Honda Racing Corporation y Marc Márquez han decidido de mutuo acuerdo rescindir con un año de antelación su contrato de cuatro años al final de la temporada 2023 del Campeonato del Mundo de MotoGP, según anuncia la escudería en un comunicado.
La información difundida por Honda asegura que ambas partes han considerado que “lo mejor era buscar otras vías en el futuro para lograr mejor sus respectivas metas y objetivos”.
La separación anunciada este miércoles pone fin a 11 años en los que Marc Márquez y Honda lograron seis Campeonatos del Mundo de la categoría reina, cinco Triple Coronas, 59 victorias, 101 podios y 64 poles juntos.
Para saber más
Márc Márquez consiguió su primera victoria en Moto GP a bordo de la Honda RC213V en el Gran Premio de las Américas en Austin, Texas, en 2013. Se convirtió ese día en el ganador más joven de esa categoría. Esa misma temporada se coronó además como el campeón mundial más joven de la categoría reina.
En 2014 defendió su título ganando las primeras 10 carreras consecutivas de la temporada. También se alzó con los campeonatos de 2016, 2017, 2018 y 2019 como piloto de HRC con el equipo Repsol Honda.
Las últimas temporadas, sin embargo, se han visto complicadas por las continuas caídas y lesiones del piloto español, de 30 años, y la inferioridad de la moto japonesa con respecto a sus rivales, en especial la italiana Ducati.
El anuncio oficial de la ruptura entre Márc Márquez y Honda hace constar que ambas seguirán dándose apoyo mutuo en lo que resta de la temporada actual. “HRC desea a Marc Márquez lo mejor en sus futuros proyectos”, se recoge en el comunicado.
Una ducha muy caliente y luego dos horas sobre el rodillo, con toda la ropa del armario puesta. Un día y otro día y otro día. Litros y litros de sudor para que la báscula no subiera nunca de los 70 kilos antes de una regata de remo. La deshidratación por norma. Los Juegos Olímpicos, el sueño de todo deportista, eran una pesadilla para Rodrigo Conde.
«Cuando entré en el equipo nacional, a los 16 años, competía en doble scull ligero, donde no puedes pasar de 70 kilos, y con el tiempo ese límite me fue costando más. Mido 1,83 metros y hubo un momento en el que ya era imposible, no podía perder más grasa. Era inhumano. Pasaba mucha hambre, pero eso aún era soportable. Lo peor era la deshidratación. Dos horas antes de cada regata tenía que marcar el peso y, durante las competiciones, me pasaba los días deshidratado, mareado, lento. Me costaba pensar, me olvidaba de lo que estaba hablando en mitad de una conversación... Me afectaba mucho a nivel deportivo y personal. Cuando no puedes beber ni comer sale una parte de ti que desconoces, te conviertes en una persona que no eres. El cuerpo se pone en modo defensa y lo rechaza todo», explica Conde en conversación con EL MUNDO desde Banyoles, donde se prepara para sus primeros Juegos, los segundos para los que obtiene la clasificación.
Cuatro años atrás tenía plaza para Tokio 2020, pero renunció después de la enésima sesión de deshidratación extrema. Entre ser olímpico y estar sano escogió la segunda opción. Este verano puede unir ambas cosas. «Antes de Tokio sólo pensaba en llegar a los Juegos Olímpicos, competir y dejar el remo, retirarme. Pero al final ni llegué, no podía más», rememora tras un proceso complicado.
Su adiós al doble scull ligero y su límite de 70 kilos por regatista le llevó al doble scull, sin máximos, y a un nuevo inicio. Todo lo conseguido no servía de nada. Con su actual acompañante en el bote, Aleix García, tenía que empezar otro camino olímpico. Hoy son subcampeones del mundo y de Europa y, por lo tanto, candidatos a medalla en los Juegos de París.
¿Ahora pesa la comida?
Tengo pautas del nutricionista, pero ya no me preocupa. Ahora peso 88 kilos, 18 más que en scull ligero, y no me sobra un gramo, estoy en forma. Soy feliz, mucho más que antes. Estoy disfrutando del remo más que nunca.
Una lesión de espalda
De Moaña, al lado de Vigo, de niño jugaba a tenis, pero a los 12 años un amigo suyo le propuso probar el remo y ya no lo soltó. A los 16 años, de hecho, ya tenía una beca para marcharse a entrenar con la selección a Sevilla y a los 18, en 2016, era campeón del mundo sub-23. Pese a la penurias para dar el peso, en el doble scull ligero llegó a disputar dos finales mundialistas en 2018 y 2019.
«Antes de Tokio ya estuve una vez a punto de dejar el remo», confiesa. «A los 14 años, sufrí una desecación discal, la degradación del disco entre las vértebras I4 e I5, una se empezó a apoyar en la otra. Durante un tiempo me afectó al nervio ciático y me costaba caminar. Hubo médicos que me aconsejaron dejar el deporte. Pero otros me dijeron que no, que me iría bien seguir y así ha sido. Fortaleciendo la espalda y el abdomen he conseguido vivir sin dolor, aunque tendré que vigilar mucho cuando acabe mi carrera y pierda músculo», revela Conde que nunca más se tendrá que deshidratar para no superar aquel maldito límite de los 70 kilos.