En Fórmula 1 no es todo tan sencillo como hacer números. Es evidente que las matemáticas dicen que es posible que Max Verstappen no gane este mundial. Quedan nueve grandes premios, nueve puntos de vuelta rápida y tres carreras sprint. Es decir, si Lando Norris lo hiciese todo perfecto podría recortarle hasta 75 puntos a Max en lo que queda de campeonato y ahora mismo la distancia es de 70. Pitágoras podría decir con firmeza que Norris depende de
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La cara de concentración de Max Verstappen antes de empezar la clasificación indicaba lo importante que era para él comenzar esta recta final del campeonato con una pole bajo el brazo pero, de nuevo, le faltaron unas décimas. Esas que le arrebató Lando Norris (1:09.673) en una vertiginosa última vuelta para colocarse por delante y dejar al ídolo local con la miel en los labios. El campeón, que mantiene el liderato del Mundial, tendrá que sufrir y exprimir a fondo el RB20 si quiere su cuarto triunfo consecutivo en un circuito en el que ya ha dejado su sello.
La mala noticia de la jornada la dejó Carlos Sainz (1:10.914) que, con su futuro ya resuelto y con algunos problemas en su coche, no pudo superar la Q2 al quedarse a unas décimas del corte que marcaba Fernando Alonso. Una eliminación que compartió, sorpresivamente, con Lewis Hamilton que, después de llevarse la carrera en Spa por la sanción a Russell, se verá obligado a remontar en Zandvoort desde la duodécima posición si quiere volver a posiciones de podio y competir cara a cara con Red Bull y McLaren.
El equipo de Andrea Stella se sigue mostrando muy firme, casi intratable y todo parece indicar que puede repetir doblete si no sucede ningún contratiempo en carrera. Las miradas al cielo, como así ha sucedido durante toda la clasificación, serán continuas y todo puede cambiar si finalmente se corre sobre mojado.
Aston Martin, pese a todas sus dificultades, saldrá en séptima y novena posición. "No puedo hacer nada más que esto", decía por radio el asturiano justo después de terminar su última vuelta. El español tendrá que codearse con Leclerc, de nuevo discreto, y con Sergio Pérez (5º) que logró colocarse por detrás del Mercedes y de un siempre cumplidor Oscar Piastri.
A falta de 12 vueltas, los ingenieros de Mercedes preguntaron con total honestidad, para que George Russell decidiera por sí mismo. En ese momento, el líder de la carrera tenía seis segundos de ventaja sobre Lewis Hamilton, pero la frescura de sus neumáticos en nada se parecía a la de los de su compañero. Si Toto Wolff contaba con un caballo ganador en Spa, ese era Hamilton. En cualquier caso, por la radio volvieron a insistir a Russell, que optó por continuar con las gomas viejas. Debería resistir hasta la bandera a cuadros para, al menos, asegurar el doblete de las Flechas de Plata, dado que por detrás acechaba Oscar Piastri con su McLaren.
Russell, sexto en la parrilla, se apuntó su segunda victoria del año tras un ejercicio de angustiosa agonía. Nada menos que 33 giros con el neumático duro, hasta cruzar la meta con sólo 52 décimas sobre Hamilton. Piastri, a 1,17 segundos, completaría el podio de una carrera sin una sola interrupción por el safety car. La igualdad entre Mercedes, McLaren, Red Bull y Ferrari se iba a concretar con otro dato: Max Verstappen, quinto tras partir undécimo, sólo cedería 9,2 segundos frente al vencedor.
Otra victoria, a su manera, para el líder del Mundial, de nuevo por delante de un errático Lando Norris. Ni siquiera en el tramo final, el piloto de McLaren pudo adelantar al tricampeón. Ni en el cuerpo a cuerpo, ni en el aspecto emocional, Norris se siente ahora a la altura. Su frustración se le pinta en la cara cada vez que se detiene ante los periodistas para ofrecer explicaciones.
