momento histórico para el décimo ganador de este trofeo francés.

Así lo consideraba Zverev, que elogiaba al murciano por su carrera de "tenista histórico" con apenas 21 años. "Felicidades Carlos, tercer Gran Slam con 21 años y en diferentes superficies", elogiaba el germano al vencedor y también tuvo palabras de cariño para su equipo y para el del rival.

Alcaraz devolvía el piropo a Zverev, especialmente su resiliencia tras la terrible lesión que se produjo en la misma pista hace ya dos años y que le tuvo apartado del circuito casi un año. "Estoy seguro de que este torneo te dará la ocasión de ganarlo así como conseguir otros Grand Slams", respondía el murciano.

Vuelta de lesión

El tenista del Palmar quiso recordar el duro camino que sufrieron él y su equipo para llegar en óptimas condiciones al torneo parisino. La lesión del antebrazo no le permitió llegar a Francia entrenando con normalidad, según reveló en su speech de la victoria.

"Todo mi equipo da el corazón no sólo para hacerme mejorar como jugador, también como persona", concedía Alcaraz para luego definirles como miembros de su propia familia.

El jugador también ha agradecido a los participantes del torneo su predisposición a que todo esté perfecto, "pese a las quejas de los jugadores", algo que también dijo Zverev entre risas, y terminó su agradecimiento al público.

"Ha sido un gran viaje desde el primer partido hasta hoy. Me llevo un buen recuerdo vuestro por el gran apoyo que he recibido tanto en los partidos como en los entrenamientos. Para mi es como jugar en casa. Espero volver a veros pronto", concluyó.

Alcaraz sufre, remonta y maniata a Zverev para completar su ópera prima en Roland Garros

Alcaraz sufre, remonta y maniata a Zverev para completar su ópera prima en Roland Garros

Dejó dicho Rafa Nadal tiempo atrás que Carlos Alcaraz heredaría su tierra. Nunca fue un deseo por la simpatía hacia él, los amigos en común o la bandera propia; su afirmación nacía del tenis. "No tiene debilidades como las que tenía yo a su edad. Lo tiene todo para ser un campeón", aseguraba, pero entonces a Alcaraz aún le faltaba una virtud: aguantar el sufrimiento, disfrutar del sufrimiento, ganar pese el sufrimiento. Ya no. A los 21 años, Alcaraz levantó este domingo su primer Roland Garros, su ópera prima en París, y confirmó que volverá a por más. Es el inicio de una dinastía.

Hubo antes una celebración en el US Open y otra en Wimbledon, pero en ambas todo estaba por hacer; en cada partido había un descubrimiento, para lo bueno y para lo malo. Ahora eso ha cambiado. Alcaraz sigue siendo el tenista completo que señalaba Nadal, con una paleta repleta de recursos y una desbordante creatividad, pero además ya ha madurado. En la final ante Alexander Zverev sufrió molestias físicas en su muslo izquierdo y pese a ello remontó para imponerse por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 en cuatro horas y 19 minutos de juego.

Antes del partido, en los pasillos de la Philippe Chatrier, uno de sus entrenadores, Antonio Martínez Cascales, que ya fue técnico de Juan Carlos Ferrero, recordaba las semifinales ante Jannik Sinner y concluía: "Ha aprendido a ganar sin jugar tan bien". Y más que análisis era premonición. Como ocurrió ante el italiano, Alcaraz ofreció más garra que entretenimiento, incluso hubo juegos en los que negó el espectáculo, pero se agarró a la victoria como si sólo pudiera ser suya. Es más, venció cuando peor estaba: desorientado y a un set de la derrota.

Alcaraz, atendido por los fisios, este domingo.

Alcaraz, atendido por los fisios, este domingo.Thibault CamusAP

En el cuarto set, superados unos minutos de desconexión mental, ya renqueante de la pierna izquierda, entendió que sólo le quedaba sobrevivir y sobrevivió. En primer lugar, exageró su concentración para apoyarse en su primer servicio y en segundo, lanzó mil bolas altas para confundir a Zverev. Funcionó. El alemán, extrañado, obligado a decidir, se impacientó, exageró sus errores y cuando quiso darse ya estaba en el quinto periodo con un break abajo. Entonces a Alcaraz ya nadie le podía arrebatar el triunfo, ya nadie le podía arrebatar su primer Roland Garros. Para cerrar el partido, de hecho, dejó un 'passing shot' de revés que aparecerá en los libros de historia del tenis. Show después de tanto sufrimiento.

