Jean Montero, la perla dominicana del Valencia: "Aprendí a jugar con mi primo. Él tomó el camino de la delincuencia y ya no está en este mundo"

Jean Montero, la perla dominicana del Valencia: “Aprendí a jugar con mi primo. Él tomó el camino de la delincuencia y ya no está en este mundo”

Jean Montero (Santo Domingo, 2003) tiene 21 años y mil vidas ya. «Todo ha ido muy rápido», responde a EL MUNDO, con la voz aún tomada por una fortísima gripe que le ha hecho ausentarse de los dos últimos partidos del Valencia Basket y perder tres kilos. La conversación telefónica se ha pospuesto una hora y se disculpa. «Me dormí, la pastilla, cuando me la tomo, me tumba», aunque ni la fiebre ni la tos ni el dolor de cabeza de estos días le impedirá afrontar el reto de su primera Copa.

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De eso ha ido todo desde que nació. De superar desafíos, de escapar quizá de un destino marcado. «El baloncesto en mi país es una salida de las calles. También el béisbol. Vengo de una familia humilde. No nos faltaba de comer, pero no siempre teníamos para comprar zapatillas», cuenta el base, un talento descomunal, mejor joven de la ACB en 2023, fichado este verano por el Valencia a pesar de las muchas novias y propuestas, también de Euroliga. A las órdenes de Pedro Martínez y su «exigencia» crece sin dejar de asombrar, meciendo el veterano entrenador las cualidades únicas de un chico imparable en el uno contra uno, electricidad pura (promedia 14,2 puntos y 4,4 asistencias).

A los 13 años Jean salió de casa en busca de un sueño. «Eso marca. He estado alrededor del mundo desde muy joven. Me tuve que apartar de mis amigos, de mis familiares a muy temprana edad. No tuve adolescencia. Aunque todavía soy super joven...», se dice, buceando en sus improbables inicios, un chico bajito y delgado que buscaba resquicios en las canchas callejeras de Santo Domingo junto a su primo Smerling, cinco años mayor. «Me acuerdo mucho de él, era la persona con la que me críe, recuerdo toda mi infancia, las travesuras... Era mi hermano, mi alma gemela...», cuenta con emoción, en pasado. La vida, a Pochocho (ese era su apodo), le llevó por el camino equivocado: «La delincuencia. Y partió de este mundo. Todos saben cómo acaban estas cosas».

«Nos hicimos un aro con la rueda de una bicicleta a la que quitábamos los radios. Es una historia muy bonita que yo comparto con mi primo. En Dominicana el baloncesto es muy diferente, somos muy apasionados. Como venimos de bajos recursos, la gente allí es muy creativa. Tienes que ingeniártelas para poder salir adelante, tener una vía de escape para lograr tu sueño. No todo es línea recta, no todos tienen la opción de ir a un club a aprender. Como lo hicimos yo y mi primo, mucha gente lo ha hecho. Hay que ser creativo, siempre que sea de cosas buenas», explica la forja de unos talentos que pronto le valieron un billete hacia otro mundo.

Con 16 años, cuando ya le llamaban El Problema -«jugando un torneo de las Américas sub 16 metía 40 puntos a Argentina, 30 a EEUU... Era un problema literalmente para los rivales. Alguien lo escribió y se quedó para siempre»-, apodo que aún conserva con gusto, llegó a España, captado por la cantera del Gran Canaria. Un año después debutaría en ACB, puro vértigo todo. Ahí estaba el cielo de la NBA y lo intentó con la academia de talentos Overtime Elite, una temporada que no le sirvió para ser elegido en el draft de 2022, aunque sí disputó una Summer League con los Knicks. De vuelta a España, sin embargo, todo se iba complicar.

Desavenencias con el Granca le hicieron acabar cedido en el Betis, donde asombró. No se presentó a los entrenamientos del comienzo de curso siguiente con el equipo insular y todo parecía abocado a los tribunales cuando encontró una solución, de nuevo cedido, esta vez en Andorra. El curso pasado resultó su confirmación y el impulso necesario para acabar en un equipo como el Valencia, al que en mayo le había asestado 35 puntos.

Jean Montero, en acción con el Valencia Basket.

Jean Montero, en acción con el Valencia Basket.ACB Photo

Este viernes, precisamente en Gran Canaria ante el equipo local, debuta en Copa y no le asusta ni el ambiente ni la enfermedad recientemente superada. «Yo no espero nada. Sé cómo me van a recibir, no es un secreto, no hay que ser adivino para saberlo. No es todo lo que pasó, es todo lo que se habló, lo que se me atribuyó. Pero para mí siempre es bueno salir con la cabeza en alto, no me importan las circunstancias», desafía y habla de atmósferas que «motivan». «Si la gente supiera que los dominicanos nacemos y nos criamos en ese tipo de ambientes... El baloncesto se vive de esa forma. Ese tipo de escenarios me hace sentir como en casa, algo familiar y ya sé cómo manejarlo».

La vida, como el baloncesto, es frenesí en Jean. Que esta noche, en busca del primer título de su carrera, pensará en su primo Smerling y en aquel aro, pero también en Jaylen, el hijo que tuvo con apenas 16 años y que vive en la República Dominicana. «Tiene cinco años. Yo siendo tan joven, aquí... no creo que sea buena idea traerle. Pero pronto ya vendrá», pronuncia, entre sueños.

El ciclón Unicaja se lleva por delante al Joventut y ya está en semifinales

Actualizado Jueves, 13 febrero 2025 - 20:30

El baloncesto del Unicaja va de rock and roll, de un frenesí tantas veces incontenible para el rival. Es como si Ibon Navarro inyectara adrenalina en sus pupilos, que sólo sienten su plenitud al galope. Cuando se detienen, dejan de ser ellos, como si no se reconocieran en parado. Aguardan ya los malagueños rival en semifinales de Copa, el torneo que inauguró su tiempo de rebeldía y éxito hace dos años en Badalona. Derrotaron a un Joventut que aguantó lo que pudo con valentía, acierto y un espléndido Sam Dekker.

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Elevar las expectativas también genera angustias. Todos señalan a Unicaja, la palabra favorito en su apellido, el único capaz de discutir el binomio Madrid-Barça, y no por efecto sorpresa, sino por sus propios talentos. Ganó la Supercopa, fue el mejor equipo de la primera vuelta, cuatro títulos en dos años... Pero también sabe lo que es fallar, como el año pasado en su Copa del Carpena. O en las últimas semifinales ACB contra el Murcia. La presión.

