La selección española masculina de baloncesto 3x3 logró este domingo una histórica medalla de oro tras vencer a Suiza por 21-17 en la final de la Copa del Mundo, que se disputó en Ulán Bator, capital de Mongolia.
El primer gran título de una selección que solo tenía una plata en los Juegos Europeos de Bakú (Azerbaiyán) 2015 y que ha hecho historia 10 años después de la mano de Guim Expósito, Carlos Martínez, Diego de Blas e Iván Aurrecoechea.
En su camino a la gloria, España se deshizo en octavos de Australia (21-10), en cuartos de China (16-21) y en semifinales de Alemania (21-15). En fase de grupos terminó en tercera posición
Hasta este domingo solo habían conseguido un cuarto puesto en la Copa del Mundo en 2016 y la decimotercera posición en 2012. Un logro que significa un avance significativo para el baloncesto 3x3 en España.
Ante Suiza, el conjunto hispano fue superior de inicio a fin tanto en el marcador como en el juego, liderado por un Carlos Martínez inconmensurable. Aurrecoechea hizo el último punto con un mate espectacular para cerrar el oro.
El bronce mundialista fue para Serbia tras derrotar a Alemania por 21-16 en el partido para el tercer y cuarto puesto.
Si quieres, puedes. Aunque eso signifique tener que trabajar muy duro. Raquel Carrera (Ourense, 2001) es tal vez la última gran prueba viva de tan manido aforismo. Las graves lesiones que han teñido de nubarrones su trayectoria en los últimos tiempos no le han obligado a renunciar a una selección española en la que, pese a que cuenta sólo con 24 años, es ya toda una veterana.
En 2024, una gravísima lesión en la rodilla derecha la impidió estar en los Juegos de París y tuvo que pasar prácticamente un año fuera de combate. Cuando por fin parecía ver la luz, ya de nuevo sobre la cancha con el Valencia, padeció un esguince de grado 3 en el tobillo izquierdo el pasado 11 de mayo (justo el día en el que su equipo se proclamó campeón de la última edición de la liga femenina tras imponerse al Casademont Zaragoza a domicilio en el segundo partido de la serie final) que, por momentos, pareció condenarla a perderse también el Eurobasket de este año.
Su constancia y determinación, exhibidas justo tras el segundo revés acabaron por tener premio. «Después de tres lesiones de rodilla, esto no es nada», llegó a asegurar tras verse obligada a enfrentarse a ese contratiempo, segura como estaba de que estaría sí o sí en el Eurobasket. «Sufrí mucho más a partir de la torcedura de tobillo, pero vengo de recuperarme de un cruzado, así que esto no es nada», recalcó entonces. Como parte de su recuperación, esta jugadora que, pese a su edad, es una de las veteranas de la rejuvenecida selección, trabajó con denuedo en el gimnasio.
31 puntos a la República Checa
Y el tiempo, desde luego, acabó por darle la razón. No en vano, Raquel firmó una actuación brillantísima en el duelo de cuartos frente a la República Checa firmó 31 puntos. A sólo uno del récord absoluto, establecido por Rosa Castillo en 1976 ante Bélgica. En cualquier caso, Raquel igualó la mejor marca anotadora de la selección en un Eurobasket, lograda por Marta Xargay en el Eurobasket de 2019 frente a Ucrania.
Unos guarismos que la gallega consiguió gracias también en gran parte a la puntería infalible exhibida desde la línea de tiros libres, con 19 lanzamientos sin fallo, y a los que, en esta ocasión, les sumó además ocho rebotes y dos asistencias. Ante Francia, en las semifinales, su aportación fue mucho más discreta. Algo que, a buen seguro, confía en remediar hoy en la gran final frente a Bélgica (19.30 horas, Teledeporte).
La forma en que ha ido combinando actuaciones a lo largo de este torneo invita a confiar en ello. Ante el Reino Unido, en el estreno de La Familia en la presente edición del Eurobasket, Carrera anotó seis puntos, se hizo con tres rebotes y dio una asistencia en los 12 minutos que estuvo en la pista.
13,6 puntos por partido
En el segundo duelo de la fase de grupos, frente a Alemania, anotó 20 puntos y se hizo con cuatro rebotes en 17 minutos de juego. Contra Suecia, mientras, marcó siete puntos, capturó cuatro rebotes y repartió dos asistencias en un partido que sería la antesala de una descomunal actuación frente a la República Checa a la que le seguirían cuatro puntos, tres rebotes y tres asistencias ante Francia.
