Enric Mas: ''Las ausencias de Pogacar, Evenepoel y Vingegaard benefician a la Vuelta y también a mí''

Enric Mas: ”Las ausencias de Pogacar, Evenepoel y Vingegaard benefician a la Vuelta y también a mí”

Afronta su séptima Vuelta a España con la incomodidad de no haber culminado la obra. Enric Mas (Artá, 1995) ha sido segundo en tres ocasiones, quinto, sexto y 71º en su debut (2017). A sus 29 años, el balear se encuentra en un periodo sereno, sin las urgencias del pasado, esas que le presionaban para ser el heredero de la generación de oro del ciclismo español. Se ha quedado en una situación intermedia entre los veteranos y esos jóvenes que arrasan con todo. A pesar de la numerosa competencia, él asegura que busca el podio de la Vuelta. El mallorquín atiende al periodista en un rápido encuentro telefónico en el inicio de una Vuelta que este martes presenta la primera etapa de alta montaña, un oportunidad para mostrar sus galones de líder en el Movistar.

¿Qué objetivos se ha marcado para esta Vuelta?
Entrar en el podio y ganar una etapa.
El podio incluye tres plazas. ¿No aspira a la primera?
Mi objetivo es el podio y conseguir una etapa.
¿Las ausencia de los galácticos Pogacar, Evenepoel y Vingegaard benefician o perjudican a la organización y desarrollo de la Vuelta?
Esas ausencias benefician a la Vuelta. La no presencia de ellos genera más espectáculo, porque todo queda más abierto. Sin ellos, todo es menos monótono. Cuando Tadej está presente en las carreras todo cambia debido a su superioridad. Es un auténtico 'crack'.
¿Las ausencia de los galácticos Pogacar, Evenepoel y Vingegaard benefician o perjudican a Enric Mas?
Sus ausencias también me benefician a mí, porque sin ellos mis opciones y oportunidades aumentan. Con sus bajas crece el número de candidatos.
La relación de aspirantes a conquistar esta edición de la Vuelta es amplísima, lo nunca visto en las últimas temporadas.
Sí, hay un grupo numeroso de corredores con opciones. Para mí, el principal es Primoz Roglic, que ya ha ganado la carrera en tres ocasiones.
¿Roglic es superior a Sepp Kuss, último ganador de la ronda?
Primoz es superior. Es un gran corredor, muy bueno en todos los terrenos. Yo le pongo como el gran candidato para el final en Madrid.
¿En esta edición de la Vuelta tiene subrayadas algunas etapas?
Me gustan las etapas de Lagos de Covadonga y las de Sierra Nevada. A ver si puedo hacer algo importante en ellas.
¿Usted ya tiene 29 años, considera que aún le queda margen de mejora en este ciclismo dominado por unos chavales precoces y sin complejos?
Claro que tengo margen de mejora, todavía puedo avanzar y eso lo sé porque cada año tengo mejores números, como reflejan los entrenamientos y los trabajos realizados.
¿Cómo son esos números?
Son números.
¿Ha sido segundo de la Vuelta en tres ocasiones, qué le falta para ser primero?
Pues no lo sé.
¿Le falta suerte?
No lo sé.
De Mikel a Landa

De Mikel a Landa

He aquí que, con el séptimo "maillot" de su trashumante existencia, reaparece en la sedentaria nuestra Mikel Landa. Reaparece, entiéndase, encendiendo de nuevo algunas velas de pábilo a media asta en el desconchado altar del landismo sociológico y exportable.

Ahora en el T-Rex Quick Step (Soudal), no ha durado Landa mucho en ninguna parte. Pero nunca le ha faltado un buen trabajo en una buena casa. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Mikel es,

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El 'ahora o nunca' de Carlos Rodríguez y de una lista interminable de candidatos en una Vuelta sin el tridente galáctico

El ‘ahora o nunca’ de Carlos Rodríguez y de una lista interminable de candidatos en una Vuelta sin el tridente galáctico

Centro del escaparate para los disciplinados y rincón para el díscolo, a quien la Vuelta esperaba como último reclamo. El UAE, el equipo al servicio de Tadej Pogacar, otorga protagonismo a los que arroparon sin escatimar esfuerzos al esloveno en la conquista de su tercer Tour. Premio para el portugués Joao Almeida, el británico Adam Yates, el francés Pavel Sivakov y el español Marc Soler. Suplencia para Juan Ayuso, a quien Javier Guillén ansiaba tener en la salida de hoy en Lisboa. Con las ausencias de los galácticos Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel, el chaval crecido en Jávea podría haber animado una ronda necesitada de desafíos de rango superior para atrapar a la audiencia. Infructuoso resultado para el máximo responsable de Unipublic.