Hamilton levanta el pie
En Mercedes, por contra, deben ahora contener la euforia, porque todo les sale de cine. Tras una evolución infructuosa y el regreso a las especificaciones de Hungaroring, rubricaron su primer doblete desde 2021. Al coraje de Russell para agarrarse a la pista con los duros hubo que añadir la cabeza fría de Hamilton, que en la penúltima vuelta levantó el pie a su llegada a Les Combes. En caso de haber asumido ese riesgo, quizá el triunfo hubiese pasado a Piastri.
De esa fe para llevar el plan hasta sus últimas consecuencias deberían tomar nota en Ferrari, donde Carlos Sainz acabó séptimo pese a asomar muchos minutos por la cabeza. Fernando Alonso, noveno por detrás de Sergio Pérez, bien pudo sentirse feliz por llegar con esa estrategia a una sola parada. Con un ritmo similar al de Esteban Ocon y Daniel Ricciardo, el Aston Martin sigue estancado en esa zona de nadie.
La primera mitad de carrera, teñida por las precauciones, resultó decepcionante. En la tercera vuelta, Hamilton tomó el liderato con total facilidad en la recta de Kemmel. Nada podía hacer Leclerc ante un Mercedes que volaba con el DRS. En esos compases iniciales, Verstappen había ganado tres posiciones para instalarse séptimo a prudencial distancia de Norris.
El error de Norris
Los 76 puntos de ventaja en el liderato del Mundial permitían a Mad Max tomárselo con calma. Norris, al contrario, se sintió incómodo desde su error en la salida, cuando cedió tres posiciones tras pisar la grava a la salida de La Source. Sobre un asfalto a 42ºC, Sainz era el único de los favoritos con gomas duras. Verstappen, a diferencia de sus rivales, únicamente contaba con un juego de ese mismo compuesto. Nada pasaba por delante, porque todos se mostraban precavidos.
El primer turno de paradas lo inauguraron Russell y Verstappen en la undécima vuelta. Casi de inmediato, Hamilton, Pérez, Piastri y Leclerc, hasta dejar a Sainz como líder provisional, por delante de Norris y Alonso. De la lentitud del Aston Martin en las rectas se quejaba Lance Stroll, mientras el asturiano hacía equilibrismos para sujetarse en la zona de puntos.
La hipótesis de alcanzar la bandera a cuadros con una sola parada sobrevoló durante buena parte de la tarde. En Ferrari lo pensaron con Sainz, a punto de quedarse atrapado en la grava de Stavelot en la vuelta 16. Ese fallo pareció cambiar los planes de Fred Vasseur, que detuvo por segunda vez al madrileño, perdido desde entonces en una zona intrascendente.
El cambio de motor le penaliza con 10 puestos en la parrilla, pero Max Verstappen quiso darse el gusto de una pole en condiciones extremadamente difíciles en Spa (1:53.159). Con tremenda autoridad, el líder del Mundial se deshizo de sus rivales, dejando en evidencia los problemas de McLaren sobre el asfalto mojado. Malas noticias para Lando Norris y Oscar Piastri, que partirán cuarto y quinto. La decepción en el garaje británico contrastaba con los abrazos en Ferrari, donde se celebraron los logros de Charles Leclerc, el único que pudo acercarse a Verstappen.
No parecían contar en la Scuderia con esa gran vuelta del monegasco, cuyo duelo con Carlos Sainz marcha casi en empate técnico tras 14 carreras. En Bélgica, el madrileño sólo pudo acabar octavo, justo por delante de Fernando Alonso. Faltó esa pizca de inspiración para ambos, ese punto de riesgo que sí supo optimizar Leclerc. Especialmente en el segundo sector. "Fue un último intento muy malo", admitó Sainz sobre esa vuelta con el último juego nuevo de neumáticos, sin agarre alguno.
El domingo se espera una carrera en seco, un factor que debilita las opciones de Leclerc y potencia las de McLaren. En mitad de ese río revuelto, podrían pescar Lewis Hamilton y Sergio Pérez, en dos momentos de forma totalmente antagónicos. Por una vez, sin que sirva de precedente, poco más pudo exigirse a Checo, que acabó tercero y que el domingo deberá taponar a los monoplazasde Woking. El heptacampeón, por su parte, dejó unas pinceladas de su genio, aunque cediendo 68 centésimas frente a Mad Max.
