Baloncesto femenino: España se deshace ante Bélgica y dice adiós a los Juegos

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 16:18

No fue España, no hubo rastro en Bercy del coraje ni del baloncesto de la selección, no se pareció en nada a lo cosechado en la primera fase de Lille. Allí soñaron las de Miguel Méndez, cada batalla una victoria para acabar muriendo en un cruce trampa. Bélgica, de principio a fin con su juego alegre, con su poderío, acabó con el sueño en cuartos de final (66-79).

Tantas veces los precedentes son un engaño. La campeona de Europa había escapado de un infierno en el Pierre Mauroy. Perdió con Alemania y con EEUU y fue rescatada por el basket average, por una canasta final para ganar por 27, lo que necesitaba, a Japón. Esos sufrimientos fueron su acicate. Porque enfrente venía un rival conocido, la España que había sido capaz de sufrir y tumbar a China, a Puerto Rico, a Serbia. La misma de la final continental de hace un año. Que se sentía segura de sí misma pero que no se encontró en París, desenfocada y pronto desquiciada. Ni la garra le valió esta vez.

No se puede exigir a este equipo que fue capaz en Río de ganar una plata olímpica hace ocho años. De aquellos cielos no queda tanto, aunque nadie pueda discutir su empeño, su competitividad. Golpeada por el camino la selección, con bajas insustituibles como la de Raquel Carrera o Silvia Domínguez, dice adiós en el mismo peldaño que en Tokio, entre las ocho mejores del mundo. En la hora de la verdad, le faltó el día bueno, la puntería (desesperantes los porcentajes), el rebote y la fogosidad que es su seña de identidad.

Leo Rodríguez, ante Antonia Delaere, en el Bercy Arena de París.

Leo Rodríguez, ante Antonia Delaere, en el Bercy Arena de París.ARIS MESSINISAFP

La primera parte devino en tiroteo y eso ya no fue buena señal. España estaba avisada, pero en 45 segundos, Emma Meesseman ya había clavado dos triples como espinas en la piel del rival. Al acierto belga se unía la falta de dureza de las de Miguel Méndez, algo realmente extraño en un colectivo que brega con cualquiera. La primera falta de la selección (y fue en ataque de Queralt Casas) no llegó hasta el minuto 13.

Y aún así, refugiada en el talento de Megan Gustafson, España, también suelta desde el perímetro con Maite Cazorla aún en esos amaneceres, seguía en la batalla y hasta se iba a poner por delante con un triple de la pívot de Wisconsin (29-26). Pero fue justo ahí donde iba a llegar un colapso definitivo. Descansó Megan y todo se quebró repentinamente.

Con un baloncesto veloz y frenético, las de Rachid Meziane aceleraron sin mirar atrás. A Messeman se unió Kyara Linskens, dominando la pintura con su corpachón, subiendo en volandas a las campeonas de Europa, que asestaron un parcial de 3-18 que dejó tiritando a la selección. Volvió Megan y se intentó recomponer un equipo de repente petrificado, pero al descanso la desventaja era preocupante (37-48).

Porque las cosas no mejoraron a la vuelta, España sin encontrarse a sí misma, cada vez más desesperada, enredada en la tela de araña belga, en las travesuras de Vanloo. Regresó del descanso con otro parcial durísimo (2-11), para una desventaja que se disparó hasta los 22 (41-63). No había fórmula para anotar con soltura y Bélgica era un rival completamente crecido.

Las canastas no quisieron a España en Bercy. Ni aún derrotada era capaz de acertar, con balones que hacían todo tipo de arabescos hasta acabar siendo escupidos por el aro. Faltó temple y confianza. El intento de arreón final apenas inquietó a las belgas, que se las verán en semifinales con el ganador del Alemania-Francia.

María Pérez y Álvaro Martín son oro puro: los reyes españoles de la marcha arrasan en el relevo mixto

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 11:19

El oro lo albergaban los pies y el amor propio de dos atletas de época. María Pérez y Álvaro Martín, los dioses de la marcha, una pareja que recordará la historia, campeones olímpicos en París en la novedosa prueba del relevo mixto. Completaron una mañana impecable a los pies de la torre Eiffel, un maratón de éxtasis dividido en cuatro en 2:50:31, para la octava medalla de la marcha atlética nacional, el semillero de leyendas.

Fueron un martillo, la perfección. El temple y la calma cuando tocó, el sufrimiento en el momento oportuno. Mientras el resto padecía con la parte técnica, a ellos ninguna sanción en las casi tres horas de prueba. Cuando María cruzó la meta llegó el abrazo emocionante, las lágrimas. Justo asomaba el sol en el Trocadero. Son bicampeones mundiales, plata y bronce olímpicos individualmente y ahora también oro. Oro puro.

Para saber más

Había amanecido París con grisura, algo más fresco y lluvioso, con esta humedad que se va tornando en insoportable. El asfalto mojado, la brisa en un escenario idílico en el que marchar, en el estupendo circuito diseñado en los alrededores de la Torre Eiffel. Álvaro Martín, con su competir matemático y pulcro, cumplió en la primera posta (la más larga de todas, 11,45 kilómetros), sin abandonar la cabeza, sin entrar en pánico con los tempraneros intentos de fuga del japonés Kawano y del canadiense Dunfee.

María Pérez cruza la meta primera en la marcha mixta.

María Pérez cruza la meta primera en la marcha mixta.Vadim GhirdaAP

El extremeño iba a llegar, limpio de amonestaciones técnicas, en el quinteto de cabeza que dio el relevo tras 43 minutos y 32 segundos, con una pequeña ventaja sobre los chinos que pronto remontó la campeona olímpica Jiayu Yang y su llamativo ombligo tapado, esta vez con el rojo de su bandera. No fue frenético el ritmo femenino, cómoda María Pérez, y el grupo se amplió a ocho con la llegada de la australiana, la mexicana (que, con problemas, hacía la goma una y otra vez) y la peruana.

