Alberto Díaz: “No me siento el héroe del pueblo”

Alberto Díaz: "No me siento el héroe del pueblo"

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Entrevista

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“Si de verdad te gusta, el baloncesto no es un sacrificio, ni un trabajo, sino simple amor por lo que haces”, asegura el base, clave para el oro de España y abrumado por tanto fervor popular.

Alberto Díaz, con la copa de campeones del Eurobasket.FEB

Alberto Díaz (Málaga, 1994) derrocha sacrificio y carácter sobre la pista, pero fuera de ella se define como un tipo “muy sentimental”, a quien ayer aún parecían asomarle las lágrimas ante el torrente de felicitaciones. “Hay muchos mensajes que me pueden haber tocado la fibra. Antes, cuando sufría momentos de bajón y también ahora, en la alegría”, explica a EL MUNDO el héroe del Eurobasket. Un par de ellos llevaban la firma de Sergio Llull, la estrella a la que debió sustituir para hacer a España campeona en Berlín.

Bastan unos minutos con Alberto para entender la ola de admiración que ha levantado a su paso. Durante un breve encuentro con este periódico, en la previa de la fiesta en el Wizink Center, el base de Unicaja se muestra tan agradecido como atónito. De algún modo ajeno a la condición de favorito en el corazón de la gente. “Siento el cariño y el increíble apoyo que nos han dado, pero no me siento el héroe del pueblo, ni de nada. Todos hemos tenido nuestro momento en cada uno de los partidos, porque somos un equipo”, asegura.

En realidad, durante la mayor parte de su carrera, en Málaga, Fuenlabrada y Bilbao, Díaz había debido conformarse con el rol de antihéroe. El propio de un especialista defensivo, capaz de desquiciar a los adversarios con su facilidad para provocar faltas en ataque y de sacar lo peor de las aficiones rivales. Una tendencia que se invertirá a partir del próximo viernes 30, cuando Unicaja visite el Buesa Arena de Vitoria en la primera jornada de la Liga ACB.

¿Se siente preparado para las ovaciones en los pabellones?
No lo sé. Espero que me den su cariño, claro, pero cuando lo viva lo sabré.

Alberto sigue pareciéndose mucho a ese chaval del barrio malagueño de San Carlos que creció a las órdendes de Francis Tomé. El canterano a quien le faltaba regularidad desde el perímetro, pero que siempre acertaba con el lanzamiento decisivo. Como el domingo en el Mercedes Benz Arena, cuando a falta de 1:33 para el final recibió de Lorenzo Brown y pudo perfilarse desde la esquina. Fue el triple ejecutor (85-70) para Francia. Evan Fournier y Thomas Heurtel, desencajados, aún no daban crédito.

En cualquier caso, Díaz venía demostrando su apabullante intensidad desde una semana atrás. Con un robo a Shane Larkin, capital para el triunfo ante Turquía, y con una finta ante Domantas Sabonis, su ex compañero en el Carpena, que anticipó la eliminación de Lituania. Aunque aún habría que esperar a la semifinal ante Alemania para asistir a su obra maestra, a la cima de su fiereza defensiva ante Dennis Schröder.

¿Cómo logró perfeccionar este grado de intensidad?
Todo suma, tanto la formación que me dieron en casa como lo que me enseñaron en la cantera de Unicaja. Aunque al final lo más importante es la pasión y disfrutar de este deporte. Porque si de verdad te gusta, el baloncesto no es un sacrificio, ni un trabajo, sino simple amor por lo que haces.

Ese fervor por lo que tanto quiere terminó por volcarse ante la estrella de los Lakers. A falta de 7:44 para el final, Schröder adornó su bandeja con una celebración un tanto altiva ante Díaz. Sin embargo, desde aquel 77-70 hasta la bocina, la estrella germana, ahogada por Alberto, no volvió a anotar ni un solo punto. De la influencia del pelirrojo en aquella épica remontada habla un dato: con él en pista, España acumuló un +25, pero en los 23 minutos restantes el balance fue de -20.

“Toda mi vida ha cambiado, tanto en el baloncesto como en lo personal”, admite quien hizo del esfuerzo un valor innegociable, añadiendo a su formación un master de gestión deportiva por la Universidad de Salamanca. Y bajo su mensaje de superación laten asimismo las palabras de Sergio Scariolo a EL MUNDO: “La gente se identifica con estos chavales porque porque la mayoría parecía más normal que los superhéroes de la generación anterior”.

El lunes, sin ir más lejos, mientras Willy y Juancho Hernangómez paseaban por el escenario su aura NBA y el capitán Rudy Fernández ejercía de maestro de ceremonias, la ovación unánime del Wizink se decantó por Díaz. Al público no le habían enamorado sus números (5,7 puntos, 6,7 de valoración en 16,8 minutos), ni el +52 del equipo con él. Ni siquiera esos intangibles que sobrepasan la hoja estadística. La gente se había enamorado de Alberto por su actitud y su compromiso con el grupo. Y Llull mismo quiso felicitarle y agradecerle en nombre de tantos españoles.

kpd