En una Vuelta sin favorito indiscutible y la más abierta de las últimas décadas, los ojos de los aficionados españoles se fijan en Carlos Rodríguez (23 años), que dispone del respaldo de un fuerte bloque del Ineos. El escalador de Almuñécar es uno de los integrantes de la amplia nómina de candidatos al podio de Madrid del próximo 8 de septiembre. «Ahora o nunca» para el andaluz y para corredores como Mikel Landa, Enric Mas, Joao Almedia, Adam Yates, Richard Carapaz, Daniel Felipe Martínez, Geoghegan Hart o Ben O'Connor. Todos ellos desconocen las sensaciones que transmite la conquista de la Vuelta, un reto ya consumado por el estadounidense Sepp Kuss, que defiende título, y por el esloveno Primoz Roglic, que se ha propuesto alcanzar su cuarto triunfo en la general e igualar la plusmarca de Roberto Heras.

«Después del Tour me tomé varios días para recuperarme y después empecé a entrenar poco a poco para mantener mi forma. Creo que mi cuerpo ya se recuperó tras estar enfermo durante un tiempo. Esta es la primera vez que haré dos grandes rondas seguidas, así que será una nueva experiencia para mí. Quiero disfrutar de la carrera tanto como pueda. Tenemos un equipo fuerte. Arensman y yo lucharemos por el mejor resultado posible en la clasificación general y en las etapas. Ambos hemos entrenado y competido mucho juntos y eso nos ayudará a manejar las diferentes situaciones de carrera de la mejor forma posible», asegura Carlos Rodríguez, que esta temporada ganó la general del Tour de Romandía, fue segundo en el País Vasco y se anotó una etapa en el Criterium Dauphiné. Ahora quiere resarcirse de los discretos resultados conseguidos en el último Tour de Francia, en el que finalizó séptimo (en 2023 fue quinto y ganó una etapa).

El líder del Ineos dispondrá de numerosas oportunidades para lucirse en una ronda que mira hacia arriba, con ocho etapas de alta montaña y cinco de media montaña. La primera cita con las cumbres llegará el martes, tras el tríptico por tierras portuguesas, con una jornada que sale de Plasencia y que incluye el ascenso a los dos colosos extremeños: Piornal y Pico Villuercas. Luego la caravana viaja al sur, con dirección a Sevilla, para afrontar una ronda «sin transición y sin tregua», según los organizadores. Posteriormente llegarán los ascensos a Yunquera y a zonas de Sierra de Nevada, antes de un traslado al norte, donde esperan Ancares y Cuitu Negru (con rampas del 23% de desnivel).

La tercera semana incluye excursiones por Lagos de Covadonga, Moncalvillo y Picón Blanco. Este último puerto se antoja como juez de la carrera. Se asciende en la penúltima jornada, tras encadenar seis cimas por territorio cántabro y burgalés. El colofón de la prueba será una contrarreloj de 12 kilómetros entre la Ciudad de Telefónica y la sede histórica de esta compañía en la Gran Vía 28 de Madrid. La ceremonia de premios se celebrará en Cibeles.

Evenepoel planta cara a Pogacar en la primera contrarreloj del Tour

Evenepoel planta cara a Pogacar en la primera contrarreloj del Tour

Por orden de llegada, por grado de apropiación y cercanía a la amorosa victoria, en la cumbre del ciclismo mundial, Remco Evenepoel,Tadej Pogacar,Primoz Roglic y Jonas Vingegaard se enzarzaron en la disputa de una contrarreloj primorosa en su interés, su intensidad y su emoción. No tanto en su trascendencia estricta, porque las diferencias, en 25,3 kms., no podían ser grandes entre ellos.

Pero, en lo escueto de su lenguaje cronométrico, el resultado certificó que, a expensas de que la carretera y sus azares se pronuncien más adelante de modo diferente, hay cuatro hombres para tres puestos de un podio aún sin determinar. Cuatro hombres a los que, realmente, sólo les mueve el afán de ocupar su cima, aunque Pogacar, en el conjunto de posibilidades teóricas, parece el destinado para ello.

La primera gran referencia la estableció Kévin Vauquelin al bajar de los 30 minutos (29:44). Lo dejó atrás por 76 centésimas Victor Campenaerts. Quienes salieron después no rebajaron ese tiempo hasta que los Fab Four entraron en liza. Desde el primer momento, y en los tres puntos intermedios, situados en los kms. 8,6; 14,4 y 19,9, Evenepoel, Pogacar y Vingegaard realizaban los mejores tiempos. Bueno, en el tercero, Roglic se adelantó a Vingegaard y ese cambio dictaminó la clasificación final.