La alarma saltó en esos últimos metros finales, cuando la granadina cedió con el pelotón de cabeza, menos grave los segundos, siete, que las sensaciones. Quizá sólo era un respiro. Porque Álvaro iba a recuperar enseguida. Y en ese comienzo de su relevo fue cuando todo se empezó a resolver.

Primero, por el tirón del ecuatoriano Daniel Pintado que sólo el español consiguió aguantar. Por atrás, un reguero de víctimas, entre ellos el italiano Stano, pero también el chino Zhang, que, además, iba a arruinar todas sus opciones con hasta dos tarjetas rojas.

Álvaro Martín, en acción en París.

Álvaro Martín, en acción en París.MIGUEL GUTIÉRREZEFE

Pintado era cada vez más agresivo pero también navegaba en los límites. Vio la segunda roja, a una ya de la sanción de tres minutos. Sobre aviso hasta los restos. Martín, que paladeaba la gloria, sufría. Perdió unos metros, pero sin venirse abajo. Todo lo contrario, puro coraje, remontó, adelantó al campeón olímpico, se dejó la vida y le dio tres segundos que eran un diamante para María, con 10800 metros hasta la meta.

Los dos estaban asegurando la medalla, casi 40 segundos con el italiano. Y todo iba a quedar en manos de María y Glenda Morejón. La ecuatoriana fue sexta en la plata de la española el pasado jueves. Esa era la esperanza de oro. Y pronto voló María, con su marchar rítmico, espoleada por las banderas españolas que poblaban el corazón de París. En su mente todos los peajes del éxito, la operación de este invierno, los kilómetros y kilómetros en la altitud de Sierra Nevada. Ese cuarto puesto de Tokio. Los problemas pretéritos con la técnica. Hasta el cielo se llega por caminos insospechados. Pero María tuvo tiempo para saborear todo eso, clavando parciales como un metrónomo, sonriendo ya al otear la meta, porque su ventaja con la ecuatoriana se fue ampliando sin prisa pero sin pausa.

La dupla ecuatoriana se quedó con la plata, a 51 segundos de los españoles. El bronce fue para Australia, con Jemima Montag y Rhydian Cowley. La otra pareja española - Miguel Ángel López y Cristina Montesinos- terminó en novena posición.

Es la octava medalla de la historia olímpica de la marcha española -que se había estacado desde Atenas 2004 y esa plata de Paquillo Fernández-, la punta de lanza del atletismo nacional desde el pionero Jordi Llopart. Es el segundo oro también, después del único de Daniel Plaza en los 20 kilómetros de Barcelona 92.

El ‘supermiércoles’ que puede dar un gran impulso a España en el medallero

Actualizado Martes, 6 agosto 2024 - 20:44

Desde las 7.30 de la mañana en los alrededores de la Torre Eiffel hasta las 22:30 aproximadamente en Roland Garros, un supermiércoles olímpico para no levantarse del sofá. Un frenético cóctel de deportes, por tierra, mar y aire, en el que España podría conseguir de cuatro a seis medallas (a falta de cuatro jornadas, igualaría ya las logradas en Río y Tokio) y meterse en varias semifinales por equipos. Tomen nota.

MARCHA

En el Trocadero, bien temprano, dos parejas españolas para seguir ampliando la leyenda de la marcha atlética española. Se trata del novedoso relevo mixto en el que recorrerán la distancia de un maratón (42,195 kilómetros), en cuatro postas. Álvaro Martín y María Pérez, bicampeones del mundo en Budapest y medallistas olímpicos la semana pasada (bronce él, plata ella) en los 20 kilómetros, son claros favoritos. Miguel Ángel López y Cristina Montesinos (décima la catalana) también tienen mucho que decir.

TAEKWONDO

No muy lejos de allí, en el Grand Palais, desde por la mañana -con suerte, hasta las 21.19 de la final femenina y las 21:37 de la masculina-, dos madrileños, Adriana Cerezo (-49 kg, plata en Tokio) y Adrián Vicente (-58), pelearán en una especialidad también siempre propicia. Ella arranca en octavos contra la uruguaya Grippoli (11.11 h.); él, bronce mundial, contra un rival que llegará desde una ronda anterior (11:24).

EQUIPOS

Con el fútbol masculino en la final olímpica, el femenino buscando este martes el mismo lugar y la estupenda plata de las chicas del baloncesto 3x3, los equipos tienen por delante un miércoles decisivo. Por orden, seis citas de cuartos de final. A las 9:30 h., en Lille, el balonmano masculino se enfrenta a Egipto, rival al que ya derrotó hace tres años en los Juegos de Tokio por el bronce. Ya a mediodía (14:00 h.), los chicos de waterpolo se las verán con Croacia. Y, media hora más tarde, en la reedición de la pasada final del Eurobasket, las chicas de Miguel Méndez ante Bélgica en el Bercy Arena. Un poco después (17:00 h.) será el turno del voley playa: ellas, Daniela Álvarez y Tania Moreno, contra la pareja canadiense. Y ellos, ya a las 21:00 h., los legendarios Pablo Herrera y Adrián Gavira, ante los noruegos.

España, el lunes, durante la rutina técnica en Saint-Denis.

