Colas en el Aneto y récord de rescates, el boom del montañismo inunda de aficionados el Pirineo: "Si te gusta la montaña no vas ahí"

Colas en el Aneto y récord de rescates, el boom del montañismo inunda de aficionados el Pirineo: “Si te gusta la montaña no vas ahí”

A unos metros de la cima esperan en fila india aquellos que ansían su momento de gloria, la culminación, una foto para el recuerdo, pero el Himalaya queda a muchísimos kilómetros de distancia. No es el Everest, es el Aneto, o el Pedraforca, o la Pica d’Estats, es decir, una de las montañas emblemáticas de los Pirineos, pero también asombran las colas, cada vez más largas, cada vez más peligrosas. Según los datos de la Guardia Civil y de los Bombers de la Generalitat este 2025 se están batiendo un año más récords de rescates en los picos más conocidos de España y, aunque se repiten las llamadas a la precaución, no se observan soluciones reales.

"Cada verano viene más gente a la montaña, pero ése no es el problema. La montaña es un espacio de libertad, no pertenece a nadie, no creo en restricciones o permisos, pero no se le puede perder el respeto" explica Miquel Sánchez, guarda del refugio de Ventosa i Calvell, en el Pirineo de Lleida y montañero de los que ya estaban cuando no había nadie: "Fui al Everest en 1983 y en 1985 y recuerdo estar solo con mi compañero en el campo base. Ahora todo es muy diferente".

"Aventureros sin conocimiento"

"Antes había montañeros expertos y montañeros menos expertos. Ahora hay algunos que no son montañeros, son aventureros sin conocimiento que se descargan una ruta en el móvil y empiezan a subir, a subir y a subir sin entender los riesgos. El peligro no es que haya gente, es que haya gente que no tiene ni idea", define Sánchez mientras cada día se lamentan nuevos ejemplos de lo que expone.

El pasado domingo 6 de julio, el Grup de Recolzament d’Actuacions Especials (GRAE) de los Bomberos de la Generalitat en el Pirineo leridano tuvo que utilizar hasta cuatro veces su helicóptero en sólo cinco horas. Una monitora que se había desorientado junto a cinco niños, una excursionista con el típico esguince de tobillo, otro senderista lesionado y nuevamente un grupo que se había perdido, esta vez compuesto por cinco adultos. El Grupo de Rescate Especial e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil en Jaca también narra jornadas de ese tipo, como el pasado sábado 27 de junio, con nueve rescates en 11 horas.

No hay un recuento conjunto de incidencias en las distintas comunidades autónomas pirenaicas, pero los datos igualmente espantan. El año pasado el GREIM aragonés batió su récord de rescates al superar los 600 y este curso va camino de los 700. "El 2022 fue la primera vez que superamos los 500 accidentes, pero ya hemos llegado a los 609", explicaba el pasado enero Javier Blanco, coronel jefe de la Guardia Civil en Aragón, que lamentaba los 25 fallecidos en su zona.

El efecto de las redes sociales

Su grupo ha iniciado la campaña Montaña Segura junto al Gobierno de Aragón, Aramón y la Federación Aragonesa de Montañismo, pero las tendencias juegan en su contra. Desde la pandemia se han multiplicado los amantes de la montaña y cada vez hay más perseguidores de retos impulsados por Youtube o Instagram. El pasado otoño, Ines Benazzouz, un youtuber francés con ocho millones de seguidores conocido como Inoxtag, alcanzó la cima del Everest vanagloriándose de que no tenía experiencia alguna en las alturas.

"Ahora hay quien cree que por estar en forma ya está preparado. Piensan que si pueden correr un maratón ya pueden subir al Aneto. Pero eso no es así. Hay que tener nociones de orientación, dominar los movimientos en terreno técnico...", comenta el guardia Sánchez, muy crítico con quienes abarrotan los picos españoles en esta época del año: "Sinceramente es imposible que les guste la montaña. Si te gusta la montaña no vas a hacer cola un domingo de verano. Quien va busca hacerse la foto, busca reconocimiento, busca otra cosa".

Pagar por los rescates... ¿Solución?

"Antes los aficionados a la montaña nos apuntábamos en clubes de montañismo e íbamos poco a poco. Ahora esa progresión no existe. Sé que es muy difícil y que a veces la sociedad va hacia otro lado, pero la única solución es la concienciación", finaliza Sánchez.

Hace unos años, cuando empezaron las colas, desde entidades como el Ayuntamiento de Benasque se habló de una regulación de las ascensiones al Aneto o al Pedraforca, pero nunca se llegó a concretar nada. En realidad un remedio así parece inconcebible en Europa. La única medida posible es cobrar los rescates que sean resultado de una imprudencia, aunque en la práctica también es muy difícil probar esa temeridad ante la Justicia.

Desde el 2009, el Departament de Justícia de la Generalitat pasa la factura a los excursionistas rescatados cuando se considera que ha sido su culpa y con esa máxima sólo ha hecho 11 reclamaciones, muchas de ellas mínimas. En una ocasión, dos aficionados tuvieron que pagar 2.600 euros por haber sido rescatados en el refugio Coma de Vaca sin equipamiento y en plena pandemia. En otra, dos senderistas abonaron 800 euros después de pedir ayuda cerca de Queralbs, en la subida a Núria, y movilizar a siete bomberos. Los estuvieron buscando, no los encontraban y resulta que habían conseguido alcanzar su vehículo y ya estaban en casa.