Tremendo susto para Stroll
La lluvia, tradicional protagonista en las Ardenas, ya había complicado la última sesión libre, donde Sainz sólo pudo rodar dos vueltas, sin marcar un crono válido. Aún peor rodó la mañana para Lance Stroll, que no olvidará fácilmente su susto en Eau Rouge. Su tremendo impacto contra las barreras obligó a Aston Martin a un trabajo contra el reloj para recomponer el coche.
Era un sábado para quedarse en casa, porque los partes meteorológicos anunciaban más agua. Una amenaza que marcaría toda la qualy, donde ni siquiera durante la Q1 hubo respiro para los favoritos. Sobre un asfalto empapado, algunos secundarios reservaban su cuota de protagonismo. Esteban Ocon y Alex Albon pusieron lo mejor de su parte. De hecho, el francés metió su Alpine en la Q3, mientras el líder de Williams iba a quedarse fuera por un suspiro. Bien pudo agradecer Pérez esas tres milésimas al cielo. Tras cinco sábados fuera del top10, el crédito del mexicano parece casi agotado en Red Bull.
Encontrar el momento idóneo de ataque no resultaba sencillo para nadie. Había que administrar los esfuerzos, sin perder de vista la tabla, porque cualquier chaparrón podía desencadenar el desastre. Había que estar siempre en la pista, como quiso Alonso, siempre atento, siempre más rápido que Stroll. Bastante hizo el asturiano con colarse en la Q3, terminando por delante de Ocon. Lástima que no dispusiera de un otro juego de gomas nuevas para dar otro paso adelante.
La Fórmula 1 es un deporte de equipo. Probablemente el deporte de equipo más multitudinario del mundo porque el número de jugadores en cada escudería va de los 400 en las más pequeñas hasta los 2000 en las más grandes. En esta larga cadena de esfuerzos, detrás de financieros, diseñadores, ingenieros, camioneros, responsables de logística, directivos, mecánicos, estrategas... el último eslabón es el piloto. ¿Cuál es el problema de este último esla
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McLaren confirma los pronósticos. El acelerón del equipo liderado por Andrea Stella era evidente y ni siquiera con una condición climática impredecible, Max Verstappen ha podido impedir que la marca británica se haya hecho con las dos primeras posiciones de la parrilla. Cuarenta y seis milésimas son las culpables. Lando Norris (1:17. 755) se hace finalmente con el liderato y tendrá en su mano la primera victoria de esta segunda parte del campeonato.
Carlos Sainz estará a un solo paso del pódium, aunque lo tendrá muy difícil con la velocidad que alcanzan los tres pilotos de delante, mientras que Fernando Alonso se tiene que conformar con un séptimo lugar después de las nuevas mejoras implantadas por Aston Martin.
Una ligera lluvia en los minutos previos al comienzo de la clasificación ha sido el signo de interrogación de la jornada de clasificación en el Hungaroring. Las miradas al cielo eran continuas y había que apostar. Todos salieron con neumáticos blandos para arañar esos segundos que marcasen la diferencia aun teniendo que lidiar con algún sector mojado.
Unas condiciones dudosas e inciertas que pronto dejaron el primer incidente. Sergio Pérez estrellaba su Red Bull contra el muro. Su rostro serio al regresar al garaje lo decía todo. También Russell, que pese a mejorar su tiempo en los últimos minutos, terminó quedándose fuera a las primeras de cambio. "Es culpa mía", confesaba el británico por radio tras confirmarse el desastre.
Sudor y sangre también para su compañero de equipo Hamilton que, a pesar de tocar la gloria en Silverstone, sólo una centésima de diferencia con Hulkenberg le salvó de caer eliminado en la Q2. Seriedad y alivio en Mercedes que finalmente logró asentarse en el quinto puesto.
Aston Martin y Ferrari
No es un mal resultado para el asturiano. Pese a que Lance Stroll sufrió en la primera parte de la jornada, la escudería ha logrado colocar a sus dos pilotos por delante de Tsunoda, que tuvo un accidente a falta de dos minutos para el final y detrás de Leclerc, que tendrá que salir en sexto lugar a dos puestos de Sainz.