España, el lunes, durante la rutina técnica en Saint-Denis.EFE

NATACIÓN ARTÍSTICA

España se encuentra otra vez entre las favoritas, el sitio que le corresponde por tradición y palmarés. Después del escándalo que desmanteló al mejor equipo español de natación sincronizada de la historia, con Anna Tarrés al frente, hubo dos ediciones de vacío -los Juegos de Río 2016 y los Juegos de Tokio 2020-, pero ya está de vuelta. Con Mayuko Fujiki al frente, un nuevo grupo de nadadoras y otra filosofía de entrenamiento, España vuelve a estar en disposición de colgarse una medalla. Será en la rutina acrobática, a partir de las 19.30 horas, y con un riesgo alto. Con la China de la propia Tarrés como favorita al oro, las medallas se tendrán que discutir con Japón y Estados Unidos, que presentarán ejercicios con menor puntuación de dificultad, pero más seguros.

VELA

La clase 470 mixto, con Nora Brugman y Jordi Xammar, afronta la Medal Race hoy en la bahía de Marsella a partir de las 15:43 horas en inmejorable posición. Ayer sólo pudieron disputar dos de las tres últimas regatas previstas en la última jornada de la serie clasificatoria y siguen segundos en una general muy igualada. Son los números uno del ranking internacional y vigentes campeones de mundo. Ayer firmaron un tercero y un sexto puesto antes de que se quedaran sin viento. Fuera de las medallas quedaron ayer Tara Pacheco y Andrés Barrio en el Nacra 17. La pareja mixta, demasiado irregular durante las tres regatas del martes, se quedó a cuatro puntos de la Medal Race.

Ghadfa festeja su victoria de cuartos ante Chaloyan.

Ghadfa festeja su victoria de cuartos ante Chaloyan.AFP

BOXEO Y...

El último en entrar en acción será el marbellí Ayoub Ghadfa, quien, con su medalla asegurada, buscará silenciar Roland Garros a las 22:18 h. ante el local Djamili Aboudou y colarse en toda una final olímpica de los pesos pesados. No hay que perder ojo tampoco a Leslie Romero, con plaza y sueños en la final olímpica de escalada. Daniel Arce estará en la finalísima de los 3.000 obstáculos en el Stade France. Y, sin medallas en juego todavía, comienza el golf femenino (Carlota Ciganda y Azahara Muñoz) y se disputan varias eliminatorias de piragüismo.

Naia Laso y un diploma olímpico a los 15 años: calcetines de Yoda, una infiltración y “bastante dolor”

Actualizado Martes, 6 agosto 2024 - 19:37

Naia Laso lleva sus calcetines verdes de Yoda, el amuleto, y su perenne monopatín bajo el brazo. En su rostro, curtido por el sol, destacan dos bonitos ojos verdes. Tiene 15 años y habla como si los tuviera. Aunque un rato antes, en el skate park situado en La Concorde, se ha desenvuelto como si tuviera muchos más. No por su habilidad, que también. Lo ha hecho soportando un dolor intenso, apretando los dientes y consiguiendo un diploma olímpico que recordará toda la vida (fue séptima, con una puntuación en la ronda final de 86,28).

Naia es la deportista más joven de la delegación española, aunque en su disciplina, que se estrenó olímpicamente en Tokio hace tres años, eso no es llamativo. La australiana que consiguió el oro, Arisa Trew (93.18), tiene 14 (sorprendió a la británica Sky Brown, estrella mundial). La media de las ocho finalistas es de 16,5 y sólo había dos mayores de edad. En ronda clasificatoria fue eliminada la china Haohao Zheng, que cumple 12 en seis días, la deportista más precoz en París 2024.

Los calcetines de Naia Laso.

Los calcetines de Naia Laso.ODD ANDERSENAFP

La skater de Bermeo firmó una estupenda mañana en la que logró su clasificación para toda una final olímpica. Pero ahí estuvo su condena. Una caída de las tres que sufrió la dejó visiblemente tocada. Un pinzamiento en la espalda que le impedía hasta caminar. Y que lastró su tarde parisina. "Me dolía sí, bastante. Me infiltraron y entonces me dolía un poco menos", revelaba.

En la final apenas pudo desenvolverse. Tropezó en los dos primeros intentos, aunque pudo completar el tercero, menos de un minuto haciendo estupendo malabares que enardecían a las tribunas situadas en el corazón parisino. "He ido a asegurar, a por un puesto, a hacer una ronda para quedarme contenta", explicó la deportista vasca, que alcanzó París a pesar de haberse roto la clavícula en mayo.

Naia Laso, durante la sesión matinal en La Concorde.

Naia Laso, durante la sesión matinal en La Concorde.AFP

También que la dificultad para ella era mayor y no sólo por la lesión. "Al principio me ha costado un poco. [El park] Es más difícil que los que hemos hecho hasta ahora. Es complicado coger velocidad en todo el parque. Al final está muy alto y en España no tenemos parques así", contó Naia, tan tímida. Que, claro, tiene 15 años, acaba de terminar cuarto de la ESO y le quedan cuatro hasta Los Ángeles, donde seguirá siendo jovencísima. Todo ilusión.

Una periodista, una enfermera… las cuatro “currantes” de plata del 3×3 español: “Estaba perdiendo el amor por el baloncesto”

Actualizado Martes, 6 agosto 2024 - 10:09

"Son unas currantes del baloncesto. Estas no han pillado un contratatazo en el 5x5", detallaba alguien cercano a las heroínas de La Concorde, el privilegiado espacio que París 2024 ha reservado para los deportes urbanos. Bien entrada la noche, con su medalla de plata colgada al cuello, las cuatro españolas que se habían quedado a una canasta del que hubiera sido el primer oro olímpico de la historia del baloncesto español -nunca se estuvo más cerca-, repartían abrazos y sonrisas mientras Carmelo Anthony o Dirk Nowitzki pasaban a sus espaldas sin que nadie les prestara demasiada atención.