Pese a los altibajos, el promedio es más que prometedor en cuanto a anotación, con 13,6 puntos por partido. Ganar este domingo, además, le permitiría tomarse la revancha de la final del Eurobasket 2023, donde Bélgica se impuso a España por 58-64 para hacerse con la medalla de oro y condenarla a conformarse con una plata muy meritoria. Ahora, a buen seguro, espera conseguir que el desenlace sea dorado. Para ella y para sus compañeras.
El mejor jugador de la historia del baloncesto español y nuestro seleccionador más laureado se reencontraron este miércoles en la despedida de la Fonteta, como comentaristas del tercer y definitivo partido entre el Real Madrid y el Valencia. Pau Gasol y Sergio Scariolo volvieron a trabajar para el mismo equipo, en este caso Movistar Plus+, que retransmitió en directo toda la serie. El 3-0 impidió que ambos coincidieran de nuevo en la cancha... de momento.
"La relación entre un entrenador y un jugador es muy diferente a la de estar aquí distendidos, comentando las jugadas en un partido de baloncesto. Es una relación muy buena, pero completamente distinta", comentó Gasol para El Mundo en el descanso del partido. El ganador de dos anillos de la NBA, un Mundial y tres medallas olímpicas sentía ganas de saltar a jugar, pero no se quejaba de su nuevo papel: "Sigo disfrutando".
Scariolo, con un palmarés similar (una medalla olímpica menos, un Eurobasket más), agradecía la oportunidad de hacer horas extra como comentarista: "Es una actividad divertida, que requiere concentración, respeto para los profesionales, sobre todo los compañeros, a la vez que respeto hacia los espectadores. Hay que contar las cosas como son, con respeto para los árbitros, porque hay formas y formas de decir las cosas, aunque a veces se equivocan y hay que aceptarlo y comentarlo. Ha sido una temporada que me ha dado la posibilidad de preparar y estudiar muchísimo baloncesto, de ver muchísimos partidos. Lo vivo con naturalidad".
Con similar naturalidad explica Gasol su papel de líder en la selección de Scariolo: "Es algo que «vas desarrollando con el tiempo. Vas asumiendo el rol que tienes como jugador y dentro del grupo. Hay un deseo de liderar, de ser mejor, de ayudar a los compañeros a ser mejores y de marcar un poco la línea".
Scariolo cuenta cómo fue su encuentro con Pau en el equipo nacional: "Él ya tenía 29 años y una personalidad marcada, un liderazgo muy claro, no necesariamente verbal. Desde luego, era muy factual, muy de lo que hacía, del respeto que atraía por parte de sus compañeros. Era un liderazgo del tipo: 'Cuando la pelota quema, me la dais a mí, que sé qué hacer con ella'. Eso para un compañero es tremendo, un escudo realmente eficaz".
El entrenador italiano advierte, no obstante, de los peligros de un liderazgo prematuro: "Cuando los jugadores son muy jóvenes, tú reconoces esa personalidad, reconoces el carácter, pero hay que tener mucho cuidado antes de poner etiquetas, ni para bien ni para mal. También he visto y he leído y he escuchado muchísimos errores, precisamente por tener demasiada prisa en definir cómo es uno cuando todavía le queda mucho".
¿Gasol y Scariolo han aprovechado para decirse ahora cosas que en su momento no tocaban? "Pau es un tipo muy educado, muy serio", responde el entrenador. "Obviamente, tenemos muchísimos años de vivencias juntos. Es una pena, pero no pude ir la semana pasada, justo por un tema de televisión, al torneo de golf -organizado por la Gasol Foundation en la Costa del Sol-, pese a que yo vivo muy cerca. Él ahora puede estar tres días en el campo de golf, disfrutando de sus amigos y del juego, pero yo todavía no me lo puedo permitir".
Un final de Liga eléctrico
Gasol, por su parte, quitó hierro a la tensión vivida en el último tramo de la Liga, con algunas polémicas arbitrales. "El deporte es emoción y, cuando hay finales, obviamente las emociones también aumentan. Estamos viendo un gran partido, en el que las dos aficiones apoyan a sus equipos y respetan los valores del deporte. En este sentido, el baloncesto siempre me ha parecido un referente. Hay que promover la competitividad y una competición sana, también desde las gradas".
Un momento clave fue la remontada del Madrid en el segundo partido, que desembocó en una prórroga. Sergio Scariolo reflexiona sobre el papel del azar en el baloncesto, que en este caso no cree que influyera. "En ese partido no hubo suerte. Puede darse una jugada que cambie una final, pero realmente lo que muchas veces la gente ve como suerte desde fuera, desde dentro le vemos una lógica mucho más racional. Las cosas pasan casi siempre por una razón. Es verdad que yo gané un anillo de la NBA porque en la semifinal de la conferencia, en un tiro que servía para llegar al séptimo partido sin ir a la prórroga, la pelota pegó cuatro veces en el aro y luego entró. Ahí, la verdad, sí tuve un poquito de suerte".