Las quejas de Zverev

"¡Carlos, Carlos, Carlos, Carlos!", le premiaba entonces el público de la Philippe Chatrier que se decantó por él por los siglos. Hasta entonces, en las primeras dos horas, la afición se dividía entre los dos aspirantes: hubo cánticos para Alcaraz, pero también para el alemán, sobre todo en el tercer set, cuando remontó un 5-2 en contra con cinco juegos consecutivos. Pero al final no había dudas sobre qué campeón prefería la grada parisina.

Zverev se queja al árbitro, este domingo.

Zverev se queja al árbitro, este domingo.Thibault CamusAP

Tampoco es que Zverev se hiciese querer. Con todos los escándalos y todas las polémicas protagonizadas previamente, en esos instantes el ahora número cuatro del mundo empezó a protestar bolas al juez de línea, el local Renaud Lichtenstein. En varias ocasiones no tenía motivos. En otros, como en un saque suyo que se cantó 'out' y le costó un break en el quinto set, no estaba tan claro. Pero tantas quejas le hicieron perder el favor del público y marcharse del encuentro. Alcaraz había sufrido, había remontado y le había maniatado. Todo se había acabado.

Una tradición española

Sin los clásicos intercambios de la tierra batida -ni el 25% de los 'rallys' pasaron de los nueve golpes- fue un partido marcado por el acierto en el saque Zverev. Cuando el alemán afinó y aceleró su servicio -llegó a sacar a 222 km/h-, Alcaraz estuvo atrapado: ocurrió en el segundo y en el tercer set. Pero cuando desfalleció, la puerta empezó a abrirse para el español.

Detrás estaba la remontada, la victoria, la Copa de los Mosqueteros y la historia. Además de superar varios récords -como el más joven en ganar un Grand Slam en tres superficies-, Alcaraz se convirtió en el décimo español en ganar en París en una tradición que se presume eterna, pese a los problemas en la base. De Santana pasó a Gimeno, luego a Sánchez Vicario y Bruguera, más tarde a Moyà, Costa y Ferrero y, al final, a Muguruza y a Nadal, a Nadal, a Nadal, a Nadal, 14 veces a Nadal. Dejó dicho él tiempo atrás que Carlos Alcaraz heredaría la tierra, su tierra. Ya lo ha hecho.

Cemento, hierba y tierra batida, Alcaraz completa el círculo y arrebata un récord imposible a Nadal

Cemento, hierba y tierra batida, Alcaraz completa el círculo y arrebata un récord imposible a Nadal

Antes de vencer en Wimbledon el año pasado, Carlos Alcaraz tuvo que irse al estadio Monte Romero de Murcia, cruzar la pista de atletismo y compartir césped natural con el equipo de fútbol americano que habitualmente entrena allí. Antes de vencer en el US Open hace dos años, Alcaraz se pasó toda una adolescencia esperando que su club, la Real Sociedad Club de Campo de El Palmar, aplanara alguna de sus 12 pistas de tenis y suerte tuvo que su familia dirigía el lugar. Antes de vencer este domingo en Roland Garros, Alcaraz simplemente se entrenó durante varias semanas en tierra batida como había hecho desde que su padre le descubrió el tenis a los cuatro años.

Después de dos Grand Slam en el 'extranjero', en París celebró un éxito 'en casa', en la arcilla que le formó, la superficie en la que más tiempo ha jugado, y cerró el círculo, pero... ¿Por qué lo hizo en ese orden? En su camino para dominar todos los escenarios Rafa Nadal ganó primero cuatro Roland Garros, luego abordó Wimbledon y, al año siguiente, el Open de Australia. Hasta derrotar a Alexander Zverev este domingo y levantar la Copa de los Mosqueteros Alcaraz siguió un rumbo completamente opuesto.