Para saber más

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Es un cuarteto para el recuerdo dirigido por Anna Junyer, siempre a la sombra. Ni siquiera puede dar instrucciones durante los frenéticos partidos de 10 minutos. Ella, que fue 140 veces internacional con España durante los 80, fue la encargada de poner en marcha hace 13 años un proyecto que partió de la nada y que se ha convertido en la medalla más improbable del baloncesto español. "Nadie daba un duro por esta especialidad, era de promoción, no tan profesional. De repente apareció una selección femenina. Ellas se lo tomaron muy en serio, pico y pala, pico y pala... Iban ganando y hace dos años ya fueron campeonas de Europa", contaba a EL MUNDO la presidenta Elisa Aguilar, que vivió la tarde-noche de emociones acompañada por el Rey Felipe VI.

Juana Camilión cambiaba su acento de una forma asombrosa dependiendo de donde proviniera la pregunta. Del castellano impecable al 'vos sabés' cuando un periodista argentino le cuestionó sobre sus raíces americanas y '¡vera!' cuando el compañero balear le recordó su barrio de El Molinar. "Ya puedo decir que he ganado una medalla olímpica. Te lo digo, pero mi cerebro no lo procesa", pronunciaba la más joven del equipo (25 años), una tiradora que nació en Mar del Plata pero se crio en Palma.

El Rey Felipe VI, durante la final.

El Rey Felipe VI, durante la final.YOAN VALATEFE

A Pepita, la cocinera del comedor de su escuela, le llamó la atención aquella niña morena y le instó a probar en el Club Bàsquet Molinar del que era ella entrenadora. Fue un flechazo. Pronto empezó a jugar siempre con las de un año más, debutó en Liga Femenina 2 y se marchó a seguir forjándose a EEUU, donde estudió y jugó en la Universidad de Iona -cursó un Máster en Relaciones Públicas-, hasta su vuelta a España, para firmar el año pasado con el Estudiantes, donde sigue jugando.

"Nos sabe a oro. Mucha gente no confiaba en nosotras", explicaba la autora de dos 'dobles' que hicieron soñar con el oro contra Alemania. Ni le impresionó tener en primera fila a Pau Gasol, Nowitzki o Melo Anthony -"si les miraba mucho se me iba la cabeza"- y que reivindicaba una especialidad que le ha cambiado la vida. "Esperemos que explote el 3x3. Nos están diciendo que se ha estado siguiendo muchísimo. Lo hemos notado en las redes. Esto es emoción pura. Es euforia, es adrenalina, es disfrute, me encanta. Si pudiera dedicarme a esto...", decía.

Sandra Ygueravide, héroe de la semifinal contra EEUU, es la veterana del grupo, quizá la jugadora de las cuatro que más impacto ha tenido en el 5x5, aunque no ha dejado de 'currarse' una carrera llena de obstáculos. La valenciana, que estudió Periodismo -su padre ejerció en EL MUNDO en Alicante, Málaga y Valencia y ella llegó a ser becaria de Deportes- se tuvo que buscar la vida fuera de España, trotamundos por Turquía, Francia o Rusia. Hasta que llegó el 3x3 y se convirtió en la mejor jugadora del mundo de la especialidad. Pero tenía una espina enorme. A Tokio no pudieron acudir por una canasta en el último segundo. A sus casi 40 años, casada con Carlos Martínez -entrenador y preparador personal de muchas estrellas, entre ellos Santi Aldama-, sigue jugando en el Girona.

Junto a ella, Vega Gimeno es otra de las pioneras de una especialidad que merece nombrar a otras jugadoras que fueron clave en el pasado como Aitana Cuevas, Paula Palomares o Marta Canella. En mayo puso punto y final a su carrera a sus 33 años. "Es una reivindicación. Cuando empecé con esto no era ni disciplina olímpica. Me siento muy orgullosa de haber evolucionado junto al 3x3 durante más de 10 años. Es un colofón tremendo esta medalla", reflexionaba anoche una jugadora que fue estrella en categorías inferiores (plata en el Mundial sub 19, entre otras medallas), que tiene su carrera en Ciencias Ambientales y que con su polivalencia y dureza ha sido fundamental en estos años de desarrollo de la especialidad.

Las jugadoras de la selección 3x3, en La Concorde.

Las jugadoras de la selección 3x3, en La Concorde.Pilar OlivaresMUNDO

"He apostado mucho por el 3x3. Y ha alargado mi carrera deportiva, eso seguro. Me ha hecho mejor jugadora en el 5x5. Ese amor por el baloncesto que vas perdiendo, apareció el 3x3 y me reenganchó como si tuviera 15 años. La adrenalina, el amor por formar parte de algo tan bonito. Me ha hecho muy feliz", admitía la también valenciana, que llegó a disputar un partido con la absoluta de 5x5, realmente emocionada.

Y por último, Gracia Alonso de Armiño, la mujer milagro. La jugadora que se le ocurrió lanzar de espaldas sobre la bocina para meter a España en los Juegos en el clasificatorio de Debrecen. Una enfermera de Bilbao que se fue a estudiar a EEUU y que comparte rocambolescos orígenes con Manu Ginóbili -el segundo apellido materno del argentino es idéntico, procedente de sus antepasados españoles, que residían en la misma zona de la provincia de Burgos-. Cuando terminó su periplo en la Universidad en Tennessee se aventuró una temporada en Suecia y después volvió a Madrid con el Canoe, donde «nadie me conocía».

