Venció por 6-2, 6-3, 4-6 y 6-3, en tres horas y diez minutos de un hermoso partido. Se medirá con el italiano Matteo Arnaldi, 61º
Horas después de que Novak Djokovic salvase el pellejo ante su compatriota Laslo Djere, viéndose obligado a levantar dos sets, Carlos Alcaraz se enfrentó a la primera prueba seria de este Abierto de Estados Unidos. Venció a Daniel Evans, valiente y tenaz hasta la última pelota, por 6-2, 6-3, 4-6 y 6-3, en tres horas y diez minutos, y disputará este lunes ante el italiano Matteo Arnaldi, 61º, que sorprendió a Cameron Norrie, decimsosexto cabeza de serie, los octavos de final. Nadie puede descuidarse. Tampoco los dos máximos favoritos para pelear el día 10 de este septiembre por la copa.
Sobre el papel, a tenor de las características de ambos y de su propia trayectoria, a tenor también de lo acontecido en el comienzo del encuentro, la empresa parecía sencilla para el español. El reciente campeón de Washington exhibe un juego casi de otra época, que cotizaría poco frente a la fortaleza de Alcaraz. Evans, no obstante, en ningún momento bajó la guardia, manejó sus opciones haciendo lo que sabe hacer y logró dilatar su presencia sobre la pista arrebatando al defensor del título su primer set en lo que va torneo.
En el debut en la sesión de día en esta edición del Abierto de Estados Unidos, Alcaraz, que había resuelto con sencillez el set inicial, se encontró con dificultades inesperadas ante el británico. Ya en el segundo parcial hubo de volver de una desventaja de 2-0. A sus 33 años, Evans, 26º favorito, disfruta del mejor momento de su carrera. Venía de perder concluyentemente con Alcaraz en sus dos duelos anteriores, el más cercano sobre la tierra de Barcelona, en semifinales del Conde de Godó, por un doble 6-2, y llevaba camino de seguir la misma suerte hasta la reacción para aprovechar su quinta oportunidad y llevarse el tercer parcial, tras lograr el break en el séptimo juego.
Extremando los riesgos
Percutiendo continuamente sobre su revés a una mano, en el comienzo el español tardaba poco en dominarle si no acertaba con el primer saque. Evans debía afinar y extremar después los riesgos. Fue buena su lectura de las dejadas del murciano y acertó con frecuencia a la hora de darles réplica. Nunca cesó de animarse. Tampoco con la losa de dos sets adversos. Buen sacador, con fino manejo del revés cortado y destreza en la cinta, se agarró al cemento y exigió al todavía número 1 del mundo como no lo habían hecho sus dos rivales precedentes.
Jugador de crecimiento tardío, Evans se dio el gusto de competir con garbo frente al campeón de Wimbledon y serio candidato a convertirse en el primer jugador desde Roger Federer, que ganó su quinto título consecutivo en 2008, en repetir título en Nueva York. Pudo haber una cierta autocomplacencia de Alcaraz al verse con un marcador holgado, pero no fueron pocos los méritos del tenista de Birmingham, que mejoró las prestaciones con su segundo servicio, sometido a los restos homicidas del español en el inicio, y llevó la confrontación a un territorio insospechado.
Un passing shot paralelo de derecha en carrera, al que no daba crédito su propio ejecutor, otorgó a Alcaraz la rotura en el sexto juego del cuarto set, momento que se reveló definitivo. El murciano hizo buena la brecha y se llevó la victoria tras un magnífico partido de tenis, dando el salto competitivo que la ocasión demandaba.