Kilian, Pogacar o Topuria, el entrenamiento en calor, la nueva moda en el deporte de élite: "Hemos tenido que parar por mareos"

Kilian, Pogacar o Topuria, el entrenamiento en calor, la nueva moda en el deporte de élite: “Hemos tenido que parar por mareos”

Kilian Jornet vuelve a casa después de un entrenamiento intenso y en lugar de meterse en la ducha hace todo lo contrario: se mete en el infierno. En una habitación cerrada, enciende un calefactor, conecta el humidificador, se pone un par de chaquetas y empieza a pedalear en una bicicleta estática. A casi 40 grados, en un par de minutos está sudando la gota gorda. Pero aguanta. Y aguanta. Y aguanta. Y aguanta. Aguanta hasta que al cabo de una hora aproximadamente está deshidratado y, entonces sí, se baja, sale de la habitación, se desviste y bebe litros y litros de agua. Acaba de completar una sesión de entrenamiento en calor o ‘heat training’, la última tendencia en el alto rendimiento.

Tadej Pogacar y la mayoría del pelotón ciclista, numerosos maratonianos y hasta luchadores como Ilia Topuria ya lo aplican. Si años atrás hubo la revolución de entrenar en altitud, donde falta el aire, ahora llega la revolución de entrenar en calor, donde falta el agua.

Sudar más, una bendición

Hay dos grandes beneficios, uno lógico, muy estudiado, y el otro desconocido hasta ahora. El primero no tiene secreto: el entrenamiento en calor sirve para adaptarse al calor. Según varios estudios la temperatura ideal para el deporte está entre los tres y los 10 grados y cuánto más sube el termómetro, peor. El rendimiento puede llegar a caer hasta un 20%, una barbaridad en la élite. Por eso hay que prepararse.

"Desde los años 80 y los estudios de González Alonso los mejores deportistas han trabajado para aclimatarse al calor. Muchos eventos, como el Tour de Francia, los Juegos Olímpicos o los Mundiales de atletismo son entre julio y agosto y ha habido mucha investigación a su alrededor", expone Carles Tur, fisiólogo, responsable de entrenadores del equipo ciclista Q36.5 y preparador de la Federación Española de Vela (RFEV). Antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, por ejemplo, las sesiones en la cámara de calor del Centro Especializado de Alto Rendimiento de Santander llevaron a las medallas a Nico Rodríguez o Jordi Xammar en el horno que era la bahía de Enoshima.

La adaptación al calor permite que el deportista sude más y en más zonas del cuerpo -se puede pasar de un 70% a un 90% de la piel- por lo que regula mejor la temperatura interna. Sudar mucho puede ser incómodo para la vida diaria, pero es una bendición en competición; quienes sudan más tardan más en deshidratarse y están menos expuestos a una pájara o un golpe de calor.

El beneficio desconocido: aumenta el oxígeno

Pero el entrenamiento en calor tiene otra virtud que hasta hace pocos años no se conocía. Además de ayudarte a competir en verano, hace que aumente tu oxígeno en sangre. "Cuando rehidratas después de una deshidratación severa aumenta el plasma, se diluye la sangre y el cuerpo tiene la falsa sensación de tener menos capacidad de transporte de oxígeno. Por eso el riñón manda una señal al cerebro para que libere la EPO endógena de manera natural y legal. Y así sube la hemoglobina, aumenta la capacidad de transporte de oxígeno y, por lo tanto, crece la potencia del deportista", detalla Tur que admite que no es fácil que el ciclista o el corredor aplique esas teorías. Porque no vale con salir a correr y mucho menos salir en bicicleta en las horas centrales de un día de estos.

El mono de la marca Core para hacer 'heat training'

El mono de la marca Core para hacer 'heat training'CORE

Para que los beneficios sean reales se necesitan "tres y cinco sesiones semanales de aproximadamente una hora cada una durante cinco semanas" y lo mejor sería hacerlas en un sitio cerrado. "En un entrenamiento en el exterior, aunque estés a 35 grados, el viento puede eliminar hasta el 70% del calor de tu cuerpo. Puede ser útil y generar una adaptación, pero lo ideal es crear esas condiciones de manera artificial", proclama el fisiólogo, que habla de técnicas activas y pasivas.

Los peligros de la técnica

Dentro de las pasivas entraría la sauna o los baños de agua caliente y dentro de las activas las cámaras de calor o los llamados trajes de pintor. En los últimos años, en los Centro de Alto Rendimiento españoles se han instalado cámaras climáticas Thermotron y los equipos ciclistas han inventado sus propios métodos: los ciclistas hacen rodillo dentro de una tienda de campaña con el calefactor a toda marcha o embutidos en unos monos de plástico. Así los técnicos pueden controlar la deshidratación para evitar sustos y empezar de inmediato la rehidratación. La teoría dice que lo ideal es beber un 150% de lo que se ha pérdido, es decir, hasta tres litros de agua con el sodio necesario.

"Nunca hemos lamentado un golpe de calor, aunque en ocasiones hemos tenido que parar por mareos. Cuando hacemos estas sesiones tenemos sensores de temperatura de la piel y temperatura interior, pero es muy importante mirar a la cara al deportista y ver cómo funciona. Existen indicios de problemas, como cuando se corta el sudor. Hay que estar cerca", finaliza Carles Tur, que estos días prepara la Vuelta a España con los ciclistas de su equipo, que estarán listos aunque el termómetro castigue inclemente.

¿Quién es Guillermo del Pino? El héroe del Eurobasket sub-18 ante Francia que renunció a un contrato en España

¿Quién es Guillermo del Pino? El héroe del Eurobasket sub-18 ante Francia que renunció a un contrato en España

Hay una tradición en el baloncesto que a veces genera injusticias. Para designar al mejor jugador de un torneo internacional -el premio de MVP- se pregunta a todos los periodistas presentes en el pabellón, pero nunca se espera a que acabe la final. Para preparar la entrega de trofeos y no incordiar a los cronistas, se les pasa un papelito unos 10 o 15 minutos antes del pitido definitivo, al principio del último cuarto, y éstos eligen a quien consideran. Ya tienen argumentos de sobra: antes se han jugado muchos partidos y muchos minutos de la final. Pero en ocasiones lo que pasa después desfigura el galardón. Este domingo, Guillermo del Pino no fue escogido MVP del Eurobasket sub-18 y la tropelía sólo se entiende si se conoce ese protocolo. Porque lo que hizo el base español en los últimos 30 segundos de la final ante Francia es para darle todos los premios posibles, del partido, del campeonato, del año.

