Todo tan igualado que no se puede fallar

Todo tan igualado que no se puede fallar

Actualizado Domingo, 23 marzo 2025 - 21:36

Que la F 1 es un deporte complicado y difícil de descifrar era algo que ya sabíamos, pero este año promete más sobresaltos de los habituales. Hay tantos frentes abiertos, tanta igualdad en la parrilla, que lo único que saco en claro es lo mucho que nos vamos a divertir. Lo que estaba cristalino antes del inicio de la temporada en Melbourne era que McLaren estaba un paso por delante. Hoy sabemos que lo están, pero quizá ese paso sea sólo un pasito. No pueden fallar. Si el equipo falla en algo o alguno de sus pilotos comete un error hay chacales por detrás dispuestos a devorarles. Oscar Piastri se equivocó en Australia y terminó noveno; Lando Norris se equivocó en la sprint race de China y fue octavo; y si la carrera del domingo hubiese tenido una vuelta más, habría mordido el polvo con George Russell al sufrir un problema en el sistema de frenos. Está todo tan igualado que no se puede fallar.

Es más, la estrategia este año es no cometer errores de bulto. El objetivo es ser sólidos y sumar. Si no puedes ganar, trata de ser segundo. Si no puedes ser segundo, lucha para ser tercero. Haz lo que quieras, pero no hagas un cero porque la jauría te destrozará. Es un poco la táctica de Fernando Alonso en 2010 y 2012. No tenía el coche más rápido, Red Bull estaba un paso o dos por delante, pero a base de puntuar en cada fin de semana y aprovecharse de los errores de sus rivales llegó a la última cita con opciones.

Esta igualdad hace que ocurra lo mismo en las clasificaciones. Es tan grande la igualdad, que un pequeño sobreviraje en el que pierdes una décima de segundo te hace caer tres posiciones. Y si estás en la zona media, una décima es la diferencia entre ser décimo o decimoquinto. Un pequeño detalle, un error, un tipo de circuito, una pequeña evolución lo cambia todo. Así puedes ver a un modesto Racing Bulls codearse con los grandes en clasificación, un Haas que fue un desastre en Australia convertirse en protagonista en China o un Ferrari que está perdido en la primera carrera llevarse la victoria en la primera sprint race una semana después.

Y lo que es aún más complicado de entender, ves ganar a Lewis Hamilton de forma excepcional el sábado y sólo 24 horas después, lo ves sufrir en la pista, sin ritmo y acosado por su compañero de equipo (al que tiene que dejar pasar) que, para colmo, lleva el alerón roto desde la primera vuelta. Alerón, por cierto, que rompió Charles Leclerc al golpear a Lewis en la salida. Dos toques en dos carreras.

De todo lo que vimos en Shanghai me quedo con el tenebroso callejón sin salida en el que se ha metido Red Bull. Hay tres equipos más rápidos que ellos y sólo puntúan con un coche. Quizá la explicación de este fenómeno sea por un lado el talento de Max Verstappen, pero sobre todo haber diseñado y desarrollado desde hace años un coche adaptado a los gustos de Max. Sólo él lo entiende, sólo él es capaz de ir rápido con ese monoplaza y, claro, sólo él puntúa. Sergio Pérez se pasó años quejándose amargamente de que el equipo sólo escuchaba a Verstappen y sus malos resultados llevaron a Red Bull a romper un contrato que habían firmado con el mexicano pocos meses antes. Buen dinero se tuvo que llevar Checo por ello.

Además, seguro que ahora tiene que estar viendo, con cierto regocijo, cómo Liam Lawson está haciendo buenos sus resultados del Mundial 2024. Es tan desastroso el arranque del joven neozelandés que, tras sólo dos carreras, los rumores ya apuntan a un posible movimiento de Red Bull para el GP de Japón: relegar a Lawson de vuelta a Racing Bulls y promocionar a Yuki Tsunoda junto a Max, algo que en su día Red Bull descartó. Mucho me temo que tampoco será la solución. Hicieron un coche para Max, que sólo lo medio entiende Max y con el que ya no puede ganar. Tendría gracia que después de dárselo todo, si este año no es bueno, Max decidiese cambiar de aires para 2026.

De los nuestros, poco que decir. A Carlos Sainz le está costando adaptarse al Williams y entender por qué fue tan rápido en los test de Bahrein y ha estado tan falto de ritmo aquí. Con las descalificaciones de Leclerc, Hamilton y Pierre Gasly, Williams ha logrado un buen puñado de puntos, pero la clave para que el equipo británico se asiente en el liderato de la zona media está en que Carlos se adapte lo antes posible. Lo hará seguro, pero de momento necesita un poco más de tiempo.

Aston Martin sigue recordándonos mucho al equipo del año pasado. De no ser por las descalificaciones habrían salido de China con el zurrón vacío de puntos. Muchas pruebas, muchos cambios de set up, pero pocos resultados. No ayuda que Alonso no esté en la pista. Su abandono por un fallo en los frenos nos privó de ver el verdadero potencial de su monoplaza. Dos carreras, dos abandonos, ningún coche en Q3 y sólo un puñado de puntos en Australia gracias a los fallos ajenos y el acierto del equipo con la estrategia. Queda mucho Mundial, así que, de momento, habrá que seguir confiando.

El bochorno de Ferrari en Shanghai: una insólita doble descalificación y más confusión en la radio de Hamilton y Leclerc

El bochorno de Ferrari en Shanghai: una insólita doble descalificación y más confusión en la radio de Hamilton y Leclerc

El drama de Ferrari comenzó a eso de las cinco y media de la tarde en Shanghai, cuando se cumplían dos horas exactas desde la caída de la bandera a cuadros. Jo Bauer, delegado técnico de la FIA, emitía un escrito donde detallaba que el SF-25 de Charles Leclerc pesaba un kilo menos que el peso mínimo establecido: 799 en lugar de 800. Justo media hora después, los comisarios llamaban a declarar a Lewis Hamilton por una irregularidad en el patín de madera que configura el suelo del coche. El equipo de Maranello, que hace unas semanas se consideraba preparado para el asalto del Mundial de Pilotos y Constructores, cometía dos irregularidades distintas en una misma carrera. Dos errores traducidos en sendas descalificaciones. Un hecho sin precedentes en la historia de Ferrari porque el único caso similar, durante el GP de Malasia 1999, terminó resolviéndose con éxito tras una polémica apelación a la FIA.

En un principio se pensó que el caso de Leclerc se debía al daño en el alerón delantero sufrido tras un toque con Hamilton en la primera vuelta. Sin embargo, Bauer ordenó instalar un alerón de repuesto. Y esa medición iba a arrojar un peso aún menor. Por lo tanto, la FIA no quiso considerar ningún factor atenuante, achacando lo sucedido a un "error genuino" de la Scuderia. Este caso trajo a la memoria lo sucedido durante el GP de Bélgica 2024, cuando George Russell perdió la victoria que había conquistado sobre el asfalto, porque su Mercedes dio en la báscula 796,5 kg y no los 798 reglamentarios.