Desde 2014, año de inicio de la Era Híbrida, la Fórmula 1 no vivía un momento tan intenso sobre el asfalto. Tras la disputa del GP de Gran Bretaña, que acaba de marcar el ecuador del calendario, basta con un vistazo a la tabla para entender el paso adelante del Mundial 2024. No se trata simplemente de los piques en pista entre Max Verstappen y Lando Norris, ni de los éxitos de Drive to Survive en las plataformas de pago. Hay otros factores que explican por qué este campeonato, el más largo de la historia (24 carreras), podría ser recordado como uno de los clásicos modernos en el Gran Circo.
1. Seis ganadores diferentes
El líder del Mundial debería vanagloriarse de sus siete victorias en 12 carreras, aunque sin bajar la guardia ante la competencia. Si a lo largo de 2022 y 2023, sólo cinco pilotos lograron alguna victoria, en esta primera mitad de 2024 ya son seis quienes subieron a lo más alto del podio. Además de Verstappen, Carlos Sainz (GP de Australia), Charles Leclerc (GP de Mónaco), Norris (GP de Miami), George Russell (GP de Austria), Lewis Hamilton (GP de Gran Bretaña) descorcharon el champán tras oír el himno.
Cuatro escuderías en pugna cada fin de semana y diferencias cada vez más estrechas, tanto los domingos como durante la qualy de los sábados. Durante este triplete, iniciado en Barcelona el 23 de junio, se han registrado tres ganadores distintos. Para asistir a un fenómeno similar hay que remontarse a los años previos a la Era Híbrida. En concreto a aquel alocado Mundial 2012, cuando siete pilotos ganaron las siete primeras citas del curso.
2. Max, en cualquier circunstancia
Tras cruzar segundo bajo la bandera a cuadros, Verstappen admitió la evidencia de lo que había sucedido en Silverstone. "Si nos fijamos en el rendimiento, fuimos demasiado lentos durante el primer relevo y sufrimos mucho con la degradación. En un momento dado parecía que podíamos acabar sextos, pero tomamos las decisiones correctas, especialmente en las paradas en boxes". Este análisis compendia el momento actual de un piloto que ya no devora a sus adversarios, sino que debe cocinarlos a fuego lento.
Red Bull disfruta del mejor Verstappen, un campeón que reduce sus fallos a la mínima expresión y optimiza las virtudes de un monoplaza que ya no apabulla como antes. De hecho, Mad Max lidera el Mundial con 84 puntos, una ventaja jugosa, aunque muy inferior a los 125 con los que dominaba hace ahora un año. Además, el margen de Red Bull en el Mundial de Constructores se limita a 71 puntos sobre Ferrari y 78 ante McLaren. Mientras Mercedes, el gran animador de las tres últimas citas, aún mantiene la fe de presentar batalla de aquí a noviembre.
3. El influjo de los veteranos
A los 39 años y 182 días, Hamilton se convirtió en Silverstone en el ganador más veterano del siglo XXI. El final a una sequía de 56 carreras para el heptacampeón, que rompía otros dos récords de longevidad, para superar a Michael Schumacher y Kimi Raikkonen. De momento ya es el único piloto con al menos una victoria en 16 temporadas distintas, una más que El Kaiser. Además, supera al finlandés al ampliar hasta los 17 años y un mes el lapso entre su primer triunfo (GP de Canadá 2007) y el último (GP de Gran Bretaña 2024).
Todos estos logros demuestran la tremenda exigencia que Hamilton se impone en su fuero interno. Para encontrar un equivalente en la parrilla sólo cabría señalar a Fernando Alonso. La efigie del ovetense resulta sagrada para Aston Martin, una escudería muy venida a menos con el avance de los meses, pero que aún puede esperar grandes actuaciones de su líder. Pese a terminar sexto, el GP de Japón representó todo un ejemplo de la pericia del asturiano para extraer el máximo de su monoplaza.