¿Qué le falta al baloncesto español y europeo para acercarse más a la NBA? Responde Pau: "No es cuestión de comparar. El baloncesto se ha convertido en un deporte superglobal, internacional. La mayoría de los mejores jugadores del mundo son europeos. Es una cuestión de hacer que crezca este deporte aquí de la mejor manera, de dar un mejor espectáculo, una mejor experiencia, para que las familias, los espectadores, los que vienen desde casa o desde el barrio, disfruten de este deporte, que es un gran deporte".
¿Volverá a salir una generación tan brillante como la de Gasol, Navarro y compañía? "Creo que cada generación es distinta. La nuestra fue quizá especial, marcó una época dentro de nuestro deporte y ojalá que salgan otras y sean mejores. ¿Por qué no? Siempre hay que tener la visión de mejorar las cosas y que los siguientes lo hagan mejor que tú".
Debe de ser complicado nacer en la familia de Hugo González (Madrid, 2006) y escapar del destino. Si tus padres han sido ambos jugadores profesionales de baloncesto y consiguen que ese amor por el deporte no se convierta en obsesión, lo normal es que tu camino te lleve hacia una canasta. Su padre, Paco González, hoy policía de Fuencarral como profesión mundana, fue antes jugador de LEB en el Illescas. Su madre, Montserrat Peña, ex jugadora profesional de Estudiantes. Así que es lógico que el niño residente en San Agustín de Guadalix saliera jugador de baloncesto.
Su progresión desde que aterrizara en el Real Madrid con 11 años ha sido tan meteórica que hoy, ocho años después, el presidente de operaciones de los Boston Celtics, Brad Stevens dice de él: "Soy un gran fan de cómo juega: va fuerte y duro al balón, compite bien... Tiene todos los intangibles de un ganador". Sobre la bocina, en el puesto número 28, fue elegido en primera ronda del draft (de los 30 que hay) por el equipo del trébol. Además, la franquicia quiere que el escolta no se quede 'prestado' en Europa sino que pretende que juegue desde el primer momento.
Pese a que baloncesto español llegó a tener muchos representantes en la mejor liga del mundo: los Gasol, Sergio Rodríguez, Calderón, Ricky Rubio... En estos momentos sólo Santi Aldama puede presumir de ser un jugador con presente y futuro al otro lado del charco. Hugo González, canterano del Real Madrid como Luka Doncic, le acompañaría como segundo representante de nuestro país.
González ha ido quemando etapas como quien quema cerillas. El 2 de octubre de 2022 debutaba en el primer equipo del Real Madrid ante el Monbus Obradoiro con tan sólo 16 años, 7 meses y 27 días (6.083 días). Fue el cuarto jugador más joven de la historia del Real Madrid en hacerlo, precisamente, después de Luka Doncic (5.905 días), Roberto Núñez (6.057 días) y Usman Garuba (6.077 días).
Antes fue dominando con puño de hierro todas las categorías en las que jugó con sus 198 centímetros de músculo, fuerza, agilidad y buena muñeca para la media y larga distancia. Así, en las temporadas que alternaba entre el primer equipo y el filial, en los partidos que volvía a EBA, se marcaba exhibiciones de 63 puntos y 77 de valoración en apenas dos encuentros como firmó ante Zentro Basket y Rivas Vaciamadrid en noviembre de 2023.
Un poco antes, en enero de 2023, su nombre ya empezó a sonar en toda Europa tras ser nombrado MVP del prestigioso torneo Adidas Next Generation de Múnich que consquistó el equipo blanco. El escolta madrileño firmó 19,2 puntos (58,8% tiros de dos y 62,2% triples), tres rebotes, una asistencias, dos robbos de balón, 1,5 tapones y 19,8 de valoración.
En febrero de este año le llegó la llamada de Sergio Scariolo para debutar con la selección absoluta ante Letonia. Un primer partido agridulce ya que, aunque consiguió anotar, los españoles, sin nada en juego eso sí al estar ya clasificados para el Europeo de esta verano al igual que los letones, perdieron por 17 puntos en un partido en el que el mejor fue Santi Yusta con 15 tantos.
Un día de locura
Las últimas 24 horas de Hugo González han sido las que sueña todo jugador cuando empieza a dar los primeros botes con la bola naranja. Si a las once de la noche se proclamaba campeón de la Liga ACB con el Real Madrid tras endosarle un 3-0 al Valencia Basket, apenas seis horas después escuchaba su nombre de los labios del comisionado de la NBA, Adam Silver, que le mandaba destino Boston, la franquicia más ganadora de la liga estadounidense y equipo que antes sólo había tenido un español en sus filas: Juancho Hernangómez.