Con la selección perdiendo de seis puntos, Del Pino decidió que celebraría una victoria y eso hizo. Anotó un triple con un paso atrás y un rival justo delante, penetró para encestar una bandeja con un rectificado, metió un tiro libre, falló otro adrede y a falta de sólo tres segundos acertó con el triple que significaba el triunfo. En total, nueve puntos consecutivos. En definitiva, la locura.

FEB

En pleno centro de la pista del Belgrado Arena, todos sus compañeros le abrazaron y le mantearon aunque Ian Platteeuw fuera el escogido como mejor jugador del torneo. Con trofeo o sin, el héroe fue Del Pino y, en consecuencia, el centro de todas las preguntas: ¿Quién es Guillermo del Pino? Es un base de 1,96 metros de 18 años y también muchas más cosas. Por un lado, un resumen de las bondades de la cantera del baloncesto español. Por el otro, un nuevo ejemplo de que algo falla en los clubes del país.

¿Por qué no jugará en España?

Porque Del Pino lleva destacando en categorías inferiores desde niño, de hecho fue elegido MVP del Eurobasket sub-16 de 2023, pero no jugará en Liga Endesa como mínimo hasta dentro de cuatro o cinco años. Quizá no lo haga nunca. Él mismo renunció hace unos meses. De Córdoba y formado en la cantera del Coto Córdoba, llevaba ya temporadas asombrando en el Unicaja de Málaga, incluso debutó con 17 años recién cumplidos en la Champions League, pero se echó atrás cuando llegó el momento de firmar un contrato profesional. En lugar de intentar hacerse un hueco en el equipo que dirige Ibon Navarro, prefirió volver al Coto Córdoba, a la segunda FEB -antigua LEB Plata- y esperar llamadas desde Estados Unidos. Llegaron, claro, y el próximo curso Del Pino formará parte de una de las mejores universidades de la NCAA, Maryland.

«Salir del Unicaja fue una de las cosas más complicadas que he hecho en el baloncesto. Es verdad que tenía una oferta para seguir en dinámica del primer equipo, pero era muy a largo plazo, de cuatro o cinco años, y pensé en mi futuro. Lo que yo quería era irme a Estados Unidos, a la NCAA, entonces no me convenía quedarme en el Unicaja. Si hubiera firmado con el Unicaja no me habría podido ir», reconocía en el podcast Dunkers y, como él, otros.

Pese a la creación de la nueva Liga U para retener talento en España, la mayoría de promesas españolas siguen marchándose a la NCAA llamados por los altos contratos económicos que ofrecen las universidades y por la ausencia de oportunidades en casa. El propio Ian Platteeuw, MVP del Eurobasket sub-18, abandonará el Joventut de Badalona para jugar en la Universidad de Davidson, como también harán Mario Saint-Supery, Rubén Domínguez y tantos otros. España ya tiene un nuevo héroe, pero no tiene premio y lo que es peor su futuro está muy lejos.

Jordi Tarrés, leyenda del trial, después de un doble trasplante: "La operación duró 15 horas, ahora tengo tres riñones"

Jordi Tarrés, leyenda del trial, después de un doble trasplante: “La operación duró 15 horas, ahora tengo tres riñones”

Hace unas semanas, Jordi Tarrés, siete veces campeón del mundo de trial, sorprendía en su Instagram con un anuncio: acababa de recibir un doble trasplante de hígado y riñón en el Hospital Clínic de Barcelona. Nadie sabía nada. De hecho días antes había estado en el Campeonato de España de un deporte minoritario que popularizó él con su dominio en las décadas de los 80 y los 90 y con su propia empresa de motocicletas, TRRS. ¿Qué había pasado?

A sus 58 años, atiende a EL MUNDO en su casa de Rellinars, cerca de Terrassa, donde ya ha empezado a caminar y ambiciona coger la moto más pronto que tarde. "No quería preocupar a la gente, sólo lo sabía mi familia. En el mundillo del motociclismo soy una persona pública y no quería que me preguntaran o que se especulara por ahí. Me operé, todo fue bien y ya lo puse en Instagram", cuenta.