En cuanto a lo sucedido con Hamilton, según la FIA, el suelo de su monoplaza presentaba un desgaste en tres puntos diferentes, superando la tolerancia establecida de un milímetro. Bauer argumentó que esa anomalía se había detectado a lo largo de toda la tabla, lo que sólo podía atribuirse a un set up configurado antes de la salida.

"Calculamos mal"

Hay que recordar que tras la victoria de Sir Lewis en la sprint race del sábado, Ferrari decidió variar la altura del coche. Dicho cambio suponía una pérdida de eficiencia aerodinámica, dado que se estima que un sólo milímetro se traduce en dos décimas por vuelta. Aunque la intención de los ingenieros no deba interpretarse como un mero fraude, lo cierto es que cometieron un terrible fallo que destrozaría las opciones del británico. El SF-25 rodaba tan bajo que el roce con el asfalto acabó desgastando el patín de madera de su fondo plano.

"Calculamos mal por un pequeño margen. No hubo intención de obtener ninguna ventaja. Aprenderemos de lo sucedido y nos aseguraremos de no volver a cometer los mismos errores", explicó el equipo dirigido por Fred Vasseur, aceptando el castigo y renunciando a cualquier tipo de apelación. Se da la circunstancia de que en el GP de EEUU 2023, tanto Leclerc como Hamilton, siendo éste piloto de Mercedes, fueron descalificados por un idéntico problema en el fondo plano.

En cuanto a Leclerc, Ferrari quiso justificarse con la estrategia a una sola parada seguida por el monegasco. "El desgaste de sus neumáticos era muy alto, lo que provocó que el coche estuviera bajo de peso", razonó a través de un escueto comunicado.

Hamilton, tras la 'qualy' del sábado en Shanghai.

Hamilton, tras la 'qualy' del sábado en Shanghai.AFP

De este modo se evaporaban los 18 puntos de Shanghai. Adiós al quinto y sexto puesto en la meta, que ya de por sí no suponían precisamente un éxito para el Cavallino Rampante. Este doble cero deja al equipo en el quinto puesto del Mundial de Constructores, empatado con Williams. Mientras los británicos han sumado en dos carreras los mismos puntos que en todo el pasado curso (17), Ferrari afronta la primera crisis del año. Un bochorno que deja a la luz graves carencias internas.

Por primera vez desde el GP de España 2009, ningún piloto de Maranello figura en el top-8 del Mundial. De hecho, quien suma más puntos con un motor Ferrari es Esteban Ocon, al volante de un Haas. Tras las eliminaciones de Leclerc y Hamilton, el francés ascendió a la quinta plaza, por delante de Andrea Kimi Antonelli y Alex Albon. Un pésimo cierre de fin de semana para el heptacampeón, que apenas 30 horas antes había logrado la victoria en la sprint race.

"Quisimos mejorar, pero empeoramos"

"El sábado por la mañana tuve un buen coche. Hicimos algunos cambios para intentar mejorar, pero empeoramos en la clasificación y resultó aún peor en la carrera", reveló el británico, cuyo intercambio de mensajes con Riccardo Adami, su ingeniero de carrera, volvió a causar gran revuelo.

El episodio más controvertido empezó a cocerse en la vuelta 16, poco después de adelantar a Oliver Bearman en la curva 14. Entonces, Leclerc se acercó a tan sólo cuatro décimas de su alerón trasero. Dos giros más tarde, Hamilton dijo por radio: "Creo que voy a dejar pasar a Charles porque estoy sufriendo". Casi de inmediato, Bryan Bozzi informó a Leclerc: "Vamos a intercambiar posiciones en la curva 14". Adami se lo transmitió a Hamilton, que replicó: "Lo haré cuando esté más cerca".

Esta secuencia de mensajes no se transmitió de forma íntegra en la señal internacional de la FOM (Formula One Management), lo que dio lugar a algún equívoco. De hecho pudo interpretarse que Hamilton había desobedecido las órdenes de su muro. "Esto es una broma de la FOM. Han creado este espectáculo para generar caos, porque sólo transmitieron la segunda parte de la pregunta", dijo Vasseur, anticipando una conversación con los responsables de la señal televisiva.

Al poco de tomar la salida, el team principal de Ferrari ya había tenido que lamentar un incidente entre sus monoplazas. Cuando Leclerc tomaba el interior de la curva 1 y Hamilton, por fuera, no pareció darse por enterado, dando un volantazo que dañó el alerón delantero del 16. "No sabía que yo estaba allí y no me esperaba, así que fue sólo un desafortunado accidente", comentó el monegasco. "Decidimos no cambiar el alerón, ya que eso nos iba a suponer una pérdida de otros ocho segundos en el el pit-stop y en tener que realizar varios adelantamientos para recuperar la posición", finalizó.

McLaren cierra su doblete en Shanghai tras otro abandono prematuro de Fernando Alonso

McLaren cierra su doblete en Shanghai tras otro abandono prematuro de Fernando Alonso

Todo el cacareo previo, con los consabidos lamentos para distraer a la competencia, se esfumó de un plumazo en Shanghai, donde Oscar Piastri y Lando Norris certificaron el doblete de McLaren. Medio centenar acumula ya la escudería de Woking en la historia de la F1. Y más que llegarán, porque su superioridad frente a Red Bull, Mercedes y Ferrari resulta palmaria. Sólo los frenos de Norris, al borde de la extinción ante el acoso de George Russell, dieron algo de gracia a una carrera anodina, resuelta con la victoria de su compañero australiano.

El 1-2 papaya empezó a fraguarse desde la misma salida. Russell, por un carril manchado de sepiolita, nada pudo hacer en la primera curva ante el acoso de Norris. De igual modo, Max Verstappen tampoco tuvo opciones para contener a los Ferrari. Tan fiera era la lucha, que la rueda derecha trasera de Hamilton golpeó el alerón delantero de Leclerc. "He perdido 20 o 30 puntos de aerodinámica", informó el monegasco, mientras su compañero se libraba milagrosamente del pinchazo.

Aunque para mensaje más dramático, el que llegó al garaje de Aston Martin. "No tengo frenos", exclamó Fernando Alonso cuando aún no se había cerrado la cuarta vuelta. El humo envolvía al AMR25, con los conductos de sus frenos traseros al rojo vivo. Segunda retirada consecutiva del año para el asturiano, sin opción siquiera de aprovechar 50 vueltas para seguir probando mejoras en su monoplaza.

Sin un momento de paz en Ferrari

Con la idea de mezclar las cartas, Aston Martin había apostado de inicio por el neumático duro para Lance Stroll. Convenía medir su respuesta ante los 36ºC sobre el asfalto, con una tasa de sobrecalentamiento del 33%. Todos los favoritos apostaron por el compuesto medio, aunque el primero en romper la baraja fue Andrea Kimi Antonelli, montando los duros en la decimotercera vuelta. El plan a una sola parada se antojaba arduo, pero no imposible.

