Los únicos dos equipos de Segunda RFEF el sorteo se enfrentarán a los dos grandes el 6 y 7 de enero
El trofeo de la Copa, durante la ceremonia del sorteo.Rodrigo JiménezEFE
El Real Madrid se medirá a la Arandina y el Barcelona al Barbastro en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey que se disputarán el 6 y el 7 de enero. Los únicos dos equipos de la segunda RFEF en el sorteo acabaron con los dos ‘grandes’ como rivales y se enfrentarán a ellos a partido único y en su campo. Para Real Madrid y Barcelona esos encuentros serán sus últimos compromisos antes de viajar a Arabia Saudí para disputar del 10 al 14 de enero la Supercopa de España.
“Creo que no tenemos palabras para describir lo que es jugar ante todo un Real Madrid. Para mí, es el mejor equipo del mundo. Será un orgullo para toda la ciudad, toda la Ribera. La ciudad se lo merece, nosotros nos lo merecemos, no estamos pasando un año fácil”, comentó el entrenador de la Arandina, Alex Izquierdo, durante el sorteo.
Los otros dos equipos que participarán en esa Supercopa, Atlético de Madrid y Osasuna, se enfrentarán a Lugo y Castellón respectivamente, ambos equipos de Primera RFEF.
Del resto de duelos destacaron el Tenerife-Las Palmas y el Eibar-Athletic, que medirán a conjuntos vecinos. La lista se completó de la siguiente manera: Málaga-Real Sociedad, Unionistas-Villarreal, Racing de Ferrol-Sevilla, Cartagena-Valencia, Elche-Girona, Burgos-Mallorca, Espanyol-Getafe, Huesca-Rayo Vallecano, Amorebieta-Celta, Alavés-Betis.
"Para jugar en el Madrid hay que chupar mucho banquillo". En la previa, Carlo Ancelotti resumió la idea del Real Madrid con sus jóvenes estrellas. El mismo guion que siguieron en su momento Vinicius, Rodrygo y Fede Valverde. Primero el banquillo, después el césped y luego la gloria. Contra la Real Sociedad, Endrick volvió a comerse esos tiempos.
El delantero de 18 años parece rechazar con fuerza la reflexión de su entrenador. Aguanta el chaparrón del banquillo porque no le queda otra, asumiendo la titularidad obligada de Kylian Mbappé, pero muerde como nadie en los escasos minutos que tiene.
El 20º con más minutos
Y es que Endrick es el 20º futbolista más utilizado por Ancelotti, lejos de sus compañeros de posición, por debajo de compañeros de generación como Arda Güler y con menos protagonismo acumulado, todavía a estas alturas, que lesionados de larga duración como Carvajal y Eder Militao.
Los números son tan aplastantes que sólo Alaba, recuperado en invierno de su grave lesión de rodilla, y los canteranos Jacobo Ramón, Diego Aguado, Lorenzo Aguado, Chema Andrés y Gonzalo García suman menos minutos que el brasileño. Tan duro como real.
Sus 496 minutos antes del duelo contra la Real Sociedad contrastan con la apuesta que realizó el Madrid por él hace más de dos años, cuando con 16 años anunció su fichaje por más de 30 millones de euros. Llegó a Valdebebas al cumplir la mayoría de edad, después de brillar en el Palmeiras y tras debutar con la absoluta de Brasil.
Dos circunstancias, la cantidad de su traspaso y su participación internacional, que no pueden pasar desapercibidas para analizar su primera temporada. Ancelotti se centra en su edad y en el proceso obligado para llegar al máximo nivel, pero incluso en ese apartado parece recibir menos confianza Endrick. Vinicius sumó 2.170 en su año de debut, Rodrygo 1.696 y Fede Valverde 1.120 tras pasar por A Coruña.
Contra los txuri-urdin, sin embargo, Carletto sí apostó por él, manteniendo su idea: que juegue de titular en la Copa del Rey. En 2025, el brasileño sólo ha sido titular ante el Minera, contra el Leganés y en la ida ante la Real. Los tres en el torneo del K.O., donde pelea por el Pichichi.
Un gol cada 80 minutos
Y Endrick cumplió. A pesar de acumular sólo 57 minutos en todos los partidos de 2025 entre Liga y Champions, apareciendo a cuentagotas y en los últimos minutos de los partidos, fue el mejor del ataque del Madrid en la vuelta de la semifinal. Primero intentó un disparo que se fue desviado, después una chilena que pasó rozando el palo y más tarde culminó con una gran vaselina y buen pase de Vinicius para empatar el partido.
El tanto fue el séptimo gol de su temporada en apenas 562 minutos. Es decir, marca un gol cada 80 minutos. Por comparar, Mbappé marca uno cada 114, Vinicius cada 178 y Rodrygo cada 215.
Después del partido, el brasileño pasó por zona mixta, donde recalcó la necesidad de "trabajar" y mostró humildad, elogiando a los cuatro futbolistas que tiene por delante en la rotación. "Sabéis quiénes están aquí, los cuatro delanteros que son los mejores del mundo. Vini, Kylian, Jude y Rodry. Yo no soy nadie, estoy aquí como el amigo de todos, como un jugador que quiere trabajar para estar aquí toda mi vida. No me importa quien juegue, estoy en el banquillo apoyando... y si me pone, lo daré todo", explicó.
