"Copa Davis hay muchas y Rafa sólo hay uno", concluía Carlos Alcaraz a la una de la madrugada, en la sala de prensa del Martín Carpena, después de la derrota de España ante Países Bajos en los cuartos de final y tenía razón. A sus 21 años le queda por delante más de una década de oportunidades para levantar la Ensaladera, pero también acertaba en su análisis días antes, a su llegada a Málaga: "Es una oportunidad única". Y realmente lo era.
La Copa Davis no depende de uno mismo y el actual número tres del mundo lo tendrá muy difícil para ganar. Rafa Nadal se retiró este martes con cinco en su palmarés porque es Rafa Nadal, pero también porque coincidió primero con Carlos Moyà y Juan Carlos Ferrero, más tarde con David Ferrer, Feliciano López y Fernando Verdasco y finalmente con Roberto Bautista y Marcel Granollers. Hay margen de tiempo, pero de momento Alcaraz no empieza con tanta suerte.
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JAVIER MARTÍNEZ
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ALBERTO HERNÁNDEZ
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FERNANDO ANIDO
Rafa Nadal: el legado de una leyendaPorque después del adiós de Nadal, coetáneo de Granollers (38 años) y casi también de Bautista (36), el equipo español se queda vacío; el tenis español se queda vacío. Si hubo un tiempo en el que del Top 100 del ranking ATP asomaban 12 o 14 jugadores del país, ahora sólo hay seis y sólo Alcaraz está en los 40 primeros. Junto a él y Bautista, están Pedro Martínez, Alejandro Davidovich o Jaume Munar, los tres entre los 25 y 27 años, pero con pasos por hacer para afianzarse en la élite. ¿Y por detrás?
Los 'colleges' y la presión
Como le ocurre a otros deportes como el baloncesto, la buena fama de la cantera española ha atraído a un altísimo número de extranjeros y en las academias cada vez aflora menos talento nacional, aunque hay excepciones. Ahí está el palmarés, por ejemplo, del US Open junior, con tres campeones españoles en los últimos cuatro años: Daniel Rincón, Martín Landaluce y Rafa Jódar. "Viene una generación muy, muy buena, claro que el tenis español tiene relevo. Martín, por ejemplo, ya está el 156 del ranking ATP, va a llegar arriba pronto", anuncia Andrés Santamarta, otro miembro de ese grupo, que a sus 17 años esta semana ha ejercido de sparring del equipo español.
"El listón está muy alto y ahora hay caminos distintos. Hay muchos tenistas de mi generación que se van a jugar a las universidades americanas y no entran tan rápido al circuito de futures y challengers", analiza Santamarta que asume que habrá que esperar unos años para valorar el alcance de los jóvenes españoles de su edad. Del éxito en júnior al éxito en la ATP hay un abismo y mucha, mucha presión. Durante los 20 años de carrera de Nadal, los tenistas crecían fuera de los focos, sin atención mediática porque había muchos otros por delante.
Ahora hay cierta ansiedad por saber quién saldrá para acompañar a Alcaraz y eso se nota. Rincón, por ejemplo, 246 del mundo a sus 21 años, reconocía recientemente que no supo manejar el interés generado después de ganar el US Open júnior. "A muchos jugadores les afecta un montón. Me han contado cosas y las entiendo, porque puede ser agobiante. En mi caso, de momento, no me ha afectado. He escuchado opiniones sobre si voy a llegar o no, pero simplemente quiero ser yo mismo", finaliza Santamarta que, en el futuro, si realmente llega, tendrá otro punto en contra para ganar la Copa Davis.
Cuando la Davis no se juegue en España
Porque desde 2019, es decir, desde el pacto de la Federación Internacional de Tenis (ITF) con la empresa de Gerard Piqué, Kosmos, las finales de la competición se celebran en España -Madrid y Málaga-, pero eso va a cambiar. A partir de 2026 seguramente se disputarán en Asia, lo que multiplicaría su dificultad. Además la fase previa también cambiará de formato y España podría tener que irse a Argentina o a Australia para clasificarse, por lo que podría incluso no llegar.
"Es una competición preciosa, pero entiendo la ventaja que supone jugar siempre en casa. Si no fuera así lo vería todo distinto", reconocía el capitán, David Ferrer, al que le queda mucho trabajo por delante. Sin Nadal y con Granollers o Bautista observando el ocaso, Alcaraz se advierte muy solo y a los talentos que vienen por detrás todavía les falta recorrer un duro camino.