En ese primer paso por boxes, McLaren se demoró demasiado en el coche de Piastri (3,8 segundos) y calculó mal el momento con Norris, que salió en paralelo con Russell, perdiendo un tiempo precioso tras la estela de Stroll. Aunque ni siquiera así parecía peligrar el doblete, porque sólo dos giros después Lando se deshizo del Mercedes. Nadie podía replicar las prestaciones del MCL39.

Ferrari bastante hacía con mantener la paz entre sus pilotos. Pese a su alerón, Leclerc rodaba más deprisa que Hamilton, así que Fred Vasseur optó por un intercambio de posiciones. El podio sólo sería factible si se aferraba a la zona de DRS de Russell, pero Charles bloqueó en la horquilla de la 14, perdiendo un par de segundos. Hamilton, mientras tanto, pedía más feedback a Riccardo Adami, su atribulado ingeniero.

Alonso, en el 'pit-lane', tras su prematura retirada en Shanghai.

Alonso, en el 'pit-lane', tras su prematura retirada en Shanghai.AP

Por delante, el asunto empezó a calentarse cuando Norris cambió el ritmo, encadenando vueltas rápidas. Una semana después de Melbourne, McLaren controlaba otra vez la degradación mejor que el resto. Sin embargo, sus estrategas empezaron a temer que Mercedes decidiese arriesgar con un plan a una sola parada. La vida útil de las gomas duras podía cifrarse en las 37 vueltas completadas por Stroll, aunque por entonces restasen más de 40 para alcanzar la meta.

Tampoco ante Haas

Los partes meteorológicos anunciaron una pequeña posibilidad de lluvia, pero la emoción no estribaría en esa espera. "Creo que podemos llegar al final", adelantó Piastri. Por supuesto, sus rivales manejaban idéntica hipótesis. Sólo Ferrari quiso probar suerte con Hamilton, que pasó para refrescar sus neumáticos. A 21 segundos de Verstappen, de nada serviría su persecución. Tampoco andaba para muchas florituras el vigente campeón, muy limitado por las debilidades de su coche. Eso sí, a falta de tres vueltas obsequió al respetable con una maravillosa maniobra ante Leclerc en el caracol del tercer viraje.

Aún más pesada y tediosa resultó la digestión del domingo para Carlos Sainz, al volante de un W47 notoriamente inferior a los Racing Bulls. Desde el decimoquinto escalón de la parrilla, ni siquiera tuvo recursos para seguir el rastro de Stroll y Ollie Bearman, un rookie de lo más deslenguado. Ambos le rebasaron con suma facilidad, mientras el madrileño sólo pudo beneficiarse del desprendimiento del alerón de Yuki Tsunoda en plena recta o del rifirrafe entre Isack Hadjar y Jack Doohan. Esos 10 segundos de penalización al australiano de Alpine valieron una plaza para Williams.

Se percibe un notorio aroma de pretemporada aún entre la tropa de James Vowles, donde Alex Albon al menos pudo arañar dos puntos, encajonado entre Antonelli y Bearman. El principal cometido, a partir de ahora, pasa por desbancar a Haas, el rival más débil desde la pretemporada. Porque ese séptimo puesto de Esteban Ocon debería escocer también en Aston Martin.

Hamilton se da en Shanghai su primer capricho con Ferrari

Hamilton se da en Shanghai su primer capricho con Ferrari

Los McLaren continúan siendo la gran amenaza, pero Lewis Hamilton, después de mucho tiempo, pudo al fin esbozar su mejor sonrisa en Shanghai. El británico marcó el mejor crono en la qualy para la sprint race (1:30.849), 18 milésimas más rápido que Max Verstappen y 81 mejor que Oscar Piastri. Apenas cinco días después de su desastrosa carrera en Albert Park, el heptacampeón obsequió por vez primera a Ferrari durante una sesión frustrante para Fernando Alonso y Carlos Sainz, que no pudieron colarse en el top-10.

El dominio de Hamilton en el primer sector contrastó con los problemas de Lando Norris, que tuvo que abortar su último intento con los blandos. Sin embargo, estas apariencias no deben esconder el predominio de McLaren. La experiencia de Sir Lewis en Shanghai (seis victorias en 14 carreras) influirá menos que las prestaciones en las tandas largas de los monoplazas papaya.

Tampoco conviene perder de vista a Verstappen, que aprovechó la menor carga de combustible y sus gomas nuevas para entrometerse en la pelea. Charles Leclerc, cuarto, por delante de George Russell y Norris, luchará por contener a los motores Mercedes. Por detrás, la batalla en la zona media se dirimirá entre Racing Bulls, Williams y Aston Martin, pero no con los actores principales.

Calor sobre el asfalto

Durante la SQ1 Alonso había aprovechado el momento idóneo, en plena mejora de la pista y durante una pausa de los favoritos, para elevar el AMR25 a la segunda posición, a sólo 39 centésimas de Norris. En una tarde donde los rivales sufrían para optimizar su rendimiento sobre un asfalto a 36ºC, el ovetense debía ejercer como animador. Sin embargo, su ataque al top-10 quedó en nada.

Quedó a menos de una décima de Lance Stroll, que sí alcanzó la SQ3 y arrancará décimo. De igual modo, Alex Albon aventajó a Sainz a la hora de exprimir los blandos, por lo que partirá octavo, marcando el paso frente a Yuki Tsunoda. Los lamentos de Carlos, a propósito del equilibrio del coche e incluso de su propio asiento, deben servir de acicate para los ingenieros de James Vowles.

Unas horas antes, McLaren había esbozado su superioridad durante la única hora de entrenamientos libres. Leclerc, segundo, se dejó 45 centésimas frente al mejor crono de Norris (1:31.504), con Hamilton cuarto, a 69 centésimas. Durante el tramo inicial de la sesión, el británico protagonizó un susto en la entrada a meta, el mismo escenario de su infausta retirada de 2007. Afortunadamente para su Ferrari, hace años que en Shanghai sustituyeron aquella grava por una escapatoria de asfalto.

Alonso, a bordo del AMR-25, el viernes en Shanghai.

Alonso, a bordo del AMR-25, el viernes en Shanghai.EFE

La presunta igualdad con los neumáticos medios se deshizo cuando Norris montó el compuesto más blando, que le otorgaba una velocidad inaccesible para el resto. Sobre un trazado muy exigente, con dos largas rectas y virajes de todo tipo, Red Bull mostró los mismos signos de debilidad del último fin de semana. Tras abortar su único intento con los blandos, Verstappen acabó decimosexto, a 1,78 segundos de la cabeza. Por no citar a su compañero Liam Lawson, que nunca antes había pisado este asfalto, antepenúltimo en la tabla, sólo por delante de Gabriel Bortoleto y Jack Doohan, penalizado por una avería en su Alpine.