En su primer Tour, Evenepoel (28:52) fue el único que, a 52,6 kms. por hora, bajó de los 29 minutos. Pogacar (a 12"), Roglic (a 34") y Vingegaard (a 37") bajaron de los 29:30. Las espadas están en todo lo alto. Remco aspira a lo máximo, pero debe pasar la reválida de los grandes puertos. Pogacar permanece como máximo favorito y no admite más dudas que, tras el Giro, pueda acusar la tercera semana. Vingegaard parece, a medida que acumula kilómetros, ir adquiriendo la forma que le permita enfrentarse a Pogacar y, quizás, a Evenepoel. En cuanto a Roglic, es la solidez personificada, y descartarlo en el vértice de la baraja sería un atrevimiento.

La modalidad de contrarreloj es paradójica. Los corredores actúan por separado. Pero, en la ausencia de acompañantes o intermediarios, se enfrentan directamente. A distancia, pero unidos, defendiendo cada uno su suerte, por un cronómetro neutral, objetivo, insobornable. Justo.

Juan Ayuso (decimoquinto, a 1:18) y Carlos Rodríguez (decimoséptimo, a 1:27) no nos dejaron satisfechos. Conservan, sin embargo, en la general, sus puestos en el Top-10. Ayuso es quinto, a 2:16. Rodríguez, séptimo, a 2:31. Tal como están las cosas, no ofrecen quejas. Ayuso, por otra parte, tiene por delante una doble tarea: mantener el tipo y echar una mano a Pogacar.

Pogacar, respaldado por un excelente Juan Ayuso, doblega a Vingegaard en el Galibier y retoma el liderato del Tour

Pogacar, respaldado por un excelente Juan Ayuso, doblega a Vingegaard en el Galibier y retoma el liderato del Tour

El gigante de los Alpes encumbró al favorito y puso a prueba la capacidad de resistencia y sufrimiento de un orgulloso defensor del título. Tadej Pogacar derrotó a Jonas Vingegaard en las paredes nevadas del coloso Galibier en el primer desafío de alta montaña. Liderato para el esloveno, con una renta de 45 segundos sobre Remco Evenepoel y 50 sobre el danés. Una jornada espléndida para Juan Ayuso, que tras ejercer como gregario de Pogacar, tuvo el coraje de terminar tercero. Carlos Rodríguez y Primoz Roglic también entraron en el grupo de los mejores.

En la formidable cima alpina se volvió a escribir otra página gloriosa con un ejercicio tremendo de potencia de Pogacar y un emocionante descenso hasta Valloire, en el que sacó de punto a Vingegaard. La preparación del Tour del danés, tras la caída en el País Vasco, parece que se ha quedado corta.

Y es que el Galibier nunca defrauda. Desde la prehistoria de las máquinas de hierro, aglutina los relatos más épicos del ciclismo. En 1933 acogió la primera gran hazaña de esos escaladores con cuerpo de jilguero. Vicente Trueba, que presumía de recorrer Torrelavega y Madrid del tirón, estableció el primer gran récord de subida en el Tour de Francia: dos horas y 10 minutos en coronar la terrorífica cima alpina, 23 minutos menos que el mejor registro que ostentaba el francés Eugène Christophe.

"Donde las águilas no llegan''

El cántabro (1,57 metros y poco más de 50 kilos), corría sin equipo, sin asistencia mecánica y coronaba los puertos en primer lugar y en solitario. En las fotos siempre aparecía subiendo solo, por delante del pelotón. Fue el primer ganador del Premio de la Montaña y el pionero en escalar agarrado a la parte baja del manillar. Creó estilo. Henri Desgrange, el fundador de la ronda francesa, le bautizó como La pulga de Torrelavega. Al director y al público les apasionaba la manera salvaje de escalar del español nacido en el valle de Sierrapando.

Trueba fue un precursor al que le privaron de ganar el Tour. En la 10ª etapa de la edición de 1933, entre Digne y Niza, el cántabro se metió en una fuga de seis corredores que dejó a todo el pelotón descalificado por fuera del control. Pero Desgrange ordenó a los jueces que ampliaran el margen del retraso permitido, pasando del 8% al 10%, de esa manera rescataron a todos. En la clasificación general final, Trueba quedó sexto, los cinco primeros fueron corredores repescados. Lógico y entendible que siempre reclamara ese Tour.

Trueba, un peso pluma, volaba en las subidas y se hundía en los descensos. Carecía de la habilidad de Pogacar, que este martes se lució en la emblemática ascensión que determinó la resolución de la etapa. El esloveno retó a Vingegaard en un descomunal ataque a falta de 800 metros para la cima del Galibier y coronó primero, con una renta de ocho segundos, esa cúspide donde los ''hombres supieron elevarse a una altura donde las águilas no llegan'', según proclamó Desgrange.

Ayuso, Vingegaard y Pogacar, en la subida al Galibier.