¿Qué le ocurrió?
Desde que nací sufro una enfermedad genética llamada poliquistosis, pero no lo sabía hasta que se lo diagnosticaron a mi madre hace unos 18 años. Cuando competía en trail no tenía ni idea que lo tenía. Es una enfermedad que se convierte en un problema a partir de los 50 años, cuando los quistes crecen mucho y te provocan malestar. Mi hígado pesaba seis kilos y lo normal es que un hígado pese un kilo y medio. Me sentía siempre lleno, con ganas de vomitar, no respiraba bien... Tenía un bulto en la barriga que era muy incómodo y muy visible.
¿Cuál era el tratamiento?
No tiene tratamiento, sólo puedes hacer seguimiento a los quistes y paliar algunos efectos secundarios, como la hipertensión. Pero desde hace años yo ya sabía que tarde o temprano tendría que recibir un trasplante. En la última revisión me dijeron que el riñón ya no filtraba como debía y me pusieron en la lista de espera. Me dijeron que lo mejor sería un trasplante doble de riñón e hígado y que tardaría. Pero a las pocas semanas me llamaron porque habían encontrado el donante perfecto, del mismo grupo sanguíneo, con órganos de un volumen similar. Me citaron de madrugada y empezó la operación.
¿Por qué de madrugada?
Diría que para no ocupar el quirófano todo el día porque la operación duró 15 horas. Fue muy compleja, con la intervención de varios especialistas. Piensa que ahora tengo tres riñones. Por la dificultad del doble trasplante no me quitaron ningún riñón enfermo, colocaron el riñón sano encima de la pelvis, en la parte delantera. Ahora noto los quistes igual, tengo un poco de dolor, pero de momento es soportable. Cuando no lo sea tendré que volver a pasar por quirófano.
Entonces todo fue bien.
La operación fue bastante bien, aunque sufrí una infección de pulmón y me tuvieron que ingresar 12 días en la UCI. Ahora llevo ya unas semanas en casa y me siento cansado, estoy con inmunosupresores, pero voy cogiendo fuerzas. En los últimos meses había adelgazado 13 kilos y tengo que volver a ganar peso, músculo. Cada día camino cuatro o cinco kilómetros.
¿Puede sufrir quistes en los órganos sanos?
También lo pregunté, pero me explicaron que no, porque es el propio órgano enfermo el que genera los quistes. Cuando te cambian las células ya no hay opción. Siento que me han cambiado dos piezas de la moto y ahora estoy con el rodaje. Siempre estaré agradecido al donante, aunque no sé nada de él o ella, sólo sé que fue una muerte cerebral, no algo repentino, como por un accidente.

VICTORIA ROVIRAAraba

¿Volverá a montar en moto?
Me gustaría. Hasta hace tres o cuatro años siempre iba a Marruecos en verano con la moto de enduro y me encantaría volver a hacerlo. Lo tuve que dejar porque los quistes me limitaban mucho la movilidad, me sentía muy lleno, me dolía la espalda. Ahora si me recupero al 100% creo que podré volver. Pero me conformo con estar sano, con poder caminar durante horas, hacer bicicleta eléctrica y un poco de gimnasio. Me está costando recuperarme, pese a ser joven y activo. Para una persona mayor o sedentaria un doble trasplante así debe ser una paliza tremenda.
¿Siempre ha vivido del trial?
He tenido esa suerte. He vivido siempre del trial, primero como piloto, luego como manager y entrenador, después con mi propia marca. Es un deporte que me gusta, que me encanta. Pude convertir mi pasión en mi trabajo y ahora me costaría hacer otra cosa. Cuando me retiré no tenía claro mi futuro, pero sabía que tendría que encontrar algo relacionado con el mundo del trial.
¿Teme ahora por su salud en el futuro?
La verdad es que no. Me hago chequeos semanales y, de alguna forma, me alegro de todo el proceso por mis hijos. Yo ya era mayor cuando diagnosticaron a mi madre y me dijeron que tenía un 50% de posibilidades de padecer una poliquistosis. Ahora mis hijos son jóvenes y más conscientes de lo que fui yo. Aún es difícil ver si tienen quistes o no, pero a lo largo de su vida podrán hacerse revisiones y estar encima del asunto.
El cambio de Decathlon, del producto azul para novatos a codearse con la élite en el Tour o Wimbledon: "Ahora hacemos que el alto rendimiento sea accesible"

El cambio de Decathlon, del producto azul para novatos a codearse con la élite en el Tour o Wimbledon: “Ahora hacemos que el alto rendimiento sea accesible”

Aparece Gael Monfils en Wimbledon con todo su flow, su tenis entregado al espectáculo, su sonrisa burlona, su aire de veterano librado de mil batallas, y... ¿qué marca le viste? Artengo. En el Tour de Francia ruedan las bicicletas Van Rysel del Decathlon AG2R La Mondiale en busca de una victoria de etapa de Aurélien Paret-Peintre o de Felix Gall. Antoine Griezmann hace meses que juega Liga y Champions con sus botas Kipsta, igual que Alex Sarr, número dos del draft de la NBA en 2024, luce sus Tarmak. Voló Jimmy Grasier en el último Europeo de media maratón de asfalto con sus Kiprun en los pies, igual que Blandine l’Hirondel en la pasada UTMB de montaña. ¿Qué está pasando?

El universo Decathlon, con sus decenas de marcas, está llegando al deporte de élite de la mano de los mejores deportistas franceses en un curioso cambio de estrategia de la empresa. Durante décadas, los clientes iban a sus tiendas -178 en España- a comprar material barato para iniciarse en un deporte. El producto azul, señal distintiva de los novatos. Pero hace unos años la cadena francesa decidió asaltar el resto del mercado, es decir, vender a aquellos que buscan competir, incluso a la élite.

«Sé que choca ver a Decathlon hacer una zapatilla con placa de fibra de carbono de 220 euros, por ejemplo, pero todo parte de un plan estratégico. Es obvio que algo ha cambiado. Seguimos siendo fieles a nuestro ADN, que es hacer accesible el deporte, pero ahora no sólo pensamos en aquellos que se inician, también pensamos en aquellos que ya son expertos, en el alto rendimiento. Teníamos que dar respuesta a ese tipo de público», cuenta Jon Zumaquero, director comercial de Decathlon en España después de la presentación de la zapatilla Kiprun KD900, una de las apuestas más importantes de la marca.

Éxito en el pelotón

En su asalto a los cielos, Decathlon se ha limitado a patrocinar a una estrella en el fútbol, el baloncesto y el tenis y a lanzar algún nuevo producto, pero en el atletismo y el ciclismo la intención va a por todo. La empresa, que nació 1976 en Lille de la familia que ya tenía Auchan, creció con los deportes de resistencia, es lo suyo.