De ahí su empeño, su salida poderosa (21-13), sólo empañada por la falta de puntería, apenas dos triples en toda la primera mitad. Un hándicap que hizo despertar al Joventut cuando los verdinegros enhebraron cinco triples consecutivos al comienzo del segundo acto, cuando se pusieron por delante con el impulso de Dekker y la sabiduría eterna de Tomic.

El descanso sirvió de toque de atención para el Unicaja. Volvió a amanecer eléctrico, una salida de vestuarios que fue un sopapo para el Joventut, un golpe en la mesa, incapaz la Penya de contener a un rival que ahora sí acertaba desde el perímetro, que no daba respiro con sus transiciones que parecen alocadas y sin sentido y, sin embargo, son parte de un plan perfectamente diseñado. El plan del químico Ibon.

Tyson Pérez, agarrado por Dekker, en la lucha por un rebote.

Tyson Pérez, agarrado por Dekker, en la lucha por un rebote.Angel Medina G.EFE

El primer demarraje (71-58) fue justo cuando Dekker se tuvo que ausentar por un golpe en la cabeza. El Joventut se tambaleaba como un púgil sonado. Al mínimo despiste tenía a cinco tipos volando sobre sus cabezas, una canasta en contra en su casillero y una distancia que ya superaba la veintena. Cuando volvió de la cura su referente ya era demasiado tarde.

Como siempre ante Unicaja, no se trata de frenar a alguna de sus muchas estrellas. Suele ser un labor coral la suya. Esta vez fue Osetkowski el mejor (18 puntos, siete rebotes), pero otros cuatro más superaron la decena -Tyson Pérez, Taylor, Carter y Perry- y los 12 participantes anotaron, con el equipo en 100. Pero la afición andaluza cantaba a Alberto Díaz, el alma de la defensa, el capitán y el corazón.

El momento Abalde: “Este año siento que sumo, estoy disfrutando de verdad”

Actualizado Miércoles, 12 febrero 2025 - 23:06

Juega más partidos y más minutos (también los importantes) que nunca, defiende por norma a la estrella rival, mete triples casi al 50%, ha renovado hasta 2027... Alberto Abalde (Ferrol, 1995), en su quinta temporada con el Real Madrid, es ahora lo que siempre se esperó cuando el club blanco pagó 1,5 millones de euros por él al Valencia Basket. Coincide su evidente paso adelante con su estabilidad física, pero también con la emocional. Tras su boda el pasado verano, "estamos esperando nuestra primera hija", cuenta sin preguntarle y sin poder disimular la sonrisa. El alero repasa su espléndido presente antes de afrontar la Copa de Gran Canaria (el viernes, cuartos de final contra el Baxi Manresa), la octava en su cuenta personal y "sólo una ganada" (la de hace un año en Málaga).

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¿Qué balance haría de esta temporada de tantos vaivenes para el equipo?
Hemos tenido altibajos, pero algo bueno es que nos hemos ido agarrando a las competiciones. Tenemos margen de mejora, estamos en ese proceso de crecimiento, pero tenemos que dar todavía un pasito más como equipo. Mientras, nos hemos focalizado en agarrarnos. En ACB lo hemos hecho, venimos a la Copa consolidados en el primer puesto. En Euroliga nos está faltando un poco más. Está todo tan igualado que dos o tres partidos que nos hemos dejado, y no debería ser así, nos marcan mucho. Es un reto que vamos a tener que afrontar, los ocho últimos partidos, después de la Copa. Pero creo que ahora lo clave es llegar unidos, en piña, centrados en el trabajo que hay que hacer en un torneo muy corto, que sólo cuenta el primer día. No puedes pensar mucho más. La Copa es impredecible.
La palabra más usada por Chus Mateo este año es "paciencia".
Al principio, cuando los resultados no se estaban dando, cuando había marejada, teníamos que estar tranquilos, agarrarnos. Pero evidentemente, este escudo, esta camiseta, no te permite ir perdiendo tantos partidos. Dentro del vestuario hemos intentado estar tranquilos, centrarnos en el día a día, en el trabajo, confiados en que cuando lleguen los momentos importantes, vamos a estar preparados.
En lo personal, sin embargo, ¿se siente mejor que nunca?
Estoy disfrutando, de verdad. Para mí lo importante es sentir que le sumo al equipo, que le aporto cosas, en el rol que haga falta. Y este año lo estoy sintiendo. Esa es mi tarea, sumar en diferentes aspectos, en lo que se necesite. Muchas veces desde un apartado defensivo, que lo asumo con ganas. Y este año también aportando en lo ofensivo, que siempre es más divertido.
Siempre pareció que alguna lesión le interrumpía. Este año no se pierde un partido.
Siempre llegan en mal momento. Siempre cortan y son negativas. Hay momentos puntuales que me han llegado lesiones que me han hecho perder la continuidad en el equipo o no poder ir a la selección. Son momentos que te complican, que son duros. He intentado siempre mantener la calma, ser positivo y constante, mantener el foco en el día a día.
¿Se siente el heredero de Rudy, también en el aspecto del liderazgo?
No me siento así. Yo soy Alberto Abalde, quiero hacer de Alberto Abalde. Ser la mejor versión de mí mismo y aportarle al máximo al equipo. Evidentemente, las grandes leyendas que han pasado por aquí han dejado un sello enorme. Es absurdo compararse con Rudy, es una leyenda que siempre me ha encantado desde pequeñito. Y he tenido suerte de compartir años con él, disfrutar de su talento y de su juego y aprender muchas cosas de él. Y de otros. Pero intento ser lo que soy yo.
¿Cree que el trabajo defensivo se valora menos?
La defensa gana títulos, es la base del equipo. Para nosotros es clave e internamente lo valoramos. Siento que confían en mí, noto ese aprecio de mis compañeros y de mis entrenadores cuando muchas veces me toca una tarea defensiva complicada, contra grandes jugadores. Intento que no se sientan cómodos, que no entren en el partido. Eso nos da una ventaja enorme para después ganar los partidos.
Alberto Abalde, en la Ciudad Deportiva del Real Madrid.