Poco después de que fuera elegido enel Barclays Center de Brooklyn (Nueva York), Brad Stevens reveló que había hablado con él por teléfono: "Le dije: 'Disfruta tu noche' y él me contestó que 'era un poco tarde', así que le comenté que sería yo quien lo disfrutara", comentó el presidente de operaciones de los Celtics entre risas mientras Hugo hacía lo propio junto a su familia y amigos a más de 5.000 kilómetros de distancia.
El español Hugo González fue elegido este miércoles en el puesto 28 del draft de la NBA por los Boston Celtics.
El jugador del Real Madrid vivió este miércoles un día redondo ya que, además de ser escogido en el draft, se proclamó campeón de la Liga española de baloncesto.
El Barclays Center, el hogar de los Brooklyn Nets, acoge el draft de la NBA de 2025, que se celebra en dos días entre hoy y mañana.
De 19 años, González está considerado como uno de los jugadores más prometedores del baloncesto español y diferentes expertos en el draft le situaban en los últimas posiciones de la primera ronda, como así sucedió. Ahora sus derechos en la NBA pertenecen a uno de los equipos más legendarios de la liga.
En este sentido, Brad Stevens, mánager general de los Celtics, aseguró tras el draft que la intención de su equipo es que González forme parte de su plantilla la próxima temporada.
"Hemos estado siguiendo a Hugo desde hace mucho tiempo, obviamente ha estado en el radar de todos", dijo.
"Soy un gran fan de cómo juega. Es duro, juega con intensidad, corta hacia el aro, va tras el balón, compite. Tiene todos los intangibles de un ganador", aseguró.
Con 18 anillos, los Celtics son la franquicia más laureada de la historia de la NBA y su último título llegó en 2024 con un equipo encabezado por Jayson Tatum y Jaylen Brown.
La grave lesión de Tatum, que se rompió el tendón de Aquiles en mayo durante el 'playoff' de 2025, ha supuesto un durísimo golpe para el equipo de Boston, que bajo las órdenes del técnico Joe Mazzulla no podrá contar con su estrella durante toda la próxima temporada o al menos gran parte de ella.
Por ello, el conjunto de verde se ha movido con mucha velocidad en el mercado para reorientar su proyecto y reducir carga salarial e impuesto de lujo desprendiéndose esta semana de jugadores clave en su último título como Jrue Holiday y Kristaps Porzingis.
Además de Tatum y Brown, la plantilla de los Celtics cuenta en estos momentos con nombres de peso en la NBA como el dominicano Al Horford, Derrick White o Payton Pritchard.
Cooper Flagg pide paso como número uno de los Dallas Mavericks
Nadie dudaba que el estelar alero de Duke, quien está considerado como un auténtico talento generacional, sería el número uno del draft para unos Mavericks que completaron así una turbulenta temporada marcada por el traumático y polémico traspaso de Luka Doncic a Los Angeles Lakers.
Dallas confía en Flagg para revitalizar a una afición y una franquicia 'tocadas' tras la salida de Doncic y de repente ilusionadas de nuevo después de que les tocara el número del draft pese a que solo contaban con un 1,8% de probabilidades.
Cooper Flagg, de los Dallas Mavericks, tras ser elegido en primer lugar durante el Draft de la NBA de 2025.MIKE LAWRIE | GETTY | AFP
"Es una sensación increíble. Es un sueño hecho realidad", afirmó Flagg, acompañado por su familia, nada más escuchar su nombre en el Barclays Center, el hogar de los Brooklyn Nets.
De 18 años, el alero de Maine fue la principal razón por la que muchos equipos de la NBA tiraron a la basura sus campañas con la esperanza de aumentar sus opciones de quedarse con el número uno. No contaban, sin embargo, con que la suerte sonriera de una manera tan increíble a los Mavericks.
Flagg solo estuvo una temporada en el baloncesto universitario de la NCAA con Duke pero dejó huella con un curso magnífico en el que promedió 19,2 puntos, 7,5 rebotes, 4,2 asistencias, 1,4 tapones y 1,4 robos por encuentro con un 48,1 % en tiros de campo y un 38,5 % en triples.
Ahora aterriza en unos Mavericks entrenados por Jason Kidd y que cuentan como principales figuras con Anthony Davis y Kyrie Irving, quien está lesionado de gravedad.
En 2024 llegaron a las Finales de la NBA, donde perdieron frente a los Boston Celtics, pero en la última temporada, la de la salida de Doncic, quedaron fuera del 'playoff'.