De hecho, en el ciclismo, hace años, ya había intentado codearse con los mejores. Entre 2000 y 2007, Decathlon proveyó de bicicletas a los conjuntos galos AG2R y Cofidis y logró algunas victorias, pero la experiencia fue efímera. A finales de 2023, Barbara Martin Coppola, CEO de la marca hizo el anuncio: «Millones de niños en todo el mundo han aprendido a montar en bicicleta con Decathlon y millones de adultos usan nuestras bicicletas todos los días, así que estar ahora en un equipo WorldTour es motivo de gran orgullo». Y desde entonces el AG2R es el Decathlon AG2R, hasta el punto que la próxima temporada no tendrá apellido: será Decathlon a secas. Competir con el UAE o el Visma son palabras mayores, pero ya ha conseguido que las Van Rysel se valoren como las S-Works o las Colnago.

CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE

Es un trabajo que todavía queda por hacer en el atletismo. En las maratones hay zapatillas Kiprun, pero están lejos de las Nike, Adidas, Asics, Brooks y compañía. Para hacerse un hueco, en 2020, Kiprun abrió su propio centro en Kenia y contrató a Paul Chelimo, que era doble medallista olímpico en los 5.000 metros, pero todavía espera resultados.

¿Y un récord del mundo?

«Hay muchas grandes marcas y todas hacen las cosas muy bien. Hay grandes productos en el mercado y fuertes inversiones en marketing. Nuestro esfuerzo está siendo grande y no esperamos un retorno inmediato, ni a un año ni a dos, es un proyecto a largo plazo», reconoce Zumaquero, que apunta que la intención de Decathlon no es dejar de vender otras marcas.

Sin cambiar su modelo de distribución, la idea es que Kiprun, Van Rysel y demás vayan ganando mercado hasta posicionarse entre las más vendidas. Aunque para eso se necesitan muchas, muchas victorias, incluso si se puede algún récord del mundo: «No es que el domingo hagas un récord y el lunes multipliques las ventas, pero te da notoriedad, credibilidad, más gente te considera. Nuevamente no es algo inmediato, no es algo a corto plazo, pero el aumento de la credibilidad es muy importante para aumentar la conversión de interesados en clientes».

La sonrisa de Alcaraz después de la derrota en la final de Wimbledon: del “!Qué malo eres, tío!” a lo que aprendió en los Juegos Olímpicos

Actualizado Domingo, 13 julio 2025 - 23:41

La derrota llegó con una sonrisa de Carlos Alcaraz. Sonreía mientras Jannik Sinner levantaba el trofeo de Wimbledon, sonreía al encontrarse con su equipo en el vestuario, sonreía al aparecer ante los medios de comunicación. Su primer tropiezo en una final de Grand Slam no fue un drama. Ni mucho menos. Hasta ahora sólo había sufrido una decepción, una decepción de verdad, en la final de los pasados Juegos Olímpicos de París ante Novak Djokovic y de aquella aprendió a encajar.

"El año pasado acabé los Juegos Olímpicos muy mal emocionalmente, me costó mucho aceptarlo. Pero después entendí cómo gestionar estas situaciones. De esta final me quedo con los buenos momentos, me quedo con el hecho de haberla jugado, me quedo con el torneo que he hecho. Sonrío porque estoy agradecido, no estoy mal", comentó el número dos del mundo antes de encarar el regreso a su casa en Murcia para descansar del tenis "dos o tres días".

El positivismo de Alcaraz, que le ayudará en los próximos días, las próximas semanas y los próximos meses, llegó después de una catarsis. Durante el partido, especialmente a finales del tercer set, cayó en una exagerada autocrítica y se sumergió en un pántano peligroso. "Qué malo eres, tío...", se fustigó en una ocasión para acabar gritándole a su equipo: "¡Es mejor que yo!".

Joanna ChanAP

"Después del primer set Jannik ha subido su nivel desde el fondo de la pista y ha habido un momento en el que no sabía qué hacer, sentía que él estaba jugando mejor que yo. En el cuarto set ya he visto que era muy difícil, me he relajado y he empezado a sonreír. Curiosamente en ese momento es cuando he vuelto a tener bolas de ‘break’, cuando he sido más yo, cuando he disfrutado más", relataba Alcaraz que desveló que hará una cosa que nunca había hecho en una derrota anterior. Al acabar el partido, al español le brotaban las ideas y por eso tenía ganas de agarrar una libreta para ponerse a escribir.

La libreta de Alcaraz

"No lo he hecho nunca, pero esta vez sí lo haré. Tengo las cosas muy claras de lo que tenía que haber hecho mejor. Las apuntaré para entrenarlas. Es así cómo se forja un campeón", proclamó y luego detalló esas "cosas muy claras": "La clave ha sido el resto del segundo saque. Jannik me ha apretado mucho con sus restos y por eso me ha costado el servicio. Yo en cambio no lo he hecho. En servicio el segundo saque es realmente importante y siento que le he dado muchos puntos gratis ahí. Tendría que haber hecho más, tendría que haber atacado más".

"Saco muchas cosas para mejorar, pero lo bueno del tenis es que lo podré hacer pronto. No queda mucho para el siguiente Grand Slam, para los siguientes torneos", comentó quien tiene por delante este mismo mes el Masters 1000 de Toronto y ya en agosto el Masters 1000 de Cincinnati y el arranque del US Open. La temporada pasada renunció a su viaje a Canadá, pero esta vez todavía no lo ha decidido: "Voy a escuchar el cuerpo, lo que me pide. Ahora mismo no siento ninguna molestia física, pero jugar estos partidos siempre cansa. Veremos cómo sucede".