Alberto Abalde, en la Ciudad Deportiva del Real Madrid.Alberto Di LolliMUNDO

La tarea de 'bailar con la más fea'. ¿Quién es el más difícil de parar? ¿Cómo se prepara?
Mike James, Kendrick Nunn, Evan Fournier... Los grandes generadores, los grandes anotadores. Estas estrellas tienen muchos sistemas para ellos, lo que no te permite ni un segundo de descanso físico ni mental. Es una tarea que requiere de todos. Uno sólo no lo puede parar. Me preparo, veo sus partidos, analizo sus tendencias, las cosas que puedo hacer para que no se sientan cómodos. Que no reciba en el lado derecho o darle la mano que es no es tan hábil... Recursos.
Este año también le están entrando los triples. ¿Cambió algo?
No, nada. Esto te lo da la continuidad en el juego, ser consistente, la confianza. Cuando juegas menos, es difícil tener buenos porcentajes. Si fallas pero sabes que vas a seguir en la pista y vas a tener más tiros... La continuidad, en la eficacia, es clave. Y este año la estoy teniendo. A ver si entran cuando toca.
Llama la atención que, por unas circunstancias o por otras, sólo haya jugado un gran torneo con la selección (Juegos de Tokio). ¿Tiene cuentas por saldar?
Sí. No he sido capaz durante mi carrera, por lo que sea, de tener continuidad en la selección como he tenido en los clubs. Tengo 29 años, creo que todavía hay un camino por delante y voy a intentarlo. Desde este verano. Me ha ocurrido varias veces, alguna lesión, algún momento de una temporada que perdí la continuidad... Me gustaría haber ido a más torneos, porque me encanta la selección. Es algo espectacular representar a tu país. Los Juegos fueron bonitos, además con mi hermana (Tamara, con la femenina). Voy a intentar engancharme a ese tren.
Alberto Abalde, en el pabellón de entrenamiento del Real Madrid.

Alberto Abalde, en el pabellón de entrenamiento del Real Madrid.Alberto Di LolliMUNDO

Me decía que en junio nacerá Adriana.
Estaremos luchando por la liga, espero. Está siendo una época muy bonita de mi vida junto a mi mujer (Carolina Esparcia). Van a cambiar bastante las cosas, los hábitos, el día a día. Pero estoy muy feliz. Me cambiará la perspectiva global de las cosas, las prioridades. Otra etapa, sin perder el hambre por el baloncesto, que es mi pasión.
Va a ser nieta, sobrina e hija (padre y madre) de jugadores profesionales...
Nos gustaría que hiciera deporte, pero que decida ella. Mi mujer también jugó al tenis y su hermano es entrenador profesional. Tenemos varios deportes cubiertos.
¿Cuál son las inquietudes de Alberto Abalde más allá del baloncesto?
Soy un poco aburrido, no tengo nada despampanante en mi vida que pueda llamar la atención. Estoy intentando formarme para lo que viene después, aunque tengo 29. Explorar qué talentos tengo más allá del baloncesto. Voy a hacer el curso de entrenador, aunque no sé si quiero serlo. Empecé Comunicación pero no seguí por ahí. Me interesa todo lo relacionado con el deporte. También el tema negocios y finanzas, estoy haciendo cursos y adquiriendo conocimientos.
¿Por qué se besa la muñeca derecha cada vez que mete un triple?
[Enseña el tatuaje, con los nombres de Regue y Luca] Son los apodos de mis dos abuelos. Me lo hice en Valencia. Ellos fallecieron pronto, no me había ido ni a la Penya. Era una manera de hacerles un homenaje, de que pudieran vivir conmigo este camino. Me gusta pensar que me acompañan y están conmigo.
Ibon Navarro, el químico que se convirtió en el entrenador de moda del baloncesto español: "Mis jugadores se tienen que poner hasta en la piel del utillero"

Ibon Navarro, el químico que se convirtió en el entrenador de moda del baloncesto español: “Mis jugadores se tienen que poner hasta en la piel del utillero”

Este domingo se cumplieron tres años. Ese día Ibon Navarro (Vitoria, 1978) aterrizó en el aeropuerto de Málaga para encargarse de un histórico venido a menos. Poco antes, el vitoriano había sufrido el primer despido de su carrera tras encadenar cinco derrotas seguidas con el Andorra. En la Costa del Sol amaneció parecido, perdiendo tres, y sólo iba a ser capaz de ganar tres de las 10 siguientes noches. El resto es historia: tras 17 años de sequía, crisis y desencanto, el club de Los Guindos ha levantado cuatro títulos (Copa, Champions, Intercontinental y Supercopa) en dos temporadas. Pero es mucho más: es el equipo de moda, lleno tras lleno en el Martín Carpena, ambición, continuidad y un estilo tan único que «nos reconocerían aunque jugáramos de rojo». En plena euforia, las tribunas cantan su mantra: «¡Ibon tiene un plan!». A unos días de la Copa de Gran Canaria a la que acude como primer cabeza de serie (se enfrenta el jueves en cuartos al Joventut), el entrenador se sienta con EL MUNDO para desgranar su revolución.

Ibon desprende de artilugios su conversación. Es directo y analítico, nada de misterios ni pócimas mágicas. Ha hecho mucha mili antes de que el éxito le alcanzara. Jugador frustrado, con 16 años entrenaba a un grupo de niños con los que permaneció nueve temporadas y ahora son como «mis hermanos pequeños». Pura vocación, siempre se guio por el consejo de su tío, un clásico del baloncesto de formación en Vitoria: «No tengas miedo a probar con niños lo que harías en profesionales. La valentía». Se licenció en Ciencias Químicas, especialidad de química orgánica, trabajó una temporada en Colonia y con 30 años y empleo estable la Fundación Leia la vida le puso delante uno de esos trenes a los que subirse. Las probetas iban a esperar: «les dije a mis padres que dejaba la empresa». Se fue de asistente con Rafa Sanz a Tenerife, a LEB Oro.

«Queda poco del Ibon químico, de las probetas y esas cosas. Apenas la persona que gestionaba grupos. Pero me sigo considerando alguien muy normal, no he cambiado tanto», pronuncia mientras observa a su hijo Aritz, quien ha venido a pasar unos días con él a Málaga, «es del Unicaja en Valencia (allí vive con su madre), no te digo más», ríe.

Ibon Navarro, en el Carpena, antes de la Copa del Rey.

Ibon Navarro, en el Carpena, antes de la Copa del Rey.Carlos DiazMUNDO

Fue ayudante de Spahija, de Ivanovic y de Scariolo en el Baskonia, hasta que en 2014 recibió la oportunidad en el club de su ciudad. Salvó al Manresa con el luego vivió un descenso en 2017. En Murcia disputó la Final Four de la Champions y en Andorra sufrió el único despido de su carrera tras casi cuatro cursos en el Principado. Por el camino fue asistente de Puerto Rico en un Centrobasket y seleccionador sub20 con España. Mucha mili. Hace unos días renovó hasta 2027, pero sabe que en un banquillo la estabilidad «no existe»: «Hay dos tipos de entrenadores, los que les han destituido y los que les van a destituir. Hasta a Obradovic le han echado».