"Siempre he querido ser uno de los mejores del mundo y para serlo debes dominar todas las superficies. Crecí jugando en tierra batida, pero ahora me siento más cómodo jugando sobre cemento. En pistas duras puedo desarrollar más mi estilo, aunque sé adaptarme", explicaba Alcaraz y no le faltaba razón. Al contrario que sus predecesores, el ya campeón de tres Grand Slam basa su juego en el ataque, disfruta cuando el tenis es más directo y, además, está construyendo un saque demoledor. Mantiene rasgos de la tradición española, como el despliegue físico, pero para triunfar este año en Roland Garros, de hecho, necesitaba algunos cambios, transformarse en un terrícola.

El trabajo en pretemporada

Este invierno en la Academia JC Ferrero Equelite de Villena estuvo trabajando en la paciencia, la consistencia, la capacidad para mantener la brillantez durante más golpes. Con su paleta de recursos, Alcaraz antes pecaba al apresurarse y en arcilla a veces esa estrategia fracasa. "Entrenamos para que, sin perder su velocidad y su fuerza, fuera más consistente. Si antes podía meter tres bolas seguidas cerca de la línea, que ahora metiera cuatro o cinco. Eso le hace mejorar en cada punto, ser todavía más peligroso», analizaba Antonio Cascales, entrenador de Juan Carlos Ferrero durante toda su carrera y parte del equipo del nuevo número dos del ranking mundial.

Ahora Alcaraz ya vuelve a estar por delante de Novak Djokovic en la lista ATP, sólo por detrás de Jannik Sinner. Ahora Alcaraz ya se encuentra entre los elegidos que han conseguido el Surface Slam, el pleno en todos los terrenos, y la lista no es larga. Desde 1978, cuando el US Open cambió la hierba por el cemento, sólo lo habían conseguido 13 tenistas, seis de ellos hombres, Nadal, Djokovic, Federer, Agassi, Connors y Wilander, y ninguno lo había hecho ni tan rápido ni tan pronto. Alcaraz acaba de cumplir los 21 mientras Nadal lo logró con 22 años y medio y Wilander, con 23 años y medio. Alcaraz ha necesitado menos de dos años, exactamente en 634 días, para dominar todas las superficies mientras Nadal, que también tenía el récord previo, requirió el doble de tiempo, casi cuatro años, 1.336 días.

La posibilidad de repetir

"En cuanto empezó a entrenar en pista rápida tanto su padre como yo teníamos claro que le iría bien. Siempre entrenó en tierra batida, pero su juego, tan agresivo, tan variado, con tantas subidas a la red, es ideal para cemento. Veremos ahora si consigue más US Open o más Roland Garros", aventuraba el entrenador de adolescencia de Alcaraz, Kiko Navarro, ante un futuro brillante.

Ahora Alcaraz, que debe volver a saltar de superficie para intentar mantener el título en Wimbledon y regresar de nuevo a la tierra batida para los Juegos Olímpicos de París, está en disposición de construir una carrera multisuperficie como se han visto pocas. Si sólo hay seis tenistas que hayan ganado en todas las superficies, sólo dos de ellos han repetido, Djokovic y Nadal. El primero ganó tres veces aquí, en París, su punto débil porque enfrente tenía al español, que venció dos veces en Wimbledon, en hierba. ¿Los superará Alcaraz? Quién sabe, pero sus primeros años, de momento, son inmejorables.

De Nadal a Alcaraz: del método al instinto

De Nadal a Alcaraz: del método al instinto

Hijo de la tierra, concebido sobre ella para su explotación y disfrute, Rafael Nadal ha obtenido en esta superficie buena parte de su inmenso patrimonio profesional. El mallorquín irrumpió en arcilla. Primero, en aquella final de la Copa Davis en 2004, cuando fue reclutado por la entonces capitanía colegiada del equipo español para disputar el individual frente a Andy Roddick, en perjuicio de Juan Carlos Ferrero, hoy entrenador de Carlos Alcaraz. Meses después, ya prologadas sus habilidades en la gira europea, Montecarlo, Barcelona, Roma, con la conquista de la primera de sus 14 copas en Roland Garros.