4. Los movimientos del mercado
El pasado 1 de febrero, el fichaje de Hamilton por Ferrari supuso un terremoto cuyas réplicas aún se hacen sentir en el paddock. La noticia no sólo suponía la llegada del piloto más laureado a la escudería por antonomasia, sino que removía el mercado desde sus cimientos. Cinco meses después, Mercedes aún no se ha decidido por Andrea Kimi Antonelli como sustituto, ni Sainz ha cerrado un acuerdo para su futuro.
Los rumores durante esta interminable silly season ni siquiera cesaron tras la renovación de Sergio Pérez con Red Bull, resuelta a comienzos de mayo. De hecho, el mal momento de Checo, tras sumar únicamente 15 puntos en las seis últimas carreras, viene alimentando las especulaciones sobre el hartazgo de Christian Horner. Sainz quería haber resuelto su futuro desde hace semanas, aunque de momento aguarda noticias de Alpine, Mercedes y Williams, los que más se han interesado por sus servicios.
5. La evolución de McLaren
Desde el GP de China, McLaren enlaza ocho carreras consecutivas subiendo al podio. El mejor registro en 12 años para la escudería de Woking, que ya encadenó 13 entre el GP de Alemania 2011 y el GP de China 2012. A esta regularidad se suma la asombrosa potencia de su MCL-38, el bólido que más ha mejorado respecto a 2023, tanto en velocidad pura como en ritmo durante las tandas largas.
Aunque el liderazgo de Norris aún necesita el refrendo de un cara a cara exitoso frente a Verstappen, el team principal Zak Brown debe sentirse más que feliz del paso adelante. A la victoria de Lando en Miami, la carrera más vista en Estados Unidos tras 74 años de Gran Circo, se suma la regularidad y consistencia de Oscar Piastri, que aún no se ha perdido ni una sola vuelta de las 12 citas disputadas. Si sus ingenieros olvidan y evitan errores tan flagrantes como el de Silverstone, McLaren aún podría desafiar a Verstappen hasta la última ronda.
Los 27 segundos de margen sobre Nico Hulkenberg permitían una última parada para montar los neumáticos blandos con los que atacar la vuelta rápida. Ferrari no lo dudó con Carlos Sainz, que pudo cerrar su domingo en Silverstone esbozando una sonrisa. No sólo por el mencionado bonus de su crono (1:28.293), sino por haber completado una de sus carreras "más sólidas" en la Scuderia. Una vez cumplido el ecuador del Mundial, el madrileño sólo cuenta con cuatro puntos menos que Charles Leclerc, que pudo disputar una carrera más.
A lo largo de este agotador triplete por Montmeló, Spielberg y Silverstone, Carlos ha sumado 38 puntos. Un bagaje más que satisfactorio y claramente por encima de un monoplaza que ha perdido la batalla ante Mercedes, McLaren y Red Bull. Leclerc, por su parte, tuvo que conformarse con 12 puntos, que no sólo le descartan para la lucha con Max Verstappen, sino que complican sus opciones de subcampeonato ante Lando Norris.
Seis semanas después de su fantástica victoria en Mónaco, Leclerc afronta la segunda mitad del campeonato con muy malas vibraciones. Tras cruzar decimocuarto la bandera a cuadros en Silverstone, un periodista quiso saber si todo se trataba de un mal sueño. "Las tres o cuatro últimas semanas reamente han sido una pesadilla", admitió.
"Ya no sé lo que decir"
El fin de semana resultó realmente complicado para Ferrari en Silverstone, un trazado muy exigente, donde el SF20 iba a acusar sus debilidades en las curvas rápidas. Desde el viernes, Leclerc quiso probar las novedades aerodinámicas, mientras Sainz apostaba por la configuración antigua, con la esperanza de solucionar el fuerte traqueteo de su monoplaza.
"Ya son muchas carreras y no sé lo que decir cuando vengo aquí. Tenemos que resetar como equipo, porque siempre hay un motivo diferente que nos impide hacer click y nos complica dar un salto adelante", concedió Leclerc, perjudicado además por la decisión de sus ingenieros, que apostaron por el compuesto de lluvia en la decimonovena vuelta. Una decisión precipitada que terminaría arruinando sus escasas opciones.