Pero, ¿realmente Ibon tiene un plan?
Pues no sé si existe. En cualquier caso, no es el plan de Ibon. Hablábamos de los títulos, pero hacer reconocible el juego del equipo... Eso es un legado. Y lo otro es haber generado una filosofía de trabajo. Un método que el jugador, cuando llega, enseguida percibe y entiende: se le va a cuidar y se le va a exigir. Eso es el plan. A los veteranos conseguimos que se le pueda alargar la carrera, a los jóvenes se les hace crecer, se ayuda a los que quieren estar en Euroliga y ganar más dinero... Todo eso a cambio de que nos ayudéis.
¿Todo empezó en la Copa de Badalona hace dos años?
Fue un fin de semana especial por muchas cosas. El problema de Darío Brizuela con su hijo [recién nacido, estaba ingresado en la UCI]. Todo el mundo le decía que se tenía que quedar en Málaga y él decidió ir. Se lesionaron Yankuba y Lima. Pero llegamos allí y disfrutamos mucho, un estado de flow en el que sale todo. Esa semana habíamos hecho una sesión de coaching que nos vino muy bien, nos liberó de la tensión competitiva y nos hizo ver la parte buena. Es probable que fuera el principio de todo lo que vino. Pero la gente dice que el Carpena empezó a llenarse después de esa Copa y no es verdad. Siento que la conexión con la afición ya había empezado un poco antes. Por lo que el equipo transmitía a nivel de pelea, de jugar buen baloncesto.
Después llegaron tres títulos más, el liderato histórico de la Liga Regular... ¿Siente que este Unicaja, pase lo que pase ya, será recordado?
Ese es el objetivo de cualquier deportista. No sabemos cuando esto se acabará, pero seremos recordados. En un momento complicado para el club, llegó este grupo de jugadores y lo cambió todo. Esto es algo muy bonito. Pero vamos a ver si podemos dejar algo más... Esa es la clave, el 'algo más'. También creo que el legado de verdad es haber recuperado la gente, que vuelva a no haber entradas... Antes venían a ver al rival y ahora la atracción es venir a ver al Unicaja.
Ibon Navarro, durante el último partido del Unicaja.

Ibon Navarro, durante el último partido del Unicaja.Eliseo TrigoEFE

En todo este tiempo apenas han cambiado jugadores en su plantilla.
La parte buena de esa continuidad es evidente: los jugadores se conocen mucho, a veces simplemente con mirarse les vale, no tienes que preocuparte por la química. Lo malo es el hastío. Que parezca que siempre es lo mismo. Cuando yo entro al vestuario, a veces parezco Hommer Simpson con los platillos, sé que los jugadores no están allí porque ya saben lo que les voy a decir. Me falta llevar la nariz de payaso para llamar su atención (ríe). Es luchar contra la rutina. Pero que la gente no piense que somos el mismo equipo. Porque no somos las mismas personas. Las personas cambian y en tres años, mucho más. La clave es no encasillar a tu compañero, que no piensen 'éste en los partidos grandes quiere hacer esto, éste desconecta contra los pequeños...'.
¿Y cómo se trabaja eso?
Me fijo en sus caras, en cómo reaccionan cuando un compañero hace algo. Esas son las cosas que no aparecen en los high lights ni en las redes sociales. Lo vemos y lo hablamos con ellos. Se trata de manejar personas. Mi éxito es hacer que encajen.
Lee libros de autoayuda y recurre al coaching con sus jugadores.
Lo empecé a hacer en Andorra. Yo trabajo personalmente con uno de ellos. Vino a ayudarme con el grupo, porque estaba un poco deprimido. Nos vino bien, nos dio impulso. Son actividades para desarrollar la química de equipo, la cohesión, el conocimiento mutuo, el empatizar, el ponerte en la piel del otro. Esto es importante, no sólo con los jugadores entre sí, también que se pongan en la piel del fisio. Que la gente salga de su burbuja para entender la reacción de otros. Pero no te puedo contar más detalles, hay una alianza por la cual no puede salir nada de lo que hacemos ahí (ríe).
Ibon Navarro, en las gradas del Carpena.

Ibon Navarro, en las gradas del Carpena.Carlos DiazMUNDO

Empatizar, ser buena persona. ¿Eso un entrenador lo tiene en cuenta?
Mis amigos son muy buenas personas, pero nunca podrían jugar en Unicaja. Evidentemente, seleccionamos a los jugadores por sus talentos y cualidades. Aunque tenemos mucha información, no podemos saber si son buenas o malas personas hasta que no están aquí. Intentamos casar las personalidades, que no haya dos roles que choquen. Y, por último, también es una cuestión de suerte, de que las personas encajen, hasta de que sus parejas encajen... Esto es fundamental. Las que hacen que los jugadores después de los partidos se vayan a cenar juntos son sus parejas.
Cuatro títulos, pero también algunas decepciones importantes. La Final Four en Málaga, la Copa del año pasado, las semifinales de la ACB contra el Murcia...
Lo que me ha gustado es que el equipo ha aprendido cosas de las grandes derrotas. Porque a todo eso le pusimos remedio para que no nos pasara después, por ejemplo en la final Four de Belgrado. Más que lamentarme de haber perdido, es importante sacar alguna lección. Y a veces no ocurre, simplemente no has tenido un buen día y el rival sí. Punto. Otras veces has fallado por nervios, por tensión, has dejado de hacer cosas que sueles. Es que ganar es muy difícil. Y cuando lo normalizas, el día que pierdes es algo extraordinario. Es imposible educar a la afición. Porque el deporte va de eso, de emociones, de pasión.
¿Se sienten más cerca que nunca de Madrid y Barça?
No sé si estamos cerca de romper el binomio. Pero sí que, hasta que la Euroliga no acabe, vamos a estar cerca. También Valencia, Tenerife... Luego, cuando llegan los playoffs, ya se centran en la liga, no tienen distracciones ni mentales ni físicas. Y ahí es difícil. A cinco partidos hay poco margen a la sorpresa. Tienen muchos jugadores, con mucha experiencia.
Jasikevicius muestra las costuras de un Real Madrid que empieza a meterse en un lío

Jasikevicius muestra las costuras de un Real Madrid que empieza a meterse en un lío