Ayuso, Vingegaard y Pogacar, en la subida al Galibier.AP

La subida al Galibier (30 kilómetros de longitud) fue un ejercicio de desgaste. Después del paso por Lautaret, se abrieron las hostilidades. Tras neutralizar una fuga en la que se metieron Oier Lazkano, Van der Poel o García Pierna, Pogacar puso a trabajar a todos sus escuderos: Politt, Wellens, Soler, Sivakov y Almeida para estirar el pelotón y descolgar al líder Carapaz y a gente relevante como Bernal, Pidcock, Thomas, Enric Mas, Bardet o Simon Yates.

Carapaz, principal damnificado

A falta dos kilómetros ordenó a Juan Ayuso que asumiera el mando. El empuje del debutante español terminó por minar las energías de los enemigos de Pogacar. Cuando parecía que había quemado al equipo sin resultado, el esloveno saltó cerca de la pancarta de la Montaña y todos, excepto Vingegaard, se apartaron. En dos acelerones se desprendió del danés. A partir de ahí comenzó un nuevo festival, negociando con maestría las curvas en un descenso vertiginoso. Los ocho segundos en la cima se convirtieron en más de medio minuto en la meta.

El Galibier, una vez más, fue cuna de gestas y brutales desfallecimientos. El damnificado de hoy fue el líder Carapaz. Cedió cerca de cinco minutos y medio. Allí Vingegaard desnudó en 2022 a Pogacar con una sucesión de ataques coordinados del Visma; Contador firmó su ataque más desesperado en 2011, Pantani humilló a Ullrich en 1998. En su cima se lucieron Bartali, Coppi, Bahamontes, Charly Gaul, Merckx, Ocaña, Zoetemelk...Una subida sólo al alcance de los mejores.

Monsieur le Galibier nunca desilusiona.

En el reino de Merckx

En el reino de Merckx

Actualizado Domingo, 10 marzo 2024 - 17:37

Desde los años 80, la aparición de un corredor superlativo remite indefectiblemente a Eddy Merckx, la unidad de medida, la tabla de equivalencias del ciclismo. En su grandeza intacta, en su inmunidad, Merckx no deja de suponer un freno, amén de un to

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Evenepoel se une a la fiesta de los mejores y se adjudica la etapa de clausura de la París-Niza

Evenepoel se une a la fiesta de los mejores y se adjudica la etapa de clausura de la París-Niza

Tres zarpazos consecutivos abrieron una herida profunda en una presa sin capacidad de respuesta. El depredador Remco Evenepoel se adjudicó la etapa de clausura de la París-Niza tras un ataque contundente a falta 43 kilómetros para conclusión de la meta. El belga se une a la fiesta de los grandes en este inicio de la temporada tras las exhibiciones de Tadej Pogacar en la Strade Bianche y de Jonas Vingegaard en la Tirreno-Adriático. Los tres se desafiarán en julio en un Tour de Francia apasionante.

El triunfo en la general de la París-Niza fue para el estadounidense Matteo Jorgenson, ex del Movistar y ahora compañero de Vingegaard en el equipo Visma. El mejor resultado de la historia del corredor de 24 años que destacó en las categorías inferiores de Estados Unidos y que en 2020 fue fichado por Eusebio Unzué. En la escuadra telefónica estuvo hasta el pasado año..

Evenepoel atesora esa ambición que distingue a los mejores. ''Es un pequeño bastado. Él y los corredores de su generación son perros que come carne de perro. No respeta nada'', aseguraba recientemente Geraint Thomas, ganador del Tour de 2018.

Evenepoel arriesga con osadía, sin temor a las consecuencias imprevistas. Ayer atacó en la subida en el col de Peille y descolgó con facilidad al líder Brandon McNulty, que le aventajaba en la general en 26 segundos. A la ofensiva del belga sólo se unieron Jorgenson (líder virtual en el último tramo de la última etapa) y el ruso Aleksandr Vlasov, vencedor en la jornada del sábado. Antes se había quedado cortado Egan Bernal.En la subida a puerto de Eze, la ventaja superaba el minuto y medio. La carrera estaba perdida para McNulty, que ascendía junto a Primoz Roglic.

En el ascenso a Quatre Chemins, a nueve kilómetros de la meta, cedió Vlasov y la ventaja con el grupito de perseguidores superaba los dos minutos. Jorgenson ya tenía asegurado el triunfo en la general. Ambos colaboraron en el descenso hacia Niza. En el sprint, el belga impuso su fortaleza y el estadounidense se adjudicó su primera gran carrera. Una victoria de calidad que le otorga un peso relevante en el Visma, la escuadra dominadora en el inicio de temporada.

En el podio, el norteamericano compartió protagonismo con un Evenepoel que el pasado febrero se anotó la general y una etapa de el Algarve. El belga, con sólo 25 años, ya suma 54 triunfos. Casi nada.