Flagg tomó así el relevo de dos franceses que fueron elegidos de forma consecutiva con el número uno del draft: Zaccharie Risacher, en 2024 con los Atlanta Hawks; y otro 'unicornio' como Victor Wembanyama, en 2023 con los San Antonio Spurs.
Volviendo al draft de este año, no hubo demasiadas sorpresas en los puestos altos de la primera ronda. Por detrás de Flagg fueron escogidos Dylan Harper (Rutgers) con el número dos por los San Antonio Spurs y el bahameño VJ Edgecombe (Baylor) con la tercera selección por los Philadelphia 76ers.
Kon Knueppel (Duke) para los Charlotte Hornets y Ace Bailey (Rutgers) para los Utah Jazz fueron el cuatro y el cinco, respectivamente.
En la misma Fonteta que ocho años atrás había comprobado el éxtasis de la primera ACB del Valencia Basket y una de las mayores afrentas sufridas por el Madrid en los últimos tiempos, en la Fonteta que anoche se despidió para siempre del baloncesto después de 37 temporadas taronjas (a unos metros aguarda a su estreno el impresionante Roig Arena), el equipo de Chus Mateo alzó su Liga número 38, la segunda consecutiva, la tercera en cuatro años, para reivindicar a un colectivo sobre el que pendía la amenaza del año en blanco. [70-81: Narración y estadísticas]
Lo logró con un contundente 3-0 en la final, sin resquicio ni opción para el Valencia de Pedro Martínez y su juego frenético, completamente apagado en la final por un Madrid sólido como una roca, otro recital defensivo que dejó en 70 puntos a los que no es raro que pasen de 100. Un Madrid que no tuvo un héroe y sí muchos esta vez, mérito de un Chus Mateo que terminó logrando lo que no tuvo a principio de curso, una rotación amplia y de garantías. Y así, protagonistas de la final fueron Andrés Feliz o Bruno Fernando. Y no tanto pero también Hezonja (16 puntos y nueve rebotes), Campazzo, Llull, Tavares o un Musa que pudo jugar su último partido de blanco.
Al Valencia le sobró ímpetu y le faltó concentración y pausa defensiva. También acierto. Mucho (2 de 15 en triples en la segunda parte). Le ocurrió en el arranque y después. Lo emocional se agolpaba en la Fonteta, también el calentón del error arbitral en su contra en los minutos decisivos del segundo round. Y el Madrid, experto en estos terrenos y ambientes, fue todo lo contrario. Bajó la temperatura al juego, impuso la intimidación de Tavares y empezó a herir ofensivamente con demasiada facilidad. Su despliegue no iba a resultar brillante, pero sí muy efectivo.
Bien temprano se hizo con eso que llaman el tempo del choque. Dos triples de Llull estiraron la ventaja en el amanecer y el segundo dos más uno de Bruno Fernando, especialmente acertado e incisivo el angoleño -también en defensa con sus tapones-, pusieron la máxima por entonces (19-29). Ocurrió justo después de una antideportiva de Llull a la que siguió una técnica en la tangana para Garuba. Una primera alarma roja que el Valencia logró apagar antes del descanso, espoleados por Puerto y López Aróstegui. Un triple final, sobre la misma bocina, del alero vasco llevó incluso con ventaja a los locales a los vestuarios (40-39).
Bruno Fernando, ante el Valencia Basket.ACB Photo
El Madrid había echado de menos el protagonismo de Campazzo y Tavares, apenas un punto entre la pareja que no deja de ser el pilar de su baloncesto. Y de más sus pérdidas y sobre todo los rebotes ofensivos del Valencia.
Pero todo eso se iba a solucionar de un plumazo a la vuelta, cuando el Facu arrancó como mejor rinde, ritmo de vértigo para un tremendo 0-15 que dejó helada a la Fonteta y también a Pedro Martínez, quien tardó de más en parar el parcial con un tiempo muerto. Se estrenó Campazzo y también Tavares, ya en la batalla. En apenas tres minutos, al Valencia se le había plantado una montaña delante.
Llull celebra una de sus canastas, en la Fonteta.ACB Photo
Iba a resultar el momento clave del duelo, pues ya todo fue un querer y no poder taronja (nueve puntos en el tercer cuarto), un remar contra corriente contra un Madrid que no lograba romper del todo la noche, pero tampoco dejaba resquicios para la remontada local. Y que abrochó el título con un parcial de 2-12 en los últimos minutos en una Fonteta ya en silencio.
La selección española femenina de baloncesto logró el pase a las semifinales del Eurobasket, donde se enfrentará contra Francia, tras imponerse a la República Checa (88-81) en un duelo donde necesitó dar lo mejor de sí en la segunda mitad para superar una desventaja de once puntos al descanso.