La octava plaza de Alonso, incrustado entre Albon y Andrea Kimi Antonelli, hace presagiar otra reñida batalla en la zona media de la parrilla. Por su parte, el decimoquinto puesto ilustra la falta de adaptación de Sainz con las gomas blandas, a las que ya no supo sacar demasiado partido el pasado sábado en Melbourne.

Bienvenidos al caos

Bienvenidos al caos

Actualizado Domingo, 16 marzo 2025 - 20:33

Mereció la pena el madrugón porque el arranque del Mundial 2025 no pudo ser más emocionante. Lástima que Carlos Sainz y Fernando Alonso acabasen contra el muro, porque el GP de Australia ha sido una de esas ventanas de oportunidad para los equipos que en una carrera en seco y tranquila no tendrían ninguna opción.

Australia nos ha regalado un gran espectáculo y un cambio en una tendencia que empezaba a ser tediosa. Por primera vez en casi tres años, Max Verstappen no lidera el campeonato. Puede parecer una tontería, pero el holandés ocupaba la primera plaza del Mundial desde el GP de Miami 2022. 63 carreras consecutivas al frente que le sirvieron para abrochar tres títulos. Lograr el quinto no va a ser fácil. Como pronosticábamos, Red Bull encara la temporada con un coche que no es dominante. De hecho, el RB21 sigue siendo tan difícil de conducir como su predecesor. Un potro salvaje que sólo Max es capaz de domar. Como era previsible, el sucesor de Sergio Pérez en la escudería de Milton Keynes, Liam Lawson ha sufrido mucho en su primer fin de semana. No pasó de la Q1 el sábado, no tuvo ritmo el domingo en ningún momento, fue doblado en carrera y acabó contra el muro.

Lando Norris se mostró mucho más serio y sólido que en 2024 para solventar una de las carreras más complicadas de su vida. A pesar del dominio de McLaren, que se confirma un paso por delante del resto, el drama meteorológico de Melbourne le metió bajo mucha presión. Sólo cuando la pista se secó y pusieron los slicks, pudieron demostrar su ventaja ambos McLaren. En pocas vueltas Max se quedó atrás, pero los sucesivos coches de seguridad compactaron al grupo y los trompos, las salidas de pista y las llamadas a boxes moldearon el orden de la clasificación.

Hubo un momento estelar a pocas vueltas del final en el que en McLaren se tragaron la muerte. Todos en pista con slicks y en el radar una tromba de agua que se acercaba con malicia a Melbourne y que iba a durar apenas una vuelta. Todos los muros informaban a sus pilotos y les pedían que apretasen los dientes y aguantasen como fuera, pero resultó imposible. Cuando los McLaren se encontraron con la cortina de lluvia y la pista empapada en una parte de Albert Park, los dos, Norris y Oscar Piastri se fueron a la hierba. Norris salvó la situación y entró en boxes, Max siguió. En ese momento el 1-2 de McLaren se había convertido en un liderato de Verstappen, un Piastri atrapado en la escapatoria y un Norris con neumáticos de lluvia saliendo del pit-lane. Si no llovía más, ganaba el holandés. El cielo se apiadó de Lando y jarreó sobre la pista. Max tuvo que parar y aceptar la segunda plaza.

Cuando acabó todo, la clasificación era irreconocible. Siete equipos diferentes en las ocho primeras posiciones. Entre ellos un Williams, un Aston Martin y un Sauber. Todos ellos por delante de los dos Ferrari, uno de los equipos que más ha decepcionado en este arranque.

¿Qué hemos aprendido en Australia? Siendo sinceros, mucho menos de lo que nos hubiese gustado, porque la clasificación final es confusa. Lo más claro es que McLaren tiene el mejor coche y en China, dentro de siete días, si no llueve, serán claramente superiores al resto. También confirmamos que Verstappen resiste y que tergiversa el rendimiento real del Red Bull. Hemos aprendido que Mercedes ha mejorado, que Williams ha dado un gran paso adelante, que Aston Martin está mejor de lo que esperábamos y que la igualdad en la zona media entre ellos, Racing Bulls y Alpine va a ser máxima. Un cambio de circuito, una pequeña evolución, un acierto en los reglajes alterarían este orden.

Lewis Hamilton ha aprendido cómo se las gasta su nuevo compañero, Charles Leclerc. En el único momento del fin de semana en el que Lewis estuvo por delante de él, el monegasco le contestó con un adelantamiento al límite con toque de alerón incluido. Por su parte, los novatos han descubierto que la Fórmula 1 es otra historia. De todos los rookies, sólo Andrea Kimi Antonelli vio la bandera de cuadros. Todos los demás acabaron contra al muro. Alguno, como Isaak Hadjar en la vuelta de formación, antes incluso de que empezase la carrera. Se salvó Antonelli y yo salvaría también a Gabriel Bortoleto. Derrotó a Nico Hulkenberg en clasificación, aguantó en carrera, pero acabó contra el muro a pocas vueltas del final. En cualquier caso, debut prometedor.

También hemos visto que todo sigue muy apretado. Quizá la clasificación del sábado en seco sea la mejor referencia con un Racing Bulls y un Williams por delante de los dos Ferrari y a menos de dos décimas de Verstappen. Si alguno de los grandes se equivoca, el segundo grupo, a una vuelta, no está tan lejos.

El próximo fin de semana llega el GP de China, con sprint race para poner un poco más de tensión y estrés en los equipos. Un formato que no te deja probar ni experimentar y donde pueden aflorar los errores.

Moraleja después de una carrera: ¡Cómo nos vamos a divertir este año!

Un inicio de Mundial plagado de sucesos extraños: el récord negativo de Hamilton, un abandono entre lágrimas y el consejo clave de Sainz

Un inicio de Mundial plagado de sucesos extraños: el récord negativo de Hamilton, un abandono entre lágrimas y el consejo clave de Sainz

La elección de Rob Marshall para acompañar a Lando Norris en lo más alto del podio no pareció mera casualidad en Melbourne. McLaren optaba por subir al veterano jefe de ingeniería que el año pasado pudo arrebatar a Red Bull, aunque realmente sobrasen los motivos a la hora de descochar el champán. No sólo porque Lando iniciaba el curso tal y como había cerrado el anterior en Abu Dhabi, sino porque por primera vez desde Lewis Hamilton en el GP de Canadá 2012, la escudería de Woking lideraba el Mundial de pilotos.

El remate de Norris, tras una carrera presidida por las dificultades propias de un asfalto deslizante, adquirió además tintes épicos. Según confirmó Andrea Stella, el joven británico había perdido rendimiento aerodinámico en las últimas vueltas. "Tenía el suelo bastante dañado, por lo que no podía utilizar todo el ritmo del coche. Así que creo que la situación se volvió más tensa de lo que habría sido normalmente", explicó el team principal sobre lo sucedido en el MCL39.