Dependiendo de los resultados de la jornada, el Real Madrid puede acabar fuera de los puestos que dan acceso incluso al play in de la Euroliga (los 10 primeros). A estas alturas, a falta de ocho fechas, poca broma ya. Tiempo de remediar la catástrofe hay, menos de pujar por estar entre los seis de arriba (acceso directo a cuartos) y casi una quimera es acabar entre los cuatro primeros, lo habitual de los últimos años. La semana negra de Estambul destapó las carencias blancas de mala manera, un doblete de derrotas y muy malas sensaciones ante Efes y Fenerbahçe. [78-67: Narración y estadísticas]

Jasikevicius, saldando cuentas recientes con el Barça, humilló al Madrid no por lo abultado del marcador (aunque ganaba de 20 a falta de tres minutos), más bien porque dio la sensación de que hizo lo que quiso con él en la cancha. Fue un dominio frustrante, una superioridad preocupante. Un tirón antes del descanso y una segunda parte que resultó casi un paseo. Con Nigel Hayes, McCollum y Guduric bailando a un rival con bajas evidentes sí, pero sin referentes ni tipos con ganas de dar un golpe en la mesa.

No es la primera vez que pasa, que la doble jornada Euroliga hace mella. Le ocurrió a ambos púgiles al comienzo: erráticos, sin chispa ni claridad. Lo que convirtió la primera mitad en el Ulker Sports en un extraño partido, repleto de imprecisiones. Como un partido de infantiles, tardaron casi cuatro minutos en anotar la primera canasta (casi cinco el Madrid). Iba a ser la tónica.

Hayes-Davis

En ese fango, el Madrid no iba a tardar en sentirse incómodo. Empezó con dos de los nuevos en el quinteto. Dennis Smith Jr. y Bruno Fernando siguen dando muestras de su buen encaje, jugadores más que interesantes. Pero hacer que no se note la ausencia del lesionado Dzanan Musa y del sancionado Hezonja (además de Deck), son palabras mayores.

Sin acierto (dos de 14 en triples) ni precisión, con nueve pérdidas en la primera mitad, fue Errick McCollum, uno de los refuerzos de Jasikevicius ante las bajas de Wilbekin y Baldwin, el que pronto se convirtió en un tormento. Pero se mantuvo la igualdad porque el rebote era blanco (11 ofensivos), hasta que, otra vez al final, se produjo el apagón. Inaugurado por un par de canastas al poste de Pierre ante Hugo González y cerrado con otro canastón de McCollum, un 12-0 que fue un mazazo con el que marcharse al vestuario.

Y era ya remar contra corriente. Contra la inercia de uno de los mejores equipos de la competición, que, aunque el martes cayó por la mínima ante el Panathinaikos en Atenas, acumulaba seis victorias de carrerilla. Ni Llull, que apareció en escena por primera vez con dos triples, ni la zona, dieron demasiados resultados a Chus Mateo.

Y, en esa desesperación de querer y no poder, de comprobar a un rival superior, se resquebrajó el Madrid de mala manera, mostrando las costuras que parecían cosidas en los últimos tiempos. Fue otro fundido a negro, otra preocupante dimisión colectiva que ni las bajas ni el ambiente ni el rival explican. Empeñado en la zona, el Fenerbahçe y sus tiradores (Nigel Hayes, Guduric...) destrozaron a un rival sin respuesta.

Después del parón por la Copa y de las Ventanas FIBA le vendrá al Madrid un sopapo de urgencias. El clásico en el WiZink y visita al campeón Panathinaikos. No tendría demasiado margen después si no logra triunfar en al menos uno de ellos. Ahora son cuatro derrotas en los últimos cinco partidos con unas alarmantes cifras en anotación.

Apagón total del Real Madrid en Estambul

Apagón total del Real Madrid en Estambul

A 10 jornadas para el final de la fase regular, cada derrota es ya un puñal en las aspiraciones del Real Madrid de estar entre los seis primeros (playoffs) o, al menos, entre los 10 para disputar el play in de la Euroliga. El irregular comienzo de curso ahoga y las cuentas no salen. En el doblete de Estambul, los de Chus Mateo comenzaron con mal pie, derrota ante el Anadolu Efes. Un insólito apagón: sólo Mario Hezonja fue capaz de anotar en el acto final. [79-73: Narración y estadísticas]

Es la tercera derrota en los últimos cuatro partidos en Europa (y gracias a aquel triple final del propio Hezonja ante el Baskonia). Un retroceso preocupante. El jueves, nada menos que visita el Fenerbahçe (segundo). Y a la vuelta del parón copero y de selecciones, el clásico ante el Barça (luego, visita al Panathinaikos).

Mientras el partido en Estambul se mantuvo igualado, pareció un Real Madrid rejuvenecido, fresco, ilusionante. Plantaba cara al Efes con Dzanan Musa lesionado (se torció el tobillo) y con Bruno Fernando y Hugo González (debutó en Eurologa Dennis Smith Jr.) como estiletes. Parecía sentirse cómodo, pese a haber amanecido con un 8-0 y con el ex Poirier poniéndose las botas.

Pero todo se enredó de mala manera cuando la cosa se puso seria. Fue una muerte súbita y sin remedio. Todo lo que parecía decente fue triturado por Luca Banchi y los suyos, que arrancaron el acto final con un 9-0, dejaron casi cuatro minutos sin anotar al Madrid y encaminaron un triunfo que les espabila en la clasificación.

Un bloqueo total, rendidos a Elijah Bryant. Campazzo, de vuelta tras el descanso por su paternidad, perdió cinco balones (aunque repartió 10 asistencias). No fue su mejor tarde y el Madrid lo nota. Con él y Andrés Feliz juntos y Garuba al cuatro, afrontó Mateo los minutos decisivos. A falta de 4:23 caía por ocho cuando Hezonja enhebró dos triplazos seguidos. Ya no iba a anotar más el Madrid. Nervios y malas decisiones para una derrota fea y dolorosa.

Doncic, en su presentación con los Lakers: "Pensé que era el Día de los Inocentes. Ha sido emocionalmente duro"

Doncic, en su presentación con los Lakers: “Pensé que era el Día de los Inocentes. Ha sido emocionalmente duro”

Sonrisas contadas, gesto circunspecto, jersey gris, reloj dorado y pocas palabras. No pareció precisamente un día de celebración para Luka Doncic. En el acto de presentación con los Lakers, su nuevo equipo, estuvo acompañado de Rob Pelinka, nueve de la mañana en Los Ángeles, en el UCLA Health Training Center. No ocultó su "sorpresa" con el traspaso que ha sacudido a la NBA como no se recordaba ni que fueron "momentos duros en lo emocional" cuando supo que iba a salir de Dallas.

