Davidovich, durante el partido ante Djokovic.AARON DOSTERGetty Images via AFP
El malagueño Alejandro Davidovich se retiró anoche por dolores en la espalda en su partido de segunda ronda del Masters 1.000 de Cincinnati ante el serbio Novak Djokovic.
Davidovich, que abandonó tras 42 minutos de encuentro, perdió el primer set por 6-4 y dijo basta en el primer juego de la segunda manga.
El tenista español tendrá que recuperarse físicamente todo lo que pueda para llegar lo mejor posible al Abierto de Estados Unidos, que comienza en Nueva York el 28 de agosto.
Davidovich pidió la asistencia del fisioterapeuta con 4-3 abajo en el marcador en el primer set y se fue al vestuario para recibir tratamiento.
Sin embargo, en su regreso a la pista se le vio con evidentes molestias físicas -especialmente al sacar- y con problemas de movilidad que le llevaron a perder finalmente el primer set.
Muy serio en el descanso entre sets y con claras muestras de frustración, Davidovich intentó a la desesperada reengancharse al partido hasta que sintió otro dolor agudo en la espalda en el primer juego del segundo set y finalmente optó por retirarse.
Número 23 del mundo -su mejor ránking hasta el momento-, el español atravesaba un muy buen momento de forma ya que la semana pasada fue semifinalista en el Masters 1.000 de Toronto.
Davidovich había vencido en primera ronda de Cincinnati el martes al argentino Tomás Etcheverry (31) por un claro 6-3 y 6-3.
Cuarta derrota
Sin contar el duelo de hoy, Davidovich se había enfrentado a Djokovic en cuatro ocasiones con tres victorias para el serbio.
Por su parte, Djokovic, número 2 del mundo, no competía en tierras estadounidenses desde la final del Abierto de Estados Unidos perdida en 2021 contra el ruso Daniil Medvedev.
Nunca es tarde para que la vida te conceda segundas oportunidades, aunque tengas 55 años. «Obviamente me arrepiento de haber hecho las cosas mal, de comportarme mal y de muchas cosas que no debería haber hecho», cuenta Ángel Cabrera (Córdoba, Argentina, 1969), quien pasó casi tres años en dos cárceles de Brasil y Argentina. El golfista que se convirtió en 2009 en el primer latinoamericano en ganar el Masters de Augusta fue detenido en Brasil en 2021 tras ser denunciado por dos ex parejas y finalmente condenado por coacción y lesiones leves, amenazas y desobediencia a la autoridad.
Tras el infierno de 32 meses encarcelado, vuelve a cruzar Magnolia Lane esta semana envuelto en cierta polémica. «Condenamos cualquier forma de violencia doméstica. Ángel ha cumplido la sentencia de la justicia argentina, es campeón aquí y por eso está invitado», zanjó Fred Riley, presidente de Augusta National a la pregunta que hacía referencia a las protestas de algunas organizaciones de mujeres. «Respeto a la gente que piense que no merezco estar aquí», respondía sincero Cabrera. «Gané el Masters, ¿por qué no?», se preguntaba el argentino, que en 2007 también ganó en el exigente Oakmont el US Open.
El torrente de emociones de la semana viene amplificado por el triunfo de hace sólo unos días en el Champions Tour, el circuito de leyendas del PGA Tour donde Cabrera logró, gracias a la victoria en Florida, una categoría para medirse cada semana junto a Miguel Ángel Jiménez o José María Olazábal.
Cabrera era el segundo suplente y, a pesar de eso, decidió viajar desde Córdoba (Argentina) el mismo martes, horas antes del comienzo del torneo. En su escala en Panamá se enteró de que podría jugar. Llegó con el título debajo del brazo al Masters y también con su familia. Tras la jornada de pares tres que compartió al lado de Olazábal, no podía el argentino contener todas las emociones, especialmente cuando su nieta Delfina, de sólo 11 años y vestida con el clásico mono blanco de los caddies, se refería al abuelo Pato (así le llaman desde joven por su forma de andar). «Estoy muy emocionada y orgullosa», decía la pequeña, rompiendo a toda la familia, también a su padre Ángel Jr., que hará de caddie al patriarca estos días.
La semana pasada fue el primer torneo al que Delfina acudió y vio ganar al abuelo. Augusta es el segundo. «Me siento muy agradecido, el recibimiento ha sido muy bueno», contestaba Cabrera, que sigue necesitando un traductor ante las preguntas de la prensa americana. «La vida me ha dado otra oportunidad y quiero disfrutarla y tratar de hacer todo bien», concluía arropado por Olazábal, que fue su confidente durante la cena de campeones que se celebró ayer con la gran ausencia de Tiger Woods. No faltó tampoco el sudafricano Gary Player, el único que mantuvo comunicación con Cabrera cuando el argentino estuvo en la cárcel. «Siempre me decía que todo pasa y volvería a la normalidad, y así fue».
Cabrera, junto a su nieta y su hijo, en Augusta.HUGO COSTA
En la línea de salida de este Masters estarán cuatro españoles. Aunque el foco de mayor presión será para Josele Ballester. El castellonense saldrá a las 10:15 hora local junto al número uno del mundo, Scottie Scheffler, y el que lo fuera hace algunos años, Justin Thomas. Tras siete rondas de golf en Augusta National, Josele está preparado para hacer historia. No será por falta de padrinos; si el lunes compartió recorrido con Olazábal, Jon Rahm y Sergio García, ayer jugó los segundos nueve hoyos al lado de Joaquín Niemann y Viktor Hovland.
José María Olazábal rezaba para que el sol y el viento secaran un poco más el campo y se le hiciera un 'poco menos largo'. Intentará repetir la épica de pasar el corte, como ya hiciera el año pasado. El vasco saldrá a las 11:10 hora local (17:10 en España) con Thriston Lawrence y Brian Campbell.
Sergio García, por su parte, parece que el español que mejor llega a la primera gran cita del año, sobre todo mentalmente: es el único que ha ganado en esta temporada. Su triunfo en el LIV de Hong Kong siempre ha estado acompañado de la consistencia. Desde las 12:22 (18:22) hará su salida con Lucas Glover y Daniel Berger. Finalmente, Jon Rahm saldrá en el penúltimo partido a las 13:34 (19:34) con Wyndham Clark y Tommy Fleetwood. El de Barrika siempre es favorito, si bien es cierto que su preparación de cara a esta gran cita genera dudas.