Tras su rosario de errores del pasado Mundial, donde perdió numerosas batallas ante Max Verstappen, Norris ofreció una actuación de lo más convincente en Melbourne. El sábado rubricó la pole position, mientras que en carrera supo gestionar los neumáticos ante las acometidas de su compañero Oscar Piastri. Asimismo, controló las resalidas con pulso firme y mantuvo el control ante el acoso postrero del holandés.

"Nadie me dijo que llovía"

Estos días de vino y rosas de McLaren contrastan con el arranque de Ferrari, que abandona Melbourne con un paupérrimo botín de cinco puntos. Lewis Hamilton, décimo, firmó el segundo peor debut de un piloto de la Scuderia en el siglo XXI, sólo por detrás de Luca Badoer, decimoséptimo en el GP de Europa 2009. "A veces está bien sentirme fuera de mi zona de confort, pero hoy definitivamente no me sentía así, sino todo lo contrario", admitió el heptacampeón.

La escasa confianza de Sir Lewis al volante del SF25 quedó en evidencia desde el viernes, pero se acrecentó sobre un firme mojado. "He sufrido muchos contratiempos, con la frenada y la estabilidad trasera. El equilibrio del coche era muy, muy complicado", enfatizó. De ello ya tenía constancia Riccardo Adami, su ingeniero de pista, con quien había compartido unos mensajes no precisamente amables y a quien no dejó en buen lugar ante los periodistas. "Nadie me dijo que llovía más en otras partes del circuito y de repente me encontré con ello. Fue una oportunidad perdida", comentó el británico, hastiado después de tantas vueltas tras el alerón trasero de Alex Albon.

Hamilton y Leclerc, rueda con rueda, en Albert Park.

Hamilton y Leclerc, rueda con rueda, en Albert Park.AP

Hamilton cruzó la meta con el alerón delantero roto, víctima de un toque con Oscar Piastri. Durante esa última vuelta hubo de ceder sitio ante la ambición del australiano, autor de un soberbio adelantamiento. Unos minutos antes, Charles Leclerc también le había rebasado con autoridad en la curva 1. Primera advertencia para Fred Vasseur, team principal de Ferrari, obligado a preservar un ambiente sano dentro de su garaje.

"Carlos tenía toda la razón"

De esos conflictos internos bien sabe Carlos Sainz, que siguió el desenlace del GP de Australia desde las instalaciones de Williams, trabajando junto a Charles-Antoine Florentin, jefe de estrategia de la escudería de Grove. Nada le importaba entonces su precipitado abandono. "Hemos comprobado los datos y hemos detectado rápidamente lo que pasaba, así que me deja más tranquilo. Sin entrar en detalles, estaba relacionado con las subidas de marchas en el modo safety car", explicó el madrileño, que ni siquiera tras ese varapalo quiso bajar los brazos.

Según reveló James Vowles, jefe de Williams, Carlos les recomendó llamar a boxes a Albon para montar el neumático medio, justo después de la excursión por la hierba de Norris y Piastri en la curva 12. "Tenía toda la razón. Nos ha ayudado en un momento crítico", aclaró el británico sobre la clave del domingo.

Así se cerró el primer top-5 para Williams desde 2017, cuando Lance Stroll acabó tercero en el GP de Azerbaiyán. Porque mejor no recordar el infausto GP de Bélgica 2021, de una sola vuelta por culpa de la lluvia, donde George Russell subió al segundo escalón del podio. En cualquier caso, Albon admitía sentir un sabor "extraño", dado que había acariciado la cuarta plaza, finalmente restituida por los comisarios en favor de Andrea Kimi Antonelli. Con 18 años, seis meses y 19 días, el rookie de Mercedes ya es el segundo piloto más joven de la historia capaz de sumar puntos, sólo por detrás de Verstappen (17 años, cinco meses, 29 días en el GP de Malasia 2015).

"Un espectáculo lacrimógeno"

Tal y como advertido el propio Albon en la previa, el domingo no se presentaba precisamente propicio para los seis novatos de la parrilla. Con lo que nadie contaba era con la desventura de Isack Hadjar, que ni siquiera pudo oficializar su puesta de largo en el Mundial 2025, ya que se estrelló durante la vuelta de formación. "Estos errores pueden ocurrir, pero romper el coche de este modo me rompe el corazón", concedió el piloto de Racing Bulls.

Hadjar, consolado por un comisario, tras su precipitado adiós.

Hadjar, consolado por un comisario, tras su precipitado adiós.EFE

El caso de Hadjar trajo a la memoria a Nikita Mazepin, incapaz de completar el primer giro durante la cita inaugural del Mundial 2021. Entonces, sin motivo aparente, el ruso perdió el control de su Haas en la curva 3 de Sakhir. En Albert Park, Hadjar sólo pudo alegar la coartada de la lluvia. "Me pasé, patiné demasiado y una vez que perdí el coche, traté de salvarlo, pero era sólo un pasajero", analizó.

Estas explicaciones, por descontado, no acabaron de convencer a Helmut Marko. "Ha sido un poco embarazoso", dijo el plenipotenciario asesor de Red Bull, sin pudor a la hora de definir lo sucedido como un "espectáculo lacrimógeno". Marko hacía alusión al llanto de Hadjar bajo el casco, mientras Anthony Hamilton, padre del heptacampeón, intentaba consolarle.

Desde el GP de Australia 2016, cuando Daniil Kvyat sufrió una avería eléctrica en los instantes previos a la salida, nadie iniciaba el Mundial con tan mal pie. Y eso que el arranque del pasado año se saldó, por primera vez en la historia, sin una sola baja. De hecho, el primer abandono de 2024 lo protagonizó Pierre Gasly, por culpa de un contratiempo en la caja de cambios en la segunda vuelta del GP de Arabia Saudí.

Norris sujeta a Verstappen tras una gran carrera, marcada por la lluvia y los abandonos de Sainz y Alonso

Norris sujeta a Verstappen tras una gran carrera, marcada por la lluvia y los abandonos de Sainz y Alonso

Bajo la espada de Damocles del DRS de Max Verstappen, acuciado por la aterradora sombra del tetracampeón, Lando Norris sólo pudo respirar tranquilo cuando cruzó la meta de Albert Park. Un sublime desenlace para el GP de Australia, marcado por la lluvia y por seis abandonos, entre ellos los de Carlos Sainz y Fernando Alonso. Una gran carrera de supervivencia, donde el error de Oscar Piastri quebró el esperado doblete de McLaren.