¿Y si nos venimos arriba? España y las claras opciones de medalla en una frenética última semana de Juegos

¿Y si nos venimos arriba? España y las claras opciones de medalla en una frenética última semana de Juegos

10 días, 11 medallas (nueve ya en el cuello, dos, la de fútbol y la del boxeador Ayoub Ghadfa, aseguradas). Se cumple la decena de jornadas olímpicas desde la lluviosa inauguración y ya comenzó la cuenta atrás en este frenesí parisino. Cinco, cuatro, tres... Hubo alegrías insospechadas, adioses de leyenda como el de Nadal y golpes tan dolorosos como el de Carolina Marín, que marcarán para siempre al deporte español. También hubo decepciones, 'casis', polémica... Pero la estupenda trituradora de los Juegos quiere más. Y, de aquí al domingo, la recta de meta promete otro buen puñado de emociones únicas.

La cuenta de las 22 medallas de Barcelona sigue marcando las conversaciones de aficionados, deportistas y enviados especiales. Se podrían no llegar, incluso ni siquiera superar las 17 de las dos últimas citas olímpicas. Pero, para optimistas, también se podría superar todavía. De aquí al domingo, hay motivo.

Porque, por ejemplo, llega, desde hoy mismo, el piragüismo y ahí, entre remadas, canales y aguas tranquilas, casi nadie como España. Son 21 medallas en nuestra historia (sólo la vela tiene más, 22), 17 en la modalidad sprint que está por venir, cinco de ellas sólo de Saúl Craviotto. Que vuelve a optar a podio, en el K-4 con Rodrigo Germade, Carlos Arévalo y Marcus Cooper. Pero las cuentas se disparan con el C2 de María Corbera y Antía Jacome, las dos embarcaciones del K2 masculino (formadas por Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, y Adrián del Río y Marcus Cooper), Paco Cubelos y Adrián del Río en el K1 1.000 y luego todas las individuales, especialmente en el C1 200 femenino.

Y también el taekwondo, otro semillero de éxitos. Adrián y Adriana, Vicente y Cerezo (plata ella en Tokio), compiten el miércoles en el Grand Palais. Sin tantos focos, Javier Pérez (-68 kg.) y Cecilia Castro (-67 kg.).

Ese mismo miércoles de absoluta locura para los intereses españoles, bien temprano, es la marcha por equipos mixta. España acude con dos parejas. Una de ellas la forman, nada menos, que los dos actuales campeones del mundo, plata María Pérez en París y bronce Álvaro Martín. Completar 10 kilómetros cada uno en dos ocasiones no es sumar dos más dos, pero todo indica que...

Sin salir del atletismo, que nos dejó sin la esperada medalla de Ana Peleteiro (una de las que se contaba en las cuentas de la lechera), quedan por participar Jordan Díaz (9 de agosto a las 20:13) y sus 18 metros para ser campeón de Europa hace un par de meses, Moha Attaoui y su escandalosa progresión en el 800 (sábado 10 , 19:05); en la longitud con Fatima Diamé y los 110 metros vallas no será sencillo, pero tampoco es descartable.

Cata Coll y Aitana Bonmati celebran su victoria ante Colombia.

Cata Coll y Aitana Bonmati celebran su victoria ante Colombia.Kiko HuescaEFE

Falta tela por cortar. Porque queda más vela, especialmente atentos al 470 mixto con Jordi Xammar y Nora Brugman. Queda la sincronizada -con el equipo (final el miércoles a las 19:30) y el ejercicio de dúo (sábado, 19:30)- y la rítmica (10 de agosto, 14:00), el voley playa de Herrera y Gaviria que está en cuartos y, por qué no, queda la escalada y queda María Valdés y esos 10 kilómetros en aguas abiertas en los que plata en en el pasado Mundial.

Y, por supuesto, restan los equipos. Los que hicieron famoso aquello de 'soy español, a qué quieres que te gane...'. Pocas naciones como España cuando se trata de disputar algún deporte en compañía. Y, aunque parecía que en París la cosa había aflojado, resulta que, a estas alturas, de los 10 que partieron (sin contar la alegría del 3x3 femenino), ocho siguen en disputa. Sólo fallaron el balonmano femenino (perdió sus cinco partidos, un fracaso) y el baloncesto masculino (se quedó sin cuartos por el basket average). Siendo realistas, los dos fútbol (el masculinó ya aseguró) y los dos waterpolos tienen opciones reales de medalla y, por qué no, de alcanzar ese oro 'imposible' (desde Atlanta 96 no se logra por equipo, el waterpolo masculino). Pero ojo con ambos hockeys, con los infatigables chicos del balonmano y las chicas del baloncesto...

Hagan cuentas pues. Siendo pesimistas, estamos alrededor de las 22 medallas el próximo domingo. Si nos venimos arriba... París será una fiesta.

Una plata callejera para la historia: el último tiro no entra y España pierde con Alemania la final del 3×3

Actualizado Lunes, 5 agosto 2024 - 22:35

Entre las cientos de páginas que el baloncesto español ha escrito para la historia, quizá ninguna aventura fue como la de esta noche de verano en el corazón de París, en la Plaza de la Concordia, donde Maria Antonieta pasó por la guillotina. Cuatro jugadoras ya para el recuerdo, talento, coraje y osadía para lograr una plata olímpica en una disciplina con tan poca tradición como espectáculo y garantía de porvenir. Sandra Ygueravide, Juana Camilión, Vega Gimeno y Gracia Alonso de Armiño son subcampeonas olímpicas tras perder en la final contra Alemania (17-16) en la agonía de un último tiro que no entró.