Sainz, por contra, aguantó siete giros más, con un fantástico ritmo en condiciones muy delicadas. "Tuvo una buena salida, fue rápido sobre mojado y su posición final era la mejor que podíamos conseguir", analizó Fred Vasseur. Al menos, el team principal rojo aún puede sentirse satisfecho de mantener la segunda plaza del Mundial, con siete puntos de margen sobre McLaren.
Con la vista en Hungría
La velocidad de Lando Norris y Oscar Piastri, ahora mismo, se antoja inabordable para Ferrari. Así quedó en evidencia durante las 15 primeras vueltas de Sainz en Silverstone. "McLaren y Mercedes vienen muy fuertes por detrás y, ahora mismo, son mucho más rápidos. Sólo cuando se puso a llover, en condiciones muy complicadas con el slick, he podido jugármela un poco, marcar la diferencia y acercarme otra vez a la cabeza", subrayó Carlos.
Dentro de dos semanas, Ferrari jugará sus cartas en Hungaroring, un escenario que podría ajustarse mejor a las virtudes de su monoplaza. Sin embargo, los últimos precedentes no sonríen a la gente de Maranello, que en la última década sólo pudo festejar dos victorias de Sebastian Vettel (2015, 2017) y el segundo puesto de Fernando Alonso en 2014. "Ahora hay que aprovechar lo que hemos aprendido y aplicarlo en las dos próximas carreras. Todos en el equipo, incluido yo, andamos impacientes por conseguir buenos resultados", finalizó Vasseur.
Ondeaba la bandera británica en sus manos y Lewis Hamilton lloraba a moco tendido en Silverstone. Se abrazaba con sus mecánicos, con su padre, mientras el casco enmascaraba un torrente de emociones. Todo un heptacampeón atravesando la pradera para acercarse a la tribuna, quebrando los protocolos de seguridad. Era su 104ª victoria en la Fórmula 1, la novena en este aeródromo. Nadie ganó jamás tantas veces en un circuito. Toto Wolff observaba con orgullo, a prudente distancia. Tuvo esperar 945 días, desde el GP de Arabia Saudí 2021, para ver de nuevo a Hamilton en el podio, bañando en champán a su inseparable Peter Bonnington. En Silverstone, además, Mercedes tuvo que recuperarse del abandono de George Russell, víctima de una avería en la refrigeración hidráulica y soportar el envite final de Max Verstappen, segundo en la meta, por delante de un alicaído Lando Norris.
Falta hacía en este Mundial, recién alcanzado el ecuador, una carrera así, plagada de igualdad. Sin un solo safety car, la emoción se circunscribió únicamente al rendimiento sobre el asfalto y a la sangre fría de los estrategas. En el tramo final, McLaren equivocó el disparo, buscando protegerse de Verstappen y dejando escapar a Hamilton. Sólo había que ver a Norris en la ceremonia del podio para comprender el error de sus ingenieros. Había perdido otra magnífica oportunidad para recortar terreno ante el líder del Mundial, impacable al volante de un monoplaza con numerosos puntos débiles. Las alternativas en cabeza, esa igualdad entre Red Bull, Mercedes y McLaren se resolvió con la segunda victoria consecutiva para las Flechas de Plata.
Lástima que Ferrari haya perdido ese tren y que incluso hoy se vea asediado por el Haas. Tras una carrera muy consistente, Carlos Sainz al menos pudo cruzar quinto la meta, sumando además el bonus de la vuelta rápida (1:28.293), con el que ya sólo queda a cuatro unidades de Charles Leclerc. También cabe dar mérito al octavo puesto de Fernando Alonso, por detrás de Lance Stroll, porque bastante hizo para mantenerse entre Nico Hulkenberg y Alexander Albon. Tras las debacles en Montmeló y Spielberg, estos 10 puntos abren un hilo de esperanza para Aston Martin.