Endrick también se refirió a las palabras de Ancelotti sobre la costumbre de que los jóvenes tengan que "chupar banquillo", mencionada por el técnico en la previa de la semifinal, pero admitió que escucha las cosas que se dicen ante la prensa. "Tengo que aprovechar cada minuto. No he visto lo que ha dicho. Desde los 17 años no miro nada en la prensa. Solo quiero jugar fútbol y trabajar para estar toda la vida aquí".
El otro protagonista del duelo también fue brasileño: Vinicius Júnior. El delantero fue de menos a más en el partido y despertó cuando más lo necesitaba su equipo, justo después de un toque de atención de su propio entrenador. Tras adelantarse la Real en el marcador en la segunda parte, Ancelotti le echó la bronca por no implicarse más en defensa y le amenazó con retirarle del campo. La respuesta de Vinicius fue contundente: asistencia a Bellingham para el 2-3 y las mejores jugadas del resto del duelo. "Y a partir de esa conversación subió el ritmo, ha sacado toda su calidad y ha sido muy importante. Ha dado dos asistencias"
El hambre de Endrick ha puesto el primer pie del Madrid hacia la final de la Copa del Rey, que se celebrará en La Cartuja el 26 de abril. El tanto del brasileño empujo a los blancos en rotación ante una Real Sociedad intensa, que asedió por momentos a Lunin y deberá buscar la heroica el 1 de abril en Chamartín. [Narración y estadísticas (0-1)]
Después de varios partidos en el fondo del armario, Ancelotti le puso el traje de titular a Güler y Endrick, olvidados durante las últimas semanas por la importancia del playoff de Champions contra el City y el buen estado de forma del ataque. Y el Madrid, que tiene la Copa en la tercera posición de prioridades de la temporada, respiró con ellos. Especialmente gracias al brasileño, con ganas de comerse el mundo.
La Real Sociedad arrancó pasional, empujada por las bengalas de la previa, que tiñeron de rojo el antiguo Anoeta. El cuadro de Imanol, irregular durante el curso, buscó al Madrid desde el minuto 1, planteó una presión alta para buscar el error inicial y casi lo consigue en el minuto tres. Kubo se plantó ante Lunin tras un error de Camavinga y una pared con Oyarzabal, pero el ucraniano despejó a córner.
Los gritos contra Asencio
El paso de los minutos despertó a los blancos y asentó su plan. Camavinga y Ceballos en el doble pivote, Bellingham liberado, Arda en derecha y Vinicius en izquierda. El Madrid no quiso balones largos, como en otras ocasiones, sino que llamó a la Real a presionarle para salir del agobio en varios toques buscando el espacio libre en el centro del campo. Así llegó el 0-1.
Endrick bajó a recibir y cedió para Vinicius antes de dibujar un desmarque directo a portería. Potente, vertical. El balón se detuvo en los pies de Bellingham, que esperó la carrera del delantero para ponerle un milimétrico balón a la espalda de los centrales. Endrick controló, aprovechó las dudas de Remiro en la salida y definió con el exterior de forma sensacional.
Su hambre de minutos, de goles y de gloria ponía al Madrid camino de la final de La Cartuja, pero la Real, y menos en San Sebastián, no se iba a rendir. Los txuri-urdin enfocaron sus opciones en el lado derecho de la defensa madridista, con Asencio en lugar de Lucas, sufriendo el canterano ante Barrenetxea, que le superó en varias ocasiones para amenazar a Lunin y le sacó una amarilla que provocó el cambio de Asencio en el descanso. Justo después de que la grada le cantara «Asencio, muérete» y obligara a Sánchez Martínez a parar el duelo y aplicar el protocolo contra el racismo, la intolerancia y la xenofobia.
Ceballos, sobre la hierba, tras su lesión en el tramo final.EFE
Antes, Lunin había sacado varios disparos de Brais, Barrenetxea y Oyarzabal y Remiro había evitado el 0-2 de Vinicius tras un contragolpe de Bellingham antes de que el partido entrara en el terreno de las interrupciones y la tensión.
Tras el descanso, Ancelotti retiró a Asencio, lastrado por la amarilla, y dio entrada a Lucas. No cambió demasiado el Madrid, pero el partido creció en tensión y ocasiones. Se rompió. La Real dio un paso adelante en ataque y cambió de banda, insistiendo ahora en el lado de Fran García, con Kubo y Brais buscándole una y otra vez. Ahí tuvo sus mejores opciones, pero Lunin se hizo gigante.
En el 49, el ucraniano salvó un remate a bocajarro de Oyarzabal y se estiró en el rechace para evitar el gol de Kubo. En el otro lado del campo, Endrick envió un misil al larguero cuando en el banquillo del Madrid ya cantaba el gol.
Vinicius, sin acierto
El brasileño volvió a ganar espacio con un desmarque que sorprendió a la defensa de la Real y Vinicius le encontró en largo, pero el palo desvió el disparo. Fue la gran carta de presentación del joven atacante, un gol y un travesaño, para convencer a un Ancelotti al que le ha costado darle minutos.
El Madrid tuvo 10 minutos de espacios a la contra en los que Vinicius pudo sentenciar, pero no estuvo asentado el día en el que estrenaba brazalete de capitán. Tampoco Lucas, que envió el balón alto tras un zigzagueo en el área.
El perdón de los blancos pellizcó a la Real a partir del minuto 60. Los de Imanol se volcaron contra Lunin, pero les faltó punch, como a Oyarzabal, que tardó en definir tras un error de Fran García y permitió la llegada de Tchouaméni, sacando una nota alta como central. Bellingham perdonó en el otro área y Ceballos, clave este año, se rompió, dejando la gran mala noticia del Madrid en la ida de San Sebastián.