No puede ser más improbable una medalla que, en su génesis, tuvo una canasta de espaldas en el último segundo en el clasificatorio contra Canadá. Una de las acciones más asombrosas que vieron las canastas patrias jamás. "Le rebañé de las manos el rebote. En cuanto la cogí ni la bajé. La canasta estaba en horizontal a mi espalda y fue el tacto preciso, a conciencia. Alucino", relataba su heroicidad en EL MUNDO Gracia, "la esencia del 3x3", una enfermera de Bilbao que juega en el Estudiantes y que anoche en París no acertó a la desesperada. Aquello no podía ser nada más que el anticipo de algo extraordinario.

Para saber más

Bien entrada la noche, resultó una final vibrante. Fue un arranque de nervios. De nuevo a remolque, con tres canastas seguidas de una Alemania que ya había derrotado a las españolas en el último partido de la fase de grupos. Pero la reacción fue preciosa. Un parcial de 3-10 en el que la selección se adueñó de la pista, manejando las puertas atrás y los pick and rolls, especialmente acertada Gracia de Armiño.

Pero esa energía no la puedo mantener después la selección, pese a los dobles de Camilion. Fue otro triple de la gigante Brunckhorts el que iba a ser el mazazo, pese a que España tuvo 7,8 segundos para la oportunidad final que no fue.

Aun así, es el éxito del baloncesto español en su especialidad más callejera y novedosa, al que supo conectarse con un programa desde la Federación que no se vio interrumpido pese a quedarse dolorosamente a las puertas de la clasificación en Tokio, donde se estrenó en el programa olímpico. Con Anna Junyent a los mandos y jugadoras tan experimentas como Nuria Fernández, que se ha pasado cada madrugada viendo vídeos de las rivales en su hotel de París. Y con otras jugadoras que fueron clave por el camino, como Aitana Cuevas o Paula Palomares.

El camino al oro fue tan caprichoso como aquella canasta de Gracia en Debrecen. El cuarteto que maneja Junyent se había clasificado directo a semifinales tras una carambola. Después de una primera fase de vaivenes, en la que ganó cuatro partidos (entre ellos a la anfitriona Francia) y perdió tres (uno contra EEUU, 11-17), las españolas evitaron la ronda de cuartos de final y empezaron a soñar con una medalla que ya es realidad.

Felipe VI aplaude al equipo español tras perder ante Alemania en la final

Felipe VI aplaude al equipo español tras perder ante Alemania en la finalMiguel TonaEFE

Porque, con su majestad el Rey Felipe vibrando en primera fila de la cancha situada al comienzo de los Campos Elíseos -a su lado, Alejandro Blanco, la ministra de Educación y Deporte, Pilar Alegría y el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes (también Dirk Nowitzki, Jorge Garbajosa o Carmelo Anthony, las chicas de la selección 5x5 que este miércoles juegan su partido de cuartos)-, la selección dio la sorpresa (16-18) ante el USA Team en un partido eléctrico y emocionante. Puro rock and roll.

El dominio físico del equipo americano, que comenzó mandando (9-4), le permitió adueñarse del rebote. Pero también se cargó pronto de faltas, algo que en el 3x3, con sus reglas propias, es pecado mortal: a la sexta, la selección rival goza de dos tiros libres. Oro puro para España, que no tembló en ese abismo. Un triple (dos puntos) de Camilión fue clave para contrarrestar los tantos de Van Lith, la jugadora más pequeña del USA Team, un tormento con sus penetraciones. Entonces, en la hora de la verdad, Ygueravide tomó la responsabilidad. Iba a anotar las cuatro canastas finales de España, cuatro puntos para el recuerdo.

Primero, para empatar a 15 a falta de 32 segundos. Poco más tarde, a falta de cinco segundos, la del 16-16, precioso aro pasado, para llevar el duelo a la prórroga. Una especie de tie-break en el que gana quien mande por una ventaja de dos. Allí, la posesión inicial fue para España, que en vez de ir a por el triple, anotó con una penetración de Ygueravide. Falló después USA, que en la siguiente posesión empujó a la estrella española para condenarse. Una falta que dio dos oportunidades a la selección para acceder a la final. Sandra (nueve puntos en total, la mitad) no iba a fallar con el primero.

La medalla más improbable: las chicas del 3×3 ganan a EEUU en la prórroga y disputarán la final olímpica

Actualizado Lunes, 5 agosto 2024 - 18:34

No puede ser más improbable una medalla que, en su génesis, tuvo un canasta de espaldas en el último segundo. El baloncesto español celebró bajo el sol de La Concorde el éxito de su especialidad más callejera y novedosa. El 3x3, que se estrenó en los pasados Juegos de Tokio sin representación nacional, es de oro o plata. La selección femenina derrotó a Estados Unidos (16-18) en semifinales y esta noche (22.00 h.) se enfrentará al ganador del Canadá-Alemania.

Para saber más

Todos pendientes de la chicas de moda. En primera fila, su majestad el Rey Felipe, la ministra de Educación y Deporte, Pilar Alegría, y el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes (y Dirk Nowitzki y Jorge Garbajosa y las chicas de la selección 5x5... todos bien cerca), que iban a vivir un partido eléctrico y emocionante. Puro rock and roll.

Estados Unidos comenzó mandando, con el dominio del rebote (9-4). Pero también cargándose pronto de faltas, algo que en el 3x3, con sus reglas propias, es pecado mortal. A la sexta, la selección rival goza de dos tiros libres. Oro puro.

España no tembló en ese abismo. Un triple (dos puntos) de Camilión fue clave para contrarrestar los tantos de Van Lith, la jugadora más pequeña del USA Team. Un tormento con sus penetraciones. Entonces, en la hora de la verdad, Sandra Ygueravide tomó la responsabilidad. Iba a anotar las cuatro canastas finales de España, cuatro puntos para la historia.