Recién cumplidos los 19 años, dos menos que Alcaraz, Nadal pasó por encima de Roger Federer, entonces número 1 del mundo e indiscutible dominador del circuito, en semifinales, antes de imponerse en la final al argentino Mariano Puerta. Estábamos, estamos, ante un auténtico especialista, un zurdo capaz de revolucionar la pelota hasta el infinito con su drive liftado, de crear ángulos que cuestionaban las reglas de la geometría. Un fajador curtido también en el arte de la defensa. Un danzarín que resbalaba sobre el polvo de ladrillo sin ofrecer flancos vulnerables.

Hay evidentes confluencias entre el flamante campeón del torneo y el hombre que ha establecido un registro tal vez inalcanzable. Les une la explosividad, el ardor mediterráneo, el sentido táctico, una cultura común que ya convirtieron en dominante en otro tiempo, cada una con sus propios matices, raquetas como las de Manolo Santana, Andrés Gimeno, Sergi Brugera, Carlos Moyà, Albert Costa, Ferrero, Arantxa Sánchez Vicario y Garbiñe Muguruza. Pero la génesis, la personalidad y la forma de desenvolverse en la pista de Nadal y Alcaraz es distinta.

Estreno en Nueva York

Alcaraz ganó el primero de sus tres grandes sobre el cemento de Flushing Meadows en 2022. El siguiente lo consiguió un curso más tarde sobre la hierba del All England Club. Ha sido en su cuarta participación en Roland Garros, asimilado el trance de la semifinal perdida en 2023 frente a Novak Djokovic, cuando ha tocado el centro de la tierra. Comparte la formación y el concepto de juego de los españoles, pero tiene mucho de librepensador, se mueve por instinto y cuenta con una versatilidad a partir de la cual se explican los éxitos que precedieron al conseguido este domingo en Roland Garros tras imponerse en la final a Alexander Zverev.

Nadal, poseedor de 22 majors, ganó el primero de sus dos títulos en Wimbledon en 2008, ya con cuatro victorias consecutivas en París. Fue el triunfo de la perseverancia y la capacidad de adaptación. Hasta su llegada, y sobre todo a partir de los años setenta, la hierba había sido mirada con cierto complejo y desdén por parte de los jugadores españoles. No así entre las mujeres, pues ahí están los triunfos de Conchita Martínez y Muguruza y las dos finales de Sánchez Vicario.

Nadal ponderó desde el principio el inmenso valor de un torneo como Wimbledon. Perdió en tercera ronda en 2003 y en segunda en 2005, perdió dos finales consecutivas contra Federer antes de destronarle en el inolvidable atardecer de 2008. Dos años después volvería a ganar el torneo y se haría también, en su octava participación, con el primero de sus cuatro Abiertos de Estados Unidos, en una de las mejores temporadas de su vida. En 2009 había ganado el primero de sus dos Abiertos de Australia.

Sólo cuatro 'intrusos'

Desde la victoria de Nadal hace 19 años y la conseguida ahora por Alcaraz, sólo otros tres jugadores levantaron la Copa de los Mosqueteros: Federer, en 2009, Stan Wawrinka, en 2015, y Djokovic, en 2016, 2022 y 2023. Nadal hizo valer sus aptitudes congénitas sobre la superficie en el momento más deslumbrante de la historia del tenis, en competencia directa con Djokovic, 24 grandes, y Federer, 20. Alcaraz vive en un tiempo distinto, con una rivalidad que se vislumbra intensa y longeva con Jannik Sinner, a quien derrotó en las semifinales del viernes, aún con Djokovic sin haber dicho su última palabra y a la espera de la progresión de otros jugadores que tratan de seguirle el paso, ya a una considerable distancia. Es "demasiado bueno", como apuntaba Stefanos Tsitsipas tras verse sometido una vez más en cuartos, y se puede esperar todo de él.

Nadal creció desde la tierra y forma parte del selecto grupo de ocho jugadores que han conquistado los cuatro grandes: Fred Perry, Donald Budge, Rod Laver, Roy Emerson, Andre Agassi, Federer y Djokovic. Lo suscribió con 24 años y 32 días. Fue el tercero más joven en lograrlo, el primero en la era profesional. Alcaraz podría superar en precocidad incluso a Laver y Budge si conquista el próximo Abierto de Australia. Cumplió los 21 el pasado 5 de mayo.