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«Estoy emocionado de estar aquí para comenzar este nuevo viaje viaje. En algún momento supe que esto iba a suceder. Tuve momentos increíbles en Dallas con todos mis compañeros de equipo, entrenadores, y lo más importante los aficionados. Ya sabes, siempre me apoyaron. Y fue un viaje increíble», avanzó.

"Fue duro el primer día, emocionalmente. Las últimas 48 horas han sido como un mes. Estaba casi dormido cuando me llamaron. Tuve que comprobar que no era el 1 de abril (Día de los Inocentes en EEUU). Me costó mucho creerlo, estaba en shock, Dallas era mi casa. Creía que iba a estar toda mi carrera allí, porque la lealtad es una palabra grande para mí y he tratado de mantenerme en eso", reconoció el esloveno, que también habló de "sueño hecho realidad" el poder jugar junto a LeBron James y del que tiene "mucho que aprender".

Quizá porque no fue él quien tomó la decisión, a Doncic parece que le va a costar un tiempo empaparse de la ilusión de jugar en una de las franquicias deportivas más grandes y glamourosas del planeta. En los Lakers quiere ganar títulos, claro, así lo dijo, hablando de un "fresh start", un nuevo comienzo a sus casi 27 años en su carrera en la que ya sabe lo que es llevar a un equipo, los Mavericks, a toda una final de la NBA.

Doncic despejó la polémica sobre Nico Harrison, el hombre que le ofreció a su amigo Rob Pelinka, los General Managers de ambas franquicias que tantas vivencias tuvieron cuando el primero trabajaba en Nike. "Sin comentarios. Él tomó esa decisión y no sé por qué. Pero no puedo hacer nada", admitió un Doncic que negó con la cabeza y sonrió cuando le cuestionaron sobre las supuestas razones del traspaso, las dudas sobre su condición física y su pretensión de un contrato supermax, de casi 350 millones de dólares por cinco temporadas.

EL SEGUNDO, CALIFORNIA - FEBRUARY 04: Luka  lt;HIT gt;Doncic lt;/HIT gt; of the Los Angeles Lakers looks on during a press conference at UCLA Health Training Center on February 04, 2025 in El Segundo, California. Harry How/Getty Images/AFP (Photo by Harry How / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)

EL SEGUNDO, CALIFORNIA - FEBRUARY 04: Luka lt;HIT gt;Doncic lt;/HIT gt; of the Los Angeles Lakers looks on during a press conference at UCLA Health Training Center on February 04, 2025 in El Segundo, California. Harry How/Getty Images/AFP (Photo by Harry How / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)HARRY HOWGetty Images via AFP

Lo que sí pareció tener claro el ex madridista es que esta vez no va a forzar su reaparición. No juega desde el día de Navidad, con una lesión en el muslo. "Por primera vez, me tomaré mi tiempo para volver al 100%. Otras veces sólo quería volver a la cancha a jugar baloncesto", dijo. Su debut, por tanto, tendrá que esperar. Seguramente no se produzca hasta después del parón por el All Star.

Uno de los pocos momentos en los que a Doncic se le vio sonriente fue junto a JJ Reddick, su nuevo entrenador, con el que ha participado en una par de ocasiones en el famoso podcast que tiene el ex jugador. También cuando habló de LeBron, quien le llamó desde Nueva York inmediatamente después de conocerse el traspaso.

La intrahistoria del traspaso más impactante de la historia de la NBA: secreto absoluto, el 'peso' de Doncic y el mayor contrato de la historia

La intrahistoria del traspaso más impactante de la historia de la NBA: secreto absoluto, el ‘peso’ de Doncic y el mayor contrato de la historia

Cuando, a eso de las seis de la mañana hora española, Sams Charania, el gurú de los traspasos de la NBA, escribió que Luka Doncic iba a jugar con los Lakers, muchos de los aficionados pensaron que habían hackeado la cuenta del periodista de la ESPN. A esa hora estaban aún disputándose varios partidos y se han hecho virales las imágenes de los jugadores (Kevin Durant entre ellos) visualizando en sus smartphones (y alucinando) la noticia. Enseguida se desataron los tópicos. Terremoto, bomba... Lo cierto es que pocas veces la mejor liga del mundo de baloncesto había presenciado un intercambio de estrellas como el del domingo.

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Es único, quizá el más grande de siempre (el tiempo reafirmará), por los protagonistas, por la entidad de las franquicias y por el momento. A los Lakers, que todavía presumen de la excelencia de LeBron James a sus 40 años, acude una estrella planetaria que aún no ha cumplido los 26. Un equipo, el segundo más laureado de la historia (y esa pugna con los Celtics tiene tanto que ver), que ya en el pasado firmó alguno de las adquisiciones más contundentes de la historia, desde Abdul Jabbar a Shaquille O'Neal, pasando por Pau Gasol, al que ficharon desde Memphis otro 1 de febrero (de hace 17 años).

Uno de los elementos más asombrosos del movimiento se sostiene en el secretismo absoluto. No lo sabía el propio Doncic, no lo sabían los entrenadores de ambas franquicias (ni Jason Kidd ni JJ Redick), no lo sabía Anthony Davis y, al parecer -aunque resulta algo increíble teniendo en cuenta que Rich Paul, su agente y confidente, estaba en la operación-, tampoco LeBron, que se enteró cenando en Nueva York después de ganar y exhibirse en el Madison.

LeBron y Doncic.

LeBron y Doncic.KEVORK DJANSEZIANAFP

Y la intrahistoria también contiene un buen puñado de porqués sin despejar. El principal, la gran incógnita que desata rumores y polémicas, que deja boquiabiertos a General Managers rivales, es la de la razón por la que los Mavericks decidieron (fueron ellos los que llamaron a la puerta del Staples, allá por el 7 de enero) prescindir de un genio que les llevó a las pasadas Finales de la NBA y que se encuentra en el esplendor de su carrera.

A eso respondió, con más o menos argumentos, el principal hacedor y señalado. Nico Harrison, General Manager de los Mavericks y ex gurú de Nike, es el único que ha hablado públicamente (lo hizo en The Dallas Morning News). Dijo que para ganar campeonatos hace falta "defensa", un dardo de doble filo, elogio a Anthony Davis y crítica a Doncic. "Realmente sentimos que nos adelantamos a lo que iba a ser un verano tumultuoso, con Luka Doncic siendo elegible para el contrato supermax y también a un año de poder optar por no participar en cualquier contrato", se sinceró, exponiendo sin tapujos alguna de las razones de fondo del movimiento.

