“¿En qué clase de mundo al revés estamos? En el escenario más grande, donde deberías estar celebrando, Jenni (Hermoso) tiene que ser agredida físicamente por este tipo -Rubiales-“, declaró Rapinoe en una entrevista al medio estadounidense The Atlantic.
La ganadora del balón de oro en 2019 destacó lo mucho que le “hizo pensar” esa acción del mandatario español sobre lo que tienen que soportar las deportistas. “Pienso en lo mucho que tuvo que soportar el equipo español, algunas jugadoras que se levantaron el año pasado todavía no están en el equipo y tal vez eso fue algo que las impulsó, pero no deberían tener que pasar por eso”, remarcó.
Además, la centrocampista criticó la celebración efusiva y exaltada del presidente de la RFEF en el palco, junto a otras autoridades. “Hubo otra imagen que señala un nivel profundo de misoginia y sexismo en esa federación y en ese hombre en el pitido final, simplemente agarrándose la entrepierna“, concluyó.
Javier Pérez Polo intentaba no romper a llorar, pero una cosa son las intenciones y otra la emoción. Explicaba «los despistes» que le acababan de costar una medalla de bronce olímpica, la recompensa a años de dedicación. Pero cuando la voz se le quebró definitivamente fue cuando se acordó no de su derrota reciente con el brasileño Pontes, sino de la de su amigo y compañero de entrenamientos Adrián Vicente el día anterior.
«Los dos con diploma nos hemos quedado. Duele. No he tenido mucho tiempo de hablar con él. Me ha estado ayudando todo el día a calentar. Es que le quiero como un hermano». Tras el miércoles negro del taekwondo amaneció un jueves de esperanza en el Grand Palais, el escenario cubierto más imponente de todos los Juegos. Adriana y Adrián fueron lágrimas inesperadas y Pérez Polo, otro madrileño, no lo pudo arreglar por bien poco. Cayó (-68 kilos), en un parejo duelo (2-1). «Ese final del primer asalto que me da arriba, un despiste. El tercero me como dos acciones abajo, otro despiste», enumeraba.
Le consolaba Miguel Ángel Herranz, su entrenador en el CAR de Madrid, como intentando explicar lo cerca que había estado de una medalla olímpica. Efectivamente, fue cuestión de detalles con el brasileño Netinho, un rival que acudía de la repesca con bastante peor ránking que él. Javier no pudo cumplir con la tradición nacional en la especialidad, siete medallas en la historia olímpica.
Tokio
Era la segunda cita olímpica -en realidad, la tercera, pues en Río, acudió como sparring de Jesús Tortosa- para el de San Fernando de Henares, que en Tokio recibió una de esas lecciones que se graban en la piel. Aunque acudía con el cartel de su subcampeonato del mundo de 2019, a las primeras de cambio el egipcio Abow le arrebató cualquier opción.
En París fue avanzando tras su contundente victoria de primera ronda contra el tailandés Baulung Tubtimdang y luego, silenciando el Grand Palais, ante el local Souleyman Alaphilippe, al que todo el mundo le pregunta por su inexistente parentesco con el ciclista Julian. Ya en semifinales le tocó vérselas con el gran favorito, el campeón olímpico en Tokio. El uzbeco Ulugbek Rashitov, pese a sus problemas en un pie, no le dio demasiadas opciones. Perdió Javier el primer asalto (3-7) y también el segundo, mucho más igualado (3-3).
La presentación en el Grand Palais es asombrosa. Los dos púgiles bajan desde lo alto, por unas imponentes y largas escaleras hasta el lugar donde se lo jugarán todo. Pero ahí, el madrileño, estudiante de criminología y novio de Cecilia Castro -su turno en París es hoy: «La tía es una guerrera. Va a hacer un buen papel seguro. Ojalá se lleve esa medalla que tanto ansía»-, no fue capaz de aprovechar la oportunidad de su vida.
Perdió el primer asalto por una técnica de golpeo de Netinho que dio en su cabeza y que el árbitro sólo vio en la revisión. Logró imponerse, no sin apuros, en el segundo. Pero el tercero, de nuevo igualadísimo, se le fue en uno de esos «despistes» y el brasileño supo jugar con las salidas del tapiz para hacerse con el bronce olímpico. «Ahora, obviamente, siento rabia y frustración», concluía.
"Y el Madrid qué, ¿otra vez campeón de Europa?" Hubo una época en el que los aficionados al fútbol de otros equipos se burlaban de los madridistas por su escasez de títulos continentales con ese famoso anuncio del siglo pasado sobre un coche que llega a un lugar donde no llega nadie. Mucho tiempo había pasado desde la serie histórica de Copas de Europa protagonizada por Gento, Di Stéfano y compañía mediados los años 50. "El Real Madrid, campeón en blanco y negro", se burlaban.