Tras su buena fase inicial, finiquitada con pleno de victorias, el equipo de Miguel Méndez tenía que jugarse su primer cruce a todo o nada con la ausencia de la joven y talentosa Iyana Martín y ante un contrario correoso, que vivió su época dorada como selección en el baloncesto continental femenino a principios del siglo XXI y que ahora tiene en los clubes nacionales su mejor escaparate.
Más allá de sacar a punta a las virtudes de sus jugadoras, lo que el bando checo pareció tener claro desde el arranque era que si quería ganar debía minimizar las de su oponente. Y en ello se afanó hasta el descanso para desesperación de España, incapaz de anotar puntos a la contra y de dar continuidad y velocidad a su juego de ataque.
Un parcial de salida de 0-5 fue mal augurio. Sin ser una renta excesiva, esa pequeña ventaja permitió a la República Checa entrar con confianza y, sobre todo, ir siempre por delante durante la primera parte. Ayudó a ello la puesta en escena de Eliska Hamzova, solvente en la dirección y muy acertada de cara al aro, con 11 puntos en los primeros ocho minutos y medio.
Su aportación como elemento desequilibrante en el plano individual vino complementada con una gran superioridad en el rebote. Todo ello unido a los flojos porcentajes de tiro de un conjunto español donde solo despuntaba Raquel Carrera, y a un duro parcial de 0-8 en el segundo cuarto con seis puntos seguidos de Natalie Stoupalova, hizo que la diferencia al intermedio se elevase por encima de la decena (33-44, m.20).
El contexto complejo para España necesitaba de liderazgo en el parqué. No renunció a él Carrera, muy fina toda la tarde en el lanzamiento, especialmente cuando le tocó viajar a la línea de tiros libres. Y se le acabó sumando, siempre al rescate, Alba Torrens. Autoras de 16 de los primeros 23 puntos de las suyas en la segunda mitad, entre ambas levantaron al equipo hasta llevarle a liderar el marcador por primera vez a los 26 minutos después de un parcial de 12-3.
El subidón de las de Miguel Méndez se frenó durante algunos instantes en los que Petra Holesinska, campeona de la Copa de la Reina este curso con el Hozono Global Jairis, revivió a las centroeuropeas y las situó siete arriba al filo de la media hora como colofón a un cuarto de mucha puntuación (61-66, m.30).
No le quedaba más remedio a España que entrar con autoridad en el cuarto decisivo. Y lo hizo con un 6-0 que la ubicó de nuevo al frente y permitió entrar al enfrentamiento de nuevo en el territorio de los pequeños detalles. Ahí no perdonaron las vigentes subcampeonas continentales ante un rival que dejó de contar por cinco faltas personales con un referente como Julia Reisingerova.
Con la aportación vital de Aina Ayuso, doce puntos en los últimos diez minutos, y la perfección en los tiros libres de Raquel Carrera, que se despidió con diecinueve de diecinueve; el equipo exhibió una vez más el espíritu competitivo que caracteriza al baloncesto español para meterse en la lucha por las medallas y de paso cerrar la clasificación para el próximo Mundial, un torneo ideal para que sume kilómetros una generación dispuesta a renovar la gloria de su predecesora.
El suyo ha sido un salto silencioso a la estratosfera, el triunfo de un tipo de baloncesto distinto, casi en desuso, el de los movimientos calculados, el del equilibrio y la calma en sus aproximaciones a canasta. La suya es la historia de una leyenda cocinándose a fuego lento y un sueño cumplido antes de lo previsto. Siete temporadas ha necesitado Shai Gilgeous-Alexander para hacerse con un anillo de campeón de la NBA, elevándose, de paso, a la categoría de inmortal en una franquicia y una ciudad que ahora lo idolatra.
El triunfo de Oklahoma City Thunder sobre Indiana en el séptimo partido es un anhelo que el base canadiense de 26 años tenía desde pequeño. "Es el sueño de todo niño. Pero nunca se sabe realmente si se hará realidad", decía, amparado en el hecho de que sus números no hacían presagiar semejante desenlace. Terminó el instituto situado en el puesto 35 del Top 100 de promesas de ESPN en 2017 y en sus tres primeras temporadas su nombre no sonó con demasiada fuerza en la NBA. En su única temporada de baloncesto universitario, con los Kentucky Wildcats, arrancó desde el banquillo.
Sin embargo, como su baloncesto, la evolución de su carrera ha sido equilibrada y paulatina. Entró en la NBA en el undécimo puesto del draft, seleccionado por los Charlotte Hornets en 2018 antes de ser transferido de inmediato a Los Angeles Clippers, con los que empezó a despuntar. En enero de 2019 anotó 24 puntos contra los Golden State Warriors, dejando claro que había buena materia prima.