Jason Kidd y Nico Harrison, explicando el traspaso.

Jason Kidd y Nico Harrison, explicando el traspaso.Sue OgrockiAP

Los Mavericks estaban abocados a firmar al ex madridista el mayor contrato de la historia, más de 345 millones de dólares para las próximas cinco temporadas. A Doncic sólo le valía eso. Es decir, no iba a aceptar una oferta menor. Con lo que, de no ponérselo encima de la mesa, en Dallas contemplarían una última temporada, la próxima, de su estrella, que luego se iría como agente libre. Sin nada a cambio. Al parecer, según ha informado Tim McMahon -periodista que el mes que viene publicará la biografía no autorizada de Doncic-, la gerencia de los Mavericks estaba muy preocupada por los constantes problemas de condición física de Doncic.

Lleva sin jugar desde el día de Navidad por una lesión en el muslo (no ha disputado más de 70 partidos en una temporada desde su año de rookie) y los ataques a su sobrepeso han sido constantes. Una razón al parecer definitiva para que los Mavericks, que en unas horas perdieron más de 700.000 seguidores en Instagram, decidieran pensar en presente y no en futuro. Sólo hablaron con otra franquicia, los Bucks de Giannis Antetokounmpo.

Porque, a corto plazo, parece que hay un vencedor. Jason Kidd manejará un quinteto para ganar ya con Kyrie Irving, Anthony Davis, Klay Thompson y PJ Washington, entre otros. Pero los Lakers, que necesitarán encajar a Doncic y reforzarse con algún pívot, firman un heredero para una década. Un nombre propio con el que sacar brillo a su glamour, como siempre presumieron. Otro más a una lista interminable: desde Jerry West hasta Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson, Shaquille O'Neal, Kobe Bryant, LeBron James o Anthony Davis.

Tomás Bellas y su lucha contra el cáncer: "Me retiró del baloncesto, pero no de la vida"

Tomás Bellas y su lucha contra el cáncer: “Me retiró del baloncesto, pero no de la vida”

Aquella mañana en la playa de Fuentebravía, en el Puerto de Santa María, la carrera con Jaime, el pequeño de sus tres hijos, no había sido como las demás. "Joder, me ganaba con seis años. Estaba reventado", revisita Tomás Bellas (Madrid, 1987) en voz alta al instante preciso en el que todo cambia para siempre, en el que uno se da cuenta de que algo, de verdad, no va bien. Las vacaciones familiares en Cádiz el pasado mes de julio tornaron en pesadilla, en una sucesión precipitada de acontecimientos. Noches de sudoración descontrolada, "como un animal", inflamación de ganglios, tos, una visita de urgencia al hospital y un ingreso sin tiempo que perder. "A los pocos días nos confirmaron todos los presagios. Tenía un linfoma", recuerda el base, 14 temporadas en la ACB, el salto inicial del otro partido de su vida.

El 10 de mayo de 2024 Tomás, sin saberlo, se había vestido de corto por última vez. "Ganamos al Valladolid. A un entrenador que me echó de Fuenlabrada, que le tenía ganas... Bueno, no es mal colofón", saca pecho con media sonrisa melancólica. Repartió ocho asistencias, disfrutó y se despidió del Fernando Martín dándose el gusto de un baile más: la siguiente temporada seguiría en el Fuenla, uno de los clubes de su vida, al que ayudaba en su retorno a esa Liga Endesa en la que él disputó 466 partidos. "Nada mal para un tipo normal que no levanta el 1,80", reivindica una carrera que "ha sido la hostia". Ya en pasado, confirmada su retirada, pese a "estar ya sin enfermedad en el cuerpo". "Eso no quiere decir que este curado. El alta no te lo dan hasta que pasan 10 años", explica.

Tomás repasa con EL MUNDO su batalla de los últimos meses sentado en la mesa de reuniones de su empresa familiar, en Las Rozas. La que fundó su padre hace 32 años y en la que ahora le acompañan sus cuatro hermanos. A la que volvía cada verano unas semanas para echar una mano, para hacer gala de sus estudios universitarios. Un jugador profesional. Ya le ha crecido el pelo, aunque aún le acompaña una boina, nueva seña de identidad. Llegó a perder nueve kilos. Está volviendo al deporte, al crossfit, y va tachando de su lista las cosas que apuntó que no podía dejar de hacer. Esquiar, tirarse en paracaídas, viajar con sus hijos, ver en directo un Partizán-Estrella Roja (lo hizo este mismo viernes, en Belgrado)... Porque el final era una posibilidad. "Te pones en el peor escenario, claro. Y piensas: 'Mi vida ha sido fantástica, no tengo un solo pero a los 37 años", pronuncia con crudeza.

Tomás Bellas, en su empresa familiar en Las Rozas.

Tomás Bellas, en su empresa familiar en Las Rozas.ANTONIO HEREDIA

El sopapo fue inesperado. "Cuando me dicen, 'tienes un linfoma', yo estaba con mi padre en la habitación del hospital. Así, de frente. Es difícil describir las sensaciones. Intentas no llorar [se emociona, "ahora me cuesta"]. Intentas hacer ver a todos que estás bien. Porque creo que yo he sufrido, pero mucho más los que están alrededor", cuenta. El 19 de agosto recibió la primera sesión de quimioterapia en el Puerta de Hierro. "Hay cuatro estadios y yo estaba en el cuarto. Fue un tratamiento súper fuerte. Una bomba para mi organismo. Mi médula no estaba preparada, tuve un problema en el pericardio porque tenía el corazón encharcado, la quimio te inmunodeprime: cogí fiebre, varias semanas ingresado...", relata un infierno físico y mental del que escapó también con velocidad, como siempre deambuló por la cancha. "Antes del segundo ciclo, a finales de septiembre, me hicieron una prueba de Pet Tac y vieron que no tenía enfermedad. Había sido efectivo. Me dieron dos más, de refuerzo. El último, a mediados de noviembre", celebra.

"Estoy convencido de que el deporte me ha ayudado muchísimo. Para coger el toro por los cuernos. Era como un partido, había un objetivo y sabía que iba a tener que esquivar balas. Gran parte es actitud. El baloncesto me ha enseñado a saber sufrir, a que no siempre hay una recompensa inmediata, a gestionar las emociones...", relata un tipo al que no le cuesta admitir que nunca tuvo "pedigrí", pese a que con 12 años ya estaba en la cantera del Real Madrid.