Sinner exorciza sus recuerdos para vencer a Alcaraz y levantar su primer Wimbledon

Sinner exorciza sus recuerdos para vencer a Alcaraz y levantar su primer Wimbledon

En la era de la medición y el Big Data, la grandeza en el deporte se explica en números, récords y porcentajes, pero cuando Jannik Sinner se retire se recordará su prodigiosa serenidad. Nunca hubo un tenista tan firme, tan consciente de sí mismo, tan estoico. Muchos desaparecieron después de remontadas como la que sufrió en la final del pasado Roland Garros, hay casos recientes como Zverev, Tsitsipas, Medvedev o Thiem, pero Sinner hizo todo lo contrario: analizó lo ocurrido, entrenó más que nunca y regresó para superar este domingo a su cruel verdugo, Carlos Alcaraz, en la final de Wimbledon por 4-6, 6-4, 6-4 y 6-4 en tres horas y cuatro minutos de juego.

En la celebración no hubo revancha, ni rastro de rabia, no ganó desde el rencor. Levantó los brazos sobre la pista y de inmediato se fue a felicitar a Alcaraz; ni tan siquiera necesitó tirarse sobre la hierba. Pese a ser como fue, el italiano siempre entendió la derrota de París como parte del juego y, es más, como parte de la vida, donde venimos a perder. En los 15 minutos de lágrimas en los vestuarios de la Philippe Chatrier soltó cualquier pensamiento negativo -contra él mismo o contra el mundo- y se recompuso para alzarse sólo un mes después.

Como hace Toni Nadal, el primer entrenador de Sinner, Riccardo Piatti, narra anécdotas entre la realidad y la fantasía para describir sus éxitos. En una de ellas relata cómo, cuando era pequeño, le puso en la televisión la final del torneo de Marsella 2000, donde un joven Roger Federer perdió contra Marc Rosset jugando muy mal. "¿Por qué juega así? No se parece a Roger", preguntó Sinner. "Ese era Federer antes de muchas horas de trabajo", le contestó Piatti. Ahí se supone que el actual número uno aprendió que el talento no sirve de nada sin esfuerzo detrás. Después de Roland Garros aplicó esa lección y exageró su preparación para alcanzar la gloria este domingo. A sus 23 años, su primer Wimbledon, su tercer Grand Slam, ya sólo le queda París para completar la lista.

El plan distinto de Sinner

Al contrario que en otras ocasiones, esta vez el italiano tenía un plan. "Fuerza, potencia y velocidad", con esas tres palabras le describía en la previa su técnico, Darren Cahill, pero la reciente desdicha le enseñó que no era suficiente. Por eso planteó una apuesta arriesgada: contra Alcaraz se disfrazó de Alcaraz. Hay recursos que Sinner no necesita, apenas sube la red, prácticamente nunca hace una dejada; con sus golpetazos y sus piernas le sobra. Pero en la final apareció con otro tenis.

Durante un buen rato, Sinner abandonó su juego violento y robótico en el fondo de la pista para crear. El artista ya no era Alcaraz, era él. La intención era sorprender al español, llevarle a lugares desconocidos. Sin duda, era buena idea. Pero no le funcionó. Pese al desconcierto inicial, que le llevó incluso a ceder un rotura de saque, nadie gana a Alcaraz a lo suyo. En cuanto entendió las intenciones de su rival, el número dos del mundo le cazó con varios golpes pasantes, se divirtió, remontó, cogió ventaja. Del 4-2 al 4-6. Sólo hubo un problema: en el preciso momento en el que ganó el primer set empezó a perder el partido.

Kin CheungAP

Sinner le lanzó un derechazo deslizando de los que nunca vuelven y Alcaraz lo hizo volver de espaldas en un malabarismo imposible para dejar la bola plantada al otro lado de la pista. En su celebración, el índice en la oreja, el español olvidó unos segundos la prudencia. Y cuando se dio cuenta, había cometido una doble falta, había concedido una rotura, había perdido el segundo parcial.

La primera derrota de Alcaraz

Con la igualdad de nuevo en el marcador, Sinner recapacitó y volvió a su plan de siempre. Pum, pum, pum, pum. Esa derecha feroz, ese revés demoledor. El constante bombardeo. De repente Londres pareció París, pero París antes de que aquellas tres bolas de partido lo cambiaron todo. Con la rémora de su saque, desacertado esta vez -sólo un 52% de primeros-, Alcaraz empezó a sufrir, a pelear bolas de rotura en contra, a precipitarse al abismo. Cada break cedido se convertía en un set más en su contra. Hubo un punto, llegado el cuarto periodo, en el que sólo le quedaba la épica y el recuerdo de la última remontada. ¿Y si Sinner temblaba de nuevo? El italiano falló su primer 'match point', pero acertó un gran saque en el segundo. Ya era el campeón.

Sentado en su silla, mientras se preparaba la ceremonia de entrega de trofeos, Alcaraz conoció la derrota. Hasta este domingo había perdido, claro que había perdido, pero nunca había sufrido una verdadera derrota. A la sexta, perdió en la final de un Gran Slam. Mientras Sinner recogía el trofeo de la mano de Kate Middleton tuvo que pensar que el italiano le acababa de marcar el camino. Por muy doloroso que sea, sólo le queda entrenar y entrenar para vencer en la próxima.

El otro éxito de Sinner: un número uno indiscutible y un Alcaraz ante su asignatura pendiente

Actualizado Domingo, 13 julio 2025 - 20:26

Jannik Sinner, número uno del ranking mundial. La presentación suena en todas las pistas del mundo desde el pasado 10 de junio y así seguirá siendo hasta otoño. Su éxito en la final de Wimbledon no le sirvió sólo para celebrar su cuarto Grand Slam después de ganar dos veces el Open de Australia y una vez el US Open o para romper su mala racha en sus enfrentamientos ante Carlos Alcaraz, también le sirvió para afianzar su dominio del tenis unos meses más. Pese a su parón por sanción debido al positivo en un control antidopaje, Sinner cuenta todavía con 12.030 por los 8.600 del español; entre los dos hay 3.430, una enorme distancia.