Imposible para Durant, Westbrook y Harden
En verano de ese mismo año se produjo el salto que le cambiaría la vida. Fue traspasado a Oklahoma en un potente intercambio de cromos en el que también estaba incluido Danilo Gallinari y que acabó llevando a Paul George a Los Angeles. En su debut anotó otros 24 puntos contra Dallas Mavericks, dando señales de que era el jugador franquicia que estaban buscando los Thunder.
En Oklahoma Gilgeous-Alexander encontró el escenario perfecto para desarrollar su potencial. Su crecimiento estadístico fue notorio. En su primera temporada completa con los Thunder (2020-21) promedió 23,7 puntos, 4,7 rebotes y 5,9 asistencias. Para la temporada 2022-23, estas cifras ya había escalado hasta los 31,4 puntos, 4,8 rebotes y 5,5 asistencias, convirtiéndolo en uno de los anotadores más letales de la liga y finalista para el premio MVP.
Ahora, sus logros hablan por sí solos. Ha sido seleccionado para el All-Star Game en tres ocasiones e incluido en el equipo ideal de la NBA en otras tres. Durante la temporada 2022-23, se convirtió en el primer jugador de los Thunder desde Kevin Durant en anotar más de 30 puntos por partido. Gracias a su figura, la pequeña ciudad del centro sur del país ha logrado culminar lo que el trío formado por Durant, Russell Westbrook y James Harden nunca consiguió.
Gilgeous-Alexander, el domingo, durante el séptimo partido.EFE
Estaba escrito que la vida de Shaivonte Aician Gilgeous-Alexander estaría vinculada al baloncesto. Nacido el 12 de julio de 1998 en Hamilton, Ontario, Canadá, su padre, Vaughn Alexander, de origen caribeño, fue jugador profesional, mientras que su madre, Charmaine Gilgeous, fue una atleta que llegó participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona en la prueba de 400 metros lisos, representando a Antigua y Barbuda.
Su travesía hacia el estrellato comenzó en serio cuando se trasladó a Estados Unidos para jugar en el equipo de Hamilton Heights Christian Academy, en Tennessee. Durante su último año de secundaria, promedió 23.8 puntos, 8.7 rebotes y 4.8 asistencias, estableciéndose como uno de los prospectos más codiciados de su clase.
MVP de las Finales
El domingo completó una de las temporadas más condecoradas en la historia de la NBA. Sumó 12 asistencias a sus 29 puntos de 27 lanzamientos y fue nombrado el MVP unánime de las Finales en apenas su segunda carrera de postemporada como piedra angular de la franquicia.
"Esto no es sólo una victoria para mí", declaró a un estadio repleto y eufórico, el Paycom Center de Oklahoma. "Esta es una victoria para mi familia. Es una victoria para mis amigos. Es una victoria para todos los que me apoyaron durante mi infancia. Es una victoria para la afición, la mejor afición del mundo".
Oklahoma City Thunder es el séptimo campeón diferente de la NBA en siete años, diez equipos distintos han ganado el título en los últimos siete años. De las 28 ciudades con equipo en la liga (Nueva York y Los Ángeles tienen dos), los finalistas de este curso, Indiana Pacers y los Thunder, juegan, respectivamente, en el séptimo y el tercer mercado más pequeños.
¿Cómo es esto posible? ¿No hay un Real Madrid, un Barça, un Bayern, un PSG, clubes de grandes ciudades, mucho más ricos que sus rivales, con más medios, mejores jugadores y un dominio constante? No, no los hay. En el país del capitalismo salvaje, el deporte es un reducto socialista. Y bendito sea.
Todas las grandes ligas norteamericanas se mueven alrededor de un principio sagrado: la igualdad. Simplificando mucho sistemas complejos y con excepciones, hay un límite salarial igual para todos, ricos y pobres. No puedes fichar estrellas de otro equipo con contrato en vigor salvo mediante intercambios de jugadores en los que los sueldos que salen y los que entran tienen que ser similares. No hay un Bayern esquilmando al Dortmund ni un Barça pagando la cláusula de Nico Williams. Y, por supuesto, los peores equipos son los primeros en elegir en el draft a los mejores jóvenes que llegan a la liga, así estás a pillar a un LeBron James o un Wembanyama de pasar de insignificante a candidato al título.
En resumen, tu equipo, juegue dónde juegue y tenga la historia que tenga, puede ganar el anillo igual que los Lakers. Todos tienen esperanza, ninguno está condenado a una vida eterna animando a un club sin más aspiración que la supervivencia como complemento del negocio de unos pocos gigantes o, en una de las cosas más tristes que hay, hacerse de un equipo que no es el de tu ciudad para poder ganar. ¿Han visto las escenas de Oviedo? ¿No sería precioso que toda hinchada pudiera vivir días así cada pocos años y por cualquier objetivo?