Primero, para empatar a 15 a falta de 32 segundos. Poco más tarde, a falta de cinco segundos, la del 16-16, precioso aro pasado, para llevar el duelo a la prórroga. Una especie de tie-break en el que gana quien mande por dos canastas.

La posesión inicial fue para España, que en vez de ir a por el triple, anotó con una penetración de Ygueravide. Falló después USA, que en la siguiente posesión empujó a la estrella española para condenarse. Una falta que dio dos oportunidades a la selección para acceder a la final. Sandra (nueve puntos en total, la mitad) no iba a fallar con el primero.

El cuarteto que maneja Ana Junyent se había clasificado para directo a semifinales tras un carambola. Después de una primera fase de vaivenes, en la que ganó cuatro partidos y perdió tres (entre ellos contra EEUU, 11-17), las españolas evitaron la ronda de cuartos y empezaron a soñar con una medalla que ya es realidad.

"Jueces cansados" y la eterna polémica en el bronce del Profeta Reyes Pla: "A ver lo que suelta ahora por la boca..."

“Jueces cansados” y la eterna polémica en el bronce del Profeta Reyes Pla: “A ver lo que suelta ahora por la boca…”

Con el ojo izquierdo a la virulé y sudoroso, Enmanuel Reyes Pla celebraba en las entrañas del Paris Nort Arena como si hubiera vencido. Un grupo de aficionados españoles le vitoreaba y le abrazaba. Y él no perdía la sonrisa, aunque sólo hacía un momento, su compatriota "de sangre", el también cubano nacionalizado azerbayano Loren Berto Alfonso, hubiera resultado ganador del combate de semifinales (-92 kilos) por decisión dividida.

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No muy lejos, con su calma y sabiduría habitual, Rafael Lozano rumiaba la derrota. Trataba de razonar lo imposible, la subjetividad arbitral en un deporte tan marcado por ella. "Mira, yo creo que tienen que estar cansados los jueces. Quiero pensar eso, porque no es normal. Los golpes más claros los ha conectado Enmanuel. Pero no te puedes quejar, porque encima te sancionan", explicaba el Balita un problema estructural. A los Juegos muchos jueces no quieren acudir. Por ejemplo, no hay ninguno español. Todos están con la IBA (Asociación Internacional), que fue rechazada por el CIO por sus influencias rusas. Los Juegos los regula ahora World Boxing, una asociación nacida hace un año a tal propósito.

"Muchas veces Alfonso gana casi sin querer. No le gusta fajarse, pero hace mucho daño con el resto de derecha. Buscaba desesperarle y le desesperó", escudriñaba Lozano el boxeo técnico de un rival que sacó de quicio al Profeta, con su guardia baja, su esquiva y su movimiento de piernas. "Y bueno, a ver lo que suelta ahora por la boca...", avisaba el seleccionador mientras Reyes Pla se acercaba.

El encuentro con los medios del púgil fue un tanto surrealista.

"Estoy contento. Agradecido con Dios. No me voy con la medalla que quería, pero es un bronce. Un granito de arena para el boxeo español. Ahora a recoger la medalla en Roland Garros".

Pregunta.- "Enmanuel, ¿te ha costado leer el combate?"

Respuesta.- "No, para nada. Los árbitros vieron un combate completamente distinto. Yo hice más por la victoria, conecté más golpes efectivos".

P.- "¿Te ha desesperado?"

R.- "Sabía que ese era su boxeo. Le había ganado en Italia hace poco, pero los árbitros lo vieron diferente. No es algo que dependa de mí".

P.- "¿Sabor agridulce?"

R.- "Me sentí ganador en todo el combate. Es el arbitraje".

P.- "¿Fueron más claros tus golpes?"

R.- "El último asalto conecté más golpes efectivos. Ahora parece que lo que se busca es el boxeo de levantar la mano y chillar sin dar golpes. Es lo que hay"

P.- "¿Te costó leer el primer asalto?"

R.- "Salí a buscarlo, pero los árbitros no lo vieron. Le vieron a él, que bailaba y levantaba la mano sin dar un golpe. Fueron golpes fantasmas. Y ya vas a remolque".

P.- "¿Algún pero Enmanuel?"

R.- "No, no. El árbitro estaba ciego".

La realidad es que había resultado un extraño e igualado duelo en el Parque de Exposiciones de Villepinte. El Profeta buscaba ser el primer campeón olímpico en boxeo español, igualar al menos la plata de Lozano en Atlanta 96. Con su verborrea habitual, no había dejado de proclamarlo en los días previos -"va a recibir palos, voy a arrancar cabezas..."-, mientras avanzaba rondas, primero ante el chino Han, después ante el belga Schelstraete.

Reyes Pla y Alfonso, en acción.

Reyes Pla y Alfonso, en acción.MIGUEL GUTIÉRREZEFE

Pero no hubo forma con la desafiante guardia baja de Alfonso, que se impuso en el primer round y ya marcó el resto del combate. A Reyes Pla le costó sentirse cómodo con la técnica rival y, ya a la desperada, no pudo hacer nada en el asalto definitivo. Cuando sonó el "In blue" y el árbitro levantó la mano del azerbayano, el Profeta sonrió irónicamente.

También había sido un combate curioso, dos cubanos representando banderas dispares, ambos huidos de la isla hace años. "Yo eso no lo pienso. Arriba del ring no hay amistad. Abajo nos llevamos bien. Somos cubanos de sangre, pero defiendo la bandera española, la del país que me dio la oportunidad". Enmanuel y Loren no habían coincidido en el equipo nacional -"él era de provincias"-.

