Otra salida y otro empate. Tres partidos calcados en Vallecas, Elche y Girona. El Real Madrid encaja goles por su ignorancia defensiva y, aunque cuenta con el mejor jugador del mundo. no sabe manejar los partidos, ni Xabi Alonso tiene idea de lo debe hacer en ataque.
Ante rivales con defensa cerrada no se puede jugar si no hay centros laterales. Es imposible. Pues partido tras partido, el ataque del Madrid parece el de un equipo incapaz de meter un gol.
Empezó a jugar al estilo Alonso del comienzo de curso. Gracias a que Militao, sobre todo, y Rüdiger afirmaban de otra manera la defensa. Pero tras el 0-1 anulado a Mbappé se produce un caos por el centro del área, porque el Madrid carece de centrocampistas. El marroquí Ounahi, que viene detrás, remata con infinita calidad.
Otra tragedia para el conjunto de Alonso. Porque no sabe remontar en la Liga. Y es que que no sabe jugar con ataque estático. Es una tartana antigua y todavía Alonso pide más paciencia en ese juego de bochorno como en el balonmano.
No puede remediar olvidarse de sus años en el Bayern y de su maestro Guardiola, cuando ese sistema de toque-toque, siempre inoperante, ante un adversario que se defiende bien, es algo antediluviano. Un desastre
No me quiero apuntar ningún tanto. Pero recuerdo la noche que su Leverkusen jugó en el Metropolitano con un gol de ventaja y superioridad numérica, sin rematar el partido utilizando ese juego pasado de moda de Guardiola. Como atacaba era un chollo para Simeone. Como ahora para todos los rivales, aunque estén en crisis o sean de presupuesto modesto.
También señalé que no me gustaba como técnico y que si ese era el sucesor de Ancelotti, sería una pésima idea.Está escrito aquí. El Madrid sigue siendo un equipo que no domina totalmente los partidos, porque no sabe jugar ni estrategia ni ofensivamente. Y en retaguardia puede ser hasta un coladero.
Ante ese panorama, en la segunda parte le cae un balón muerto al goleador rumano Vanat y Courtois le hace una parada imposible. Ese 2-0 hubiera sido la muerte definitiva del Madrid.
No lo fue y el equipo, por tanto, siguió atacando al estilo Guardiola. No hizo ni una clara ocasión. Empató, porque en la única acción positiva de Vinicius llegó un penalti y el empate de Mbappé. El francés, ya en el añadido, tuvo la victoria en la bota derecha, pero ya no andaba con la fe de otros partidos.
Nadie entendió los cambios de Alonso. Quitó a Tochouaméni para sacar a un inútil Rodrygo, que se empeña en ponerlo en el lado derecho. También aparece Gonzalo para los remates, pero lo que se le ocurre es quitar a Alexander Arnold, el mejor para los centros laterales. Es un guiño de la mediocridad del preparador vasco.
El Girona hizo el partido de la temporada y celebraron el empate como si hubieran ganado la Liga. Corrieron como posesos y supieron jugarle a un Madrid que controla sin fuste ni inteligencia. La crisis es insoportable para la Casa Blanca. No gana un partido en Liga y no sabe cómo hacerlo. El Madrid era un equipo en lágrimas cuando acabó el partido. Y el miércoles, San Mamés. A Xabi se le acaba el crédito.