La fortuna, tantas veces favorable, dio esta vez la espalda al Verstappen , a bordo de un Red Bull que sólo él puede convertir en aspirante a la victoria. En el instante en que se jugaba todo, cuando Piastri se marchó por la hierba y Norris entró en boxes para montar los neumáticos de agua, Red Bull soñó con un safety car que alzaría a su tetracampeón a la gloria. Sin embargo, a diferencia de las últimas temporadas, el timing no cuadró al holandés. Tampoco a Ferrari, enfangado en las primeras luchas entre Charles Leclerc y Lewis Hamilton. El soberbio adelantamiento del monegasco, por el exterior de la curva 1, no debe ocultar las carencias del SF25. Un octavo y un décimo puesto, formando sándwich con Piastri, ni siquiera se antojan como premio de consolación para la Scuderia.

Para saber más

Mercedes, al menos, puede poner rumbo al GP de China con el podio de George Russell y el quinto puesto de Andrea Kimi Antonelli, que sólo perdería la cuarta plaza tras recibir cinco segundos de sanción por un unsafe release. Aun en segundo plano, las Flechas de Plata minimizaron los daños, ofreciendo sensación de solidez. Claro, que en un domingo tan enrevesado, esas dosis de paciencia pesan tanto como la velocidad pura.

El desliz de Sainz

De inicio, la crueldad iba a cebarse con Isack Hadjar, un chico de 20 años llegado casi de rebote a la estructura de Red Bull. Nada más empezar la vuelta de formación, el piloto de Racing Bulls abrió demasiado gas en la primera curva, destrozando el alerón trasero contra las protecciones. El llanto bajo el casco dibujaba la impotencia de Le Petit Prost. Durante su paseo de regreso al paddock, a modo de calvario, al menos encontró las palabras de consuelo de Anthony Hamilton, padre del heptacampeón.

Con esa desgracia muy presente, los otros cinco rookies en liza debieron contener la respiración antes de la salida en parado. Sin dejarse arredrar, Verstappen ganó de salida la posición a Piastri, al tiempo que Charles Leclerc ganaba dos puestos ante Alexander Albon y Yuki Tsunoda. Cuando aún no se había cumplido el primer giro completo, Jack Doohan sufrió aquaplanning en una de las rectas y destrozó su Alpine contra los muros.

A la inmediata aparición del safety car siguió la tragedia para Sainz. Camino de la curva 14, previa a la entrada a la recta de meta, el madrileño aplicó demasiada potencia cuando pisaba una línea blanca. "Aumento masivo del par motor", denunció por radio el madrileño. Un desliz impropio, por mucho que se encuentre en periodo de adaptación al FW47. Un revés para James Vowles, team principal de Williams, consciente del potencial de un coche que Albon, cuarto, impulsaría a las puertas del podio.

El FW47 de Sainz, sobre la grúa, tras su accidente en Melbourne.

El FW47 de Sainz, sobre la grúa, tras su accidente en Melbourne.AP

El caótico arranque confirmaba los presagios de Alonso, formulados a última hora del sábado: "En condiciones de mojado este circuito no es divertido, porque aquí las rectas son como curvas, con poca visibilidad". El asturiano había aprovechado las desgracias de Hadjar y Sainz para trepar a la décima posición, aunque esa alegría quedase de inmediato atenuada por los comisarios, presurosos para investigar una irregularidad de Fernando con el safety car. También las de Yuki Tsunoda y Lewis Hamilton, aunque terminaron descartándolas todas.

Mientras el asfalto se secaba, los más previsores refrescaban sus neumáticos por algún charco. Así que hubo que esperar a la vuelta 15 para disfrutar del primer adelantamiento, obra de Antonelli sobre Nico Hulkenberg. Pronto habría de lamentar tanta ambición el novato de Mercedes, autor de un trompo en la curva 4. Esas condiciones mixtas del asfalto, delicadísimas, pasarían factura al mismísimo Verstappen, que se marcó un recto en la curva 11, despejando el paso a Piastri.

Al tiempo que buscaba un resquicio para rebasar a Albon, Hamilton reportaba problemas en la sincronización de los cambios. Leclerc tampoco hincaba el diente a Russell, quejándose de un asiento inundado por el agua. Pese al liderato de Norris, el más afinado en ese tramo era Piastri, autor de varias vueltas rápidas ante un desfondado Verstappen. En 10 giros, el vigente campeón perdió 15 segundos frente al ídolo local.

Alonso, en el piano de la curva 6

Tanto apretaba Piastri que en la vuelta 30, traspasado ya el ecuador, se colocó en zona de DRS con Norris. Un momento delicadísimo para Zak Brown, jefe de McLaren, que debía decidir entre mantener las jerarquías o dar carta blanca a Piastri. Para su fortuna, el accidente de Alonso iba a facilitarle las cosas.

En la vuelta 36, cuando Antonelli afilaba el DRS para intentar el adelantamiento, el ovetense pisó el piano exterior de la curva 6, uno de los sectores más peligrosos de Albert Park. Poco antes, allí mismo, Piastri acababa de sufrir un susto por el estilo. El AMR25 quedó varado en una zona de mucho compromiso para la grúa. Por tanto, mientras se sucedían los trabajos, el safety car abriría una ventana de oportunidad para los favoritos. Ambos McLaren optaron por el compuesto duro de Pirelli, al igual que Russell o Leclerc. Verstappen, por el contrario, se decantaba por el medio.

En realidad, igual daba uno que otro, porque la lluvia reventaría cualquier estrategia. Cuando empezaron a descargar las nubes por el tercer sector, a 12 vueltas para el final, Norris y Piastri nada pudieron hacer para sujetar el timón camino de la curva 14. El británico, al menos, pudo enfilar hacia el pit-lane, mientas su compañero bastante tenía con extraer su monoplaza de una pradera deslizante como el hielo. Como por ensalmo, Verstappen se veía líder, seguido de los Ferrari.

Cualquier safety car le abriría las puertas de la victoria, pero ya no había ningún carril seco sobre el que hacer equilibrios. A regañadientes, el holandés pasó por boxes para montar las gomas de lluvia. A diferencia de los dos últimos años, cuando la fortuna le sonreía en este tipo de situaciones, esta vez el destino quiso que justo nada más regresar del pit-stop, el director de carrera tuvo que recurrir al coche de seguridad para retirar los vehículos de Gabriel Bortoleto y Liam Lawson. Un alivio para McLaren y Norris, que supo contener los nervios para abrochar su primera victoria en Melbourne. Este dominio de McLaren, previsiblemente, debería quedar aún más evidencia el próximo fin de semana en Shanghai.

McLaren aterroriza en un arranque que potencia a Williams y penaliza a Aston Martin

McLaren aterroriza en un arranque que potencia a Williams y penaliza a Aston Martin

No por esperado, el doblete de Lando Norris y Oscar Piastri disminuiría la euforia de Zak Brown, el jefe de McLaren, que apretaba los puños en el garaje de Melbourne Park. La velocidad del MCL39 en el arranque del Mundial 2025 ha dejado sin respuestas a sus rivales. Norris, autor de la pole (1:15.096) con 84 milésimas sobre su compañero, dejó a Max Verstappen a casi cuatro décimas. Por no hablar de Charles Leclerc y Lewis Hamilton, relegados a la séptima y octava posición, a 65 y 87 centésimas, respectivamente. La prometida réplica de Ferrari en Australia quedó en agua de borrajas.