Para saber más

A unos días de cumplir los 24 años, sus números no hablan de precocidad, pero sí de una prodigiosa regularidad. Pocos tenistas cogieron el número uno de la lista ATP por primera vez con tanta fuerza como él: acumula 58 como líder y sólo están por delante Roger Federer (237 semanas en su primer 'stint'), Jimmy Connors (160 semanas) y Lleyton Hewitt (75 semanas).

Líder todo el año

«No me quiero parar aquí. Quiero seguir escribiendo mi historia e intentar ser mejor jugador cada día. El ranking es un buen reflejo del trabajo que se hace durante el año. Estoy consiguiendo una gran consistencia», se congratulaba Sinner que en su ascenso al rey del tenis sólo ha tenido las máculas del positivo por dopaje y de la derrota en la final del último Roland Garros -el único grande que le falta-.

Aquella remontada de Alcaraz creó dudas a su alrededor, pero los números subrayan su preeminencia. Su alta puntuación se debe a su buen hacer durante toda la temporada. Ahora mismo cuenta con los 2.000 del pasado Open de Australia, en enero; los 1.500 puntos de las últimas ATP Finals, en noviembre; y en medio, entre junio y octubre, los 2.000 puntos de este Wimbledon, los 1.000 puntos de la final de Roland Garros, 1.000 puntos más de Cincinnati o de Shangai... «Es increíble verme a mí mismo en esta situación. Realmente disfruto siendo número 1, pero las cosas pueden cambiar mucho en poco tiempo», aseguraba agorero y... ¿Realmente pueden cambiar las cosas?

Más allá de su consistencia, Sinner tiene varios factores a su favor para que no cambien. La primera es la ausencia de rivales. Está él, está Alcaraz y detrás un abismo muy profundo. El ranking ATP lo insinúa -Alexander Zverev es tercero con 6.310 puntos-, pero las finales lo confirman. Que los dos primeros del mundo se hayan discutido por cuatro títulos en menos de un año -Pekín, Roma, Roland Garros y Wimbledon- demuestra que la alternativa es escasa. Pero a favor del italiano también juega el bajón que sufre Alcaraz en cada final de temporada.

La asignatura pendiente de Alcaraz

Como para todo español, para el número dos el tenis es para el verano, 19 de sus 21 títulos en ATP han llegado en julio o antes y en los meses posteriores se cimenta el éxito de Sinner. Es cierto que el cemento, especialmente bajo techo, es la superficie preferida del italiano, pero es aún más importante la fatiga mental de su máximo rival. No hay que olvidar que el año pasado, después de encadenar Roland Garros y Wimbledon y caer en los Juegos Olímpicos, rompió una raqueta en su debut para olvidar el Masters 1000 de Cincinnati y perdió en segunda ronda en el US Open.

«Mi objetivo para el año que viene es llegar más fresco a esta parte del año. Debo encontrar disfrute en cada lugar, cada torneo, cada partido. Para mí no es fácil viajar mucho en esta parte del año. Echo de menos mi casa. El año que viene intentaré ser mejor en eso», prometió entonces Alcaraz , aunque en realidad ya sabía cómo hacerlo: «Soy un jugador que necesita parones más largos para afrontar los torneos importantes».

Ahora, de vuelta a Murcia, se tomará unos días y estará unas pocas semanas sin competir, pero en su calendario no se advierten más huecos que en temporadas pasadas. Es muy probable que acabe renunciando al Masters 1000 de Toronto que empieza el 26 de julio y luego debería jugar en Cincinnati ya en agosto para preparar el US Open. Después encarará con ese trajín la gira asiática y la conclusión del curso con las ATP Finals. Ahí Alcaraz se podría plantear el asalto a los cielos, pero se topará con la prodigiosa regularidad de Sinner.

Alcaraz y Sinner en la final de Wimbledon y el efecto de lo que ocurrió en Roland Garros: “Desde entonces he entrenado muy duro, más duro que nunca”

Actualizado Domingo, 13 julio 2025 - 01:31

En los pasillos del Aorangi Park, donde están las pistas de entrenamientos anexas a Wimbledon, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner coincidieron este sábado al mediodía. Ambos habían reservado a las 12.30 horas, justo antes de comer. «Tutto bene?», preguntó Alcaraz en italiano, un idioma que chapurrea. «Bene», respondía Sinner. Y ya está. El español se fue a la pista 1 con todo su equipo, siete hombres, y el italiano se marchó a la pista 8 más solo que la una, después llegaron sus dos entrenadores. En cualquier otro momento la conversación entre los dos primeros del ranking ATP hubiera sido más larga, pero ayer era imposible. ¿Qué se podían decir?

En la previa de una final hay tensión, más en esta final. Apenas un mes después de la histórica remontada en el último Roland Garros, Alcaraz y Sinner se vuelven a enfrentar este domingo en disputa por el título de Wimbledon (17.00 horas, Movistar+). En sus mentes continúa fresco el recuerdo de lo ocurrido, pero hay algo más. Ni Alcaraz ni Sinner son los mismos y lo que ocurra en la pista central del All England Club puede confirmar el reparto de papeles de una rivalidad que hasta ahora está desequilibrada.

Un Alcaraz más maduro

Antes de lo ocurrido en París, Alcaraz ya había derrotado en Sinner todos sus duelos de 2024 y 2025 -ahora son cinco triunfos consecutivos-, pero sólo con la Copa de los Mosqueteros en las manos entendió su superioridad. Hasta que salvó aquellas tres bolas de partido, el español aún agrandaba sus defectos, incluso se infravaloraba -más sobre superficies duras-, pero ya no. Desde su primer partido posterior a Roland Garros, se ha visto un Alcaraz diferente, con más confianza que nunca, relajado en todas las situaciones, consciente de su preeminencia.