Tomás Bellas.

Tomás Bellas.ANTONIO HEREDIA

El hándicap de la altura siempre le acompañó. Fue a la vez su acicate. Como las miradas de sospecha: "Ser infravalorado forja tu carácter". "Nunca fui a una selección. Es mi espina clavada, lo reconozco. Me podían haber llamado, sin lugar a dudas. Hay gente que ha estado con mucho menos nivel que yo", se queja, consciente también de que no ayudó su forma de ser -"mi carácter. Yo no soy una ovejita a la que dirijas"-, para bien y para mal, es su otra gran seña de identidad. Ha habido pocos guerreros con más ardor en la cancha que Tomás Bellas, pesadilla para los rivales, pretoriano de los entrenadores en sus cuatro equipos ACB (Gran Canaria, Zaragoza, Fuenlabrada y Murcia), desde Pedro Martínez hasta Sito Alonso, pasando por Aíto García Reneses, Jota Cuspinera, Luis Guil... "Era una mosca cojonera. 'Joder, hoy me toca contra Bellas', decían los rivales. He tenido peleas con todos. Yo siempre fui a muerte. Hacía en la cancha lo que nadie quería hacer", admite de unas batallas que ahora son anécdotas de amistad con sus ex rivales, los que le han abrumado con mensajes de apoyo e interés.

¿Cómo llega un niño bajito de Las Rozas a la elite? "Todo es más o menos positivo en función de las expectativas que tengas. Las mías ni de lejos eran estar 14 años en la ACB, casi 500 partidos, más competición europea, haber jugado la Summer League de Las Vegas... y un denominador común: he jugado muchísimos minutos", se enorgullece de una trayectoria que empezó por su padre, entrenador en equipos femeninos, guardián de sus primeros entrenamientos en el patio de su casa. En infantil ya estaba en el Madrid, pero a los 18 jugaba en Primera Nacional en el Torrelodones, "entrenando a las nueve de la noche con abogados, dentistas, pintores...". Quería centrarse en sus estudios universitarios y en su novia. Y por eso rechazó, ahora ríe, hasta a Pablo Laso. "Me quería en Cantabria tras una pretemporada, se quedó alucinado", recuerda.

Tomás Bellas.

Tomás Bellas.ANTONIO HEREDIA

Pero le llamó el Cáceres de Piti Hurtado, destacó en LEB Oro, y después le surgió la oportunidad "de una vida". Saltar a la ACB con el Gran Canaria. Se acogió a aquel decreto 1006 que hizo famoso Alberto Herreros. "Con Pedro Martínez fue un máster de cinco años, diario. Con una exigencia bárbara. Pero es lo que me permitió estar tantos años en la liga". Tras seis temporadas en Las Palmas, sale a Zaragoza, la otra cara del baloncesto, "peleando por no bajar, impagos... No fue muy agradable. Remar y remar". "De ahí a Fuenlabrada. Decido acercarme a casa por el tema de la empresa, la familia...". Y después Murcia, "una segunda juventud". Tras tres cursos, repliega, otra vez el negocio familiar como prioridad, y Tomás, Paola y Jaime, claro. Pero mantiene el gusanillo del deporte de elite en su vuelta a Fuenlabrada. "Ha sido la hostia. Mi carrera ha sido la hostia", repite.

Cuando le sobrevino la enfermedad, Bellas, siempre celoso de su intimidad, no quiso hablar públicamente demasiado. Se centró en la recuperación, se fue despidiendo del baloncesto al que no sabe si volverá como entrenador o director deportivo quizá y del que, por ahora, sólo echa de menos lo bueno, "competir, el vestuario...". "Si me llega a pasar más joven, probablemente hubiera intentado volver. Pero ya no está en mis planes", dice. Ahora cuenta el proceso por primera vez. En unos días, en Gran Canaria, recibirá un homenaje durante la Copa del Rey, en el "club de su vida", en el que fue capitán. "Todo esto ha sido una lección de vida. Me ha retirado del baloncesto, pero no de la vida. Te hace cambiar las prioridades. Antes te preocupabas porque no metías dos canastas y ahora porque estás vivo".

Un demarraje a tiempo, dos debuts y seis victorias de carrerilla para el Real Madrid

Un demarraje a tiempo, dos debuts y seis victorias de carrerilla para el Real Madrid

Mientras la temporada alcanza temperatura, con la Copa ya a la vuelta de la esquina, el Real Madrid busca su propia seña de identidad ahora ya que los refuerzos llegaron. Sufre en Europa, pero la ACB le es más agradecida. Contra el Joventut, quinto, y sin Campazzo, supo asestar el golpe certero en el momento oportuno para sumar su sexto triunfo de carrerilla y mantenerse en el liderato, ahora ya sólo igualado en lo alto con el Unicaja. [86-73: Narración y estadísticas]

En esta pequeña reinvención de mitad de temporada, con Dennis Smith Jr. y Bruno Fernando, los dos fichajes tan pedidos y ansiados ya a las órdenes de Chus Mateo por primera vez (el angoleño debutó el viernes en Euroliga), el Real Madrid se encontró a un Joventut serio y amenazante, nada dispuesto a dar su brazo a torcer. Más si el rival deambulaba a medio gas, como en una batalla de entreguerras.

Y la tarde-noche en el Palacio fue de una tremenda igualdad. El Madrid sin Campazzo (ausente por su paternidad reciente) pierde su guía y buena parte de su energía también. Y eso que amaneció con un 15-7 de salida. Fueron Dekker y Pustovyi los que espabilaron a la Penya, presta a herir en las probaturas del rival.

Porque en pista coincidieron Smith y Fernando en el tercer acto, aún parejo. En el inicio del cuarto, Dotson y Robertson hicieron saltar todas las alarmas del Palacio (60-66). Justo ahí se vio una interesante reacción.

Si durante todo el duelo había sido Dzanan Musa el referente anotador blanco, en ese desenlace emergió el ardor guerrero y la defensa. El parcial de 20-3 que iba a resultar definitivo lo encabezaron Andrés Feliz y Alberto Abalde desde sus acciones defensivas, bien festejadas por su entrenador, especialmente las del dominicano, un tipo al que necesita. "Los minutos decisivos no hemos estado como queríamos", reconoció Miret sobre la no reacción visitante.

El Madrid, que el viernes perdió en Euroliga en Mónaco, al menos sonríe en ACB, la misma en la que un rato antes el Barça sumó su novena derrota (en casa ante el increíble Manresa).