Desde los test de Bahrein, la inercia de McLaren se antoja inalcanzable para sus adversarios, sin recursos para el seguir la estela de los monoplazas papaya. Ni siquiera Verstappen, con problemas de sobrecaliento en los neumáticos que le hacían perder el paso en el tercer parcial. Desde el viernes, el tetracampeón venía sufriendo lo suyo, aunque en su primer intento de la Q3 había logrado trepar hasta el liderato, con 24 milésimas sobre George Russell. Por entonces, Piastri arrastraba un fallo en la curva 13, mientras los comisarios borraban el tiempo de Norris, por traspasar los límites en la curva 4. Dio igual, porque cuando hubo que empujar de veras, nadie osó sujetar a los McLaren.

La decepción de Ferrari se hizo más sangrante ante la irrupción de Yuki Tsunoda, que el domingo partirá quinto con el Racing Bulls, por detrás de Russell. No iba de farol el pilotoo japonés, el último en cruzar la línea de meta, puliendo por siete centésimas el crono de Alexander Albon. El británico partirá sexto con Williams, mientras Carlos Sainz tuvo que resignarse a la décima posición. Una actuación de más a menos por parte del madrileño, como corresponde a su periodo de adaptación al FW47.

La grava de la curva 10

Falló Carlos con estrépito en su primer intento de la Q3, mientras Albon se colaba sexto, a medio segundo de la cabeza. De allí ya no se moverían, aunque su regular desempeño a lo largo de toda la sesión, con una configuración muy agresiva y poco combustible en el depósito, debería hacer reflexionar a sus rivales. Especialmente a Aston Martin. Fernando Alonso, decimosegundo y Lance Stroll, decimotercero, confirmaron los malos augurios para la escudería de Silverstone.

Mantener el AMR25 sobre el asfalto resultaba una ardua tarea en la Q2 para Alonso, que probó la grava de la curva 10, una zona muy rápida donde Sainz también iba a pasar sus fatigas. McLaren marcaba las referencias por delante de Verstappen, con los Ferrari algo más descolgados.

Sainz, con el FW47, el sábado en Melbourne Park.

Sainz, con el FW47, el sábado en Melbourne Park.AFP

Un trompo de Hamilton a la salida de la curva 11 arruinó el último intento de tres pilotos, mientras los comisarios anotaban un incidente entre Russell y Leclerc en la curva 3. Los daños en el suelo lastraban a Alonso, sin opciones de alcanzar el top10, como su compañero Stroll. Ninguno de los dos mejoró su crono de la Q1. Entre tantos estragos, Williams salvaba la situación holgadamente, con Sainz séptimo y Albon noveno.

En el año de los rookies, con siete pilotos por debajo de los 23 años, Gabriel Bortoleto irrumpió como una centella a bordo del Sauber. El brasileño apartó por nueve milésimas a Andrea Kimi Antonelli, que rodaba muy bajo con su Mercedes y había dañado el fondo plano con un paseo por la grava de la curva 6. Jack Doohan quiso dar una alegría a la afición local metiendo su Alpine en la Q2 para desdicha de Liam Lawson, cuyo sufrimiento al volante del Red Bull llamaba a la compasión. Un error del neozelandés en la última curva desencadenaría su temprana eliminación en una Q1, donde sólo se contaron 66 centésimas entre el primero y el decimoséptimo.

Carlos Sainz ilusiona con Williams a una vuelta en el arranque del Mundial

Carlos Sainz ilusiona con Williams a una vuelta en el arranque del Mundial

El regreso a Melbourne, donde el año pasado se hizo con la victoria, sentó muy bien a Carlos Sainz, protagonista en el estreno del Mundial 2025. El ritmo a una vuelta del Williams permitió al piloto madrileño inmiscuirse en la pelea con los mejores. Durante la primera sesión libre sólo cedió 149 milésimas ante Lando Norris. Unas horas más tarde, Carlos no exprimió sus neumáticos blandos y acabó a ocho décimas de Charles Leclerc, autor del mejor crono del viernes (1:16.439).

El liderazgo de la zona media de la parrilla, por detrás de McLaren, Ferrari, Red Bull y Mercedes, parece al alcance de Sainz, capaz de tutear por la mañana a Charles Leclerc, Oscar Piastri y Max Verstappen. El monegasco venía marcando el ritmo con Ferrari durante la primera media hora, donde los favoritos montaron el compuesto medio de Pirelli. Con el paso al blando, Carlos colocó al FW47 en primera posición y sólo en los últimos minutos debió ceder el liderato ante Norris.

Bajo un sol veraniego, la primera toma de contacto sobre el asfalto de Melbourne Park sentó mejor de lo previsto a Fernando Alonso. El bicampeón mundial acabó octavo, a 48 centésimas de la cabeza, justo por delante de Isack Hadjar, el rookie de Racing Bulls. En Aston Martin no sobra el optimismo con el rendimiento del AMR25, pero la mano de Alonso puede hacer la diferencia para colarse en el top-10.

La radio de Hamilton

Quienes sufrieron más de lo previsto fueron Lewis Hamilton y Verstappen, con problemas de adaptación a sus nuevos monoplazas. El británico cedió seis décimas ante Leclerc durante la sesión matinal, donde no dudó en evidenciar sus quejas a través de algunos mensajes de radio. Por la tarde, el vigente campeón tuvo que esperar muchos minutos en el garaje mientras los ingenieros de Red Bull buscaban una mejor configuración aerodinámica para su monoplaza.

En el momento de las tandas largas, Mad Max sí pudo acercarse durante seis vueltas con el medio a McLaren y Ferrari, establecidos como la referencia, como ya se intuyó durante las tres jornadas de test. Algo más lejos de ese grupo de cabeza asoman George Russell y Andrea Kimi Antonelli con Mercedes. El italiano, de 18 años, se sintió tan incómodo como Liam Lawson a bordo de su Red Bull. El ritmo del neozelandés jamás pudo equiparse con los mejores, por lo que deberá mejorar rápidamente si el sábado quiere participar en la Q3.

En cualquier caso, por el momento se antoja prematuro establecer conclusiones definitivas entre los candidatos a la victoria. De poco sirve atender a la tanda de tiempos de la segunda sesión, alterada por la irrupción de Yuki Tsunoda, cuarto con Racing Bulls, y Nico Hulkenberg, octavo con Sauber. Dos coches que no deberían suponer excesiva competencia para Williams y Aston Martin.

El accidente de Bearman

Es cierto que a Sainz le faltó finura a la hora de buscar una vuelta rápida con el blando en la sesión vespertina. Entregó 86 centésimas frente al líder, justo por delante de Alonso, decimotercero tras sufrir un pequeño susto en la curva 1, donde llegó a pisar la hierba. Tampoco resulta sencillo establecer un orden claro en esa zona media de la parrilla, donde también se espera al Alpine de Pierre Gasly.