KIRILL KUDRYAVTSEVAFP

«Ya tocaba madurar», ha bromeado y la broma disfraza la verdad. Ya no es aquel artista que depende de su inspiración, busca diversión y celebra cada genialidad; ahora a veces se impone por oficio. Si él juega a lo suyo, únicamente un adversario puede inquietarle y ese es Sinner. «La final de Roland Garros me enseñó que un partido puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos y que debo dar el 100% en cada punto. Es lo que hay que hacer siempre», comentó tras derrotar a Taylor Fritz en semifinales y reconocer que no ha vuelto a ver en televisión su gesta ante Sinner en París, sólo «algunos clips». «Creo que mi victoria allí no va influir aquí. Hace años que Jannik aprende de las situaciones más difíciles y vendrá más fuerte. Vendrá con más hambre, pero lo bueno es que ya sé que será así», aseguró Alcaraz, que admitió que si pudiera quedar con un golpe de su rival se haría «con su revés, especialmente deslizando con la pierna izquierda».

En su entrenamiento de este sábado, Alcaraz hizo ejercicios de movilidad, golpeó de derecha con su hermano Álvaro como sparring, descansó un buen rato cobijado a la sombra, practicó saques y luego estuvo jugando con su equipo a una especie de petanca.

El trabajo de Sinner

Unos metros más allá, pum, pum, pum, pum. El método de uno y otro no tenía comparación. Durante una hora y media, Sinner estuvo pegando raquetazos a diestro y siniestro sin parar ni para beber agua. Cuando Alcaraz se marchó, ahí seguía el italiano.

Después de caer en París pasó 15 minutos llorando en el vestuario -lo explicó su fisioterapeuta y le costó el puesto-, pero luego se fue a la casa de sus padres en los Alpes para recobrar el ánimo. «Hicimos una bonita barbacoa, jugué al ping-pong con amigos... tuve dos o tres días de descanso. Cada tenista se toma las derrotas de una manera diferente. Desde Roland Garros he entrenado muy duro, más duro que nunca, para mejorar como jugador. Y ese es el motivo por el cual estoy en otra final», proclamó el italiano después de superar a Novak Djokovic en semifinales.

HENRY NICHOLLSAFP

Si no hubiera caído como cayó en el último Grand Slam, su trayectoria en Londres parecería impecable, pero ha habido indicios de que puede temblar ante Alcaraz. Como le pasó en Queen’s en su derrota en octavos ante Aleksandr Bublik, en octavos de Wimbledon se observó superado por Grigor Dimitrov. Estaba confuso, incluso decaído. Aquel encuentro encendió las alarmas alrededor de Sinner, aunque después de su triunfo en semifinales se reivindicó. «Si tuviera cosas en la cabeza no hubiera llegado a donde estoy. Estoy muy contento de volver a compartir pista con Carlos. Será difícil, ya lo sé, pero lo estoy esperando. No sé qué sentiré antes o durante el partido, te lo diré después. Pero ahora mismo estoy encantado de volver a luchar por un título», finalizó.

Swiatek, campeona de Wimbledon en una de las peores finales de la historia: doble 6-0 ante una Anisimova hundida

Actualizado Sábado, 12 julio 2025 - 18:23

Iga Swiatek es una campeona de Wimbledon imprevista. Lo suyo es el juego desde el fondo de la pista, por eso es cuatro veces ganadora de Roland Garros. Iga Swiatek es una campeona de Wimbledon polémica. El año pasado, cuando era número uno del ranking WTA, dio positivo por trimetazidina en un control antidopaje y recibió una sanción mínima, un mes fuera de la pista. Pero sobre todo Iga Swiatek es una campeona de Wimbledon demoledora. Nunca en la era moderna del tenis una jugadora ganó así una final, por 6-0 y 6-0, a Amanda Anisimova en sólo 57 minutos de juego.

Fue mérito suyo, por supuesto, siempre concentrada, consistente y acertada, capaz de acabar el encuentro con sólo 11 errores no forzados. Pero sobre todo fue demérito de Anisimova. Porque en realidad la polaca tan sólo necesitó 10 golpes ganadores para llevarse el encuentro.

En su primera final de Grand Slam, Anisimova apareció derrotada y derrotada se fue. No dio una. Apenas conectó primeros saques, acumuló dobles faltas y en los intercambios falló, falló y falló. La solidez de Swiatek jugaba en su contra, pero el problema era ella misma. Por sus gestos quedaba claro que no quería estar allí.

HENRY NICHOLLSAFP

Después de todo un camino para llegar a esta final, de una depresión que hace dos años le obligó a retirarse de la pista, de llorar la muerte temprana de su padre, de sufrir comentarios negativos por las redes sobre su físico, no estaba preparada para jugar en un escenario así. La grandeza de una final de Wimbledon, con la preciosa Challenge Cup en juego, la familia real británica en el palco, 14.000 personas observándola en la pista central y millones de espectadores viéndola desde casa, pudo con ella. Los nervios no la minaron, la agarraron, la maniataron y la destrozaron.

Después de irse a llorar a los vestuarios, en la ceremonia de entrega de trofeos aguantó el tipo, felicitó a Swiatek, agradeció su trabajo a su equipo y sólo se rompió cuando se refirió a su madre, que había luchado contra su fobia a volar para estar en su palco. "Se ha esforzado más que yo", comentó antes de pedir disculpas al público y marcharse para asimilar lo ocurrido. "Me he quedado sin gas, esperaba poder hacer una mejor actuación", se lamentó.