También irónicamente, Alfonso se deshizo de otro compatriota en primera ronda, el mismo que derrotó (también con quejas y polémica) a Reyes Pla en Tokio. Entonces en el cuadrilátero hubo algo más que boxeo. "Patria y vida no, patria o muerte. ¡Venceremos!", gritó Julio César la Cruz ante los medios, un canto al castrismo en oposición a las reivindicaciones de quien tuvo que huir de la isla.

Noah Lyles, un rey por cinco milésimas: recupera el trono de la velocidad para EEUU en la final más igualada de la historia

Noah Lyles, un rey por cinco milésimas: recupera el trono de la velocidad para EEUU en la final más igualada de la historia

La recta de meta como medida de los límites humanos. Se apagan las luces en el Stade France, rugen las tribunas, se hace el silencio después. Un ritual que se alarga, minutos que se hacen eternos para los atletas antes de los 10 segundos más importantes de sus vidas. Se busca al hombre más rápido del mundo, al que ponga su nombre junto al de Usain Bolt, Carl Lewis o Jesse Owens. Nada menos. Y esta vez no hay favoritos claros, está todo tan abierto que la expectación es maravillosa. Como los segundos que siguen a los 100 metros de París 2024, cuando nadie sabe quién demonios ha podido ganar, de tan parejos que han llegado a la meta. Al fin. Es Noah Lyles con 9,79 segundos, la mejor marca de su vida en el momento más oportuno.

9,794 para ser más exactos. Se impuso el estadounidense, como una centella en París, una brutal remontada tras volver a salir mal de los tacos, para recuperar el trono perdido, 20 años sin un campeón del hectómetro made in USA (desde Justin Gatlin en Atenas 2004). Y lo hizo con idéntico tiempo que Kishane Thompson, sólo cinco milésimas más veloz (9,789). Una final de foto finish. Lyles, el que tanto lo perseguía, el que opositaba a estrella mediática y ahora también deportiva. El histrión, el bicampeón del mundo en Budapest, es ya campeón olímpico en una carrera para el recuerdo. Con su compatriota, Fred Kerley tercero (9,81), y el cuarto más rápido de la historia olímpica, el sudafricano Akani Simbine (9,82).

Es la eterna búsqueda del heredero de Usain Bolt -como si fuera posible-, tan grande es su leyenda que nunca deja de estar presente. Pero las comparaciones, las similitudes y, por supuesto, las diferencias se agolpan en los conversaciones de Saint Denis, que luce precioso en estos lila y azul tan elegantes que van haciéndose más intensos a medida que anochece en París.

Pero, ¿quién ganará el 100? ¿Quién será el nuevo rey?, se preguntan los 80.000 ansiosos espectadores, ante el gran momento de los Juegos.

Y se presentan ocho candidatos -que, por primera vez en la historia olímpica, van a bajar todos de 10 segundos en la final-, cada uno con su historia, todo tan igualado (los dos jamaicanos y los dos estadounidenses ya se han quedado entre 9,80 y 9,84 en las semifinales), tan abierto, que el único nombre propio que se repite en las quinielas es, con tantos asteriscos, el de Noah Lyles.

DIMITAR DILKOFFAFP

El americano de Florida, el chico que se hizo profesional sin pasar por la Universidad de lo convencido que estaba de sí mismo, se ha pasado el invierno trabajando la técnica, la salida con Lance Brauman, su entrenador, y mejorando sus marcas en el 60. Es el rey del 200, pero quiere también el oro en el 100, como en el mundial de Budapest de 2023. Ese por el que fracasó en Tokio, cuando acababa de dejar los antidepresivos después de una pandemia que le pasó factura mental. «Me costó encontrar el equilibrio entre estar entusiasmado y mantener la calma durante todo el año», reconoció. Nada sencillo para él. En la infancia padeció un grave problema respiratorio , noches en el hospital y el deporte como practica no recomendada.

Lyles celebra su victoria.

Lyles celebra su victoria.Martin MeissnerAP

Quiere ser Bolt, como todos. E intenta imitar su show, pero no es lo mismo. Si Bolt encandilaba, él molesta a sus rivales con su juego psicológico, con sus guiños con las cartas de manga y sus bolos con Snoop Dogg. En la semifinal dedicó miradas retadoras a Oblique Sevilla, que le había superado. En la final, partió como un potro desbocado en la presentación, saltó, gesticuló, corrió hasta casi la mitad de la pista, pidió más al público, se golpeó el pecho. Todo mereció la pena, hasta el abrazo y las lágrimas con su madre, Keisha Caine Bishop, de después.

El abanico de opositores también incluía a otros dos tipos que se manejan por debajo de 9,80. Y que no fueron campeones olímpicos por un suspiro. Heredero de Bolt pretende ser Kishane Thompson (plata), el velocista con la tarea de recuperar el trono para Jamaica, que se quedó sin representantes en la final de Tokio. Las lesiones han sido su hándicap, pero le pule Stephen Francis, el mismo que manejó a Asafa Powell o Shelly-Ann Frazer Pryce. Y acudía a París con el 9,77, la mejor marca de todos este 2024, hace un mes en los trials de Kingston. Y en semifinales planta un 9,80 como aviso a navegantes. Junto a él, Seville y sus 9,81 de la primera serie como argumento, aunque luego no respondiera en la final. Dos chicos de 23 años.

También está Marcell Jacobs, el sorprendente italiano de Tokio, que apenas le da para entrar por tiempos en la final y ahí sí, da la cara, favorito del público, con una salida majestuoso, quinto finalmente, incluso lesionado después.