Problemas en Red Bull
Dentro de dos semanas, Hungaroring ofrecerá otra opción para Alonso, aunque entre tanta competencia no sólo basta con astucia. De ello puede dar fe Norris, cuyas ganas de revancha desde su polémico accidente en el Red Bull Ring se desvanecieron en tres curvas. Entre Village y The Loop, Verstappen se perfiló desde el exterior para dejar a Norris en evidencia ante su gente. Y para demostrarle que, en cuestión de jerarquías, aún le queda buen trecho. Sin embargo, al líder del Mundial le faltaban prestaciones para cuestionar el dominio de Mercedes y McLaren.
El RB20 empezó a desinflarse mientras sus ingenieros contaban los minutos para la aparición de la lluvia. Fue un chubasco ligero, aunque suficiente para extraer conclusiones. La más dolorosa afectó al líder, que en apenas tres vueltas cayó hasta la cuarta posición. Nada pudo oponer Russell ante Hamilton en esas condiciones tan delicadas. Ambos se marcaron una pequeña excursión en Farm, mientras Norris y Oscar Piastri montaban su fusil. Llegó el delirio cuando Lando tomó el liderato con una bonita maniobra ante Hamilton en Stowe. Un par de minutos más tarde, en esa misma curva, Piastri tampoco mostró conmiseración alguna con Sir Lewis.
Había que aguantar en pista, casi a cualquier precio, porque esa nube se desvanecería muy pronto. El asfalto más deslizante se circunscribía al primer sector, aunque Sainz asombraba con su velocidad en cada punto del trazado. Los mejores momentos de la tarde para el madrileño, que llegaría a colocarse a la estela de Verstappen. Las opciones de Leclerc, por contra, se perdieron por las prisas de Ferrari al montar el neumático de agua.
Unos metros por detrás, Alonso exhibía sus mejores manos para adelantar a Stroll, menos ducho en esas condiciones mixtas. En la octava posición, el asturiano pretendía acercarse a Hulkenberg, a bordo de un Haas muy potente, aunque pronto se vio acosado por Yuki Tsunoda. En el momento que apostó por las gomas de mojado, Stroll aprovecharía para devolver el favor a su compañero. Por el horizonte se intuía una cortina de agua. Algunos en Silverstone incluso podían olerla.
Por entonces, Alonso bien podía sentirse afortunado por haber resistido una embestida de Albon en la primera vuelta. Esos guiños de buena ventura de los que Sergio Pérez ya nunca sabe nada. Tras partir desde el pit-lane, Checo deambuló por la zona baja, perjudicado además por la madrugadora elección de Red Bull con sus gomas de agua. Red Bull le había reservado, otro domingo más, un mero rol de cobaya. Los datos del mexicano con el neumático duro resultaron más que relevantes para Verstappen a la hora de la verdad.
En la vuelta 39, Red Bull apostó por ese compuesto, mientras Hamilton y Norris se quedaban con el blando. El drama para McLaren fue que esa vuelta de más, sumada a los 4,5 segundos de su pit-stop, no sólo les privaría del liderato, sino que les convertiría en presa fácil para Verstappen. Junto a las tribunas de Stowe, otra vez, el tricampeón iba a devorar a un pececito color papaya. Wolff se hacía cruces ante los monitores y alguien debió de atender sus plegarias. La gloria para Hamilton quedaba a salvo.
Sale airoso de cualquier calamidad. Suma puntos cuando Lando Norris acaba a cero. Max Verstappen gana incluso cuando George Russell festeja su primera victoria del año. El líder del Mundial fortalece su posición tras una alocada carrera en el Red Bull Ring, donde Carlos Sainz cazó al vuelo un podio que nadie esperaba en Ferrari. El quinto del curso para el madrileño, superado por la velocidad de Oscar Piastri, pero endurecido en la moral. Fernando Alonso estableció la vuelta rápida en el penúltimo giro (1:07.694) arrebatando el bonus a Verstappen, aunque sin poder sumarlo él, dado que cruzó decimoctavo la bandera a cuadros.
Verstappen fue quinto en la meta, tras una penalización de 10 segundos por su ilegalidad ante Norris. Ni siquiera eso le hizo perder el sitio ante Nico Hulkenberg, así que bien puede dar la maniobra por bien empleada. Norris había quedado fuera de combate. La estampa del joven británico, cabizbajo, saliendo del coche y digiriendo la catástrofe, no precisaba comentarios. Con la victoria casi en la mano, todo se había perdido tras un toque en la curva 3.