Y de repente, tras algunos destellos esporádicos, comienza la década prodigiosa blanca en Champions con seis títulos en 11 temporadas con el colofón de Wembley. "Esos trofeos han revitalizado la leyenda del Madrid", comenta María Lara, directora de Estrategia de Design Bridge and Partners. Desde su compañía, una consultora de branding y diseño estratégico, han monitorizado el éxito del club blanco a nivel de marca y el impacto que las Copas de Europa han tenido a nivel comercial.
El Real Madrid ha experimentado un crecimiento en confiabilidad de marca de casi 15 puntos en este siglo. El equipo blanco, una institución con una imagen muy estable, especialmente en las dos épocas de Florentino, ha mantenido un ascenso sostenido desde el primer año en que el Brand Asset Evaluation o BAV (el mayor y más longevo estudio de consumo de marcas y Brand Equity del mundo, con 14.000 millones de datos que abarcan 50 países y unas 62.000 marcas y un histórico de más de 30 años) tiene registros.
"Respecto al impacto, la Champions va más allá, afecta a todos los países. Tiene una exposición y notoriedad mayor. Supone revalidar la leyenda, recordar quien eres y a qué has venido, es su competición", explica Lara sobre la importancia de este torneo que el Real Madrid ha ganado en quince ocasiones.
La última victoria, hasta este sábado, en 2022, aumentó la percepción del club en términos de prestigio (23,3% vs 30,15%), fortaleza (9,22% vs 15,5%) y se redujo la visión de arrogancia (32,1% vs 24,7%) y de distancia (22,0% vs 17, 3%). Además, a nivel general, no solo entre las deportivas, el Real Madrid ha crecido 25 puntos en el percentil, de 61 a 86, de marcas más diferenciales.
Unos datos que demuestran el impacto directo a nivel de imagen que tiene la consecución de un trofeo mediante unos determinados valores que mantienes en el tiempo. "Las grandes marcas se van construyendo en torno a ciertos valores y los del Madrid son ganar y luchar hasta el último minuto. Otros se basan en otra cosa: compañerismo, fútbol bonito...", expone María Lara.
Otra de las características con las que ha crecido el equipo blanco muy relacionado con la llegada del presidente Florentino Pérez es con el fichaje de los mejores jugadores a su disciplina. Olvidada la época de 'Zidanes y Pavones', que trajeron títulos de manera más esporádica, Mbappé debe ser otro de los factores que alimenten esa imagen de marca. "Es un fenómeno que se retroalimenta hacia los aficionados, pero también a otras superestrellas. Si quieres ser leyenda tienes que jugar en el Madrid".
Aficionados del Real Madrid en Cibeles.Fernando villarEFE
Precisamente, ese crecimiento blanco, amarrado a la consecución del mayor título de clubes que existe en el planeta fútbol, se extrapola desde el equipo a nivel general a los jugadores de manera particular. El último que ha experimentado ese alineamiento ha sido Bellingham. "En el Real Madrid los jugadores ganan más popularidad rápidamente", dijo el futbolista del Bayern, Jamal Musiala sobre su amigo tras su fichaje por el conjunto blanco.
Según un estudio de Social Blade, el centrocampista inglés es el jugador más influyente del fútbol inglés. Sus seguidores han aumentado de 10 a 32 desde su llegada a Chamartín y su engagement también ha crecido hasta el punto de poder cobrar en torno a 50.000 euros por publicación en una red social como Instagram. "Nunca pude imaginarme que esto iba a ser así. Ya no es el rendimiento, los goles, es lo que se siente jugando para este club", comentaba el inglés sobre su llegada al Real Madrid.
"Cuando tú tienes este éxito te hace caso todo el mundo", comienza María Lara y desarrolla: "El Madrid tiene valores claros y los demuestra constantemente, es coherente y muy atractivo para determinadas marcas". Una fortaleza que se basa en cuatro pilares: diferenciación, relevancia, estima y conocimiento.
Contraste
Y, como la cosa va por barrios, este momento del Madrid ha coincidido en el tiempo con uno de los peores en la época del FC Barcelona tanto a nivel deportivo como económico. El club culé ha caído 55 puntos en imagen de marca desde 2009 a 2023. "El Barça estaba muy ligado a la figura de Messi, su salida del club y el declive posterior ha afectado a la marca", comenta María Lara. Explica la directora de estrategia que el "core" de aficionados a la marca se mantiene, pero los patrocinios caen.