Sería precioso, sí. También sería imposible. Los grandes clubes jamás lo aceptarían y muchos aficionados, esos que llevan una semana riéndose del Auckland City, el Al Ain y el Mamelodi Sundowns, no lo entenderían. Nos han vendido que lo que importa es el desenlace y no el camino, que ser humilde es ser insignificante y que el objetivo no es competir sino humillar. Nos lo han vendido y lo hemos comprado. Tenemos una cultura deportiva lamentable. Esa es la verdad.
El sueño de los Indiana Pacers de coronarse campeones de la NBA terminó de la forma más cruel posible este domingo, al sucumbir por 103-91 ante los Oklahoma City Thunder en el séptimo partido de las Finales. La derrota estuvo marcada por la lesión de su estrella y "talismán", Tyrese Haliburton, quien se desplomó sobre la cancha a los siete minutos de juego.
Haliburton, líder de los "indomables" Pacers, había iniciado la noche "a un ritmo endiablado", anotando nueve puntos con tres triples casi consecutivos, antes de que su pierna derecha le fallara al intentar un dribling. "Gritando y golpeando el suelo con el puño", el base fue rápidamente rodeado por sus compañeros y llevado al vestuario "entre lágrimas y sin poder apoyar el pie derecho". El entrenador de los Pacers, Rick Carlisle, resumió el impacto emocional del momento: "Lo que sucedió con Tyrese... a todo se nos paró el corazón".
Golpe devastador
Tyrese Haliburton ya arrastraba una lesión muscular en la pierna derecha desde el lunes, pero había decidido no abandonar a sus compañeros en la pugna por el anillo. Tras su salida de la pista en el partido decisivo, los Pacers informaron de una "lesión en la parte inferior derecha de la pierna" mientras que su padre, John Haliburton, señaló a ESPN que se trataba del "tendón de Aquiles".
A pesar del duro golpe, Carlisle se mostró optimista sobre su recuperación: "Pero él volverá. No tengo ninguna información médica sobre lo que pudo haber sucedido, pero él volverá y creo que se recuperará completamente". El pívot Paskal Siakam, compañero de equipo, expresó su dolor: "Duele no conseguirlo. Lo deseaba tanto por él como porque sé que nos dio todo. Duele que no pudiera terminarlo con nosotros", reconociendo que el jugador "ha pasado por muchas cosas durante este año, muchas críticas. Es mucho para un joven. Estaba bajo mucho estrés y siguió luchando".
Carlisle también destacó el papel de Haliburton, afirmando que "ha protagonizado una de las mejores actuaciones individuales en los playoffs de la historia, con jugadas espectaculares, una tras otra" y que "por muy buen jugador que sea, siempre piensa en el equipo. Por eso, le tenemos mucho cariño". Haliburton incluso estuvo presente en la carla de descanso, animando a sus compañeros.
El maestro de las remontadas
Más allá del título, Haliburton buscaba una especie de revancha personal, ya que recientemente había sido votado por sus pares como la figura más "sobrevalorada" de la NBA en una encuesta anónima de The Athletic. Concluyó las Finales con un promedio de 14,0 puntos, 4,6 rebotes y 5,9 asistencias, números que no reflejan su "trascendencia" en los "playoffs de ensueño" de los Pacers.
Fue el "gran héroe de las inverosímiles remontadas" con las que Indiana, el cuarto sembrado de la Conferencia Este, desafió todos los pronósticos. Una de sus hazañas más recordadas ocurrió en el primer juego de las Finales, donde un espectacular tiro lejano de Haliburton, con solo "0.3 segundos en el reloj", les dio un valioso primer triunfo sobre los favoritos Thunder, a pesar de ir perdiendo por 15 puntos. Esa fue la quinta ocasión en que Indiana ganó un partido de estos playoffs tras ir 15 puntos abajo, un récord desde que se tienen estos conteos en 1997.
Haliburton, traspasado por los Sacramento Kings tras solo un año y medio, elevó su juego en Indiana, llegando a ser All-Star en 2023 y 2024, y miembro del equipo olímpico de Estados Unidos que ganó el oro en los Juegos de París 2024. Pese a esta progresión, los recelos sobre su juego y fiabilidad en el tiro persistían. La desconfianza culminó al ser elegido el jugador más "sobrevalorado" al inicio de estos playoffs. Sin embargo, Haliburton respondió esa misma noche, tras eliminar a los Bucks de Giannis Antetokounmpo, con un contundente "Sobrevaloren esto".