Alcaraz, aún con margen de mejora: los problemas de concentración y la necesidad de calibrar los riesgos

Alcaraz, aún con margen de mejora: los problemas de concentración y la necesidad de calibrar los riesgos

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La derrota ante Medvedev en semifinales invita al español a seguir creciendo en el perfeccionamiento de su juego. Buen perdedor, ya ha tomado nota de sus puntos frágiles. Confirmó su ausencia en la Copa Davis

Alcaraz, en un momento del partido ante Medvedev.KENA BETANCURAFP

Es tal la calidad y la exuberancia de su tenis, tan solvente su cuenta de resultados, que Carlos Alcaraz transmite a menudo un aura invencible. Sucedió en Roland Garros, donde, acalambrado, tuvo que ceder ante Novak Djokovic en semifinales, se consumó con final feliz en Wimbledon, con revancha inmediata ante el serbio en la final, y volvía a ocurrir en el Abierto de Estados Unidos, antes de su derrota en cuatro sets en semifinales frente a Daniil Medvedev, número tres del mundo.

En realidad, sin mediar percances físicos, sólo el ruso ha sido capaz de vencerle este curso en un torneo del Grand Slam. Ausente en el Abierto de Australia por lesión, Alcaraz ha ratificado en la pista su propia impresión: hay que jugar muy bien y durante mucho tiempo para doblegarle en un torneo de máximo recorrido.

Lo hizo Medvedev, con el orgullo herido tras verse aplastado en los dos últimos cruces frente a él, esta misma temporada, en la final de Indian Wells y en las semifinales de Wimbledon. A diferencia de otros integranes de la élite, el campeón del torneo en 2021 puso el empeño y el riesgo imprescindibles para darse una oportunidad. No iba a ser él quien penara después su fracaso buscando atenuantes, como Stefanos Tsitsipas, quien dijo que le había sentado mal una melatonina consumida antes de su partido de cuartos en Roland Garros, o Alexander Zverev, que atribuyó a problemas en los isquiotibiales el descenso en la velocidad de su saque a partir del segundo set, el pasado miércoles, también en cuartos.

Medvedev, decidido a competir

Alcaraz se encontró con un oponente resuelto a competir desde la primera a la última pelota, sin importarle cometer tres dobles faltas en su primer turno de servicio y otras dos en el segundo, lo cual ponía en duda la efectividad de un golpe medular en su juego. Con valor para sofocar dos pelotas de rotura cuando cometió otras dos dobles faltas, éstas consecutivas, una de ellas con match point, cuando servía para ganar el partido.

Era el peaje que debía pagar por los riesgos asumidos, ineludibles si pretendía doblegar al defensor del título, que acumulaba 12 victorias consecutivas en el torneo, desde que hubo de retirarse, lesionado, cuando perdía en cuartos de la edición de 2021 ante Felix Auger-Aliassime.

«Cuando yo hacía saque y volea, tiraba passing shots desde su casa», apuntó Alcaraz en conferencia de prensa, sin perder la sonrisa. Fueron 70 las ocasiones en las que se fue a la red, decantando 56 de ellas de su lado. Fiel a su esilo, se echó al monte en los momentos más delicados, pero el ruso, 1,98 metros, largas extremidades, ojo clínico para encontrar las costuras a los adversarios, aprovechó tres de sus siete pelotas de rotura y salvó ocho de las nueve que le creó Alcaraz.

Buen perdedor, como ya demostró en el desafortunado trance contra Djokovic, además de reconocer los méritos del adversario, el murciano hizo acto de contrición. Se reprochó la «desconexión» desde el 3-3 del desempate hasta el tercer set, dispuesto desde ya a poner remedio con su equipo a ese tipo de concesiones. Es ahí donde más habrá de trabajar. Ante Djokovic, en la final del Masters 1000 de Cincinnati, por su longitud, en cierto modo homologable con un partido del Grand Slam, no supo administrar su ventaja de un set y un break en el segundo. Confirmada su ausencia en la fase eliminatoria de la Copa Davis en Valencia, donde será sustituido por Albert Ramos, lo normal sería verle de vuelta en el Masters 1000 de Shanghai, a partir del 4 de octubre, ya metabolizada la derrota, un nuevo paso en su crecimiento.

kpd