Verstappen, con la llanta trasera derecha al aire, pudo alcanzar los boxes mientras el virtual safety car ralentizaba a Russell, Sainz y Piastri. Carlos venía un buen tiempo tras el Mercedes, intentando un improbable undercut. Nunca había encontrado el ritmo suficiente. Bastante hacía con sostenerse frente al McLaren. Cuando ondearon las banderas verdes, Piastri no hizo prisioneros. Incluso llegó a soñar con la victoria. Ya nada cambió, claro, pero el sabor del champán supo a gloria al trío del podio. Russell no escuchaba el himno británico en su honor desde el GP de Brasil 2022, Piastri recuperaba el tono tras un fin de semana torcido desde el viernes y Sainz salvaba el domingo para la Scuderia.
Infortunio de Leclerc
Porque la hipotética remontada de Charles Leclerc se evaporó de forma abrupta en la salida cuando defendía su séptima plaza ante Piastri. El contacto con la rueda trasera derecha del McLaren le obligó a pasar por boxes para cambiar el alerón delantero. Igualmente crítico pudo considerarse el episodio entre Sainz y Lewis Hamilton, que aprovechó el exterior de la pista para ganar ventaja. Los comisarios ordenaron que el británico devolviese la cuarta plaza al Ferrari. No era el momento de jugar al gato y al ratón para Carlos.
Tampoco para Verstappen, fuera del alcance del DRS de Norris desde la segunda vuelta, dibujando una curva de progresión inalcanzable. Durante su primer relevo con los medios, el principal inconveniente para el tricampeón fue deshacerse de los doblados, Leclerc incluido. Al monegasco, el compuesto apenas le aguantó 15 vueltas, un dato más que interesante para el resto de favoritos.
Alonso se deshizo de su primer juego de medios en la undécima vuelta, intentando anticiparse a la competencia. Desde la decimoquinta plaza nada resulta sencillo. Ni siquiera una frenada en la curva 3 que casi destroza el Sauber de Guanyu Zhou. Los 10 segundos de castigo, cumplidos en boxes, relegaron al asturiano a la penúltima plaza. Otro domingo donde el único aliciente para Fernando fue asistir desde primera línea al rifirrafe entre Pierre Gasly y Esteban Ocon, enemigos íntimos antes que compañeros en Alpine.
El buen nombre de los comisarios parecía a salvo con las sanciones de cinco segundos a Sergio Pérez, por exceder el límite de velocidad en el pit-lane, y a Hamilton, que había pisado la línea blanca entrando a boxes. Sin embargo, esos aciertos iban a quedar en entredicho al dejar sin castigo a Verstappen, liberado del pitstop en condiciones muy peligrosas para Piastri. Un prodigio como él no necesita de estas prebendas.
Durante más de una hora, Max venía gestionando los neumáticos y reforzando su ventaja, que llegaría a superar los ocho segundos. Antes de cumplir el ecuador se quejó de la caja de cambios porque no le provocaba dudas entre la séptima y octava velocidad, aunque ni el más cenizo podía sospechar lo que llegaría a continuación. A falta de 20 vueltas para la bandera a cuadros, finalizado su stint con los duros, un error con la pistola durante el pitstop, transformó el paisaje.
De pronto, el líder no sólo se veía acosado por Norris, sino que parecía indefenso, desvalido. "Algo va mal, no tengo agarre", gimió Verstappen, mientras el McLaren se adhería a su alerón trasero. Norris prefirió tomar aire, pensarlo un par de veces antes de lanzarse a sangre y fuego. Ni siquiera iba amedrentarse cuando los comisarios empezaron a valorar una sanción por superar los límites de pista. Primero movió ficha en la curva 4, mientras Verstappen se tambaleaba, hecho un manojo de nervios. Simplemente no parecía dispuesto a inclinarse ante nadie, como no cedió ante Hamilton en el GP de Abu Dhabi 2021. Si alguien trae al recuerdo hoy aquella épica de Yas Marina quizá no vaya desencaminado.