Y es que ese crecimiento de la marca implica un aumento exponencial de todas las facetas de la entidad. Hablamos, claro, de asistencia a los partidos, venta de camisetas y demás merchandising así como otros factores ajenos a lo deportivo que hacen que la leyenda del Madrid trascienda incluso a la Champions hasta convertirse en historia dentro del deporte.
A un paso de la pista del The Venue de Riad todo el equipo de Rafa Nadal y toda su familia -sus padres, su mujer, su hijo, su suegra- compartían charlas y se despedían de una vida dando vueltas por el mundo viendo tenis, celebrando victorias y lamentando alguna derrota. En su penúltimo partido en el extranjero como jugador en activo, el ganador de 22 Grand Slam se dio el gustazo de volver a reunir a los suyos y de disfrutar un rato más, otro rato más, de lo que le hizo quien es. Quedará mañana, cuando se medirá a Novak Djokovic en otro duelo histórico (18.30 horas, DAZN), pero ayer tocaba gozar rodeado de sus personas queridas de cada minuto con la raqueta en la mano.
«Estamos disfrutando, es nuestro último viaje juntos e intentamos saborear todos los minutos», comentaba durante el encuentro su entrenador, Carlos Moyà, con mucha emoción, también algo de pena. Después de casi 20 años de éxitos, el final de la carrera de Nadal ya no le definirá ni tan siquiera si en su último torneo, la próxima Copa Davis, consigue formar parte de la séptima Ensaladera de España, por eso ya sólo queda el goce.
Porque dentro de un mes en Málaga ocurrirá lo que tenga que ocurrir y ya está. Las semifinales del opulentísimo Six Kings Slam, el torneo de exhibición organizado a su medida en Arabia Saudí -iba a celebrarse en febrero y se aplazó para que él participara-, apenas ayudaron a descifrar si Nadal podrá ayudar al equipo español; ni él mismo lo sabe. Ante Carlos Alcaraz, antes fan, luego aprendiz, finalmente amigo, Nadal sólo pudo constatar que el tiempo ha pasado y que la próxima temporada sería un suplicio para él.
Limitaciones físicas
El hoy número dos del ránking, a sus 21 años, se demostró muy por encima y ni tan siquiera el formato igualó las fuerzas. Pese a ser un partido amistoso, Alcaraz dominó sin exigirse en todos los puntos para acabar ganando por 6-3 y 6-3 en una hora y 20 minutos. Como le ocurrió ante Alexander Zverev en el último Roland Garros o ante Djokovic en los Juegos de París, Nadal constató sus limitaciones físicas y simplemente hizo lo que pudo. En ocasiones apareció su derecha, tan potente como siempre; en ocasiones apareció su coraje, discutiendo bolas indiscutibles, pero todo lo demás era imposible.
En las semifinales previas, Jannik Sinner y Djokovic ofrecieron un duelo generacional mucho más reñido, más espectacular, que acabó con victoria del italiano por 6-2, 6-7(0) y 6-4, pero esta vez no pudo ser. Nadal estaba lastrado y Alcaraz también quería disfrutar. Al fin y al cabo, después de toda una infancia aplaudiendo puntos maravillosos de la leyenda que tenía delante, él también quería mostrarle lo suyo, sus golpes, su tenis, su arte. Para Alcaraz era importante jugar bien ante un ídolo como Nadal y, además, necesitaba recuperar ciertas sensaciones de cara al final de temporada.
Tras su derrota prematura en el último Masters 1000 de Shanghai, le queda ahora por delante el Masters 1000 de París-Bercy y las ATP Finals antes de la final de la Copa Davis y de esos dos torneos dependerá en buena medida sus opciones a asaltar el trono de Sinner en el ranking ATP el próximo año. Al final del partido, Alcaraz aplaudía la figura de Nadal y pedía que se alargara la ovación hacía él del público saudí, entregado a la leyenda.
Nadal saluda a los aficionados tras su derrota en Riad.AFP
«Me siento muy querido por todo el mundo, no creo que pueda dar las gracias las veces suficientes», comentaba Nadal al acabar, antes de analizar su partido: «Ha sido un placer poder jugar. Lo he intentado, ha sido un buen partido, estoy contento con mi actuación, pero no ha sido suficiente para poner en aprietos a una bestia como es Carlos. Está en muy buena forma».
Después del encuentro, con mucha complicidad, ambos se reunían en el centro de la pista para regalar unas pelotas a los aficionados y comentar el encuentro y después seguían con sus placeres. Alcaraz, aún sudado, recibía la visita de Neymar Jr., que le regalaba unas botas de fútbol, y Nadal se lanzaba a reunirse nuevamente con todo su equipo y toda su familia para despedirse juntos de una vida dando vueltas por el mundo viendo tenis, celebrando victorias y lamentando alguna derrota.