Quien sí parece fuera de cualquier opción es Haas, que perdió a Ollie Bearman por culpa de un feo accidente. Cuando afrontaba una rápida combinación entre las curvas 9 y 10, el joven británico se fue a la grava, estrellando el VF25 contra las barreras. Pese a los esfuerzos de sus mecánicos para recuperar el coche, Bearman ya pudo volver a la pista durante toda la tarde.

McLaren, Ferrari, Red Bull y Mercedes: condenados a bailar pegados

McLaren, Ferrari, Red Bull y Mercedes: condenados a bailar pegados

Actualizado Jueves, 13 marzo 2025 - 22:43

El telón de la Fórmula 1 se levantará el domingo en Australia por primera vez desde 2019. Así arrancará la última temporada con la normativa que se introdujo en 2022. Para muchos supondrá un año de transición y, dependiendo de lo cerca o lejos que estén de sus rivales, todos tendrán que decidir algo fundamental: cuándo abandonarán el desarrollo de los coches de 2025 para concentrar todos sus esfuerzos en diseñar los de 2026.

El enorme cambio normativo del próximo año proporcionará una gran oportunidad para las metamorfosis, para un salto cualitativo si aciertas o para un gran batacazo si fallas. Es decir, 2026 es una gran oportunidad para cambiar el orden establecido ¿Cuál es el problema? Que los equipos que estén en la batalla por el título este año deberán retrasar esa fecha o trabajar en los dos proyectos de forma simultánea. Además, como ha ocurrido tantas otras veces en un fin de ciclo técnico, el último año de normativa suele generar una igualdad máxima, así que los cuatro magníficos de 2024 quedarán aún más apretados, condenados a bailar pegados todo el año. No quiero pecar de adivino, pero vayan aceptando la idea de que McLaren, Ferrari, Red Bull y Mercedes se repartirán las victorias y los escalones del podio otra vez. No hay que olvidar que de los 72 podios posibles en 2024 estos equipos acapararon 70. Sólo el afortunado doble podio de Alpine en Brasil rompió esa realidad.

Dicho todo esto, a partir del domingo veremos dos campeonatos. El de los cuatro de arriba y el de la zona media donde estarán Williams, Alpine, Aston Martin, Racing Bulls y Haas (más retrasado Sauber). Quizá todos ellos un poquito más cerca de los de arriba que el año pasado, pero sin opciones de competirles salvo en situaciones y circunstancias excepcionales.

A partir del domingo veremos dos campeonatos. El de los cuatro de arriba y el de la zona media, donde lucharán Williams, Alpine, Aston Martin, Racing Bulls y Haas (más retrasado Sauber). Quizá todos ellos un poquito más cerca de los de arriba que el año pasado, pero sin opciones de competirles, salvo en situaciones y circunstancias excepcionales.

De los cuatro de arriba, los test de Bahrein nos dejaron una fotografía bastante clara de que McLaren llega un pasito por delante. Por detrás, Ferrari y Mercedes y un poquito más atrás, Red Bull. Lo más apasionante es que Max Verstappen no contará con un coche dominante en el arranque de temporada. El año pasado conquistó su cuarto título porque fue capaz de ganar siete de las 10 primeras carreras. Este curso no será así.

Dependiendo de la velocidad del RB21 y de la capacidad de resiliencia y solidez de Max descubriremos si puede presentar batalla hasta el final o si es descartado antes. Ojo, porque si la temporada es muy dura y Verstappen sufre podría haber tensión. El horizonte de 2026 no parece brillante para el equipo de Milton Keynes con un chasis que, como el de este año, ya no estará diseñado por Adrian Newey y con un motor que en los mentideros del paddock se dice que no será el más fuerte. Si a esto le sumas que Toto Wolff nunca ha negado que su sueño es trabajar con Max y que a cualquier equipo le gustaría vestir al holandés con sus colores no hay que descartar una espantada.

Hay más factores que pueden contribuir a convertir el paddock en un avispero y están directamente relacionados con los puntos de máximo interés de este año. Saber si en Mercedes, Andrea Kimi Antonelli será capaz de batir a George Russell o si el británico puede truncar la proyección del piloto más joven, con mejor prensa y quizá mayor presión de la parrilla. Otro foco caliente lo ocupan Charles Leclerc, Il Predestinato, y Lewis Hamilton, probablemente con el Ferrari más competitivo de los últimos tiempos. Después del éxito incontestable del impacto mediático del fichaje, no dejo de preguntarme si todo el éxito que ha supuesto la operación no podrá diluirse cuando el heptacampeón salte al asfalto ¿Será capaz de aguantar Lewis el pulso a un piloto rápido y competitivo como Charles? ¿Habrá tensión entre ellos y radios quejicosas como cuando Carlos Sainz corría para la Scuderia?

En el grupo de la clase media también habrá máxima igualdad y quizá por ello los pequeños detalles decidirán el orden. En los test coincidimos en que el líder de este grupo podría ser Williams. Buenas noticias para Sainz, que ha trabajado mucho, se ha adaptado rápido y ha encontrado una evolución positiva en el coche de su nueva escudería. Sin embargo, Williams tiene mucho trabajo todavía por delante para convertirse en un equipo moderno con protocolos de trabajo adaptados a los nuevos tiempos. Además, tanto Carlos como su jefe, James Vowles, han sido sinceros al reconocer que pensar en ganar una carrera o subir a un podio no está en sus cabezas este año.

Siento decirlo, pero la situación de Aston Martin a corto plazo es aún peor. Terminó 2024 como octavo coche de la parrilla en rendimiento y lo que vimos en los test no resultó muy prometedor. 2025 será también para ellos un año de transición. Su punto de mira está en 2026 y en el futuro.

Contar con Newey supone una gran noticia, pero el diseñador británico lleva apenas dos semanas y no ha hecho sino aterrizar. Quizá, curándose en salud, lo primero que ha dicho al llegar a Aston Martin es que el Mundial 2026 lo decidirán los motores. Mal augurio para un equipo que ha contratado al mejor técnico en aerodinámica de la historia, pero que cambiará el que todo el mundo cree que será el mejor motor, Mercedes, por un Honda que, de momento, representa una incógnita. Y lo peor de todo es que Fernando Alonso tiene poco tiempo. Aguantará apretando los dientes como ya hizo en 2024, pero si en 2026 Aston Martin no le da una posibilidad de competir por victorias, si no hay una evolución clara y positiva, quizá no le merezca la pena seguir.

Dicho todo esto, el domingo se prevé lluvia en Melbourne. Quizá una oportunidad para que la lógica no se aplique y la suerte y las manos de los mejores magos nos regalen un resultado tan sorprendente como imprevisto. Habrá que madrugar.